Adam respiró profundo mientras se acercaba al primer punto que era su objetivo. Tendría que salir por una de las ventanas del edificio y acercarse a un intervalo en el centro de la plaza. El problema es que tendría que pasar muy cerca de uno de los bulbos de la monstruosidad.
Desde la ventana por la que tenía que salir, podía verse la plaza en casi su totalidad, y la monstruosidad se encontraba en el lugar en donde la habían visto por primera vez, rodeando la base de uno de los árboles en una de las esquinas del Jardín. La masa palpitante había crecido desproporcionadamente y se extendía por todo el tronco hasta casi alcanzar la mitad de la altura del árbol. También se había expandido hacia los lados, aplastando toda la vegetación a su alrededor hasta llegar hasta las rejas de ese rincón del parque. La masa de carne, como si fuera líquida, se había colado entre los barrotes y caído al suelo de la plaza, en donde comenzó a expandirse en forma de abanico en varias direcciones.
Por suerte para Adam, la monstruosidad no se había expandido en todas direcciones, lo que le daba la oportunidad de encontrar un camino.
Adam se acercó a la ventana y derritió los barrotes, lo que le resultó muy fácil con el fuego de su lanzallamas. Luego de colocar los restos de la reja en el suelo, sacó el walkie talkie y habló en un susurro.
—Voy a comenzar.
Sin esperar una respuesta, lo colgó en su pantalón y volvió a respirar profundo. Esta era quizá la última oportunidad para retirarse. Al principio creyó que estaba preparado, pero a medida que se acercaba el momento no podía dejar de pensar en que era muy probable que muriera.
Sin embargo, sabía que su decisión estaba tomada. No necesariamente debido a una sensación de responsabilidad hacia el refugio, sino más bien por sí mismo. Puede que para algunos sonara estúpido, arrogante y suicidad, pero Adam se había cansado de ser pasivo. Si tenía que morir lo haría luchando contra la corriente y no asustado e impotente.
Una vez que pensó en esto, su miedo desapareció sin dejar rastro, se sostuvo al marco de la ventana y se impulsó de un salto al exterior. Su caída hizo más ruido del que hubiera deseado y le alertó, pero pronto se calmó al notar que la monstruosidad no había respondido.
La plaza estaba completamente vacía, sin el menor rastro de vida ni de zombies. Lo que era un alivio para Adam, pero a la vez le resultó perturbador.
—¿Todo bien Adam?
La voz de Miguel sonó increíblemente alta en aquel lugar, a pesar de que el volumen estaba al mínimo.
—Sí, por ahora todo bien, la plaza está despejada y la monstruosidad no ha reaccionado a mi presencia.
—Bien, será mejor que te muevas porque puedo ver a muchos Windwalkers desde aquí —Intervino Zack.
—Desde aquí también podemos ver algunos, pero no hay movimientos del Breeder.
Adam miró hacia los edificios del bloque 3, Miguel debería de estar en uno de los tejados, lo suficientemente cerca como para poder observar el superbloque, hogar del Breeder.
—Voy a continuar, cambien de canal cuando necesiten hablar entre ustedes. Contactenme solo en caso de una emergencia.
—Entendido —respondieron ambos casi al unísono.
Adam volvió a colocar el walkie talkie en su pantalón y luego sacó su nueva arma. La pistola de clavos era perfecta para esta ocasión, pues era lo suficientemente silenciosa para no llamar la atención. El lanzallamas también podría servir, pero no quería arriesgarse a que el fuego alcanzara a la monstruosidad en un descuido.
Paso a paso, Adam se acercó al centro del parque, cerca del cual había colocado el primer punto. Este se encontraba exactamente dentro de uno de los jardines, cuya cerca había evitado la expansión de la monstruosidad, la cual había preferido rodearlo.
La reja del jardín era bastante baja, lo suficiente para que Adam pudiera con facilidad entrar al jardín, por lo que no tardó en acercarse a la antigua estatua que aún descansaba intacta en este. A unos pasos de esta, Adam se sentó en el suelo y canalizó su habilidad.
[Trampa geológica] era, sin ninguna duda, la habilidad más complicada de Adam. Esta podía ser utilizada de tantas maneras que era casi ridículo. Adam colocó una mano en el suelo y se concentró. Sintió su energía penetrar el subsuelo y comenzar a construir la trampa. El primer paso era debilitarlo lo suficiente para que colapsara con la activación de la habilidad, pero no antes de eso.
Este proceso era complicado y tardaba más tiempo del que Adam había creído. Miró a sus alrededores, aliviado de que no hubiera nada y continuó concentrándose en el ritual.
Luego de 5 minutos, una eternidad, a su parecer, esta parte de la trampa estaba lista. La habilidad había abierto dos fallas en el subsuelo, las cuales descendían en ángulo unos 5 metros bajo tierra. Estas formaban lo que al final debería de una de las esquina del rombo que Adam quería crear para atrapar a la monstruosidad.
Con algo de curiosidad, Adam notó que ambos bloques de la falla estaban unidos entre sí por su propia energía, como si fuera pegamento. Sin esta, la falla se activaría y ocurriría un deslizamiento que rompería el suelo de la plaza.
