Chapter 9 - Arco 1.7

El sonido de lenguas interactuando, resonó por toda la oficina.

Jadeos acompañaban una respiración entrecortada y extremadamente caliente.

Li´An sujetó la cintura de Liwen. Presionó su cuerpo contra el suyo, mientras su mano masajeaba su cadera y subía por su espalda.

Un líquido cristalino bajó por la boca de Liwen. El jugo que generaban sus lenguas, descendió por su mandíbula, humedeciendo su rostro y su cuello.

"Aahh"

Un leve jadeo se escapó de entre esos labios, que se presionaban con fuerza.

Li´An no quería separarse de la boca de Liwen. No quería cortar la conexión entre sus lenguas, las cuales bailaban salvajemente sobre los dientes y el paladar de Liwen. Cosquillean sus encías y entumecían su cerebro.

Liwen no podía hacer nada, salvo sumergirse en un hoyo profundo de pasión. Su cuerpo se sentía caliente, y su miembro, se hinchaba con cada jadeo que emitía inconscientemente.

El cuerpo de Liwen fue perdiendo fuerza. Se dejó caer sobre los brazos de Li´An, cediéndole todo el control. Ahora era quien dominaba el momento y podía hacer lo que quisiera.

Li´An se apartó de Liwen, al notar que le costaba respirar. Observó con atención ese hermoso rostro ruborizado y esos ojos al borde de las lágrimas.

La mirada pérdida y deseosa de Liwen, lo enloqueció. Volvió a saquear su boca, con mayor intensidad.

Sujetó su cabeza y lo obligó a hundirse en el momento.

Girando levemente el cuello, Li´An intercambió sus posturas para poder seguir besándose. Era consciente de que debían parar. No había forma que fueran más allá de esto en su oficina; no era el lugar indicado.

Sin embargo, le costaba dejar esos labios sabor jazmín.

Li´An tomó la pierna de Liwen y la pasó por encima de sus rodillas. Levantó su flácido cuerpo, permitiendo que se sentara sobre su regazo. Abrazó íntimamente su cintura, presionando su enorme bulto contra el suyo. Esto le ganó otro jadeo de Liwen.

El sonido de sus lenguas, se detuvo una vez más. Liwen respiraba salvajemente, en un completo estado de confusión. No había nada más en su cerebro salvo pasión y el hermoso hombre delante de él.

Li´An acarició su mejilla. Limpió el líquido que había humedecido su rostro carmesí. Su cuello, al igual que sus orejas, estaban rojas.

"Múdate a mi mansión esta noche"

Más que una solicitud, parecía una orden. Li´An se negaba a soltar a Liwen. Quería llevarlo a su territorio y someterlo sin piedad. No iba a permitir que se apartara de su lado; no después de lo que había despertado en su interior.

Liwen recuperó un poco de cordura. Entendía el sentimiento de Li´An, pero era demasiado pronto. No podía mudarse con él, ya que eso entorpecería sus planes.

A punto de negarse, Li´An mordió su nuez de adán. Provocó que una descarga recorriera su cuerpo, descendiendo por su espalda y poniéndole la piel de gallina.

Li´An insistió.

"Te vienes conmigo. No aceptaré un ´no´ por respuesta"

Liwen acarició su mejilla. Recorrió con sus largos dedos, el nuevo rostro de su hombre. Siempre ingresaba en personajes físicamente atractivos y musculosos. Todavía recordaba la apariencia salvaje que llevaba en su mundo de terror.

Liwen dejó caer un suave beso en su mentón. Al diablo con los planes, pensó antes de aceptar la propuesta de Li´An.

Esto se ganó otra ronda de besos, los cuales no tardaron en desatar un incendio. Sus miembros ardían y suplicaban ser tocados. Querían descargar la libido que se gestaba en ellos.

"Firmo…el contrato….y nos…vamos"

Pronunció Liwen con la voz ronca. Li´An accedió a su petición, y le acercó la hoja. Negándose a bajarlo, le indicó que firmara sobre su regazo.

Liwen sonrió y firmó su nombre en el contrato.

