Chapter 7 - Capítulo 6

La búsqueda de información siempre fue algo divertido, compendios de información que nada de útil tienen pero con ciertas palabras, determinadas expresiones clave, la maraña de documentos comienza a des-entrelazarse. Luca tenía dinero, aparte de su trabajo en T.I. era director de pequeñas fundaciones que aportaban un sistema de financiamiento para que las personas pudieran permitirse un verdadero retiro en lugar de ser enviados a pueblos abandonados con nulos conocimientos sobre el envío que tanto deseaban, de todos ellos solo la mitad cobró su pensión. Había muchos riesgos en sus ciudades, las muertes les dejaban un vacío legal que le permitió estar siempre con efectivo en mano, pero hoy no parece ser suficiente.

El servidor está trabajando a todo lo que da. No es el de la empresa, como jefe de sistemas nunca permitiría que algo relacionado con Ouroboros manejase sus líneas de servicio y mantenimiento, el equipo no será tan poderoso como esa bestia, sin embargo está configurado para sus soluciones informáticas, nadie más debe poder ingresar, los protocolos de conexión son arcaicos al punto que solo se siguen manejando en el servidor de atención a clientes, su procesador es uno de última generación, su cámara refrigerada con frío sigue en temperaturas por debajo del punto de congelación, un sistema al cual nadie más puede acceder, fue configurado con código cerrado, lo compró a un ruso bastante loco que quería inmortalizar su obra "крепость", nadie supo de donde la sacó ni qué uso tenía y no querían comprar un sistema con unos requerimientos tan bajos. ― Apenas necesita un peta-byte de almacenamiento ― lo bello es que todo está optimizado, con 100gb esta belleza funcionaría pero el resto son los candados que lo protegen y las llaves que usa para abrir puertas, con todo y sus bajos requerimientos cuenta con 500 PBytes y al menos 1TB de RAM, ¿Por qué? Bueno porque la información no se mueve en los canales conocidos, al menos no lo que Luca busca.

Tras un par de horas trabajando una sombra en los números avisa que su vista marca un hasta aquí, los asistentes que tiene saben que no soporta la estupidez cuando tienen trabajo, así que ninguno permanece quieto. Revisan cada una de las direcciones IP aún activas, sus puertos, todas las combinaciones existentes de la categoría IP V6 por que las conexiones actuales trabajan bajo el concepto de IP-zero, pero todos los que tenemos un par de negocios que queremos mantener bajo el agua usamos protocolos de conectividad que con el paso del tiempo se han convertido en arcaicos. Hace varias generaciones que oficialmente las cadenas hexadecimales pasaron al desuso por la saturación de direcciones disponibles, sin embargo ahí es donde se encuentra todo el submundo. Había partes del servidor conectadas a redes T3 que sobreviven porque los colectivos siguen pagando por ellas aún cuando la transmisión inalámbrica es estándar en la vida diaria, a todos les gusta la privacidad, pero al grupo al que pertenece Luca también les gusta espiarse los unos a los otros, eso intenta tratando de localizar donde demonios surgió la idea de la empresa para la que trabaja. Aunque Haggard no lo supiera sus chicos y él siempre dedican un poco del servidor para tratar de averiguarlo, pero lo hacían como un proyecto secundario, ese dato es el único que se había resistido, todos los demás pudieron rastrearlos: Tristes millonarios, hijos de familias con recursos los cuales usan estos sitios para distraerse, pero ahora hay autorización, breve y algo rara pero tienen luz verde… ¡Autorizados a revelar el mayor secreto de todos! Al menos eso creían, pero la red hexadecimal aún con lo limitada de su tiempo es enorme, en alguna de sus entradas se encuentra alguna compra relacionada a la era de los procesadores enfriados en silicona líquida. Antes de los fracasos del procesamiento en placas de silicio, la creencia general ubica sus orígenes en esas generaciones, dudando que algo menos potente tuviese la capacidad de manejar los cómputos necesarios para la creación de la I.A. que controla el mundo.

― Un café jefe ― Luca está a punto de rechazarlo pero un aroma lo distrae: No es la chatarra que proporciona la empresa sino que es autentico café del que su jefe solo puede adquirir, eso es muy raro, nadie de la oficina gastaría por un vicio que es penado debido a sus implicaciones pecaminosas por la mitad del país y visto con desprecio por la mitad que se encuentra en órbita todo el tiempo.

― ¿Quién lo preparó? - Luca pregunta desesperadamente por el aroma que se podía percibir.

― Nadie jefe. Es del dispensador de la empresa, de donde siempre lo toma ― Le responde confundido Jürgen ― Desafortunado que a sus padres solo les gustara el sonido de un nombre extranjero sin saber cómo se escribía ― Bajo y un poco miope se rehusaba a operarse la vista porque eso era lo que los demás hacían, el prefería sus lentes de contacto que aparte podría programar para cambios de color e imitación de diversos tipos de iris, de momento eran ojos azules con iris roja.

― ¿Supongo que no recuerdas la primera regla verdad Jürgen? ― El asistente siempre estaba agradecido de que su jefe lo pronunciara como se suponía debía decirse.

― Por supuesto que no jefe: Nada de porno en los sistemas de alimentación de la página ― Él se sentía un poco apenado, solo pasó una vez y ni siquiera fue porno del bueno.Aparte, ese día tuvo que programar a altas velocidades un filtro que omitiera todas las imágenes de las conexiones de los superiores.

― Te lo dije: Si algo mejora prepárate para que empeore ― Le dice tristemente con la mirada hacia abajo. ― Sin decir nada más fue a su locker desde donde, disimulado en la pared interior había un apagador, al activarlo la luz de la habitación dejó de tener un tono pastel y se intensificó a una onda específica, ahí, sobre la taza, sin otra cosa más que el oscuro líquido, un par de luces comenzaron a notarse, ninguno de los dos dijo nada, con mucho cuidado fueron por los dispositivos distorsionadores de señal. Fuera lo que fuera ambos se alegraban de ser paranoicos, Luca sintió un frío que corría por su cuello, pero no era solo la ansiedad de saber que sus teorías existían: Al fin había aparecido un enemigo, después de lo que vio en la transmisión sentía que su trabajo aunque era importante, no se compararía a lo que hacia Sifuentes, Luca estaba decidido a combatirlo. A saber de dónde vino el malnacido, al fin su vida se había vuelto interesante.