Todas las historias tienen un comienzo, mi historia comienza desde la preparatoria o como le dirían otras personas, en plena adolescencia, en plena etapa de descubrimiento, en esos momentos donde no sabes si eres un ser humano, o un monstruo hormonal. Por el contexto creo que definitivamente podrán empatizar conmigo, mi historia sino les da vergüenza ajena, les dará tristeza.
Bueno, ya es suficiente de estar sumergido en mis cerebro pensando cosas inútiles mientras las escribo en un Word como si de mi diario se tratara, ¿Es que acaso tengo 15 años? Se supone que debo ser maduro… ya estoy en la universidad, tengo 21 años. Está bien, me detendré ahora.
- Andrea… ¿Qué tanto haces? ¿Dejaron proyecto para hoy?
-No, tú estás obsesionada con eso Ashley, ya nos habían dicho que no hay nada para presentar o mandar hoy.
-Cállate Andrea, no necesito un sermón de alguien con nombre de niña.
-Ja, ja, ja, En primer lugar, mi nombre no tiene nada que ver, y segunda… Calla esa boca que no deja de insultar al primero que se encuentra, ¿Acaso eres una trailera?
-Bien- Dice claramente con un poco de molestia fingida, ella es muy graciosa.
-Vámonos señorita Ley que el señor William nos está esperando en la parada del bus.
-Está bien, ¿Vas a comprar algo en la tienda?
-No, ya no tengo nada pendiente que hacer, solo vámonos.
Caminamos alrededor de 2 minutos desde la facultad hasta la parada del bus en donde se encuentra William, mi mejor amigo desde la secundaria.
-Hey, ¿Cómo es que siempre vienes vestido como una puta estrella de cine? ¿De dónde sale el dinero para esa ropa? – Pregunto con una clara intención de hacerlo enojar.
- Que te importa, ¿Acaso solo eres bueno haciendo enojar a la gente? ¿Es tu único don y propósito en la vida?
- ¡JA! yo tengo muchos dones, uno de ellos es hacerte segunda en las tonterías que se te ocurren.
- Gracias por olvidarse de mi presencia, estúpidos. – Dice Ley con cara de pocos amigos.
Se cruza de brazos y nos observa fijamente a William y a mí como si fuéramos unos bichos raros que no saben de la vida. Su postura definitivamente la hace ver más madura que nosotros a pesar de que socialmente ya somos adultos y bueno, los 3 deberíamos ser suficientemente maduros.
- ¿Qué me ves, tu niña fea?
- Nada, observo algo que las personas frente a mí no notan- Dice un poco exasperada por eso que no notamos y ella sí.
- Bueno, señorita inteligente, díganos eso que usted nota y nosotros no.
Ella suelta un suspiro largo, se arregla la camiseta de moda que lleva y saca el dinero para su autobús con claras intenciones de terminar la conversación e irse a casa y sorprendentemente llega su autobús una vez ella saca el dinero.
- Adiós, preciados amigos estúpidos- Dice finalmente subiéndose al camión.
- Adiós Ashley. -Decimos Will y yo
- ¿Qué le sucede? -Pregunta Will
- No tengo idea, ¿Cosas de mujeres? -Añado sin saber la verdadera razón
- Mmm, a veces no sé por qué se pone así
- William, amigo, nunca sabes por qué ella está así, aunque para ser honestos estoy igual de perdido que tú.
Una vez solos caminamos por un callejón que va hacia nuestra parada, el camino es largo, pero es mucho menos largo que tomar nuestro bus aquí, sería 1 hora extra de camino y no quiero desperdiciar un minuto más de mi existencia bajo el sol.
- Andy, hoy vi a una chica super guapa, es perfecta, quisiera pedirle su número.
- Will, amigo, eres demasiado tímido ¡ve y pídele su número! Tienes que hacerlo mañana, ¿Es que acaso siempre serás así?
- No, pero me da mucha vergüenza.
- Quién no te conozca jamás creería que el más guapo, el más cool y caliente hombre de la facultad de modas es una persona tan tímida ¿Cómo escondes tan bien tu verdadera personalidad?
- No escondo nada, simplemente soy sociable con quienes no conozco bien, pero para conocerlos mejor soy muy tímido.
- Que superficial.
