Dando otro paso, Shin se acercó hacia el panteón. El tiempo comenzó a transcurrir rápidamente como si los días fueran segundos y los años minutos.
La ciudad cada vez se veía más reluciente, más edificios se alzaban y los árboles crecían desde ser un pequeño retoño un gran árbol robusto.
Las personas nacían, crecían, se casaban, tenían hijos, envejecían y luego morían.
Las personas cambiaban, algunos edificios se derrumbaron, algunos se restauraban. Pero todo estaba en constante cambio.
Excepto el panteón, que siempre se mantuvo igual con las mismas runas escritas en él.
"La voluntad de la oscuridad"
Esas palabras resonaron en la cabeza de Shin como si las hubiera leído millones de veces.
El tiempo nunca se detuvo, pasaron los años y llego una pandemia. Miles de personas murieron.
Siguieron pasando los años y la gente se inmunizo en contra de la enfermedad, volviendo a la época dorada de la gran ciudad.
La gente volvió a verse feliz.
Shin observo el desarrollo de la ciudad desde sus primeras etapas, desde momentos de prosperidad hasta momentos oscuros, pero la ciudad y sus habitantes siempre volvían a levantarse tras caer.
Hasta que Shin dio otro paso y todo cambio.
El cielo estaba oscuro con nubes grises cubriendo el sol.
Las calles estaban destruidas, edificios derrumbados, personas muertas por toda la ciudad.
Pero el panteón aún se mantenía firme, como un árbol robusto en una tormenta.
Pero las runas… las runas ya no estaban. Habían sido borradas de la parte alta del panteón.
Pasaron tantos años que los ciudadanos habían olvidado el significado de las palabras. Pensaron que solo eran palabras vacías para decorar el gran panteón.
Palabras que no les gustaron, las palabras que hablaban de oscuridad no combinaban con la blanca y perfecta ciudad. Por lo que en conjunto decidieron quitarlas.
Y el mundo oscureció.
La ciudad fue maldita, rechazaron la voluntad de la oscuridad y pecaron. Sufriendo las consecuencias por sus actos.
Una figura miraba la ciudad destruida desde lo alto del cielo, flotando como si los fuertes vientos no le afectaran, solo su túnica se ondeaba con el aire.
Shin observo a la figura con la cabeza cubierta desde el suelo frente al panteón.
La figura se quitó la capa que cubría su rostro revelando a una mujer pálida con los ojos cerrados.
Su pelo blanco comenzó a ondearse por el viento pero la mujer mantuvo sus parpados cerrados.
"Yo solo quería protegerlos, ¿Puedes entenderlo no?"
Shin quien observaba todo en silencio sintió como si las mujer estuviera dirigiéndose a él.
"Yo los protegí, pero al final siempre es lo mismo"
"El tiempo pasa y la gente olvida"
"Es normal que un mortal tenga una corta vida. No como nosotros"
"El paso del tiempo es algo poderoso, ni siquiera la persona más fuerte del mundo puede evitarlo"
"Tampoco se puede detener, pero el mundo es así y convivimos con ello"
Lagrimas comenzaron a caer por su rostro antes de caer y desvanecerse con el viento.
"Pero no murieron por el paso del tiempo, no"
"Murieron por su propia naturaleza"
"Eran codiciosos, querían más. No era suficiente, nunca es suficiente"
"Dinero, poder, lujuria. Hasta yo me puedo dejar llevar por mis caprichos, no soy perfecta. Nadie lo es"
"Pero en comparación a mí, ellos lo llevaron hasta el límite"
"Por eso los maldije, los maldije a siempre obtener lo que quisieran"
"Solo tendrías que preguntar y te responderían. Solo tendrías que pedir y lo harían"
"¿Al final no es lo que todos querían?"
"Pudieron tenerlo todo como desearon y al final murieron sin tener nada"
"El tiempo no perdona, y tampoco los dioses"
La mujer abrió los ojos, sus blancas pestañas se separaron revelando una profunda oscuridad. La mujer continúo hablando sin mirar a Shin.
"Dime , ¿Qué es lo que deseas?"
