Chapter 6 - Capítulo 5

La magnífica estructura central de la compañía Ouroboros Inc. se alza como un colmillo, hermosa hasta la parte superior donde antenas tienen su propia emisión de servidor dirigido y lo hacen ver un poco más imponente si cabe, pero no es el sitio al cual debe acudir Sifuentes. La estructura hacia donde su vehículo desciende es el equivalente a un cubo de plastilina sin utilizar, achaparrado, con tonos descascarillados y zonas donde aún se ven vestigios de ladrillo, el edificio pertenece al área de personal y control de calidad, nadie va ahí, incluso los nuevos reclutas son llevados con bombo y platillo a las instalaciones de capacitación, las mismas que siempre están en la costa o en las montañas e indudablemente cuentan con todos los servicios, pero los contratos aún valían algo y existía este edificio para dar cabida a una especie casi extinta en el país y quizás en el planeta… los sindicalizados.

Mientras atraviesa los pasillos avejentados y con las placas de plástico simulando mosaicos grisáceos por los años, pero impecablemente (casi religiosamente) limpiados por los escasos trabajadores de aseo, los cuales saludan debajo de un sombrero que los identifica como tales, mira su reloj, las 15:00hrs, sabía que en la oficina no podría encontrar a la persona que lo citó así que se dirige a la cafetería. Llamarla así es un eufemismo, las instalaciones no proveen comida, ni materia prima, las y los cocineros aún contratados llevan un pequeño imperio de la comida chatarra, actualmente sobreviven dos de los cocineros y una nutricionista, los tres manejan la comida que consumen al menos mil personas en los cuatro turnos de los dos departamentos.

Los portones que dan acceso tienen las hojas de metal picado, pero capas y capas de pintura de tonos apagados dan fe de que los de mantenimiento hacen todo lo posible para cumplir con su contrato, dado el material que les entregan. Dentro la imagen de un anciano consumiendo un emparedado de huevo parecía contrastar con el bullicio de los múltiples locales hábilmente improvisados en las mesas del comedor, ahí se conseguía todo tipo de comida, desde aquella lejanamente nutritiva hasta verdaderos festines de mantequilla y grasa de diversos animales los cuales tuvieron la mala suerte de ser lo suficientemente deliciosos en alguna región del mundo para ser vendidos ahí. La gente gira en mareas donde se acercan al local de su predilección. Compran algo de alimentos; van a sentarse; comen entre gritos y cacofonías de una sociedad que sobrevive porque aún no se jubilan; después llevan sus sobras donde otro grupo ― de limpieza en esta ocasión ― celosamente separa la comida que aún puede revender y los diversos desperdicios que tienen que entregar separados para ser llevados a las plantas de reciclaje.

― Buenos días… ¿está bueno? ― La verdad es que el representante de "Recursos Humanos" no era una mala persona, su trabajo estipulaba qué tipo de actitud tendría en lo laboral pero acá afuera era solo un anciano más que intentaba masticar.

― Como todo lo que hacen en las fábricas… parecen entender la información del chiste, pero no da gracia ― Sifuentes los había comido. Sabía a qué se refería. En realidad sabía a huevo, así como un ligero toque de algo que solo pasaría por ser mayonesa, había manchas verdes que tenían "capsaicina" en su fórmula y entre otras cosas, pero gustaba mucho del sabor, ese picor que solo el ajo, cebolla, pimienta y chile podrían provocar. El pan, obedeciendo reglamentos inútiles estaba fabricado con sustitutos de levadura, de trigo y del resto de los componentes que hacían un pan de caja, el resultado, se podía comer, pero solo por muy poco ― Aquí solo podrás comer un poco de arroz con casi leche, dicen que tiene pasas auténticas, pero tienen una semana vendiéndolo por ser muy caro, así que dudo mucho que siga bueno.