Si tan solo supiera que si dejara esa timidez de lado todas las chicas que desea estarían bajo sus pies o sobre su cama. Sin embargo, resulta que es una persona cobarde para tener amistades profundas y mantenerlas. Es increíble que yo sea su amigo.
- Llegamos.
- Bien, tomemos el autobús. Estoy harto de esta cosa llamada carrera en arquitectura. -Digo quejándome
- Ja, ja, ja, eso elegiste. Te toca soportar las causas de tus decisiones.
Lo observo de reojo mientras pongo mis brazos detrás de mi nuca dándome un automasaje en las cervicales. <
En el camino de regreso a nuestras casas nadie dice nada, hay ocasiones en las que no hay necesidad de decir nada. Me coloco los audífonos y pongo mi canción favorita <
- Will, ya llegamos, es tu parada, bájate. ¿O te quieres ir conmigo?
- ¿Eh? Ah, bien, me voy, te cuidas, nos vemos mañana Andy. – Dice adormilado mientras se levanta y baja del autobús.
- Si si, ciao.
Mi parada resulta ser unas casas después de la de William, me bajo y camino directo a mi preciado lugar de descanso.
- Ya llegué, ¿Mamá? ¿Estás en casa?
Busco por la casa y no encuentro a la señora que me dio la vida, en su lugar encuentro una nota que dice que vuelve mañana. Bien, me toca hacer las cosas del hogar. Sin embargo, no pienso hacerlas justo ahora, ahora solo quiero descansar del largo día que he pasado.
Me dirijo a mi recamara, aviento mi mochila a la silla más cercana y me dejo caer en la cama, pronto, caigo rendido.
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Ha pasado más de 1 hora y me vengo despertando, ahora sí que es hora de hacer quehaceres del hogar. Pongo mi playlist especial para estas ocasiones, mi mente se pone "modo limpiador" y comienzo a fregar los platos, soy realmente bueno en esto.
Después de un rato, inicia una canción que no debería estar en esa playlist, pues para mi es una canción tabú. Intento cambiarla, pero mis manos están llenas de jabón, así que en lo que me seco las manos inicia el coro de la canción y tan pronto como lo hace mis lagrimas salen de forma incontrolable. No puedo detenerme, mis sentimientos son imparables cada vez que escucho esa melodía. Sin poder soportarlo me siento en la esquina de mi cocina y mientras intento controlarme la canción avanza.
- Basta… No se supone que esta canción este en alguna de mis playlist. Se supone que lo había superado. Ya no más. No quiero esto. Que asqueroso me siento. Soy una persona asquerosa.
Recuerdos pasan por mi mente, recuerdos que preferiría olvidar para siempre. Mientras mi espalda se encuentra recargada en la pared de la cocina, mis pensamientos se revuelven y mis ojos se pierden en la loseta vieja de color amarillo canario.
- Doy pena -Dije para mí mismo intentando hacerme sentir peor. -Debería morirme, ¿No?
3 minutos después la canción llega a su fin y otros 2 minutos después recupero la compostura, me levanto del suelo de la sucia cocina e inicio a lavar los trastes nuevamente. Ya no pienso en eso, ahora solo quiero terminar de lavar.
- ¡Listo! -Expreso en voz alta como si alguien me pudiera escuchar. -Ahora toca hacer ordenar el resto de la casa.
Pasan alrededor de 2 horas extra y por fin termino de ordenar toda la casa lo que me hace sentir orgulloso de mi mismo. Camino hacia mi recamara, abro mi costoso libro y hago la tarea, mientras escribo definiciones sobre cosas que tal vez luego se me olviden y jamás me pregunten en el campo laboral recuerdo el drama que hice mientras lavaba trastes. Me siento avergonzado de mí mismo, pero mis sentimientos de culpa son muy fuertes y el hacerlos salir me hace sentir mejor, además, nadie me ha visto así, por lo que realmente no importa.
Una vez termino mi tarea abro mi laptop leo para entretenerme y responder algunos mensajes en WhatsApp web, cuando de repente me llega un mensaje de William.
ooo Oye, creo que no entiendo algo de mi tarea, ayúdame, mr. inteligente.
ooo William, no es posible, no vamos en la misma facultad, yo no tengo idea de las cosas que se hacen en modas.
ooo Pero sé que eres capaz de ayudarme, ¿Es que acaso te doy igual?