Inmediatamente, Li´An hizo el papel a un lado y se puso de pie. Abrazó a Liwen cual koala, y caminó en dirección al ascensor privado. Sin importarle la imagen que estaba dando a sus empleados, o lo que pudieran decir del joven y él, Li´An avanzó a paso firme.

En momentos como este, se arrepentía de no haber invitado al joven a su mansión para arreglar los términos del contrato. Su increíble visión empresarial, le había fallado esta vez.

Mientras tanto, Liwen se aferraba con todas sus fuerzas. Envolvió sus brazos y piernas alrededor del hombre, y ocultó su rostro entre su cuello.

Se estaba muriendo de vergüenza. Ese hombre lo había sacado por la puerta delantera, permitiendo que todo el mundo pudiera ver su estado.

Iba a matarlo una vez llegaran a casa.

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Li´An observó con detenimiento el delicado rostro de Liwen. Acarició sus pestañas, de las que colgaban lágrimas por caer. Sus mejillas estaban teñidas de rosado, delatando el acalorado y desenfrenado momento que habían vivido.

Liwen estaba exhausto. Su cuerpo no se movía ni un ápice. Permanecía refugiado entre los musculosos y bronceados brazos del hombre, quien lo sujetaba con firmeza.

Li´An dejó caer un beso sobre su frente. Se sentía realizado, cómodo y extasiado. Por fin el joven era suyo, pensó con confianza.

Li´An trató de levantarse. Con extremo cuidado, soltó el cuerpo de Liwen y se aseguró de que estuviera cubierto por las sábanas.

Le concedió una última mirada, antes de salir de la habitación reacio. Aunque deseaba permanecer a su lado, primero debía confirmar con su asistente ciertos asuntos. Con el contrato firmado, necesitaba arreglar las cosas de Liwen.

Buscando su teléfono celular, Li´An observó sus prendas desparramadas por toda la casa. Uno por uno, se encargó de recoger la ropa de Liwen, y llevarla hasta la lavadora.

Sujetando su remera, un extraño objeto cayó al suelo. Li´An lo miró con desconcierto. Se trataba de una bolsa rosada que se había caído desde su bolsillo.

Acercó el objeto hasta su rostro, e inmediatamente sus ojos se transformaron. Miedo, dolor y bronca. Diversos sentimientos cruzaron por su mirada, reflejando el estado intranquilo de su corazón.

Impulsado por sus emociones, corrió hasta la habitación. Su abrupta entrada, sobresaltó a Liwen, quien yacía medio dormido sobre la cama. Frotando sus ojos, enrojecidos de tanto llorar, Liwen se separó de la almohada.

Llamó a Li´An.

"¿Li´An?"

Li´An avanzó con enojo hacia él. Se sentó y sujetó su mentón, obligándolo a mirarlo.

"¿Por qué tienes esto?"

Le enseño el envoltorio con droga.

Liwen apenas lo vio, se lamentó. Había sido descuidado y había permitido que Li´An viera algo que no debía ver. De haberlo sabido, se lo hubiera entregado al sistema para que lo guardase, pensó.

Su fugaz expresión de lamento, no escapó de los ojos de Li´An. Esto solo lo enfureció aún más.

"Iremos al hospital en este instante. Te someterás a una revisión y trataremos los efectos negativos. Tienes prohibido volver a consumir algo como esto, ¿entendido?"

Liwen negó. Li´An lo había entendido todo mal.

Intentó explicarle, pero Li´An lo interrumpió. Pensó que quería justificarse, e inmediatamente, insistió en su pensamiento.

"Esto es por tu bien bebé. Tienes que escucharme, porque sino…"

Liwen suspiró y detuvo su prédica. Cubrió su boca con su mano y lo miró con atención.

"Eso…no es…para mi…yo no…consumo"

Li´An sujetó sus muñecas, y separó sus labios de la palma de su mano.

Suspiró. Afortunadamente había malinterpretado la situación, pensó.

Con un evidente consuelo y alivio, beso sus dedos. Dejó caer un ligero beso en cada uno de sus nudillos.