― Es bueno saberlo ― Así comenzaba, un pequeño baile, medir a la persona, cordialidades inútiles, que no se note que vienen a un asunto oficial del cual depende su empleo ― En fin… iré a esperarlo a su oficina, traigo un pequeño paquete de café en grano, espero tenga cafetera ― Ahí va mi preciada dosis del mes, mal día traerlo de la oficina.

― ¡Claro! Es lo único que me permiten comprar y traer al edificio… ¡vamos! si el café es bueno valdrá la pena gastar por ello ― Diciendo esto sacó su talonario, dos vales morados salieron a relucir, inmediatamente dos niños, ninguno mayor de doce, se aproximan ― Chicos traigan agua de la filtradora con ozono y un paquete de magdalenas .

Mientras los niños desaparecen entre cajas apiladas todos dirigen una mirada de reojo a esos papeles morados que son solo entregados a los ejecutivos y deberían valer por comidas especiales en la cafetería, como no hay más insumos que las papas y no quedan ni aceite u otra cosa proporcionada por la institución, los vendedores optaron por canjearlo por lo más caro de sus productos, aquello en extremo saludable o aquello que se trae de alguna buena fábrica y que tenga un sabor mejor que lo que ellos preparan. Sifuentes solo sonríe amargamente: Es un campo de batalla perdido, todos los que ahí están se aferran a sus prestaciones, a su statu quo sin saber que son los peores pagados de la empresa, aunque lo sepan es probable que nada cambie. Ninguno quiso prepararse, cuando ellos comenzaron los padres les heredan la plaza y eso garantizaba una certeza económica, pero hoy, a años de distancia, ninguno se quiere arriesgar a ser despedido, todos deben al banco, al Estado, a las escuelas, no podrían sobrevivir sin un sueldo estable, así que se pudren en sus puestos, buscando conseguir algo que los ayude a llegar a fin de mes.

La botella y un paquete dentro de una lata de aluminio fueron intercambiados, ambos contenían productos que no habían pasado por un "segundo reciclaje". Triste, pero la mayoría de los productos eran recuperados de restaurantes, casas de alimentos y cualquiera que pudiera cobrar esos horrendos vales de despensa que tomaba casi medio año en que la empresa subsidiada por Ouroboros pagara.

Al avanzar por los pasillos la conversación no ocurre, los dos saben que tendrían que hablar de lo que se esconde tras esta citación, pero ninguno lo intenta. El representante de recursos humanos no quiere perder el pie de llevar la voz cantante, menos en un asunto donde al fin podía llamar a los de las altas esferas, Sifuentes no decía nada porque era muy peligroso demostrar que estás nervioso, más ante alguien que puede costar la siguiente quincena.

En una oficina cargada de folders amarillentos sin un propósito.

― Todo es digitalizado y los dictados por voz son tan económicos que nadie se molesta en una secretaria ― A pesar de eso esta oficina la tiene. Una drag queen trata de hacer pasar un color fucsia por el café del uniforme secretarial, es un cargo que heredó de su madre y no habría descendencia, por lo que ese puesto sería una de las válvulas que pronto dejaría de funcionar, pero por el momento, saluda, ofrece calentar agua y lleva unos platos con el producto recién comprado, las magdalenas se veían estupendas y con el aroma del café en el ambiente, por fin se terminaron los formalismos.

― Sr. Sifuentes, espero podamos mantener esto a nivel rápido y profesional ― La sonrisa amarillenta de quien no tiene para implantes dentales resplandece por momentos ― Debe saber que hay un caso por el cual aún no se genera una queja por atención, sin embargo es uno de los muchos casos que se vienen suscitando y el área de calidad y pos-atención me pregunta : ¿Qué está haciendo el "Departamento de Atención a Cliente"? Es una pregunta que también yo me hago… ¿Podría aclararlo?.

Mientras da un sorbo al café… vaya que la cafetera es lo único nuevo aquí, mediante una sublimación de los granos congelados, para después integrarlos en un verdadero café americano como solo pocos, respetando al máximo el sabor del producto, Sifuentes hace cuentas, tras unos segundos contesta.

