Chapter 4 - Capítulo 4

La casa de la familia Wong era igual a la mayoría de las casas en la aldea, estilo sencillo, mismo material, dividida en unos cuantos cuartos con un pequeño patio al frente. La familia Wong también se dedicaba a la agricultura como casi todos en la aldea, tres de sus cuatro hijos eran hombres, dos estaban casados con chicas de otras aldeas y ya tenían hijos, todos excepto la hija e hijo menor trabajaban en el campo, el hijo menor había sido un chico perezoso que siempre había rehuido del trabajo, la familia Wong había esperado casarlo lo hiciera madurar.

La familia Wong como los aldeanos, jamás podrían haber imaginado que Wong Heng se atrevería a huir el día de la boda.

Wu Wen miró alrededor, no le sorprendió su esposa, con una actitud aparentemente indiferente, también lo hubiera seguido.

—Debiste quedarte en casa, esposa.

—Una esposa debe apoyar a su marido.

El viejo Wu resopló al escuchar su mentira, entonces miró a Zhou Zan, quien asintió con decisión. Se paró frente al camino que llevaba a la casa de los Wong.

—¡Wong Kong, sal!

Un hombre de apariencia común de unos cuarenta años abrió la puerta, al ver a Wu Wen y al gran grupo reunido fuera de su casa se sintió confundido, entonces su mirada cayó sobre Zhou Zan y sus ojos se llenaron de temor.

—Líder de la aldea… ¿qué esta pasando?

—El joven Zhou Zan me pidió mediara entre él y tu familia en busca de justicia, ¿es cierto te quedaste con su dote? Ya que no hubo unión entre sus familias lo correcto es tu familia le regrese la dote. Sino, las acciones de tu familia podrían considerarse un robo.

Una mujer de unos treinta años de aspecto feroz apartó a Wong Kong de la puerta y arremangándose salió como una estampida.

—¿Robo? ¡¿Qué robo?! Las cosas deben quedarse como pago, esa zorra hizo huir a mi pequeño hijo, quizás mi Wong Heng ahora este muerto —dijo la mujer, comenzando a llorar.

Varias personas alrededor sintieron pena al ver una madre llorar, aunque era un poco problemática seguía siendo alguien de su comunidad, también todos sabían Cao Chen prefería a su hijos menores sobre sus otros dos hijos, y lo que decía tenía un poco de sentido, Wong Heng podría nunca regresar, el mundo era un lugar peligroso luego de que la guerra terminará, miraron mal a Zhou Zan, al ver eso la mujer ocultó una sonrisa para comenzar a llorar con más fuerza.

Chan Jie se adelantó, mostrando una expresión burlona.

—Ja, Cao Chen tu hijo de seguro esta con sus vagos amigos, no creas que no sabemos tu hijo es un holgazán que corre a la ciudad para no trabajar en el campo.

—¡Tú! —señaló Cao Chen con enojo—, ¿qué tienes que meterte en este asunto, ah? No te incumbe.

Zhou Zan se adelantó, protegiendo a la mujer detrás de él sin pensar.

—Yo invite a la tía Chan aquí.

Chan Jie no pudo evitar mirar a Zhou Zan con buenos ojos, estaba defendiéndola y eso le pareció divertido y un poco dulce. Recordándole a su propio hijo ger en casa.

—Invitar, solo quieres causar problemas, bah.

—Solo quiero se me regrese lo que es mío, nada más —enfatizó Zhou Zan.

Muy pocos notaron esto, entre los que si debido a la cercanía estaban Chan Jie, Wu Wen y Fen Shí. Se preguntaron a que se refería Zhou Zan, su sospecha creció al ver la mirada nerviosa de Cao Chen y Wong Kong.

Aparte de la dote, la familia Wong había recibido un pago por aceptar a Zhou Zan. Algo beneficioso, pues solo les pidieron hicieran una sola cosa, hacer la vida de Zhou Zan imposible hasta obligarlo a morir de una manera u otra.

—No me quiero ver en la necesidad de ir al Yamen a reportar a la familia Wong sobre lo que ha sucedido…

Las palabras tráfico de personas y la idea de ir la cárcel vinieron a la mente de la pareja Wong, haciéndolos sudar en frío. Además también habían arrastrado el cuerpo de Zhou Zan hasta esa casa abandonada esperando muriera de enfermedad, nadie sabía eso, habían hecho creer lo habían atendido para no enfermar.

