La habitación de la mansión en donde ahora mismo se encontraba Abel no era demasiado grande, pese a que contaba todos los muebles básicos para considerarse un dormitorio, estaba el armario con ropa por donde Abel había salido. Luego había una mesa de luz done en vez de la tradicional lámpara moderna se encontraba una lámpara de aceite bastante oxidada. Por último también estaba el mueble que protagonizaba todo dormitorio, el cual era una cama que con solo verla daba algo de asco, puesto que el colchón estaba lleno de hongos y las sabanas parecían estar manchas de color negro rojizo lo cual realmente aparentaba ser sangre que había secado hace mucho tiempo.
Recién al salir del pasadillo Abel se percató de las grandes irregularidades que había en este dormitorio: en primer lugar el colchón estaba completamente desgastado por el paso del tiempo, lo cual no tenía sentido alguno, ya que los guías del pueblo deberían haberlo remplazado por otros más modernos por cuestiones de salubridad. Además de eso había algo mucho más evidente, puesto que el piso y las paredes de madera de este dormitorio estaban muy gastadas, lo cual tampoco tenía sentido, puesto que haciendo memoria, Abel recordaba que el exterior de la casa si bien era viejo, aún se notaba que hace un tiempo habían dado mantención a todos los tablones de la mansión. Y claramente lo mismo tenía mucha lógica, puesto de no darle mantención a una estructura de madera tan antigua la misma se caería a pedazos en estos momentos, por lo que el gobierno regional hace tiempo se había preocupado de evitar que lo que debería ser un sitio histórico y turístico se transforma en una trampa mortal.
Si bien todo en la habitación parecía desgastado y descuidado, lo que más llamaba la atención del viudo en estos momentos eran dos detalles de inusual importancia que solo le fueron visibles tras salir del pasadillo.
—Por qué aún hay niebla en el exterior?, y aún más importante, por qué mierda hay una lámpara de aceite encendida en esta habitación? —Murmuro Abel con consternación mirando la ventana en la habitación, la cual permitía ver prácticamente nada, puesto que la niebla ocultaba todo bajo su manto.
Claramente la niebla era un problema por no decir un dolor de huevos relevante, seguir el sendero de la mansión al estacionamiento sería todo un desafío con esta niebla y además de ese problema se le sumaba que lámpara en la mesa de luz estaba prendida lo cual no tenía sentido alguno. Puesto que la única alma en el dormitorio era la de Abel y nadie iba dejando una lámpara que funcionaba con fuego prendida por diversión en una mansión hecha de madera.
—Ni de lejos me pienso que creer que algún turista decidió dormir en esta cama llena de mugre esta noche y de existir tal demente, porque se despertaba a las 6 am—Se cuestionó Abel mientras caminaba hacia lámpara de aceite sin apuro alguno y la inspeccionaba de cerca más para comprobar sus dudas , que para encontrar algo raro—Bueno, supongo que tuve la suerte de que se fue a buscar el bano, de todas formas no es mi problema, yo ya me marcho de este sitio.
Murmurando eso Abel se acercó y miro la ventana en la habitación, tal y como había suponido por la cantidad de escalones subidos el estaba en la planta baja , por lo que desde la ventana se podía ver la niebla y algo más importante: el verde piso de paso que rodeaba la mansión, si bien el mismo estaba algo descuidado y desprolijo como si no lo hubieran atendido en mucho tiempo, todavía estaba a tan poca altura de la ventana que uno podría salir por la misma al exterior de la mansión.
