Chapter 41 - Locura

Sudor frío y helado comenzó a recorrer el cuerpo de viudo, pero más allá que eso el hombre no parodia dejar de ver como un tarado el cuaderno sostenido por sus temblorosas manos, Abel estaba en completo estado de shock. No solo el rostro era idéntico al suyo, más aún su desordenada barba rubia no era tan replicable como para que esto se tratase de una simple casualidad y lo mas incomodo de todo era el contexto del dibujo , este era ni más ni menos que el último dibujo de todos los realizados por este artista y no solo eso sino que era tambien el ultimo de su propia serie, tras haber malgastado tanto tiempo en esta tarea de ouija los dibujos, Abel comprende que esta era una declaración a gritos que aclamaba por los cielos que el seria el siguiente "afortunado" protagonista de esta seguidillas de dibujos y que su destino sería el mismo que estas miserables personas.

*Crunch*...De repente Abel se dio la vuelta para ver detrás de él, no obstante solo era la paranoia del momento por que el ruido de las enredaderas siendo movidas por el viento en el exterior y nada había pasado. Aprovechando que había salido del aturdimiento, el viudo volvió a ver el dibujo con cuidado, luego sacó el celular y usando la cámara delantera procedió a sacarse una foto, para luego poner su celular al lado del dibujo.

—No tiene ningún sentido, como mierda se las apañó para replicar en el dibujo el largo de mi barba actual…—Murmuro Abel notando incrédulo como la similitud en los detalles de la foto y el dibujo eran asquerosamente idénticas—Mas importante aun quien carajos es esta persona y como es que me conocía…

Fue entonces cuando un chispazo estallo en la mente de Abel, y como si hubiera llegado a una conclusion que lo llenara de cólera arranco el dibujo de su rostro y lo hizo un bollo con violencia, luego tomo el bollo y lo acerco el fuego de la vela, con una sonrisa mas demente que vengativa el hombre vio como el dibujo se prendia fuego arriba del escritorio, estropeando la hermosura del mueble pero no siendo suficiente para que el fuegos siguiera espadiendose.

—Voy a disfrutar quemar cada uno de tus dibujos, rata de mierda!—Grito con demencia Abel, mientras procedía a tomar el encendedor de la caja de velas y todos las hojas con dibujos y los cuadernos, cargandolos con esfuerzo el hombre subió la escalera de la trampilla y salió al exterior.

Estando en un estado delirio completo, el hombre no le importo cortarse y arruinarse la ropa con los arbustos con espinas y en su lugar los atravesó con velocidad y rapidez, como si la tarea que tenia en la mente fuera lo mas importante que pudiera hacer en estos momentos.

Tras pasar los arbustos, Abel aprovecho que la neblina había dejado el pasto medio húmedo y puso todos los papeles y cuadernos en el suelo, para actos seguidos tomar el encendedor y comenzar a quemar los extremos del papel, el hombre se tomo todo el timpo de mundo hasta asegurarse que el fuego no se apagaría con la humedad del dia y tras ver al fuego comenzar a devorar el trabajo de este artista murmuro que odio:

—Como espero que dios te saque del infierno al menos este día para que puedas apreciar cómo este trabajo al que pusiste tanto esfuerzo es destruido en unos segundos, al igual que vos destruiste la vidas de tantas personas en unos meros segundos solo para entretenerte…

Abel habia entendido que el unico guia capas de reconocerlo seria el que había provocado los asesinatos enviado las cartas, logicamente el hombre ya no era una preocupación, puestos que los muertos no regresaban de la tumba y mucho menos los condenados a silla eléctrica. No obstante, el trabajo del "artista" había sobrevivido a su desgracia y Abel no podía permitir que el hombre que le había cagado la vida contara con semejante privilegio.

Admirando como las llamas de la pilas de papeles llegaban hasta la altura de metro y medio, Abel sonrio como un demente biendo como todo se reducia a senizas y grito con vehemencia:

—¡Así que yo era el siguiente gran protagonista en tus fetiches, pero no, no lograste engañarme y nunca lo lograras!. Sin embargo, eso ya lo sabias, o me equivoco, rata enferma. Pero supuesto, que al no poder atraparme tuviste que cagarme la vida hasta este punto, ¡no es cierto, infeliz! . Sin embargo mirame ahora, aqui estoy en el lugar donde todos tus sueños se volvían realidad , cagándome en ellos, destruyendolos y riendome de ello, no quedará una misera ceniza, ni una memoria de tu nombre con el tiempo: ¡Mientras tanto yo viviré la vida que vos tanto deseaste arrebatarme! Nunca, absolutamente nunca y lo juro por mi padre, mi madre, el espíritu santo y todos los dioses que exitan voy a permitir que tu enfermo deseo se complete, nunca te voy a dar la satisfacción de mostrarte como tiro mi vida por la borda, voy a levantarme , como lo he echo una y mil veces y voy comenzar de nuevo, con otra esposa y con otra hija, todo comenzara de nuevo, por que yo no voy a rendirme ante tus fetiches, lo escuchaste, mal nacido! Claro que lo escuchaste, que el diablo te torture una y mil veces y cuando muera ire yo mismo al infierno a cagarme arriba de tus suenos y iluciones, idiota!

Abel maldijo y grito hasta que sus pulmones se cansaran, no obstante el odio del viudo no había menguado en lo absoluto y con demencia aprecio como los dibujos, ya indistinguible, seguían ardiendo de forma cada vez mas intensa como el odio lleno de venganza que se arremolinaba en su corazon.

Pero fue entonces que el hombre con el rabillos de sus ojos vio algo que lo sacó de su tranza malicioso y vengativo, puesto que la silueta de lo que aparentaba ser una persona se aproximaba rápidamente hacia el lugar en donde ardía la fogata.