Chapter 27 - Incógnitas

Aunque podría decir que es difícil de aceptar me dio mucho gusto ver a Dominieck de nuevo, a pesar de sus incesantes maldades e intolerable conducta tan dramática que suele cargar.

Verle allí presumiblemente bien me dio sosiego, pues es era algo evidente que tal hombre me hacía algo de falta, ante todo me dio gusto poder encontrarle aún más el poder mencionar, aunque poco algo de lo que cargo en mi conciencia y que pesa constantemente sobre mis hombros, procurando claro no revelar demasiado de mí.

Marcharme para sorpresa mía fue relativamente fácil en aquel momento pues Dominieck no opuso resistencia alguna, ni mucho menos realizó alguna escena para detenerme, tranquilo ajeno a todo allí se quedó, prácticamente inmutado y despreocupado.

Sin prisa me fui alejando de la colina dejando cada vez más detrás a Dominieck, hasta que por fin llegué a la residencia y desde la puerta de acceso, una vez me encontraba lista para ingresar tras abrirla por mera curiosidad giré mi cabeza en dirección a aquel lugar del cual me había alejado buscando con necesidad la mirada de aquel hombre.

— Un momento, que busca Lyall ahí.

Replique al notar su característica silueta de pie junto a Dominieck, la cual era casi imposible de no reconocer, pues vamos sería ya cuestión de suerte el encontrar a alguien tan evidentemente singular aún más que parecido como lo es Lyall.

Ojo aún menos sería encontrarle en esta residencia y de sorpresa, pues lo que me inquietaba era ante todo entender cómo había llegado allí sin que yo le hubiese notado porque no había forma de que aquel se hubiese acercado por el mismo camino que yo y no le haya visto.

— Imagino que serán cosas de lobos — pensé para evitar ponerle demasiada atención a tal asunto ya que mi cabeza se encontraba lo suficientemente ocupada como para cargarla con otro dilema, aunque no podía dejar de mirarlos de manera atenta.

Allí concentrada permanecía observándolos a aquellos dos chicos en la distancia, sin prestarle atención a mi entorno haciéndome presa fácil para cualquiera.

Como estaba tan distraída no me percate de cuando Lina desde dentro de la residencia accedió a aquel espacio y de lo rápido que se acercó a mí aquella chica de forma silenciosa y sobre todo hábilmente, con evidente malicia junto a una intención clara de querer acercarme acortó distancia cosa que era evidente que yo desconocía hasta que no muy bien llevo a cabo su intención.

Ya cuando se encontraba tan próxima a mí, Lina chocó sus dedos contra mis costillas y emitiendo un — bu — próxima a mi oído se regodeo victoriosa tras su evidente logro al ver el tremendo salto que pegué en el aire producto de la impresión.

Tal reacción me hizo caer alejada de ella por algunos pocos metros, fría, temblorosa y un tanto exaltada puesto que tanto fue mi impresión que casi me caí de espaldas contra un arbusto de flores de aquellos tantos los cuales la tía Susan había plantado con tanto empeño y el cual a última hora pude evadir, pero aún así terminé tendida en el suelo.

Yo solo podía verla como disfrutaba de todo aquello; Lina reía mientras enredaba sus brazos a nivel de su vientre sosteniéndose tras sentir los calambres que toman posesión de nuestros cuerpos tras un halo de risa incontrolable aparecer.

— Eres una tonta — replique mientras aun me encontraba allí sentada, pero aquella no paraba, reía como loca dando incluso la impresión de que parecía encontrarse poseída por una extraña fuerza.

— Un día de estos me matarás de un susto Lina — replique con algo de evidente disgusto.

— Disculpa siempre es gracioso asustarte — murmuró aquella.

Lina reía, reía con fuerza de una manera incontrolable y contagiosa porque sí, aunque lo quiera negar yo también termine envuelta en tal jocosidad a lo que sí valga la redundancia, termine burlándome de mí misma.

Ya cuando por fin se calmó Lina, aquella llevó sus manos hasta su cara para frotar con delicadeza las orillas de sus ojos y así intentar deshacerse de las lágrimas que brotaban de ellos.

— Lo siento Emma no lo pude evitar, estabas tan embelesada que vi la oportunidad perfecta para jugarte una broma y la tenía que aprovechar.

— Te pasas mocosa — indique — estás aprendiendo demasiadas jugarretas de Lyall.

