Chereads / LA CAÍDA DE UN LÍDER INNATO / Chapter 5 - CAPITULO 4

Chapter 5 - CAPITULO 4

[DATO. Antes de comenzar, quiero mencionar que por esta ocasión este fragmento de la historia será dividido en tres partes por lo amplio del mismo. Gracias por su comprensión.]

UNA DECISIÓN (PARTE 1)

El frío empapaba mi nariz con cada respiración, incluso podía palparla con mis manos si las colocaba cerca de mi rostro.

Aprovechaba eso para empañar la ventanilla del autobús y poder dibujar lo que se me ocurriera en el camino, era divertido.

El hecho de tener que mantenerme quieta por mucho tiempo me desesperaba, quería hacer algo y solo esto estaba a mi alcance.

—Mamá. ¿Aún estamos lejos? ¡Estoy aburrida! Me recosté en las piernas de mi madre mientras hacía puchero, quería llamar su atención. Llevamos horas en este bus, moriré si no llegamos pronto, mamá. —

Mi madre me dio un pequeño golpe en la frente. —No digas eso, apenas y te despiertas, llevas horas dormida desde que salimos de casa. Ten paciencia pronto llegaremos. Miró a mi hermano que estaba a su lado en el otro lado de los asientos. Aprende de tu hermano, él se ha mantenido en silencio, sin quejarse. —

—Eso es porque ambos ya son adultos, además tengo hambre. ¡Mucha hambre! moví mis cortas piernas como niña caprichosa. Mi madre solo cubrió su boca con un puño después de mostrar una leve sonrisa. Esto no es gracioso, mamá. —

—Bien, bien. Ten un pedazo de pan. Me levanté de golpe y ella lo alejo de mí, tan alto que no pude alcanzarlo. Solo si me prometes estar quieta hasta que lleguemos. —

Crucé mis brazos y fingí pensarlo por un momento ¿si era necesario? por supuesto que no, pero me gustaba ver a mamá alegrarse con mis ocurrencias.

—¿Entonces, señorita? — preguntó

—Bien, aceptó. Respondí en tono serio y volteé mi rostro en dirección a la ventana mientras aún seguía con los ojos cerrados y asintiendo repetidamente con mi cabeza. Pero solo por esta vez. —

—Oh que afortunada soy, le agradezco señorita. —

Al tener el pan en mis manos y abrirlo, me recibió un dulce aroma que despertó por completo todos mis sentidos que aún se mantenían aturdidos tanto por todo el tiempo que estuve dormida como por el frío que se ventilaba esa mañana.

— ¡Está delicioso mamá, gracias! — chillé apenas le di una gran mordida al pan.

—Tyler, ten. También deberías probar bocado, el camino aún es largo. —

—No es necesario, estoy bien mamá. — Dijo mi hermano en lo que observaba el paisaje por la ventana evitando la mirada de mi madre y mía, no entendía el porqué de su reacción. Pero el sonido de su estómago hambriento lo traicionó. Pude notar como se estrujaba en el asiento lleno de vergüenza.

—Si no lo quieres tú, lo tomaré yo, Tyler. — Me apresure a decir y a estirar mi mano para tomar el pan, entonces mi hermano se me adelantó y lo agarró primero.

—Mamá me lo dio a mi primero, recuerdas. —

—Pero ¡mamá! — Mire a mi madre en súplica.

Nuestra madre colocó ambas manos juntas y entrelazándose entre sí — ¡Que disfruten lo panes! — Dijo antes de tomar su pan y darle empezar a comer muy alegre, me di cuenta enseguida que su parte de pan era mucho más pequeño que el de nosotros.

Observé mi pan y comí en silencio.

***

Pasaron las horas y al fin llegamos.

El lugar era hermoso, la cuidad de "Silverkeep" no tenía ese nombre de por gusto, con solo darle una corta vista a sus alrededores era claro como ahí se vivía mucho mejor que en nuestra ciudad.

En un momento pensé que era muy raro como al despertarme esta mañana me encontraba en un asiento de autobús de camino a un lugar que mi madre en ningún momento había mencionado en los días anteriores, quería preguntarle, pero solo decidí esperar.

Entonces mi mamá tomo mis manos y las de mi hermano y no guío por el lugar, primero caminamos un poco hasta llegar a otra parada de buses, estando allí nos subimos a uno después de unos cuantos que pasaron anteriormente; este nos llevó dando vueltas por la pequeña cuidad, todo a nuestros ojos era increíble, mi boca se abría en cada oportunidad al ver todo lo asombroso perteneciente a ese sitio.

El tiempo que estuvimos en ese autobús fue bastante corto en comparación al que habíamos tomado para llegar aquí. Quedábamos pocas personas, una diez para ser exactos, luego unas cinco, de pronto solo nosotros. Fue bastante raro si me lo preguntan, después mamá tocó el timbre de la puerta mostrando que esa era nuestra parada.

El conductor hizo una mirada extraña y muy rara, pero no le di importancia.

Al bajar, entendí el porqué de esa mirada. El lugar frente a nosotros era sombrío, frío y tenebroso. Me aferre a la cintura de mi madre.

—Mamá. ¿Qué es este lugar? —

—Tranquila Dalia. Todo estará bien, confía en mí. —

Tragué saliva y asentí.

Mi hermano que estaba cerca de mí también se sentía como yo, no me lo dijo, pero lo sentí, además era obvio, el sudor corría por su frente mientras mantenía su mirada hacia la entrada por la que aparentemente debíamos pasar.

Bajamos las grandes y pronunciadas escaleras con las que ese lugar nos recibía, eran tan oscuras y llenas de malezas que el solo tocarlas con mis pies me llenaba de miedo, a cada paso la oscuridad se hacía más densa.

Las escaleras se acabaron y suspiré aliviada, pero el largo camino ahora enfrente de nosotros era igual o incluso más tenebroso que las escaleras, continuamos.

Cruzamos callejones, escaleras pequeñas y muchas calles angostas.

Y llegado un momento de caminar por varios minutos, nos escabullimos por un camino bastante estrecho, la impaciencia se apoderaba de mi a cada paso. Estaba por decir algo y mamá habló.

—Llegamos. —

La observé por un momento, luego dirigí mis ojos hacia el frente.

El escalofrío tomo mi cuerpo y el frío aire congelado en mi nariz me corto la respiración por unos segundos. Lo que tenía enfrente de mí aparentaba ser una clínica abandonada y muy oscura.

Mi rostro palideció y mi mente voló en medio de múltiples ideas…

¿Qué está pasando? ¿Por qué estamos aquí? ¿Qué es este lugar? ¿Por qué mi madre me trajo hasta aquí?

Acaso…