Los ojos azules analizaron por unos segundos hasta que dejó ver una pequeña sonrisa ladina- ¿A qué estás jugando Amara?
A nada simplemente creí conveniente darte un regalo de bodas- Amara también le había mostrado una sonrisa, Alexander estaba a punto de expresar algo más cuándo escucho el quejido de lo que Amara traía en brazos.
Los latidos de su corazón se volvieron uniformes y más cuando vio que estiraba sus pequeñas manitos fuera de la manta.
¡Amara! - La voz del hombre había cambiado drásticamente.
Alexander - Amara habló con burla - No estás capacitado para ver a la niña, no cuando has ordenado que la extrajeran no mereces que te llame papá.
No juegues conmigo Amara - El hombre intento de acercarse, pero la mujer lo detuvo.
Mantén tu distancia ya puedes retirarte puedes ir a casarte con el amor de tu vida y continuar con la rutina.
Estás equivocada sí esa niña es mía.
Esta niña es tuya, pero no vas a estar cerca de ella.
No podrás impedirlo Amara.
Baja la voz - Amara lo desafió con la mirada- Alexander tú nos has sacado de tu vida ¿Piensas que yo voy a dejar que te acerques a ella?
Déjame que la vea - la voz de Alexander contenía súplica, ya que escuchaba el pequeño sollozo de la recién nacida.
¿Quieres verla? Súplica Alexander - Amara enarcó las cejas.
Basta Amara ¿A qué estás jugando? Se notaba que el hombre estaba perdiendo la paciencia.
A nada - Fue la respuesta dada por la mujer - Bien, seré considerada contigo, pero solamente la verás una vez después deberás olvidarte de ella.
Sueña, no sabes cuántas noches he soñado con ella, no sabes cuántas noches lloré y supliqué por perdón.
No tiene nada que ver conmigo, me has destrozado Alexander has jugado con mis sentimientos.
No jugué con ellos te amé, te amo y sé que seguiré amándote, Amara - Las palabras que Alexander había expresado Amara los había grabado y segundos después la grabación había llegado en manos de alguien más.
Te amé, te amo y seguiré amándote Amara - Las palabras se reprodujeron.
Esto es imposible- Julia tiro todo el maquillaje que estaba delante de su espejo, lo primero que hizo fue llamar a Alexander, pero el hombre al ver el identificador rechazo de inmediato la llamada, fueron como 100 llamadas sin contestación y Julia Montero estaba perdiendo el control de sus emociones.
Déjame ver a mi hija por favor - Una vez más su voz contenía súplica necesitaba ver a su pequeña hija para calmar un tercio de la ansiedad que lo estaba carcomiendo. Amara no pudo negarle ese derecho no a él a su hija Alexandra se merecía a su padre más allá de todo Amara sabía que Alexander era el único con el potencial para asegurar la seguridad de su hija, sabiendo que ella estaría desafiando a Julia Montero en unos días más y que la mujer era capaz de todo para lograr sus objetivos.
Faltaba 45 minutos para la boda y Alexander Santoro en lo último que pensaba en este preciso momento era en la boda.
Amara se acercó a él lentamente y se la entregó, Alexander cargó el pequeño bulto en sus brazos y entonces la vio.
Alexander cayó ante él encantó de su hija que justo en ese momento tenía los ojos abiertos, en ella encontró que lo bonito no son los ojos más bien lo era la mirada, sus ojos eran azules cómo el cielo.
Sus miradas se habían encontrado una fuerte conexión entre padre e hija se había producido, la piel del hombre se había puesto fría cuándo su pequeño retoño posó sus diminutas manos por encima de las suyas, el corazón se estaba por salir Alexandra lo contemplaba curiosamente sus ojitos azules era un mundo aparte para Alexander.
Amara no pudo evitar no contemplar la imponente figura masculina, Alexander tenía un encanto difícil de pasar por alto, elegante, intimidante, misterioso y cruel.
Mi pequeña Alexandra- Susurró Alexander - Tus ojos azules son como el cielo, pero naciste para ser la Princesa de la Mafia con un fuerte temperamento. Juro que nadie va a tocarte - Alexander me acarició la nariz logrando que la niña hiciera un mohín - Primero tendrán que matarme, papá te debe mucho- El hombre suspiró - Pero no me alcanzará la vida para pedirte perdón.
Ya es suficiente- Amara los interrumpió- Estás llegando tarde a tu boda.
¿Me dejarás verla?
No - La respuesta de Amara fue contundente.
Amara - Alexander le advirtió- No puedes prohibirme que la vea y aunque no quieras aceptarlo cuándo se enteren de que tengo una hija vendrán por ella, conoces nuestro mundo.
Muy a su pesar Amara sabía que Alexander tenía razón el hombre estaba lleno de enemigos además de que había un enemigo oculto tras las sombras, la Familia Müller no tenía el potencial de protección que tiene Alexander - La protegerás- Fue lo único expresado por Amara mientras tomaba en brazos a su hija.
15 minutos después Alexander había realizado una llamada solamente él y Dios sabían que órdenes habrá dado el hombre.
AUSTRALIA
Alexander Santoro ha conocido a la niña - El mismo hombre de siempre le informaba al misterioso hombre cada movimiento que pasaba en Italia.
Muy bien el enfrentamiento se está por dar el enemigo secreto de Alexander esta punto de dar la cara - El anciano le dio una calada a su cigarro - Protejan a la niña.