Chapter 57 - Cosas raras

Incrédulo con lo que le estaba pasando el hombre pensó que por alguna mala pasa del destino la puerta de la trampilla se había cerrado y se había vuelto a camuflar con la alfombra en el fondo del armario, sin embargo al abrir revisar con atención las pruebas eran obvias y la todas indicaban que las trampilla había desaparecido por imposible que parezca.

Sin comprender exactamente que estaba ocurriendo Abel se agacho y trato de encontrar alguna abertura entre la alfombra, sin embargo ninguna abertura apareció, ya que la trampilla había desaparecido.

No logrando imposibilidad que estaba ocurriendo al frente de sus ojos, el hombre tiro de la alfombra y ningún resultado obtuvo, aun mas desperado por lo que ocurre Abel pensó que la puerta de la trampilla había quedado trabada por lo que con fuerza arranco un trozo de alfombra con sus manos.

*Sruuuck* La alfombra se despego del suelo y revelo la gran verdad que Abel se negaba aceptar: la trampilla había desaparecido y solo unos sos tablones de madera podían encontrarse en su lugar.

—Que carajos está pasando…—Maldijo Abel con preocupación mientras con violencia trato de correr el armario y como era de esperar la tarea la fue muy sencilla, el armario se corrio pero la locura en la expresión del hombre no hizo mas que aumentar, puesto que abajo del armario solo un solido y macizo piso de madera completamente uniforme con su alrededor.

Abel quiso investigar estos tablones, claramente un túnel no podía aparecer y luego aparecer por arte de magia, no obstante antes de que el hombre pudiera agacharse escucho un ruido que hizo temblar su espalda de arriaba a abajo y puso su todos sus pelos de punta.

*cruk*,*cruiik*,*cruiik*...Abel se dio la vuelta y miro la puerta de la habitación cerrada por unos segundos deseando estar escuchando mal.

*cruk*,*cruik*...Y por desgracia los oidos del hombre no fallaba, los antiguos tablones de madera en el pasillo estaban crujiendo y eso solo podía significar alguien estaba caminando por el pasillo y los ruidos cada vez mas fuertes solo podían indicar el peor de los escenarios ante tal situacion: la persona que en el pasillo se estaba dirigiendo hacia la dirección de este dormitorio!

Preocupado por que finalmente pudieran encontrarlo, el desperado Abel dejo de buscar milagros entre los tablones en el suelo y en su lugar miro el armario a unos pocos centímetros de el, sin dudarlo el hombre se metió en el armario y lo cerro.

*cruk*,*cruik*...Los pasos fueron haciendose cada vez mas obvios y la dirección no cambiaba, dentro de unos pocos segundos la persona en el pasillo pasaria por la puerta en donde nuestro protagonista estaba escondido, mientras tanto Abel con desesperación lucho contra el pánico y los nervios de no entender cómo carajos era posible que la trampilla hubiera desaparecido en unos pocos segundos.

Mientras el pánico calcomanía su cabeza, el hombre observó con desgracia que las puertas del armario tenia unas pequenas rajaduras por donde podía verse el exterior. Desde afuera estas aberturas no se notaban, pero desde a dentro la luz de la lampara aun prendida en el mesa de luz en el dormitorio entraba por estos espacios, fueron estos fragmentos de luz los que le recordaron a Abel que indudablemente esa lámpara no se había prendido sola y eso solo podía indicar una única cosa: el guia la había encendido!

Abel maldijo y no dejo de maldecir en su mente cómo podía haberse dado el caso que en semejante mansión con semejante cantidad de dormitorios justo el guia durmiera en el dormitorio más desprolijo y destrozado de todos, y aun más dichoso era pensar por que justo el túnel lo había dirigido a este lugar y no a otro entre la casi infinita cantidad de posibilidades, pese a que sus maldiciones no traen ningun resultado mas que ponerlo cada vez más enojado con su destino, el hombre siguió haciendo hasta que finalmente escucho el ruido que más quería evitar escuchar.

*Cliiiiiink* … Con un molesto y chirriante ruido la puerta del dormitorio comenzó a abrirse con una lentitud desesperante para el hombre escondido, cuando finalmente toda la puerta se abrió un misterioso hombre se metió en la habitación y miro el armario donde se escondida Abel, mientras que su parte los nervios y la desesperación en Abel desapareció por completo y en su lugar una mirada llena de shock y abrumación aparición en su rostro, puesto que había notado que el rostro del guia habia un gran problema, un inmenso problema, un problema tan grande que la estupidez de pelearse por pagar o no pagar una multa en este momento le parecían problemas infantiles y mas aun el miedo a una posible condena legal se había esfumado, porque por lo que tenía Abel al frente de sus ojos no era el hombre que lo delataría, menos aún el hombre que lo condenaría, era la viva imagen del hombre que lo ejecutaría!