— Oye quién habla me has dicho mocosa, pero tú tienes la misma edad que yo o al menos eso creo, ahora pensándolo bien me sobresalta la duda, digo los lobos envejecen al igual que los humanos comunes y corrientes.

— Oh valla que rápido cambias de tema para que no te llame la atención, aunque bien merecido te lo tendrías — dije al tiempo que extendía mi mano derecha en el aire como señal de pedida de ayuda para a fin de cuentas colocarme de pie nuevamente.

Lina al notarlo correspondió mi pedido así que no muy bien se unieron nuestras manos tras ella acercarse, que aquella chica tiró con fuerza hacia atrás haciendo que literalmente que de un solo jalón quedará yo erguida.

Una vez frente a ella una risa nerviosa tomó la curvatura de su boca porque aquella sabía que había llegado muy lejos con su juego y que probablemente recibiría una reprimenda por ello.

Pero no, no lo hice, por más que se comporte de esa manera simplemente no puedo hacer nada en su contra, pues entiendo claro está que solo se trata de un simple juego y nada más.

— Y no Lina, los lobos no envejecemos igual que los humanos, nos lleva un poco más de tiempo hacerlo, aunque ahora sí ambas compartimos la misma edad no es mucho lo que cambiare a lo largo de los años hasta mi vejez, aunque ahora mismo pensándolo bien yo soy solo una niña veinticinco años es lo único que hasta ahora mi existencia ha recorrido en este mundo.

Dije en una primera instancia para adentrarme en aquel tema buscando ante todo mantener la atención de Lina centrada en mí y continue diciendo.

— La edad a diferencia de ustedes no nos forma arrugas, aunque sí, solemos vernos más experimentados o incluso más adultos en nuestra complexión, ahora bien, maduramos de una manera interna más que externa, una que se muestra a lo largo del tiempo por lo que lo primero que se va haciendo más fuerte y notable son nuestras habilidades junto a nuestro conocimiento, así que ya cuando los años nos empiezan a pesar es porque ya hemos llegado a ver nacer y morir varias generaciones completas humanas.

— Eso quiere decir Emma que mientras son jóvenes son más torpes y tontos.

— Se podría decir que sí, ahora bien, hay una cuestión, la inmadurez no discrimina afecta por igual a ambos sexos, aunque se nota con mayor fuerza en los machos que en las hembras no muy diferente a ustedes la verdad, por lo que estos suelen reaccionar de una manera muy impulsiva.

Indique aun sabiendo que estaba dando demasiados detalles a ella, detalles que era mejor que no conociese, pero aun así continúe porque en todo caso no podía dejarla con la verdad a medias ya de por sí conocía de nuestra existencia así que era imposible de que la privara de tal conocimiento, así que intente continuar sin guardar remordimiento.

— Es tanto su impulsividad que no llegan a medir las consecuencias de sus actos por lo que a veces para que maduren tienen que llegar a hacerse un tanto viejos digamos que lleguen a un intermedio de sus primeros treinta a cincuenta años más o menos calculando en base al período de vida humano, aunque algunos pueden tardar algo más, claro hablando psíquica e internamente.

Replique midiendo los tiempos mientras que intentaba deducir si aquella chica comprendía lo que yo decía y mirando que realmente aquella se encontraba bien atenta continúe diciendo.

— Pero, si hablamos a nivel de nuestro desarrollo motor e incluso sexual, maduramos muy rápido demasiado en comparación a ustedes un ejemplo sería que cuando ustedes ya empiezan a caminar alrededor de primer año de vida nosotros ya desde el segundo mes lo hacemos, por lo mismo de tal velocidad en nuestro desarrollo nuestras hormonas suelen alocarse muy fácilmente aún más cuando nos encontramos en presencia de alguien de mayor rango o pureza, prácticamente somos animales atrapados en cuerpos humanos.

Indique mientras que Lina volvió a emitir aquella risa jocosa salvo que ahora no proporcionaba ninguna sensación de nerviosismo, sino más bien parecía burlarse ante la evidente comparación.

— Porque siento que tus palabras se asocian tan bien con dos personitas que ambas particularmente conocemos Emma, podría decir que sus mentes chocan ante el contraste, sin contar que tienen un deseo atroz por la carne y no hablo precisamente de ella en forma comestible.

Dijo aun no teniendo completamente clara la respuesta, aunque la verdad no se apartaba mucho de ella.

— Porque exactamente ellos son el vivo ejemplo de ello Lina, las diferencias entre Lyall y Dominieck son más que evidentes y relucen ante lo obvio.