Sonrío al ver la pantalla, woow, el de verdad es un buen amigo, lo quiero mucho y no sé qué haría sin él. Tantos años de amistad con el me impiden tener una idea clara de la vida sin su amistad. ¿Sería más miserable sin él? Sin duda creo que sí.
- Will, eres tan lindo. ¿Cómo no podrías no gustarme? Ja, ja, ja. De hecho, entiendo a tus fans de la universidad. ¿Cómo no querer besarte y estar contigo? Si… Envidia debiesen de tener todas ellas. -Digo para mí mismo en voz alta como si estar enamorado de mi amigo fuera una cosa por la que estar orgulloso.
Contesto el último mensaje de Will con un simple "Has tu propia tarea que por algo te la dejan" y me pongo a ver videos en vivo sobre cualquier cosa. Llega la hora de dormir, son más de las 11:00 pm, debo acostarme o de lo contrario no querré ser yo mañana. Apago la Laptop, destiendo mi cama, me cambio a mi ropa de dormir (son solo bóxer) y me recuesto sobre el bonche de cobijas.
Cierro mis ojos con el fin de conciliar el sueño, sin embargo, a mi mente llegan imágenes sobre mi amado amigo, imágenes sobre su masculino, femenino y hermoso rostro, en mi mente puedo ver su típico estilo de niño rico cool, sus musculosos brazos que hacen ejercicio, sus ojos hermosos que me miran como la persona más especial que jamás haya visto. Claramente ahora son delirios míos de típica persona enamorada, no debería imaginar esto, pero quiero seguir imaginado cada parte de él, quiero que mínimo en mis fantasías pueda verlo como quiero. Veo su rostro (lo he visto tantas veces que se me su estructura de memoria), sus carnosos y rojos labios que son incitantes, imagino que le robo un beso y mi corazón se acelera.
De repente, abro mis ojos al darme cuenta de que tengo una erección, quisiera masturbarme pensando en mi amigo, tengo ganas de hacerlo, pero sé que, si lo hago, mi conciencia no se calmará solo por llorar con una canción ridícula, sé que tendré esta culpa por meses. Así que simplemente dejo que se baje sola. No llegaré a ese extremo de nuevo, no cometeré el mismo error 2 veces. Jamás me tocaré pensando en él.
Después de una cantidad x de minutos me duermo.
Sueños del pasado
- ¡Andre! ¿Dónde estás?
- William, sigo aquí, no me desaparezco a la nada ¿Qué quieres?
- Mhmp, no quiero nada, solo que te fuiste a otro lado mientras iba al baño, ¡creí que me habías abandonado!
- Ni que fueras mi mascota, además, solo fui a comprar un té frio al 7eleven.
- Ni siquiera te acuerdas de mí. No me compraste nada. Andre malo.
- Claro que no te compre nada, pensé que compartiríamos el mismo té.
- Oh, bueno, te perdono, te he vuelto a querer. JA
- Ja, ja, ja. ¿Acaso me ves preocupado por eso? William loco.
- Oh, bueno… Honestamente, Andrea, eres la persona más especial en mi vida. Y de verdad te quiero mucho amigo. Jamás encontraré a alguien como tú.
- …
- ¡No te quedes callado! Se que suena raro, pero eres un gran amigo y siempre es bueno expresar lo que sientes.
- Ja… estoy jugando, también eres especial para mí William.
Ese día me confirmé que quería a mi amigo de años, mucho más que un amigo.
La mañana ha llegado y los rayos del sol que entran por la mal acomodada cortina ubicada en mi ventana me despiertan. Es un nuevo día y debería estar descansado, sin embargo, los recuerdos y situaciones de ayer me hacen encontrarme cansado, desanimado y con ojeras.
Veo la hora, son más de las 7:20 am, definitivamente me he perdido la primera clase, pero no importa, llegaré a la segunda hora. Así que tomaré las cosas con calma. Me siento en el borde de mi cama para revisar mi celular, mientras tanto, fuera de la puerta en la primera planta puedo escuchar sonidos de pasos, sé que es mi madre. Me coloco las sandalias, ropa holgada y salgo a saludar a mi mamá.
- Mamá, has llegado, ¿Qué tal te fue? -Pregunto ansioso.
