<<¿Qué chingados?>> Me pregunté mientras trataba de salir de donde sea que estaba. <
*Crack* había logrado hacer un pequeño agujero. Una pequeña luz me cegó por un momento.
Observé por ahí, y me di cuenta de que estaba en lo que parecía ser un salón real antiguo. Paredes de mármol pulido color negro con detalles de oro.
Parecía que yo estaba en un tipo de estante color hueso y con algo de altura; podía ver las sombras de un par de personas. Pero no sabía cuantas. Empecé a escuchar susurros y unas voces a través de él bujero de donde sea que estaba saliendo. Pero eso no me importaba, lo que me importaba ahora, era SALIR DE AQUÍ.
Empecé a empujar más por donde ya había roto para seguir rompiendo aquel muro de prisión. *C-crick. . Crack. . C-Cr-cric—CRASH* hice que pequeña prisión explotara por lo aires y escuché jadeos de sorpresa por parte de quienes parecían ser algún tipo de guardias con uniforme de guardia real.
'WAAAAAHHHHHHHHH!! WAAAAAAAHHH!!' Grité de alivió al por fin salir de mi prisión.
Aunque ahora tenía un problema. . .
<<¡No-no me puedo mover!>> Agite mis brazos mientras lloraba. <
Hacia frío afuera, ahora quería volver dentro de donde sea había salido. Que horror.
'¡Rápido! Llamen al Archiduque! Díganle que la nueva princesa ha nacido!' Una voz masculina cuyo tono era como de la tercera edad exclamó en voz alta.
Unas pisadas se escucharon irse lejos con rapidez.
Yo por otro lado. No paraba de llorar.
No podía.
De pronto, una manos me tomaron. Esas manos me acomodaron y me sostuvieron para acomodarme en su pecho y arrullarme.
Eso me ayudó un poco a calmarme. Comencé a bajarle a mis llantos y comencé a abrir mis ojos una vez más.
Lo que vi, fue lo que parecía ser un hombre de la tercera edad con traje de mayordomo, pero como de la era victoriana. También noté que tenía unos ojos extraños, la esclerótica era café, la Iris era color azul marino y la pupila era puntiaguda y negra. En las partes temporales de la cabeza, como por detrás de las orejas, se podía notar un par de cuernos medianos sobre salir de el cabello y orejas.
Supe en ese momento, que este señor, era un demonio.
<<¿Me va a comer?>> Me pregunté tragando la saliva que aún no podía producir.
El demonio me mira a los ojos y me sonríe con sus colmillos de manera suave, 'Bienvenida al mundo, mi lady.'
<<¿Mi lady?>> Incliné un poco la cabeza confundida.
'Usted no se preocupe. Yo le serviré a partir de ahora,' El mayordomo me acaricia la mejilla con un dedo suyo, 'y no dejaré que nada ni nadie la lasti—'
*PAM!* La puerta es abierta de golpe.
'WAAAAHHHHHH!!' Rompí en llanto por el susto. Me había sorprendido demasiado.
El mayordomo de inmediato me calma como puede y se acerca a quienes crearon el ruido sorpresivo. Al detenerse, hace una reverencia majestuosa mientras me alza y me entrega a ellos, 'Sus altezas, les entrego a su hija.'
Con curiosidad, voltee a ver a quienes podrían ser mis padres. Habían dos personas que parecían ser de alta sociedad.
Una hermosa mujer de cabello rojo y cuernos azules marinos de tamaño medianos, lo cuales estaban encorvados de adelante hacia atrás. Y a su lado, había un hombre de cabello rubio plateado que tenía unos enormes cuernos rojos que salía por los lados hacia arriba.
La vestimenta de la mujer era un vestido azul con violetas decoradas en los bordes de el vestido, también poseía un collar de gemas azules, más al no saber de qué tipo, no sabría dar un nombre en específico. También su vestido tenía una gema azul en forma de diamante incrustado. El vestido era tipo cóctel, con escote de corazón y muy ajustado. La probabilidad de que sus senos salgan disparados era casi de el 90% en mi opinión.
La vestimenta de el hombre era más . . . De la era victoriana. Una playera blanca con cuello de Acosta, encima un chaleco de satín rojo carmesí, una corbata de seda negra como la tina, unos pantalones negros, unos guantes blancos y una chaqueta Roja sangre con faldón en la parte de atrás y botones de oro al frente.
Yo, sin saber que más hacer, . . . Sonreí.
Sonreí y estiré los brazos hacia ellos.
La mujer, quien al parecer era mi madre me toma en brazos y me acomoda en su pecho. El hombre por otro lado no se inmuta a verme y se queda observando como el mayordomo se levanta y se endereza.
'¿Cuando comenzó a romper el cascarón?' Preguntó aquel que parecía ser mi padre.
<<¿Cascarón? . . .¡¿Apoco nací de un huevo?!>> Recordé rápidamente que había salido de algo muy pequeño y oscuro, por lo que ahora todo tenía sentido. <
'Hace unos 30 o 45 minutos mi señor. Tan pronto como la oímos llorar, fuimos a avisarle.' El mayordomo responde con naturalidad.
La mujer me miraba con cierta indiferencia. Algo me decía que no era su favorita.
Y creo que mi padre ni siquiera me quería tan siquiera ver.
'Entendido. ¿Y la habitación de La Niña?' El hombre preguntó casi al instante.
'La habitación ya casi estaba lista, solo nos faltaba saber el color de la pequeña para que combine.' Respondió el mayordomo.
'Muy bien.' El hombre quien era mi padre seguía haciéndole preguntas al mayordomo mientras que mi madre me sostenía y estaba ajena a la conversación.
<
La mujer sube la mirada hacia ellos. '¿Como se llamará?' Pregunta.
Ambos hombres voltean a verla.
El mayordomo estaba por sugerir algo pero mi padre se adelanta y lo calla alzando una mano.
El hombre se acerca y me mira con indiferencia.
Yo solo le miro de vuelta un poco nerviosa.
'Lilith.' El hombre de cabello carmesí responde. 'Lilith Asmodeus.' Declara.
Tanto el mayordomo como mi madre se quedaron mudos, y la servidumbre se quedó quieta como estatua. Ni los grillos se escucharon después de aquello.
Un par de segundos después, el mayordomo aplaude, 'Es un muy buen nombre mi señor.' Sonríe con algo de incomodidad.
'Como sea.' El hombre de traje Victoriano se da la vuelta y camina hacia la salida. 'Tan pronto como la habitación esté lista, manda a La Niña ahí.'
Mi madre me deja con el mayordomo y se larga también.
Cuando ambos salen y las puertas se cierra, mi estómago ruge de hambre.
'¿Eh? O cielos, si es cierto.' El mayordomo me lleva a travez de lo que parece ser un portal. 'Si es cierto, literalmente no has comido desde que naciste, je.'
Y así es como pase de ser Cihuacoatl Luz Carmen, a Lilith Asmodeus Stefania. Décima tercera hija de la familia de los Stefania.