Paso un mes entero, pero Abel no logro recontarse con su hija.
Durante todo el mes, Abel estuvo trabajando con la policía para tratar de encontrar a su hija en Golden Valley, pero por mucho que los policías buscaran y dieran vuelta el pueblo fantasma no pudieron encontrar a su hija.
Sin embargo, la investigación de la policía no termino siendo inútil, debido a que en la exhaustiva búsqueda los policías lograron encontrar diez cadáveres escondidos en una pared oculta de la mansión de los Fischer.
Abel había ido a la morgue de la policía para tratar de reconocer los cadáveres, pero por fortuna ninguno era el de su hija. La mayoría de cadáveres se trataba de hombres y mujeres adultos, aunque había dos niños también en el grupo.
Según la policía, algunos cadáveres tenían más de 100 años y otros eran de personas que habían desaparecido en los últimos años, por lo que no había un solo asesino, sino que se traba de varios asesinos de diferentes épocas; no obstante, el asesino de la actualidad descubrió el escondite y lo aprovechó para deshacerse de sus víctimas.
Lo más impresionante es que siguiendo las pistas dejadas en los cadáveres, la policial logro encontrar que el ADN del asesino coincidía con uno de los guias locales que vivían en Golden Valley. A partir de esa pista, la policía logro terminar desenterrando el misterio de múltiples desapariciones vinculadas al pueblo fantasma.
Siguiendo las confesiones del asesino, la policial logro hallar 60 cadáveres en el fondo de un poso de agua del antiguo pueblo fantasma y otros 100 cadáveres en uno de los pasillos de la mina de la cueva.
El caso había impactado a todo el país y a medios internacionales, ciertamente 170 cadáveres encontrados en un pueblo fantasma había alterado a todo el mundo y una gran cantidad de personas había ido a pueblo tratando de encontrar a personas desaparecidas.
Según las confesiones del asesino, él había matado a 100 de las 170 personas y las otras personas eran productos de asesinatos de otras épocas. La confesión fue verificada con la autopsia de los cadáveres, la cuales determinaron la posible fecha de muerte de todos los cadáveres.
El caso había terminado tal revuelo al nivel internacional, que el mismo presidente del país se vio obligado a mandar miles de policías a investigar cada rincón del pueblo.
Para la sorpresa del país, en el rastrillaje por parte de la policía se terminaron hallando otros 300 cadáveres no vinculados a este asesinato: 125 cadáveres se debían a un muy antiguo derrumbe que había tenido la mina y los otos cadáveres parecían haber muerto por diferentes causas, pero todos eran de la época donde la mina seguía activa.
De los 100 cadáveres de personas que murieron en este siglo, ninguno de los 100 cadáveres pertenecía a la hija de Abel. Pero el viudo recibió una medalla de honor por parte del gobernador local, gracias a que más de 100 familias lograron finalmente hallar paz debido a su pista.
El culpable de los 100 asesinatos fue condenado a muerte y hace una semana fue ejecutado, poco a poco los noticieros dejaron de prestarle atención al tema y todo volvió a ser como era antes; pero lo mismo no ocurrió para Abel; las cosas no podían ser como eran antes para él.
Se investigó cada mota de polvo en Golden Valley por miles de personas y aun así no había un solo rastro que sirviera para encontrar a Sofía.
El asesino tampoco parecía saber de Sofía y teniendo en cuenta que describió con lujo de detalles sus 100 asesinatos, lo más probable es que no mintiera al respecto y nunca haya tenido contacto con su hija.
Pero según los policías, la llamada que recibió Abel provino del celular de este asesino serial, por lo que lo más probable es que haya matado a su hija. Pero el infeliz del asesino no sé dingo a admitir la única muerte que era importante para Abel y se llevó la verdad a su tumba.
La impotencia de no poder encontrar el cadáver de su hija, estaba consumiendo la mente de Abel y es por eso que el viudo espero a que los policías terminaran su rastrillaje para ir por su cuenta a Golden Valley e iniciar su propia investigación.
En el fondo sabía que era inútil, pero tenía la necesidad de ir para intentarlo. Al menos el fracaso de no encontrar nada, le daría a Abel la calma que su corazón necesitaba en estos momentos.
En estos momentos, Abel se encontraba conduciendo su moto por la ruta y en la distancia pudo observar un motel que le resultaba conocido, en la puerta de dicho hotel se encontraba sentado en una silla un hombre fumando con una pipa.