Por un momento me dediqué a pensar, así que analicé mi próxima respuesta nuevamente antes de emitirla y continúe siguiendo el mismo compás.

— Con solo verlo por ejemplo a Lyall puedo decir que es un hombre muy centrado, sabe exactamente qué es lo que quiere o cuando debe de luchar o ponerles más empeño a sus actos, sus habilidades como lobo son más que obvias, aunque siento que desconozco en gran medida lo que puede llegar a ser capaz de hacer, así que estimo que posee un enorme potencial por lo que estimo que ya hace un buen rato se saltó ya aquella etapa.

Y aunque le di una respuesta clara aquella chica simplemente no se conformaría con aquello Lina simplemente no se sabía y una vez que tenía conocimiento respecto a algo buscaba llenarse aún más de él.

— Y de Dominieck que piensas de él.

Cuestiono Lina, aunque bien en tanto la misma pregunta me dejaba con lagunas incomprensibles y sin sentido, que me hacían no saber que responder por lo que por un tiempo dudé en replicar que pensaba de él, hasta que dije.

— Dominieck... bueno... Dominieck es fuerte, aunque un tanto arrogante, pero la inmadurez que aún lo domina a veces no le deja pensar con claridad, turba sus emociones y le impide diferenciar lo correcto de lo incorrecto, lo que lo lleva a cometer estupideces como lo ha venido haciendo contra mí, así se me hace muy claro pensar que se encuentra aún inmerso en tal etapa.

Exclamé mientras que de inmediato giré mi cabeza hacia el lado contrario para observarles a aquellos dos quienes aún permanecían allá a lo lejos sobre la colina.

— ¿Qué miras Emma?

Con curiosidad preguntó al ver que volvía a fijar mi vista en la misma dirección en la cual observaba cuando aquella me encontró y señalando en dirección a aquel lugar indique.

— Miró la pequeña colina Dominieck y Lyall están precisamente allá en lo alto, digo no se si los puedas ver... ah por cierto Lina, sabías que ellos dos estarían aquí.

Con velocidad lance aquella pregunta pues quería saber si realmente lo que aquel me había dicho era cierto respecto a tal invitación.

— Sí Lombardi me lo comunicó, también me dijo que tú lo sabías y que estabas de acuerdo.

— Y cuando precisamente te dijo eso el tío.

— Ayer en la tarde cuando pase por la oficina, sino mal recuerdo fue luego de que te deje en el bar, como iba para el área de los empleados termine pasando por el área administrativa y Lombardi me detuvo, porque lo preguntas.

— Por nada descuida.

De Lina en aquel momento me despedí no sin antes indicarle que me iría ya a refrescar pues faltaba poco tiempo para la hora cumbre, así que le comenté para que lo tuviese bien pendiente en dado caso Meredith o alguien más se extraña de mi nula presencia en todo el lugar de en dónde estaría.

De aquella entrada me aleje con el alma inquieta y los pensamientos revueltos, pues era difícil de entender para mí la razón de por lo cual el tío Martín había dado vida a esta reunión con tanto empeño incluso dando la impresión de que buscaba tenernos muy próximos a ambos.

Envuelta en tal dilema subí las escaleras sin elevar demasiado la cabeza, sumergida en mi propio mundo y así mismo tomé el pasillo hasta mi habitación, una vez allí, abrí la puerta para permitirme entrar por lo que ya dentro cerré el acceso con seguro para que nadie más pudiese ingresar.

Con rapidez aun estando en la entrada me quité los zapatos pues tenía la intención de hacer todo a prisa para de nuevo dirigirme hasta el área verde, así que con empeño me deshice de todo lo que llevaba encima salvo la ropa interior y tras darme la vuelta vi algo que me dejó anonadada.

En la habitación un enterizo blanco de mangas largas hasta el nivel de los codos con corte pronunciado en el escote con detalles en color plata relucía sobre la cama bien posicionado permitiéndole que aun así pudiera yo llegar a verle desde la distancia y junto a él también se encontraba un par de sandalias en el mismo color plata.

Al verle no pude evitar acercarme a la cama rodeada aún más de incógnitas respecto a todo esto que a venido aconteciendo por lo cual una vez allí entre los dedos sostuve aquella pieza de ropa y la admiré hasta saciarme, ante todo aquel era muy hermoso y aunque no solía usar ropa entallada podía notar que sin dudas se acomodaría con facilidad a mí figura.