- Bien hijo, todo bien, ha sido muy cansado el trabajo.
- Descansa má. Comeré algo y me voy a la escuela. Llego después. Te quiero
- También te quiero hijo. Cuídate.
Como lo primero que me encuentro en el refrigerador y reviso mi celular mientras lo hago. Una vez termino, subo a mi recamara, me arreglo para ir a la universidad, tomo mis cosas y me voy.
Camino unos pocos minutos para llegar a la parada. Camino hasta los asientos que se encuentran ahí.
- ¡Andy! Qué casualidad que nos encontráramos hoy ¿Qué no empiezan temprano tus clases?
- Ni lo menciones, se me hizo tarde.
- Y pensar que el gran Andrea se despertaría tarde
- ¿Por qué insinúas que me quede dormido? -Pregunto sin voltearlo a ver.
- Simplemente lo sé, llevo conociéndote desde primaria, se estas cosas.
- Ay cállate…
No puedo verlo a la cara. Estoy arrepentido de pensar en el de forma lasciva así que simplemente me distraigo en el celular para no verlo.
- ¡Oye! No me ignores. Que grosero.
- No lo hago, es que tengo que ver algo de un proyecto.
Subimos al bus una vez llega. Ambos nos sentamos al lado del otro, pero justo ahora su presencia me hace sentir incomodo conmigo mismo.
- Hemos llegado, señor "no tengo nada", te ignoro porque sí.
- Ja, ja. Basta Willi, tú sabes que estas siendo berrinchudo.
- No lo estoy, eres tú el que esta raro.
- No, simplemente tengo cosas que hacer.
El día pasa lento, mis manos no dejan de escribir las cosas que dicen los catedráticos de mi facultad. Mi mente divaga hacia las cosas más asquerosas que he hecho. Me siento de la mierda, me siento mal y quisiera desaparecer. Así pasa el resto del día.
Han terminado las clases, recojo mis cosas para irme a casa, no hay nada más que hacer aquí. No tengo ganas de ver a Will así que me voy sin avisarle nada. Cuando llego a casa simplemente me voy a mi cuarto. Tengo ganas de escribir mis sentimientos, no puedo manejarlos por mí mismo, tengo que sacarlos.
Carta a mi amor imposible.
Si bien sé que esta carta jamás en la vida te va a llegar quisiera escribir aun sabiendo eso. Eres la persona más especial de mi mundo, tu amistad la aprecio mucho. Will, vaya que no sé qué haría sin ti, hemos sido amigos durante años, hemos pasado muchas cosas juntos.
¿Sabes? No soy bueno escribiendo, pero quiero que sepas (aunque no sabrás) que llevo años enamorado de ti, de tu grande y tímida personalidad, de tu super estilo de niño rico, del apoyo que me has brindado todos estos años. Estoy enamorado de ti, no hay una razón por la cual no deba amarte, todo en ti es único, especial, brillante, admirable. Haces que mi corazón lata a mil por hora cada vez que te me acercas, haces que me sonroje y mil cosas.
¿Sabes Will? Quisiera besar esos labios rojos carnosos que solo he visto en ti. Tengo tantas ganas de tocar tu cuerpo, recorrer el mundo de tu rostro, besar tus mejillas, observar tus ojos azules que sorprendentemente son diferentes a todos los azules que he visto. Tal vez sea mi amor por ti que me hace verte inigualablemente guapo y hermoso.
Quiero confesar algo Will, algo que tal vez haga que mi amistad contigo termine. ¿Estoy dispuesto a terminar esta relación amistosa de años por ello? Si, porque sé que esta carta nunca te llegará, porque tengo que sacar lo que siento e hice. Te amo, pero mi amor por ti es extraño, bueno, no realmente, tal vez las personas lo verían normal, o eso quiero creer. Bien, me estoy alejando del tema, lo siento, tengo miedo de ver mis pensamientos y acciones escritos en papel, eso los hace más reales.