En ese momento, Li´An se percató de lo que había hecho. Ingresó salvajemente en la habitación, lo despertó y lo regañó. Esa no era forma de tratar a su bebé, tras todo lo que habían hecho.

Li´An lamentó su impulsividad.

"Estaba preocupado. Perdón si te asusté, bebé. No volverá a suceder. Lo juro"

Liwen sonrió. No estaba asustado. Li´An actuó de la forma en que lo hizo, porque estaba preocupado. Tenía su bienestar como objetivo, e incluso, lo primero que le dijo fue que debían ir al hospital. Todas sus acciones gritaban lo mucho que le importaba.

Le dio un beso y se arrojó a sus brazos. Se envolvió en un cálido abrazo, limpiando su rostro contra los pectorales del hombre. Ambos seguían desnudos, con rastros de amor tiñendo toda su piel.

Li´An acarició su espalda. Sus callosos dedos, se derritieron al tocar esa suave piel, que ahora estaba cubierta por chupones y mordidas.

Al descubrir que Liwen no estaba vinculado con las drogas, ni poniéndose en riesgo, Li´An se sintió mejor. Aunque eso no borraba el hecho de que tenía algo peligroso en sus manos. Peor aún, se había reunido con proveedores para obtenerlo.

Lo apartó con cuidado y lo miró con seriedad.

"Si no tienes nada que ver con las drogas, ¿por qué guardas estas cosas en tu bolsillo? Será mejor que me digas la verdad y no omitas nada"

Liwen mordió su labio inferior.

No quería vincular a Li´An con la historia del personaje. Lo que debía hacer, era su simple tarea. Li´An no tenía porqué cargar con eso.

"Bebé…"

Pronunció Li´An suavemente, apenas se percató de las dudas de Liwen.

"Después de todo lo que hemos hecho…¿no crees que merezco formar parte de tus asuntos? No me dejes atrás. Dime qué está sucediendo. No quiero permanecer en la ignorancia, mientras puedes estar en peligro"

Liwen observó la cara de perrito mojado de Li´An. Apeló a la lastima. Una jugada muy sucia, pensó Liwen antes de resignarse.

De nada servía viajar entre mundos con su hombre, si iba a tener que apartarlo. Sería mejor contar con su ayuda y acabar de una vez por todas con las tareas. Así podrían disfrutar de sus días con tranquilidad.

Liwen decidió contarle su historia. Más precisamente, la historia de Liwen, y lo que, de seguro, había planeado su hermanastro Kalisto. Si bien no podía averiguar muchas cosas, por las limitaciones del sistema, podía estimar el próximo movimiento de su oponente en base al futuro de la historia.

Era obvio suponer que Kalisto intentaría vincularlo con ese viejo gordo de Uriel. Liwen no pensaba quedarse de brazos cruzados y ver como planeaban a sus espaldas. La droga que compró, tenía como objetivo deshacerse de ese empresario.

Cuando Li´An escuchó lo que estaba sucediendo, debió respirar hondo varias veces para no evitar estallar. Su precioso bebé había sufrido a manos de esa familia, y por si fuera poco, Kalisto había ideado casarlo con ese analfabeto y sádico empresario.

Quizás Liwen no era consciente de la cantidad de rumores que existían en torno a ese hombre. Era conocido como una basura entre el mundo empresarial, y no necesariamente por sus malas elecciones económicas.

Sus gustos eran atroces. Varios hombres y mujeres, que escalaron a sus camas, no terminaron ni con una parte del cuerpo intacta. Eso hizo que nadie más quisiera acercarse a él.

Era ese mismo hombre…¿quién estaba deseando a su bebé?

No iba a permitirlo. Iba a arrancarle la cabeza, por andar fomentando tan salvajes pensamientos. Y en cuanto a ese hermano Kalisto…

Una luz fría brillo sobre los ojos de Li´An. No podía permitir que Liwen afrontara todo por sí solo. Aunque sus planes eran buenos, aún así, eran demasiado "leves". Li´An iba a hacerles desear nunca haber nacido.

Liwen simplemente debía enfocarse en la música. Él se encargaría de resolver todo lo demás.