Sabiendo que la aventura en este pueblo tenía que terminarse, Abel se acercó a la ventana y miro con cuidado el pasto verde en el exterior y con aún más cuidado el día nebliado que le había tocas, en la mente del viudo pasaban muchas cosas en este momento, puesto que la gran verdad es que vino a este pueblo a buscar o trar de buscar a su hija, la cual el ya sabia que estaba muerta y la verdadera busqueda era el cadaver de la misma, pero a su ves el padre sabia con tristeza que la policia y expertos dedidcados a la materia de encontrar cadaveres ya habian recorirdo la mansion de ariba a abajo y aun asi no lograron encontrarla. De todas formas aun los expertos aun podian equivocarse de vez en uando y el sotano oculto paracia ser la mallor prueba de eso, por lo que el viudo le habia surgido la gran duda y esperanza de que tal vez exisitiera un pasadillo oculto, o una habitacion escondida en esta mansion donde se escodniera el cadaver de su hija. Sin embargo las posibilidades eran muy pocas y el primer dia recorriendo este pueblo habia sido tan pero tan malo que era ams que ovio que el viudo no tenia las ganas de calcomerse la cabeza con este asunto. No obstante la situacion habia cambiado, ahora teniala salida frente a sus hojos y si la niebla seguia estando entonces talvez sea temporada con neblina en el pueblo y la misma podria durar una semana o mas, por lo que el viudo claramente no podia poner a esperar tanto tiempo escondido en esta mansion.
La otra opción era tratar de convencer al guia de que todo las cagadas que se habian mandado estaban jsutificadas en el odio que el tenia al hombre que habia arruinado su via, podria darse el caso de que el guai sea un hombre comprensivo y entienda el accidente con un corazon amable, permitiendo a Abel escapar del problema y seguir explorando la casa, no expulsandolo del pueblo luego de ponerle la multa.
—Me voy o sigo buscando?…—Se pregunto Abel con bastante dudas, ciertamente el problema economicod e la multa era la cuestion menos importante en su vida en este momento, pero si le ponian esa multa tambien proablemente no le dejarian vovler entrar al pueblo y nunc amas podria buscar a su hija, ademas de eso venian el tramite y otras cuantatas cuestion engorrosas. Por su parte aceptar todas esas cosas engorrosas para buscar algo que incluso el mismos sabia que no hiba encontrar nunca era una tonteria y en cierta forma el viaje hasta Golden Valley ya habia concluido, puesto que tras vengarse y destruir los preciados dibujos del asesino Abel ya se sentia mas satifecho y con energias para aceptar las cosas del pasado y asi comenzar un nuevo futuro por delante. No olvidar que el anterior viaje experitual del hombre consistio principalmente en un larguísimo viaje en moto por la carretera y unos pocos minutos en el pueblo, aun con esa combinacion algoe strana para alguien ajenoa la vida de Abel le fue suficiente al viudo para curse de los problemas en su corzason, mientras que en este viaje, Abel si habia entrado el pueblo y incluso habia dormido toda una noche en la mansion, por lo que el hombre estaba bastante satisfecho con encontrado, pese a ello las dudas en las grandes deicciones exisitian y por desgracia simpre existirán.
—Ponerse a buscar un milagro es una tontería y aceptar la tragedia no lo es…—Se murmuro a si mismo Abel para tomar mas confianza tras haber tomado una decisión, tras lo cual el hombre coloco sus manos en el vidrio de la ventana y tiro para arriba, buscando asi lograr tirar la ventana: Abel habia decidido aceptar el cruel pasado que le habia tocado vivir y no conenar por ello el gran futuro que un la vida le debia revelar!
*Clink*,*Clink*,*Clink*... No obstante, la oxidada ventana no parecia querer obedecer las intenciones del viudo.
—Me estas jodiendo, no…—Maldijo Abel con enojo forzando a si mismo para no gritar, mientras trataba con mas fuerza de abrir la histérica ventana
*Clink*,*Clink*,*Clink*,*Clink*,*Clink*... Pese a ello la ventana no cesio en su postura y se mantuvo cerrada, lo cierto es que su traba estaba completamente oxidada y cerrada, por lo que por mas fuerza que el hombre puso no logro forzarla.
—Mira que no quiero seguir rompiendo cosas de este pueblo, pero me estás forzando a ello, dios…—Murmuro Abel mirando con desagrado el metal oxidado que retenía el vidrio del de la ventana el cual aparentaba tener más años que el propio hombre.
Abel miró por la habitación , pero lo cierto que esta era la única ventana en el cuarto y la misma no aprecia poder abrirse.
—A no despertarse, probemos con los cuartos vecinos—Comento Abel ya poco a poco acostumbrándose a batallar el silencio moribundo de eta mansión con su propia voz.