Aquí voy, ¿Recuerdas la vez en preparatoria cuando fui a tu casa por milésima ocasión? ¿La vez en que tus papás se fueron de viaje y nos quedamos con tu abuela en casa? Aquella vez ya tenía noción de mis sentimientos por ti, entramos a tu alberca, nadamos por horas. Cuando llego la hora de dormir espero recuerdes que ambos dormimos en tu cama, como de costumbre, sin embargo, ese día había algo diferente en ti, estabas durmiendo solo en trusas. Yo estaba a punto de dormir, pero de repente sentí tu pierna sobre la mía. Mi corazón se aceleró, y … tuve una erección. No es raro teniendo en cuenta mis sentimientos por ti, pero ¿sabes? no me pude contener, bajé mis pantalones y comencé a tocarme mientras disfrutaba de la sensación de tu piel rosando la mía. Cerré los ojos, recuerdo sentir tu cuerpo a mi lado y tu musculosa pierna. Ese día me corrí pensando en ti, gritando tu nombre en mi mente, imaginando las cosas más sucias que pudo imaginar mi mente en aquel momento. Cuando terminé me levanté y no sé si te despertaste por el movimiento de mi cuerpo al ir al baño o estabas despierto desde antes. Me preguntaste a donde iba a lo que respondí que, al baño, que había tomado mucha agua, tu no mencionaste nada por lo que supuse que no me habías descubierto, hasta la fecha creo eso. Sin embargo, Will, cuando te despertaste no sabes lo asustado y culpable que me sentí, mis piernas tiemblan de solo recordarlo.
Lo siento, no estoy reprochando nada, aunque puede sonar así. Quiero que sepas (aunque no lo sabrás) que siento mucho esa situación, me siento culpable y sucio por usarte así. Lo siento, te amo.
Con amor… tu mejor amigo de años.
Termino de escribir mi carta a William. Aun sabiendo que jamás la leerá me siento mejor porque sé que fue un error hacer eso, porque de alguna manera me he disculpado.
Guardo la carta en el cajón del escritorio, me pongo pijama y me dispongo a dormir, sin darme cuenta pase gran parte del día escribiendo esas pocas palabras.
Busco a mi madre, ella se supone que debe estar aquí a esta hora.
- Mamá, ¿Estas?
- Si hijo, ¿Todo bien?
- Nada, solo quería saber si habías llegado. No me avisaste que llegaste.
- Ja, hijo, si te dije, inclusive fui a tu recamara, solo que estabas adentrado escribiendo algo y ni siquiera te disté cuenta.
- ¿De verdad? No lo noté. -Digo mientras agarro un vaso para tomar agua.
- Tiene tiempo que no te veía así de perdido ¿todo bien? -Pregunta mientas toma mi rostro con sus manos para inspeccionarme lo que sea que pueda ver en mi rostro.
- Si, solo un poco cansado, la facultad está siendo complicada por estas fechas.
- Si pasa algo sabes que puedes contarme.
- Si, gracias, mamá.
Cuando la inspección de rostro termina vuelvo a mi recamara y acomodo mis cosas. Noto que estoy sin energía, drenado completamente. No quiero hacer nada, mi culpabilidad que había logrado olvidar o al menos esconder debajo de mi cama en un cofre cerrado con llave ha vuelto. No veo el celular, no quiero saber nada de nadie, ni del Will, ni de Ley, de nadie.
- Creo que me estoy volviendo ermitaño.
Me recuesto en mi cama, cierro mis ojos intentando conciliar el sueño. Doy vueltas para encontrar una posición cómoda, nada funciona, estoy hecho un lío. Los recuerdos de aquel día en la prepa no dejan de atormentarme.
Sin darme cuenta me duermo.
La alarma suena horrible y suelto un quejido porque claramente no quiero despertar.
- Otro maldito día en esta vida.
Apago la ruidosa alarma, camino hacia el baño y limpio las impurezas de mi cuerpo. Escucho a lo lejos los pasos de mi madre, hoy es su día libre por lo que estará en casa descansando.
- Hijo, cuando salgas vienes a almorzar.
- ¡SI! -Grito desde el baño.
Rápidamente termino de bañarme, me cambio de ropa y desayuno. No puedo dejar que esto me termine de joder. Soy fuerte, mientras Will no recuerde nada, mientras mantenga mi amor secreto como el secreto que es estaré bien.
- Me voy a la facultad. Nos vemos al rato.
Tomo el autobús que se dirige hasta mi escuela, en el camino de ida recuerdo que debo revisar el celular. Abro la pantalla principal, la sorpresa que me llevo es que tengo el WhatsApp lleno de mensajes de William, más de 70 de ellos. Increíble, ¿Por qué se molestaría en mandar tanto mensaje? Eso es raro.