Finalmente, al fondo de los 5 metros la energía de Adam excavó la tierra, eliminando todo el soporte inferior y dejando solo unos delgados pilares para sostener el peso. Adam se encontró con un grave inconveniente al darse cuenta de que no había considerado la presencia de tuberías. Por suerte, la habilidad ignoró por completo su existencia y no resultaron dañadas, ayudando a su vez, a sostener parte del peso. Adam solo tenía que preocuparse de que estas interfirieran con la activación de la trampa, pero considerando el tamaño de la misma, dudaba que fuera un problema.
Satisfecho con la trampa, Adam comenzó a moverse hacia el siguiente punto. Este se encontraba cerca de una de las tiendas en la plaza, por lo que se movió con velocidad hasta alcanzarla.
Sin embargo, cuando estaba a punto de agacharse, del interior de la tienda se escuchó un gruñido y un Crawler rompió el vidrio de la entrada y saltó sobre él.
El sonido sobresaltó a Adam, que levantó la pistola de clavos y disparó. Su puntería fue tan mala que el zombie no necesitó esquivar. Adam maldijo en su mente y se preparó para el ataque , pero en ese momento un escalofrío le recorrió todo el cuerpo y se volteó a mirar a la monstruosidad, que debía de estar a menos de 20 metros.
—¡Adam, sal de allí ahora! —Miguel habló por el walkie talkie, pero Adam no había escuchado. La monstruosidad abrió docenas de ojos simultáneamente, todos ellos poseían una doble pupila color rojo y negra y estaban recubiertos de venas moradas palpitantes. La mirada de aquella cosa se fijó en él por un instante antes de que pasara al Crawler, que se había quedado igualmente paralizado. Aún así, Adam no podía apartar su mirada de aquellos ojos, sobre todo de la segunda pupila, que le atraía hacia sus profundidades como si Adam hubiera saltado del borde de un precipicio.
Por suerte, reaccionó en ese instante. Con gran dificultad cerró los ojos y se echó al suelo. El monstruo ni siquiera le miraba, pero podía sentir una necesidad cada vez más grande de levantar la vista y de nuevo admirar aquellos ojos. Adam resistió esta tentación y continuó apretándose al suelo.
El Crawler murió al instante momentos después. Simplemente cayó al suelo y dejó de moverse. Adam no se dio cuenta, pero sí sintió decenas y decenas de ojos centrarse en él. Por un horroroso instante creyó que moriría, pero, para su sorpresa, se escuchó un disparo desde el tejado de uno de los edificios. Inmediatamente todos los ojos voltearon a mirar ese punto, pero Miguel ya se había echado al suelo.
Adam se levantó de un salto y se abalanzó al interior de la tienda por la ventana que había roto el Crawler. Una vez allí se quedó quieto y dejó de moverse. Incluso ignorando un corte que se había hecho con los restos de vidrio en el marco.
Los segundos pasaron y Adam se sintió más y más tenso. Podía sentir todavía la influencia de los ojos, como si lo invitaran a salir y observarlos una vez más. Solo se calmó cuando esa sensación desapareció y todo volvió a quedar en silencio.
—¿Adam? ¿Me escuchas? ¿Estás vivo?
Solo entonces Adam se dio cuenta de que Miguel le estaba hablando.
—Si, estoy bien, creo. Tu disparo me dio la oportunidad de escapar.
—Bien. ¿Todos bien Zack?
—Sí, pero estuvo cerca, cuando vi esos ojos creí por un segundo que me había caído de la azotea.
—Te entiendo, no es algo agradable —respondió Adam.
—¿Dónde estás? —preguntó Miguel.
—En el interior de la tienda, esa cosa no puede verme aquí.
—¿Puedes seguir con el plan o abortamos?
Adam pensó un momento su respuesta.
—Déjame comprobar que esa cosa vuelve a estar dormida, si no tendremos que intentar otra cosa.
—Ok.
Adam tragó saliva y reunió la valentía suficiente para asomarse por la ventana. Allí se encontró con que la monstruosidad no parecía reaccionar a su presencia, pero para su sorpresa, un bulto de carne se había expandido ya hasta cubrir el cadáver del Crawler por completo. Adam volvió a esconderse y frunció el entrecejo
—No parece reaccionar, pero esa cosa cubrió al Crawler en un abrir y cerrar de ojos. Parece que puede expandirse mucho más rápido de lo que creíamos. No sé por qué va tan despacio si es capaz de moverse a esa velocidad. Bueno, esperaré un momento, por si acaso.
—Sí, lo ví expandirse desde aquí, me dio escalofríos. Pero hay un problema: el disparo de Miguel parece haber despertado un avispero, hay un gran número de Windwalkers volando por todas partes, no creo que tengamos mucho más tiempo —dijo Zack.
Adam respiró profundo una vez más, intentando calmarse, pues su corazón aún palpitaba a máxima velocidad.
—En ese caso, deseenme suerte. Creo que la necesitaré.