Esa tarde llovía a cántaros y Ana se encontraba en el living junto a su padre, intentando convencerlo de permitirle a su amado esposo Kaspy vivir en la mansión con ella.
La joven rubia se encontraba en la silla de ruedas y si bien estaba impecablemente vestida, su semblante se veía triste. Ana no era feliz del todo. Además su gemelo Anthony no le dirigía la palabra directamente.
Pero Nick no estaba dispuesto a ceder, ya que sentía celos intensos debido a que Ana era su hija favorita y suficiente dolor tuvo que sufrir desde su nacimiento.
-No hija
- Padre por favor
- Eres mía, mi niña y en todo caso de Sara. Nadie más puede ponerte un dedo encima. Suficiente dolor padeciste.
- Padre ¿no lo entiendes? Kaspy es como tú, se parecen bastante ¿sabes?
- No me importa hija
- Sabes lo que mi madre Sara sintió cuando se vió obligada a alejarse de tí ¿cierto?
- Muy cierto, pero no es lo mismo y lo sabes hija.
- Si padre, lo es y tú también lo sabes. Por favor padre, por favor.
Ana lo sujetó de las manos mirándolo con intensa desesperación.
- Por favor padre, lo amo. En verdad lo amo.
- Ana te fuiste de casa, nos abandonaste por ese chico. Precisamente por eso Anthony está tan dolido contigo hija. Por no mencionar que, como consecuencia, tuve que alejar a Sara de mi vida. Y estaba embarazada por dios, ¿sabes cómo estuvo viviendo?
- Si padre y lo siento, en verdad lo siento mucho por mamá Sara y por tí. Pero entiendeme por dios. Amo a Kaspy, amo a mi esposo.
Ana empezó a llorar desconsoladamente, se sentía atada de pies y manos como lo estuvo estando secuestrada por Adam. Aquello la desesperaba en verdad.
- No me hagas ésto padre - decía Ana - No me aprisiones así por dios.
- Lo siento Ana pero no es no.
- Dios...padre por favor te lo pido.
Sara estuvo escuchando aquello y recordó el intenso dolor que sentía estando prisionera de esa maldita agencia. Lo mucho que anhelaba volver a los brazos de Nick. En verdad podía entender a Ana perfectamente.
Tras abrir los ojos otra vez, entró al living para ayudar a su querida hijita dorada que padecía tanto como ella.
- Nick, deja que Kaspy venga a vivir aquí - dijo sorprendiendolos a ambos.
- Mamá Sara - Ana lloraba desconsoladamente - Ayúdame por favor te lo pido.
Sara se acercó a ella acuclillándose frente de Ana para abrazarla con dulzura.
- Perdoname mamá - dijo la rubia sin dejar de llorar - Por favor perdoname. Nunca debí correr así mamá.
- Tranquila Ana, ya pasó hija.
- Tu bebe....volvíste a sufrir y ésta vez fue por mí culpa. Lo siento mucho mamá.
Como respuesta Sara la volvió a abrazar con dulzura consiguiendo que se calme. Nick finalmente accedió al pedido de Ana, aunque no quería volver a perderlas a ninguna de sus amadas chicas. Su esposa y su hija. La joven dorada recién se calmó.
Sara sonrió feliz, sabiendo que Ana se recuperaría más rápido estando en los brazos de su amado Kaspy.
Así Nick mandó a dos criados por su yerno, que al cabo de una hora estaba en la mansión siendo llevadas sus pertenencias a la habitación de Ana, su amada esposa.
Cuando Kaspy estaba a medio camino a la habitación de su esposa, su cuñado Anthony apareció interceptándolo.
Ambos se miraron unos instantes en silencio, que el rubio lo rompió al decirle.
- Maldito ¿qué haces aquí?
- Vine a vivir junto a mi esposa.
- Maldito - le espetó con desprecio Anthony mirandolo con furia intensa - Todo esto es tu culpa maldita basura. Vete de mí casa, no eres bienvenido aquí.
- No lo hará hijo - la voz de Nick resonó detrás de Anthony - Kaspy vino para quedarse, después de todo es el esposo de tu hermana y eso lo convierte en parte de ésta familia.
-¿Qué estás diciendo padre?
-Lo que oyes hijo, ahora dale lugar ya que tu hermana lo aguarda impaciente en su habitación.
Anthony miró a su padre asombrado, ya que jamás se hubiese esperado eso de él. Luego vió a Sara quien estaba de acuerdo con esa decisión y se encrispó de furia. Volvió a mirar a Kaspy rojo de ira, mientras le decía:
- ¡No me importa lo que mis padres digan! ¡Jamás te aceptaré como parte de mí familia! Tú solo quieres robarme a mi hermana gemela maldito ladrón.
-¿Qué locuras dices Anthony? - preguntó Kaspy
- La verdad, eso digo maldito ladrón.
- No Anthony, no es verdad eso que dices sino paranoia. Yo amo a Ana.
-¡Mentira!
- Anthony, hijo....ya dejalo - dijo Nick
Sin decir nada más Anthony se fue de la mansión, había quedado en ver a Sindy y eso haría. Estaba dirigiendose a su mansión cuando vio a su cuñado.
Nick y Sara le dieron la bienvenida a Kaspy y éste entró a la habitación de su amada Ana, quien lo aguardaba impaciente.
Al quedar solos Sara abrazó a su amado dorado con ternura.
- Gracias por entender Nick. Te amo.
- Anthony....
- Déjalo, él lo entenderá también. Después de todo es igualito a tí mi vida.
Nick abrazó a Sara y se la llevó al dormitorio donde la chimenea permanecía encendida. Fuera hacía muchísimo frío con esa lluvia intensa.