El cuerpo de Shin dio un paso más en contra de su voluntad y todo a su alrededor volvió a cambiar.
Ahora estaba en la cima de la montaña, frente a la puerta del templo.
Toda la isla comenzó a temblar, haciendo que Shin perdiera el equilibrio casi cayendo al piso.
Shin recupero el equilibrio y miro desde arriba de la montaña lo que fue de la gran ciudad, vio como esta comenzaba a inundarse con grandes olas que llenaban las calles arrasando todo a su paso.
Las pocas personas que quedaban con vida se vieron arrastradas por la corriente, muriendo ahogadas o golpeadas por algún escombro.
Pero la isla no se estaba inundando, se estaba hundiendo.
El proceso fue rápido, no duro más de un par de horas antes de que la isla perdiera más del 80% de su superficie que ahora se encontraba bajo el agua.
Solo quedo una playa y una jungla, con la montaña como centro.
Shin vio como una civilización se alzó por sus propias manos durante miles de años y se derrumbó en menos de 1 día.
El tiempo de hecho era algo intrigante.
Shin se giró y vio las puertas del templo abiertas de par en par. Pero no entro, y solo vio como la mujer de antes había cerrado los ojos entraba lentamente al templo.
"¿No vas a entrar?"
El cuerpo de Shin se vio obligado a entrar.
"Viste el inicio y desarrollo de la historia, ¿No te interesa el desenlace?"
El cuerpo de Shin siguió a la mujer mientras caminaba por el pasillo que había recorrido anteriormente con Lou.
El pasillo era el mismo de antes, pero el polvo no estaba y parecía un poco más… oscuro.
Ambos llegaron a la puerta del final del pasillo y la mujer extendió la mano empujando suevamente la puerta.
La puerta se abrió sin hacer ningún ruido y la mujer entro.
El cuerpo de Shin no lo obedeció por mucho que intentara moverse y entro a la habitación del altar junto a la mujer.
Shin trato de hablar pero todo lo que salió de su boca fue un simple suspiro silencioso.
'Mi voz…'
Shin se tocó la garganta preocupado por que no podía hablar pero su brazo rápidamente volvió a su lugar original, sin su consentimiento.
Shin pudo ver como unos finos hilos negros se aferraban a su brazo. Con la mirada, Shin siguió el origen de los hilos y vio como salían desde debajo de la capa de la mujer. Quien ya había llegado frente al altar.
La mujer puso sus manos juntas como un vagabundo recibiendo unas monedas y abrió los ojos junto a su boca soltando humo que se reunió sobre sus manos formando una esfera oscura.
La esfera hecha de humo comenzó a comprimirse formando una pequeña semilla del tamaño de la uña del dedo meñique en sus manos.
El rostro de la mujer estaba más demacrado y había perdido su brillo, pero en sus ojos ya no había más oscuridad, en cambio sus hermosos ojos azules tenían un toque de felicidad.
La mujer dejo la semilla sobre una meseta que estaba sobre el atar y con su dedo índice excavó unos pocos centímetros de tierra antes de poner la semilla en el hueco y volver a cubrirla.
La mujer suspiro y de dio la vuelta para mirar a Shin, que ahora tenía la completa libertad de su cuerpo.
"Hubo un tiempo que disfruté del poder, impuse mi voluntad sobre las persona. No pudieron negarse y trabajaron para mi"
"Al principio de temieron, pero yo solo quería lo mejor para ellos"
"Cuando se dieron cuenta de ese hecho comenzaron a adorarme como a un dios"
"Bajo mis ordenes construyeron un gran panteón, que fue mi hogar durante incontables años"
"Con el panteón como centro se alzó una gran ciudad, una ciudad de libertad"
"Pero todo esto ya lo viste"
La mujer se alejó del altar y camino hacia Shin que la miraba desde un lado, justo afuera del círculo de runas que rodeaban el altar.
"En verdad me gustaba el color blanco, hasta mi pelo es de ese color"
La mujer se rio en silencio mientras se peinaba un poco el pelo con las manos, luego levanto la mirada hacia el techo del templo como si estuviera recordando el pasado.
