El Dios Dragon siempre fue una persona digna de respeto y para mi que lo conocía hace mas tiempo que la mayoría era un orgullo haberlo acompañado y ayudado durante tanto tiempo a pesar de que yo no era indispensable para él, pero me llenaba de felicidad saber que le podía ser de ayuda.
Cuando lo conocí yo no me diferenciaba mucho de un animal o monstruo común que vagaba por el mundo con el único propósito de sobrevivir sin preocuparme por mas nada que comer, descansar y volver a buscar comida.
Una vida completamente vacía y absurda.
Nuestro primer encuentro fue de una manera que nunca podre olvidar y que aun recuerdo perfectamente incluso mejor que recuerdo lo que hice ayer.
Tal vez no es tan espectacular como yo lo recuerdo pero así de grande fue la impresión que dejo en mi y que aun perdura en mi.
Durante muchos años pase mis días en una zona rocosa en la que difícilmente encontrarías plantas, alguna fruta o verdura comestible y en cambio solo podías sobrevivir comiendo a los monstruos que habitaban la zona que en su mayoría eran dragones rojos.
Los dragones rojos no eran los dragones mas fuertes que existían y según su tamaño podrías deducir su edad y estos entre mas tiempo habían vivido mas peligrosos y grandes serian sin embargo en esa zona definitivamente eran la bestia en la cima de la cadena alimenticia y definitivamente era lo mejor que podías conseguir para comer ahí por su enorme tamaño y carne muy rica en nutrientes.
Fácilmente podrías vivir por un par de meses con solo un cadáver de dragón joven.
Pero cada día era una lucha constante por la supervivencia, incluso si conseguía matar algún dragón tenia que defender la carne de todos los monstruos que serian atraídos en manada por el olor a sangre y carne de una criatura tan fuerte.
Además cazarlos era difícil, muy difícil. Si los intentaba atacar de frente apenas me notaban se elevaban y comenzaban a escupir fuertes llamaradas de fuego que hacían casi imposible acercarme.
Para mi quien volaba torpemente en ese tiempo era completamente imposible tratar de medir fuerzas con ellos directamente y en cambio lo mas eficiente era usar trucos y engaños para cazarlos.
El método que solía usar para cazarlos era simple y lo aprendí un día al notar por casualidad como algunos monstruos acechaban a otros que eran mas fuertes y peligrosos que ellos mismos pero aun así los atrapaban y devoraban.
Primero buscaba una carnada, en este caso fueron Escorpiones Gigantes ya que eran los monstruos que mas podías ver a los dragones devorar.
Después de matarlos simplemente colocaba los cadáveres en lugares como acantilados o con zonas mas altas cerca y me escondía en la parte alta del lugar elegido, después esperaba que algún dragón se acercara y comenzara a devorarlos, cuando aparecían me lanzaba a ellos desde arriba y para evitar que volaran por encima mío siempre trataba de perforar su corazón que también era su núcleo de maná y a la vez su punto débil, de un solo ataque.
Los dragones eran criaturas inteligentes por naturaleza pero solían descuidarse completamente mientras comían, no pensé mucho en esto sin embargo siempre le saque el mayor provecho posible.
Y así lo hice, pero siempre hay variables inesperadas y cuando me encontré con una de estas fue una enorme, una variable que mas que inesperada fue por mucho el momento en que mis instintos agudizados a lo largo de los años, mas señales de alerta me enviaron pero no para que me prepara para pelear como solía ser normalmente, todo lo que me gritaban mis sentidos e instinto era que huyera pero si huía también sabia que moriría fácilmente, la presencia que exudaba un dragón adulto era ciertamente abrumadora para mi al punto de que me quede inmóvil con solo verlo dirigirse hacia mi.
En ese momento me sentí como si todo el tiempo hubiera estado matando a las crías y ahora repentinamente había aparecido el padre para tomar venganza por ellos.
Aunque probablemente ese dragón no era el padre de nadie, el sentimiento que provoco en mi también fue genuinamente el de un niño indefenso atrapado con un león hambriento en una jaula sin posibilidad de escape.
Pero fue en ese momento que él apareció.
La figura de un hombre flotando solemnemente en el cielo y acercándose a donde el Dragon Adulto se suponía me mataría.
Su figura se alineo con mi mirada de modo que cuando detuvo su vuelo, su silueta estaba justo frente al sol dando la impresión de que la gran estrella que alumbraba el mundo era un halo que existía solo para reafirmar su presencia.
Entonces lo vi levantar lentamente su brazo apuntando hacia el lomo del enorme dragón con la palma de su mano.
Instantes después solo pude ver una gran luz blanca que impacto en el dragón provocando que su cuerpo explotara brutalmente en el aire sin siquiera haberse dado cuenta de que fue lo que provoco su muerte.
La gran explosión que provoco ni siquiera me alcanzo pese a su gran fuerza, lo cual fue en si mismo una demostración de cuan perfectamente dominaba su poder el Dios Dragón.
Después de unos breves momentos que paso observándome desde su sitio, el Dios Dragón se acerco.
Hasta que se acerco no había podido distinguir en absoluto su apariencia, sin embargo cuando lo tenia frente a mi sentí claramente algo que hasta ese entonces nunca había sentido.
Admiración. Genuina admiración. Así fue como me sentí apenas lo vi, su sola apariencia era suficiente para que se ganara mi respeto y admiración.
Su largo cabello plateado ondeaba elegantemente con la suave brisa que envolvía el lugar y junto a sus dorados ojos que brillaban fuertemente, le cubrían la zona superior del cuerpo unas prendas negras ajustadas que resaltaban su figura junto a algo parecido a un largo dobok negro cuidado perfectamente y una túnica blanca que no cubría la mitad de su pecho pero llegaba ligeramente mas abajo que sus pies.
Sus rasgos afilados hacían que solo estar frente a él me pusiera nervioso pero aun así no podía apartar la mirada, no, en realidad no quería apartarla.
El Dios Dragón me dijo algo que en ese momento no entendí pues en ese momento yo aun no conocía ningún lenguaje y mi inteligencia estaba en un punto en el que creía que la boca solo se usaba para morder y masticar la comida pero aun sin comprenderlas en ese momento sus palabras quedaron grabadas en mi memoria con una extrema facilidad que aun no logro comprender ni e podido replicar.
Era como si cada vez que lo recordaba lo estuviera volviendo a vivir y no fuera solo un distante recuerdo.
Con elegancia y calidez mezclada en su voz lo escuche hablar.
"No esperaba encontrar un nómada en una zona tan alejada..."
Tiempo después me explico que "nómadas" les llamaba el Dios Dragon a quienes llevaban una vida salvaje sin mostrar signos de vivir con cierto grado de civilización en sus acciones.
"Es increíble que sobreviviera aquí... En fin, igual necesitaba de alguien para comenzar con lo que hablo el Dios Humano"
Dirigió su mirada hacia mi en ese momento para decir a continuación:
"Vendrás conmigo entonces"
Y como para contrastar su frio, imponente e inexpresivo rostro, una sonrisa se formo levemente cuando dijo esto.