― Desconozco de qué casos se habla, tengo seguimiento a las tres quejas del último año, a las seis recomendaciones e incluso hay un par de bots que se alimentan del feed de las redes de conspiración en un intento de conseguir que la crítica contra nuestros servicios nunca esté fundamentada, de estarlo simplemente lo corregimos ― Mientras suelta todo da un bocado al pan. Sabe que su área de T.I. es la única que podría contradecirle porque ellos diseñaron esos bots que hacen todo el proceso y entregan solo porcentajes sobre los que se podrían fijar un riesgo, nunca exceden los límites de porcentaje ni de clase social como para preocupar a la empresa ― Mi grupo está siempre acorde con los lineamientos .

Por detrás una pequeña voz sigue repitiendo la información relacionada con el caso que acaba de dejar ¿Acaso de ahí viene la queja? No sería tan difícil tener un par de informantes dentro de la empresa, pero quien les pagaría tan bien que traicionen a la única compañía con bases tan solidas que ninguna de las recesiones les afecta y que se puede permitir el sindicato privado con mayor cantidad de elementos inútiles en el continente.

― Tal vez no lo sepa pero usted ha tenido las cosas muy fáciles ― Dice mientras con una parsimonia dada solo por los años saca un folder amarillento ― En este momento la empresa tiene una misión relativa a la calidad, pero la calidad no solo se limita a las áreas que usted menciona ― Mientras le entrega el folder, no puede evitar que la comisura de sus labios se eleve unos milímetros ― Tenga. Aquí están las áreas que ha descuidado, que pertenecen a Ouroboros y que no están recibiendo la atención merecida, al grado que la evaluación de nuestro servicio está por decaer.

Extrañado por la parrafada saca del sobre un pequeño legajo de láminas, las tres primeras contienen varias empresas, muchas son reconocidas en el planeta: Son las máximas compañías de transferencias (exceptuando Ouroboros que es la líder). El resto tiene información de empresas pequeñas, algunas cuyo nombre grita desde el papel que son ilegales. Hay una, "Sueños de la Paz", que claramente pertenece a un movimiento separatista en una nación del Caribe y al final es una mirilla de nombres, ninguno que pudiera resaltar pero todos parecen ser importantes ― No dice nada, cuando las cosas te superan es momento de reconocer, Sifuentes de mil amores está en posición de averiguar todo esto, aun si para ello desperdicie el café de su taza como resultado de estamparlo en la cabeza del anciano, pero eso no parecía ser necesario, apenas se había levantado cuando el anciano comenzó, el inicio fue suficiente para sentar a Sifuentes.

― Todos somos Ouroboros… ― Dice el anciano.

― ¿Quiere decir que toda empresa que existe y que ofrece servicios de viaje depende de Ouroboros? ― No sonaba mejor, ni aún después de las veces que lo repitió en la cabeza antes de decirlo ― ¿Entonces qué ocurrió con todas las empresas que estaban antes, las que surgieron junto con esta compañía? ― Él le responde con mucha seguridad.

― Ninguna de ellas existe en el mismo modo que el RNA es y no es útil ― La sonrisa del anciano era cansina, por lo que Sifuentes bajó la taza ― Como comprenderá es información que nadie debe de conocer, pero nadie acaba de conocerla, así que bajo los acuerdos de confidencialidad que adquirió al aceptar su trabajo actual, las responsabilidades relativas a las respectivas áreas de atención a clientes quedan bajo su cargo con efecto inmediato. Puede despedir a cualquier empleado que no pertenezca a un buen sindicato, la información concerniente a que empresas tienen más problemas, cuanto de aumento tiene su equipo de trabajo y un vídeo del departamento de desarrollo vienen en este sobre, le sugiero que contrate nuevo personal bajo el contrato colectivo de trabajo de nuestro sindicato ― En ese momento los diminutos ojos del anciano brillan con un dejo enloquecido ― Hay mucho trabajo para usted, para mí quizás nuevos afiliados, mayores cuotas y acaso podría ayudarle, no sé…a desaparecer alguna cláusula.

