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Chapter 3 - Capítulo 3 La conspiración

La señora Ría y Süe estaban comiendo tranquilamente en un pequeño restaurante cerca de su casa; no querían cocinar a las ocho de la mañana y decidieron ir al restaurante "Villarroel",un rato después de llegar comenzó a llover; su mesa estaba justo pegada a la ventana y las dos disfrutaban de su desayuno como si fuera todo un lujo.

--¿Y qué pasó con ese chico David?-- dijo la señora Ría con cara de interés y susurrando un poco; a esto, Süe contestó-- Al final decidió que se nos uniría; lo decidió ayer y hasta me ayudó con la pelea a que me mandaste--

Señora Ría le respondió-- Al fin... después de tanto tiempo, al fin ya tenemos ayuda--

Detrás de la señora Ría, en la mesa siguiente, estaba un joven que parecía como de 18 o 19 años que estaba ahí desde que ellas llegaron y había terminado de comer hacía ya rato; el joven trataba de acercar su oído disimuladamente, escuchado su conversación. Al principio las dos hablaban tranquilamente, sin percatarse siquiera de la presencia del muchacho, sin embargo Süe comenzó a notar su comportamiento extraño y dió otro rumbo a la conversación. Terminaron de comer y se quedaron hablando en la mesa, pues, al igual que todos los clientes, estaban esperando que se acabase la lluvia.

El mesero no tardó en llegar con la cuenta; era de pelo blanco, parecía tener como cuarenta y nueve años, además era un poco obeso; el mesero se acercó a la mesa de las dos mujeres, y con un tono amable y una sonrisa les preguntó sin habían disfrutado su comida, a lo que las dos respondieron rápidamente que sí. Luego les dió la cuenta y la señora fue a la pagar con su tarjeta. Mientras tanto Süe no le quitaba los ojos de encima al chico de la otra mesa, que estaba de espaldas a ella; se preguntaba por qué estaría tan interesado en la conversación sobre David. El chico también trataba de mirarla disimuladamente pero como ella lo miraba, él no podía. Entonces se levantó para pagar su cuenta y pasando al lado de la mesa de Süe aprovechó para ver su rostro como por casualidad, y al verlo puso una cara como de sorpresa, como si la hubiera reconocido, cosa que Süe notó claramente. Luego de pagar, la señora Ría regresó a su mesa, y mientras el otro muchacho pagaba su cuenta, Süe aprovecho para comentarte al oído,a la señora sobre su extraño comportamiento.

--¿Crees que pueda ser un seguidor de Zatro?-- susurró Süe.

No creo--dijo la señora Ría con tranquilidad pero en voz baja--tal vez solo es una exageración y está viendo otra cosa.

--No lo se, sea como sea hay que tener cuidado--

La señora le dijo--Está lluvia se ha alargado demasiado; ya me estoy aburriendo de estar aquí--

El chico ya había dejado de prestarles atención y estaba usando su teléfono para entretenerse, pues la espera parecía no tener fin, y la lluvia solo se intensificaba más.

Luego de una hora de espera en el restaurante, por fin se terminó la lluvia, aunque el cielo seguía nublado, como si las nubes hubiesen tenido compasión de la gente del restaurante y detuvieron la lluvia por un ratito.

Cuando Süe y su madre salieron del establecimiento, el chico salió también y las seguía a cierta distancia, pero entre el chico y ellas estaba un hombre alto, de piel oscura y bien cuadrado; llevaba una camisa de manga larga blanca y unos pantalones jeans negros; al principio las mujeres no se dieron cuenta de que el chico del restaurante las seguía, pero después después de un rato lo notaron; para que las dejara, entraron en una tienda muy grande de ropa, pero para su desgracia, la tienda estaba completamente sola, sólo estaban con ellas el hombre alto y el chico, que "casualmente" también entraron. Süe y la señora Ría se adentraron en la tienda, pero no paso mucho tiempo cuando el chico gritó de la nada-- ¡Sargento Reberón!--

