Ideealaria Von Lattiere de Phero se encontraba arrodillada justo enfrente del rey. Alzó la cabeza, miró los ojos del hombre canoso y majestuoso que tenía por delante y pronunció con la voz más digna que pudo.
-Mi Rey, Su Majestad, por todos estos años de lealtad y amistad... Por el apellido de mi familia, le pediré-... -Antes de terminar de hablar un pensamiento alcanzó a Ideealaria-. Esta situación se me hace familiar.
Y como un rayo que cayó sobre su cuerpo, fue iluminada su mente con recuerdos de una vida pasada. En realidad, ahora mismo se encuentra dentro de un juego de romance llamado "A beautiful love". Este era un juego otome que jugó en su vida pasada.
La trama ocurría dentro de una academia que se encontraba en un mundo mágico. Había 6 chicos guapos* para capturar y ella, Ideealaria, era la villana. (*Originalmente decía "Bishounen", pero creo que esta palabra es más entendible para quienes no ocupan palabras de la cultura popular japonesa y otaku)
Lo peor no era eso, sino que en ese momento se encontraba justo en la parte en que condenaban a la villana por su arrogancia y estupidez. Solo tenía que terminar la palabra que estaba a punto de pronunciar. Si decide seguir el guión del juego en el cual exige que la comprometan con el príncipe heredero, enoja al rey, terminando expulsada, encarcelada o asesinada dependiendo de la ruta de la protagonista. Definitivamente no era algo que quisiera que sucediera. Pero ¿qué podía hacer ella en este momento? Ni siquiera sabía que personaje eligió Lina, la protagonista.
Si había elegido a su sirviente o al personaje oculto, entonces sería desterrada. En las rutas del príncipe y del amigo del príncipe, acabaría siendo decapitada y si escogió al bibliotecario o al músico real, su destino sería pudrirse en la cárcel.
-¿Qué haré? Si soy desterrada... ni siquiera sé cómo hervir agua ¿Cómo conseguiría un trabajo? A ese paso moriré de inanición o peor aún, sobreviviré siendo pobre.
(Autora: ¿Enserio cree que morir decapitada o vivir encarcelada es mejor que ser pobre?)
Siendo sacada de sus pensamientos angustiantes fue devuelta a su situación actual, fue entonces que escuchó un carraspeo llamar su atención, seguido de la voz ligeramente irritada de Su Majestad decir.
-Te escucho, ¿qué deseas pedir?
Aunque antes podía ver una máscara de calma en el rostro de Su Alteza Real, ahora podía visualizar pequeñas microexpresiones que revelaban lo fastidiado y molesto que estaba tanto con la situación como con ella.
De inmediato se preguntó por qué no lo había notado antes.
No debió haber recurrido a su familia, a la que ni el mismo Rey podría poner un castigo severo tan fácilmente.
Con los segundos de silencio pasando en su contra, su mente comenzó a pensar en todos lo finales malos posibles que podrían ocurrirle. ¡Oh! Este es el final en donde la villana sin darse cuenta sacó de quicio al Rey, extinguiendo su paciencia para consigo y su casa.
Rápidamente agachó la cabeza en señal de humildad y con el tono de voz más acorde a su posición de pecadora que puedo poner dijo.
-Su Majestad, sé que he cometido un crimen al referir la lealtad de mi casa sabiendo los pecados que he cometido, pero por eso le pido humildemente que se compadezca de su sierva y le conceda el deseo de tan solo terminar adecuadamente la academia. Por supuesto como muestra de mi arrepentimiento no me revelare nunca más en sociedad, si usted así desea, viviré como un plebeyo.
-¿Y qué te hace pensar que dejaré que termines la academia? -Cuestionó con un poco de curiosidad al ver su cambio de actitud tan repentino.
Ideealaria se alegró en su corazón pensando que había creado el ambiente perfecto. Este es el momento de la verdad, lo pudo notar ya que Su Majestad se escucha un poco interesado, si logra contestar bien, podrá quedarse un tiempo más y conseguir el diploma que se da al terminar la academia. Y con él en mano, se le abrirán las puertas al mundo laboral.
Conseguir un empleo como plebeya le será facilísimo en ese caso, su vida no será un asco y podrá vivir bien hasta su vejez al poder mantenerse a si misma por medio de sus oportunidades de trabajo.
Con pensamientos más alentadores, suspiró provocando que la tensión acumulada en su cuerpo bajara sus niveles de ansiedad.
-Solo espero no enojarlo aún más con mis siguientes palabras. -Pensó con nerviosismo.
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