― ¿Podría decir que no? ― La sonrisa de Sifuentes era amarga. Era mucha información y no le estaban jugando honesto, todo lo que le decían era que tenía que elevar su carga de trabajo cientos de veces, aún no sabía de cuánto serían los aumentos, la responsabilidad, los riesgos y ya estaba la zanahoria ahí, brillante, suspendida bajo el pozo negro de una responsabilidad que todavía no alcanzaba a asimilar.

― Cláusula b del apartado 2.1.1 cito: "Mientras esté vigente el contrato actual el suscrito tiene prohibido a negarse a un acenso, siempre y cuando este represente un aumento de sueldo, el negarse implica que la parte afectada (la empresa) puede hacerlo sujeto a demanda por los ingresos de dos años en términos de compensación por un entusiasmo laboral deficiente." ― Los ojos del supervisor brillaban bajo esas cejas poco pobladas.

En ese momento se levantó y entregó el sobre, la sonrisa maníaca se fue y con ella el brillo se tornó mate, un funcionario muerto en vida lo despidió desde su escritorio, la entrevista había terminado. Mientras se encamina a su vehículo gira el sobre en sus manos, y sí, ahí estaba, cerca del broche había una pequeña cápsula de audio, la cual en cuanto el sol calentó ligeramente el sobre comenzó a emitir un audio.

― "Esto es un mensaje de Ethan Lamark, CEO de Ouroboros. Tienes que resolver eso, todo debe ser fuera del alcance de la compañía. Hay mucho en juego. Debes de saber que tu compañía te ha mantenido y es hora de que nos respondas" ― …Sifuentes sintió el calor de la cápsula al vaporizarse, el sol en su espalda pero aún así al subirse a su auto calentó el asiento antes de partir, un sudor frío no paraba de humedecer su camisa… ¿En qué estaba metido a partir de ahora?

Las luces se apagaron, en el muro la imagen de una compañía desaparece en la iluminación, nadie puede creerlo. Hacía menos de un año que estos proyectores daban sus primeros pasos en el mercado, con costos prohibitivos, la innovación del siglo les decían, pero para todos los inversores del lugar eran una nada comparada a lo que promovían... la vida eterna, nerviosos esperaban a un hombre que había destrozado los mercados con sus inventos. Parecía que una vez más serían testigos de un golpe maestro, solo que esta vez, no se quedaron fuera.

Las bebidas se enfrían, nadie suelta la mirada de lo que un hombre cano dice. No pueden creerlo, si acaso no fuera el CEO de la empresa con el mayor crecimiento del mercado ya habría sido llevado al asilo por alguno de ellos, uno incluso trato de marcar a sus accionistas para retirar los números comprados por su portafolio ¡No podía ser!

― ¡Nadie tiene derecho a realizar más de una pregunta!

― ¿Es cierto?

― Sí.

― ¿Hay riesgos?

― Como en todo.

― ¿Qué tan seguro es?

― Estarás muerto si no sirve. Nunca abrirás los ojos en este mundo si lo hace.

― ¿Cómo sabremos que funciona?

― Alguien será el primero en probarlo.

Hasta ese momento nadie le creía. Dos mujeres asieron sus bolsos con esperanza, pero solo quedaba una pregunta, pero el hombre restante dormitaba. El único que no era empresario, un político conocido por muchos y odiado por todos, no importó si predicaba a la izquierda al centro o al capitalismo más extremo, nadie se salvó de su lengua y sus amplios bolsillos, pero nadie lo despertaba. Todos tenían algo con lo que podían ser coludidos con el sempiterno líder de la banca.

El secretario, niñero, algunas veces incluso escape de sus emociones tosió ligeramente, el hombre dejó ver un rojo cansino, prueba del tiempo.

― ¿Puedo ser el primero?

― ¿La demostración será en 10 minutos, de acuerdo?

― ... Yo, no vine a invertir... yo vine a cagf, cough hiiiii... vine a renacer.