Chapter 58 - El guia

El guia era gordo y alto, las ropas que llevaba puestas eran de la época en donde la mina funcionaba y simulaban el antiguo de uno de los antiguos criados de baja jerarquía que trabajaban en esta mansión, el mismo no era demasiado complejo y consiste en un pantalón con poco brillo y una remera blanca de algodón. No obstante, estando lo suficientemente cerca Abel podía distinguir que el pantalon estaba manchado de tierra y estaba algo rasgado, mientras que la remera larga de algodon estaba tan manchada que lo blanco se habia transformado en gris y unas manchas negras algo rojizas similares a las que habia en la cama podian verse a simplevista delatando la suciedad en la ropa. Por su parte el pelo del hombr era negro, desprolijo y muy largo, mientras que el rostro era…era una abominación de la naturaleza que de solo verlo hacia que a Abel se le pusieran todos pelos de punta y entendiera que la situacion en donde habia terminado era sumamente delicada, por que no lo habia estado persiguiendo un guia normal de este pueblo sino que justo le habia tocado un completo lunatico, un asesino potencial.

El desastre que el hombre tenía en la cara no era ni parecido a un rostro normal y a primera vista Abel comprende que este guia debía estar utilizando una máscara, el problema era lo bizarro de la máscara: era una máscara sin ojos, sin boca, sin nariz y por tanto no tenía rasgo facial alguno, en donde debían estar esos elementos que distinguían a cada persona sobre la otra se encontraba una masa de carne que se expande y contrae constantemente, era como un gigantesco popurri de carne y piel con voluntad propia, como si la piel en la cara de esta persona fuera tan arrugada y tuviera tantos tumores que todo su rostro había desaparecido por una horripilante y aborrecible enfermedad. No obstante, ese no podía ser el caso, el guia podía caminar con normalidad y miraba el armario dónde está abel con sospecha, por más que no tuviera ojos algunos que delataran su mirada su expresión corporal indicaba esta sospecha y eso solo podía significar que el guía comprendió dónde estaba el armario y por tanto podía ver como cualquier persona normal, en consiguiente el guía debía tener ojos y por tanto usaba una máscara, esa era la lógica pensada por Abel en estos momentos para tratar de darle una explicación lógica a la abominación de la naturaleza que tenía al frente de sus ojos.

Pese a ello, cuanto más normal era el guia mas miedo le daba a Abel, al fin y al cabo los fantasmas no existían y por tanto no lo dañarían, pero este hombre era real y ninguna persona que se llamaría cuerda poraria semejante máscara y mucho menos una que fuera tan real, puesto que no había que estar muy cerca de esta persona para distinguir que la carne y la piel contrayéndose en la máscara debían ser indudablemente de una persona y no se trataba simplemente de una imitación barata como la usadas en las películas de terror ochenteras.

*Cruiik*..*Cruiik*...El gordo guía comenzó a caminar con lentitud hacia el armario como si no dudara en absoluto de que había algo sospechoso en escondido en él, cada uno de los pasos de este hombre provoca un fuerte crujido en los tablones de madera puesto que su gordura no era menor. Y con cada uno de estos crujidos el corazón de Abel latia mas y mas fuerte, al punto que el viudo pensaba que su corazón estaba por salirse de su pecho

*Cruiik*..*Cruiik*...*Cruiik*..*Cruiik*...El guia camino con la lentitud de una tortuga hacia el armario, cada paso que daba parecía costarle o tal vez era que disfrutaba de la angustia mental que estaba causándole a su futura víctima escondida en el armario, por su parte la víctima realmente estaba asustada, al punto que sin saberlo Abel había manchado sus propios pantalones y su respiración agitada lo delataría hasta estando afuera de esta respiración, sin embargo sus músculos no podían moverse: el viudo estaba completamente parelizado por el pánico provocado por el miedo a la muerte y ese pánico lo llevó al peor escenario posible en donde el guía estaba ya a unos pocos pasos del armario.

*Cruiik*..*Cruiik*...Finalmente el gran momento había llegado, el guía estaba parado justo al frente del armario en silencio, probablemente escondiendo una sonrisa irónica y cruel abajo del abultado bulto de carne que tenía pegado en la cara. Estando tan cerca, Abel pudo oler el putrefacto olor desprendido de la carne que ya debería estar en descomposición pegada en la mascara de sus sujeto y más llamativo aún fueron los visibles y claras de las distorsiones sobrenaturales que tenía el bulto de carne, como el mismo tuviera vida propia o aun mas terrorifico como si realmente fueran la cara de este ser terrorífico.

No obstante, el olor a nauseabundo y lo anormal del sujeto poco le importaban al viudo en estos momentos ya que en su mente solo quedaba un solo pensamiento y era una suplica a todos los dioses de que no terminaran su vida este dia, era la llamada de la ultima esperanza a que este hombre no abriera el armario y se retira nuevamente por a donde había venido, eral el pedido desperado de suplicar por una segunda oportunidad para poder escapar por esa hermosa ventaba abierta que habia visto hace unos minutos.

Pero por desgracia el destino no es conocido por dar dar segundas oportunidades y hoy Abel no había provocado su compasión con su pánico, por lo que el hombre gordo lentamente extendió su gordos dedos hasta el pomo en la puerta del armario y lentamente la abrio haciendo que la mente de Abel quedara completamente en blanco.

Entendiendo que este era el gran momento de su vida, Abel no le dio ninguna posibilidad al hombre gordo a reaccionar a su presencia en el armario y apenas los dos hombres encontraron frente a frente, el viudo lanzo una brutal patada que por poco le desgarra la pierna y le dio de lleno en el estomago del hombre gordo, provocando que el guia emitiera un espantoso y sobrenatural gruñido desde el tumulto de carne que tenía en la cara mientras caía al suelo.

Sin darle oportunidad de reaccionar, Abel salio corriendo como un demente hacia la puerta del dormitorio y salio al pasillo. Acto seguido, el hombre corrio como un demente hacia le ventana para salir por ella, pero antes siguiera de rocorrer los pocos metros que quedaban por delante,Abel noto que tenia un inmenso problema por delante: La ventana estaba completamente tapiada con tablones de madera!

—¡Noooo!—Chillo Abel corrió hacia los tablones de madera para tratar de arrancarlo con sus propias manos, pero la tarea claramente fue imposible los tablones estaban clavados con clavos de forma muy sólida y no saldrían tan fácilmente.

*Cruiik*..*Cruiik*...Fue en ese momento en donde el infernal ruido volvió a escucharse desde la espalda del viudo, provocando que el hombre se diera la vuelta bruscamente y mirara hacia la puerta del dormitorio en donde el guía gordo como una foca y sucio como un vagabundo lo estaba mirando en silencio de tumba.