Abro los mensajes con Will y le contesto con un simple "qué onda hermano, estoy bien, nos vemos en la escuela".
Bloqueo el celular, no pienso mirar de más las redes sociales, no estoy mentalmente estable para eso, así que solo procedo a mirar por la ventana todo el camino.
Justo cuando bajo del bus lo primero que veo es el rostro de Will, honestamente, la persona que menos deseaba ver hoy. No tengo la fuerza para mantener apariencias o la serenidad que un amigo normal tiene cuando hay tanta cercanía.
- ¿Por qué no me contestaste ayer? ¿Estás enojado? ¿Qué diablos te pasa hombre? -Dice en un tono alto, esta enojado porque lo abandoné.
- Ja, ja, ja, estoy bien amigo, me sentía un poco deprimido. Pero ya estoy mejor. -Contesto con la verdad a medias, es mejor que mentir completamente.
- ¡Dime por que!
- Hay cosas que no quiero compartir Will. -Digo un poco serio.
- Eso me dolió amigo, no nos conocemos de hace 1 día, llevamos años de amistad ¿Por qué esconderías algo de mí? No puedo creerlo. -Me reprocha con una cara que indica que ciertamente le ha dolido lo que he dicho.
- Lo siento Will, no quiero hablar de eso ahora. Con trabajo me levante hoy.
- Bien. Pero esto no se queda así. -Dice finalmente guardando silencio el resto del camino.
Caminamos el callejón con dirección a mi facultad, la escuela luce como siempre, mi vida también, hoy la única diferencia es que Will luce sumamente molesto. Se que es mi culpa que él se sienta así, sin embargo, en realidad no puedo contarle nada de lo que pasé ayer o como me sentí.
El camino dura alrededor de 10 minutos desde el callejón hasta mi salón. Durante el trayecto noto como viene vestido, hoy usa unos lentes de sol, su ropa negra y roja tipo motociclista lo hace lucir super genial. Él sabe cómo vestir, sabe que es bien parecido, su cabello castaño claro es genial, todo en él es genial. No puedo evitar echarle una mirada de reojo de vez en cuando, quiero disfrutar de como se ha vestido hoy, quiero disfrutar de su guapísima compañía.
- Llegamos, no tenías que venirme a dejar hasta aquí. -Digo en tono de burla.
- Si tengo, hoy no preces el Andy que conozco ¿Qué tal si te pasa algo porque estas deprimido? Tengo que cuidarte. -Me contesta más tranquilo
- Estás loco. -Digo mientras coloco mis manos en las bolsas de mi pantalón y mantengo la mirada en el suelo.
Estas pequeñas cosas son las que me hacen sentirme amado, a pesar de que no es en la forma en la que quiero, para mí esto es más que suficiente. Inconscientemente Will hace que me enamore de él cada día más. Estoy perdido.
- Listo, Andrea entregado a su destino. Nos vemos al rato. No te atrevas a irte sin mí de nuevo. -Dice mientras espera a que me adentre en mi salón.
- Bien, prometo no irme sin ti. -Digo finalmente antes de darme la vuelta para entrar a mi salón.
El día está pasando rápido, los maestros dan sus clases, yo pongo atención. Cosas que hace uno de estudiante.
- Andrea, no estamos en preparatoria, le pido por favor que preste atención. -Dice el catedrático al que claramente no le estaba poniendo atención. JA, creí que sí.
- Una disculpa.
El día de clases continua, en un periodo libre me encuentro con Ashley, ella está igual que siempre. Sin embargo, puedo notar que algo cambió. No sé qué es, pero se ve distinta.
- Ley, ¿Estas bien?
- Si, un poco de problemas, no sé qué hacer, ¿puedo contarte sobre eso?
- Claro, cuéntame.
- Tengo un serio problema, sabes. ¡No fue culpa mía!
- No estoy entendiendo. -Digo ya algo preocupado.
- Estoy embarazada, tengo 7 semanas, no sé cómo pudo pasar esto. Utilice protección, inclusive uso el implante subdérmico. No sé qué hacer Andy ¿cómo pasó esto?
- ¿Conoces al padre?