El hombre alto volteó a mirar al chico; la parte blanca de los ojos del muchacho era negra, al igual que le que pasó con Kent. El chico disparó, con una velocidad increíble, una ráfaga de energía hacia el hombre a quien en realidad estaba siguiendo y que también había estado en el restaurante sentado justo detrás de Süe. El disparo fue certero pero no lo mató sólo logró que perdiera la conciencia, pero cuando el chico se disponía a dar el siguiente disparo para terminar con él, fue golpeado por Süe, quien ya tenía puesta su chaqueta larga y negra, como de cuero, con franjas amarillas. El chico levantó un colgador de ropa que tenía a un lado y se lo lanzó a Süe con todas sus fuerzas; ella lo esquivó de un salto, y tomando una silla se la lanzó en la cabeza, mientras los dos continuaban peleando, la señora Ría ayudó al sargento a recuperar la consciencia; cuando lo logró, vió la situación, y aprovechó un descuido del chico para tomarlo por el cuello zarandearlo, golpearlo y lanzarlo contra una pared con tal fuerza, que hasta daba lástima el pobre muchachito. En ese momento Süe dejó su transformación de modo que el sargento no se dió cuenta de ella. En ese mismo lugar el sargento interrogó al chico (a golpes) de modo que le dijo todo lo que sabía: Los seguidores de Zatro pensaban tomar el país, tenían un plan para tomar el poder y que cuando llegara su amo ya comenzaría con el resto del planeta. La muerte del sargento Reberón era parte de ese plan pues sería sustituido por un seguidor de Zatro. El sargento obviamente no entendió casi nada y pensó que estaba loco, lo que sí entendió es que había una conspiración para tomar el poder de Maybell.

Süe y la señora Ría no se habían ido y lo escucharon todo; lógicamente ellas si entendieron y se preocuparon bastante; ahora sí estaban bien agradecidas de tener ayuda porque este asunto era muy grande, ahora esto era una guerra secreta; la guerra empezaría mucho antes de aquel terrible día en que Zatro llegue a la tierra.

La señora Ría y Süe no perdieron tiempo para ir a casa de David y hablar con él. Luego de contarle todo, él quedó con un gran asombro y dijo-- ¡Pero ya esto es algo muy serio! Ahora sí tendremos que andar con sumo cuidado--

Süe le respondió --¿Y si informamos al ejército y lo ponemos de nuestro lado? Sea como sea tendríamos que hacerlo ¿no? Cuando viniera Zatro igual les íbamos a tener que explicar--

En eso tienes razón--respondió David-- no los podríamos enfrentar solos. Tenemos que hablar con el general de todo el ejército de Maybell.

Süe dijo--Él está en el fuerte "Queen", lo dijeron en las noticias, pero no tengo idea de dónde queda.

Yo sí--dijo David-- he pasado varias veces por ahí.

Entonces dijo la señora Ría --Bueno ¿qué estamos esperando? ¡vamos!--

Luego de esa conversación, salieron camino al fuerte Queen, donde esperaban encontrar al general del ejército de Maybell.

Mientras tanto, en el fuerte, una soldado, caminaba por los pasillos mirando una y otra vez su reloj; caminaba de aquí para allá, quien sabe lo que estaría pasando; era pelirroja y de ojos marrones claros, tenía la mano sobre su pistola como si la fuera a usar, pero no la sacaba de su estuche, y trataba de que los pocos que pasaban por ese pasillo no notaran su desesperación. De la nada, alguien dijo: ¡Cabo Elizabeth!

Ella de puso firme y saludó; era el sargento Reberón quien la había llamado. Luego de las cosas que sucedieron en la tienda de ropa, él había regresado inmediatamente al fuerte Queen para hablar con algún superior, pues, entre las cosas que aquel muchacho le había dicho, estaba el hecho de que una infiltrada llamada Elizabeth iría a matar al general, así que rápidamente el sargento tomó la pistola del estuche de ella y en menos de un segundo se la puso en la frente.

Dime--le dijo el sargento--¡¿por qué venías a matar al general?!

Elizabeth puso una cara de horror al ver el cañón de una pistola en su frente, y la pistola era empuñada nada más y nada menos que por un amigo.

--¡¿Matar a quién?! Miguel ¿de qué estás hablando--le respondió Elizabeth.

Y el sargento le dijo --Tú estás en esa conspiración ¿verdad? y viniste a matar al general--

Elizabeth exclamó--¡Miguel Reberón! ¿sabes lo que estás diciendo? ¡¿acaso te volviste loco?!

Me conoces desde los cuatro años ¿cómo vas a decir eso?--

El sargento parecía recapacitar en su mente, pero le dijo--Tengo información sobre una conspiración, y que tú eres parte de ella--

--¡¿Conspiración?! ¿cómo voy a ser parte de una conspiración? Tú y yo estamos en el ejército porque servimos al país--

Esto sucedía cerca de la oficina del general, estaban en un pasillo cercano.

Mientras tanto Süe, David y la señora Ría estaban en la puerta del fuerte pidiendo que los dejen pasar; obviamente ellos no iban así nada más, llevaban sus trajes, de modo que llamarán la atención de los guardias y los tomaran en serio al decirles que debían hablar con él general y era urgente, pero el contrario, al ver a dos adolescentes y una persona mayor, los menospreciaron. Al ver esto, fueron al uno de los lados del fuerte y saltaron la pared, entrando así por su cuenta, y se metieron por los pasillos buscando la oficina; obviamente la señora no saltó la pared, si no que se quedó esperándolos afuera.