"¿Pero no es irónico?, mi poder era lo opuesto al blanco. La oscuridad más absoluta"
La mujer volvió a burlarse de sus propias palabras y se acercó a un más a Shin.
"Bueno, al final me aburrí. Yo también cambie, el tiempo también me afecto"
"No importa si es un esclavo, granjero, soldado, realeza, hasta los mismo dioses se ven afectados por el paso del tiempo"
"Pero hay una cosa que no se ve afectaba"
Shin sintió la necesidad de preguntar, pero no por que algo lo estuviera obligando pero una pregunta sincera que salió desde lo más adentro de su ser.
"¿Qué es?"
La mujer sonrió y extendió su mano hasta el pecho de Shin, tocando con su dedo índice cubierto de tierra el pecho de Shin.
"El destino"
"¿Destino?"
El dedo de la mujer que presionaba el pecho de Shin comenzó a iluminarse antes de convertirse en partículas de luz.
"Si, el destino. Al final somos nosotros quien escogemos nuestro destino, no el tiempo"
"Nadie puede definir nuestro destino, ni siquiera %%"
La voz de la mujer se distorsiono al final de la oración por lo que Shin no pudo entender lo que había dicho.
Todo el brazo de la mujer había desaparecido convirtiéndose en partículas de luz por lo que con su otra mano refinadamente se tapó la boca antes de reírse suavemente.
"Ups, parece que no le gusto"
La mano que cubría la boca de la mujer también se convirtió en partículas de luz a lo que ella solo sonrió.
"Ahora te toca decidir, ¿Quieres definir tu propio destino o no?"
Las piernas de la mujer comenzar a desvanecerse hasta solo quedar su torso y cabeza.
"¿Definir mi destino?"
La mujer asintió con la cabeza alegremente antes de mirar la planta que comenzaba a crecer en la maceta sobre el altar.
"Tu destino"
Dijo sin dejar de mirar la planta que crecía rápidamente.
Shin se quedó en silencio pensando en las palabras de la mujer antes de preguntarle algo parecido a lo que le había dicho al anciano en la cabaña.
"¿Por qué yo?"
La mujer volvió a mirarlo y sonrió como si esperara la pregunta.
"Porque al final buscas lo mismo que yo busque hace muchos años"
Todo el torso de la mujer había desaparecido y se había convertido en partículas de luz solo dejando su cabeza y su pelo que flotaba como una hermosa cascada blanca.
Sin dejar de sonreír la mujer dijo sus últimas palabras
"Buscas tu libertad"
Shin vio a la mujer convertirse completamente en partículas que luz que comenzaron a desvanecerse en el aire.
Cuando Shin dio otro paso hacia delante todo a su alrededor comenzó a retroceder en el tiempo, mostrándole todos los eventos que había visto antes.
Vio como toda la ciudad estaba volviendo a salir a flote después de hundirse bajo el agua.
Vio como las personas volvían a estar felices mientras vivían su vida sin preocupaciones.
Vio el gran panteón con las mismas runas escritas sobre él.
Vio como la ciudad que tantos años se había tardado en construirse se iba haciendo cada vez más pequeña.
Vio como los últimos edificios que rodeaban el panteón comenzaban a desaparecer.
Vio el gran panteón desaparecer antes de que apareciera un pequeño pueblo en uno de los extremos de la isla.
Vio a una pequeña niña sembrando una semilla negra en el patio detrás de una de las casas del pueblo.
Luego se encontró parado de nuevo en la playa de arena negra.
Y allí vio a una niña de pelo blanco desaliñado, vestida con ropa hecha de trapos remendados.
La niña estaba cubierta de suciedad mientras recogía una semilla negra en la arena y se iba corriendo con una sonrisa en su rostro a mostrarles a sus padres el descubrimiento que había hecho.
Luego vio desaparecer a todas las personas del pueblo antes de quedarse solo en la playa parado sobre arena negra mientras el agua le mojaban sus pies descalzos.
"El tiempo es algo extraño de hecho"