- Si, es mi ex. Terminamos hace 2 semanas, no ha habido nadie más que él, nunca. No puedo tenerlo, tú sabes como de complicado es el ser madre soltera.
- Si, lo sé, mi madre pasó por eso.
No dice nada más, sus lágrimas salen de sus ojos como si de un borbollón se tratara. Su tristeza y preocupación se notan a flor de piel, pero no sé cómo ayudarla. Mis problemas parecen nada comparados con los suyos.
- ¿Qué quieres hacer?
- Se que suena mal, que voy a parecer la peor escoria, pero quiero abortarlo. No puedo permitirme tener un hijo. No puedo, ni quiero. No estoy apta.
- Bien, te ayudare en lo que decidas. –No pregunto más, aunque sea mi amiga hay que saber tener límites en que preguntar u opinar, hoy no preguntaré nada más.
Por fin logra calmarse un poco después de un poco de silencio. Sentada en la banca me mira y me abraza, puedo sentir que aprecia mis pocas palabras.
- Gracias Andy, eres un gran amigo. Por cierto, hablando de cosas sexuales, supongo que tienes muchas chicas ¿no? -Pregunta intentando cambiar de tema abruptamente.
- Ja, ja, ja, en realidad es todo lo contrario.
- Oh, eres virgen. Entiendo, ja, ja, ja. -Se ríe por lo bajo y yo me sonrojo notablemente. Bueno, no hay nada de malo en ser virgen, lo sé, pero aun así me avergüenza un poco.
- Basta Ley, no es gracioso. -Le digo con el rostro rojo.
- Bueno, es gracioso tu rostro avergonzado. Es broma, ¿por qué no lo has hecho?
- Realmente no ha habido la oportunidad.
- Por alguna razón no te creo.
- Créelo, es la verdadera razón. -De nuevo digo verdades a medias. Es verdad que no ha habido la oportunidad, sin embargo, esto es porque no lo he permitido, me sentiría mal hacerlo de una sola noche. No siento que sea para mí.
- Bueno, bueno.
- Ley, tengo que seguir con mis clases, nos vemos mañana.
- Claro, yo también me tengo que ir, gracias por la charla, ¿podemos seguir platicando de eso mañana?
- Si, ven de nuevo.
Cada uno se va a sus respectivas actividades, Ley se ve mejor, sin embargo, debo ser mejor amigo para ella, supongo que lo necesita.
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- Por fin ha terminado, me siento sin energía de nuevo. Ya no quiero vivir, maldita sea, odio venir a la facultad. Maldita sea, odio hacer proyectos con gente que no trabaja. Maldita sea me choca todo esto.
Me dirijo hacia la palapa en donde me debe estar esperando Will. Supongo que ya se ha desesperado, en realidad es alguien poco paciente.
- Will, lo siento, mi profesor termino algunos minutos tarde.
- No te preocupes. -Dice algo molesto
- Estas todo mojado, ¿Qué te paso?
- Bueno, resulta que hoy estuve jugando basquetbol, pero como no traje ropa adecuada mi camisa termino toda transparente del sudor.
- Ah ya veo, estás loco amigo.
- Hoy soy el loco al parecer, aunque alguien parece más loco que yo. -contesta de forma sarcástica.
- Ja, ja, ja, pues en realidad es verdad que el loco eres tú. Tu sarcasmo no sirve de nada oh, mi querido amigo William- Contesto de forma divertida y picara mientras me recargo en su hombro.
Es interesante como no puedo evitar mirar de reojo su torso que, aunque no está desnudo puedo verlo. Su clavícula, su abdomen, su piel. Noto un calor en mi rostro, sé que me estoy sonrojando, pero no puedo evitarlo él es realmente sexy.
- Eres un asco de amigo Andy ¿Quién te hizo así?
- Tú, tú me hiciste así estúpido.
- No, tú eres así de nacimiento.
Suelto una gran carcajada, estar con él es muy divertido, aunque sé que en el fondo le molestan mis palabras un poco, nunca se las toma tan a pecho lo cual permite que hagamos bromas como estas. Además, sino hiciera bromas así no podría mantener mi compostura frente a él. Es como la máscara que me ayuda a permanecer como amigo.
- Ya vámonos, el bus no va a esperar por nosotros. -Digo al bajar mi brazo.
- Bien, vamos.