—No, no quiero. No estoy dispuesta. ¿Quién me va regresar a mi hijo, ah? —se quejó Cao Chen en contra de su miedo.

—Tú hijo volverá en unas semanas con la cola entre las patas, ahora regrésale la dote a Zhou Zan —regañó Chan Jie.

—¡Tú arpía metiche!

Chan Jie dobló sus mangas, dando un paso al frente con expresión dura.

—¿Qué dijiste? ¡Repítelo si te atreves!

Cao Chen retrocedió, ella era delgada y pequeña a comparación de Chan Jie, quien era feroz y le gustaba usar de inmediato los puños.

—Wong Kong controla a tu esposa —regañó Wu Wen—. Tú, Chan Jie también cálmate.

—Yo… —comenzó el viejo Wong.

El viejo Wong vio la mirada decidida de Zhou Zan y se asustó al pensar en el Yamen y en que habían recibido a un Zhou Zan atado y amordazado. Sabía la identidad de Zhou Zan en realidad no debía ser simple, sino, ¿por qué alguien estaría dispuesto a dar tanto dinero para sacarlo del camino? Wong Kong era un hombre común de campo, pero aún así podía pensar un poco.

—Esta bien.

—¡Viejo, no!

—Ya lo decidí, mujer —regañó para callarla, usando su poder como jefe de la familia.

Cao Chen se mostró en desacuerdo, miró a Zhou Zan y el deseo de abofetearlo hasta verlo sangrar fue fuerte, no quería renunciar a la generosa dote de Zhou Zan. Zhou Zan era un zapato roto que había hecho huir a su pequeño hijo. Ahora su hijo estaba en algún lugar, solo sin su madre que lo cuidará. La mujer sentía mucho odio hacia Zhou Zan, se lamento no hubiera muerto como había esperado.

—¿Quién me dice mi hijo regresará sano y salvo, ah?

Sabiendo los Wong, en especial Cao Chen solo ocasionaría problemas en el futuro si le quitaba todo, Zhou Zan decidió ceder.

—Regrésame los taels de plata que me pertenecen. Son los ahorros de mi trabajo —mintió sin pestañear.

—¡Estas loco! Esa plata es mía, mi paga… —Chen se calló antes de exponerse. Wong Kong la miró con enojo y se aguantó las ganas de abofetearla por su estupidez.

—Y también te dejaré un acre de tierra, si tu hijo regresa, tendrás que devolverlo. O pagar por él.

—Viejo Wong, es un buen trato —dijo Wu Wen. Viendo la actitud de Cao Chen entendía la razón detrás de la decisión de Zhou Zan.

Sabiendo todo estaba decidido y perdería, Cao Chen abrió la boca.

—¡Quiero la mitad de todo!

—¡Vieja Cao, eres ambiciosa! —gritó alguien divertido.

—¡Es a mi hijo a quien hizo huir este zorro!

—Tiene un poco de razón —defendió una mujer que era amiga de Cao Chen.

—Medio barril, un costal de sal y uno de harina. Pero como el acre si tu hijo vuelve, me deberás pagar por ello —declaró Zhou Zan.

—Trato —respondió Wong Kong adelantándose, conocía a su esposa y solo exigiría más y más.

Zhou Zan asintió, miró a al líder Wu.

—Molestaré al líder Wu para que escriba el acuerdo y lo guardé en el futuro.

Los ojos del viejo Wu Wen brillaron en aprobación. La familia Wong no se atrevería a buscar problemas con él y un contrato con su firma podía funcionar como prueba dado su estatus de líder de la aldea.

—Bien.

—Tía Chan, ¿puedes firmar como mi testigo? La esposa del líder Wu… ¿puede ayudarme con esto también?

—Por supuesto —respondió Fen Shí con actitud magnánima, Zhou Zan le había dado un buen entretenimiento así que estaba dispuesta, además ella era inteligente y aunque amaba escuchar rumores, no los extendía ni tampoco los creía fácilmente.

—No sé firmar pero pondré mi huella —dijo Chan Jie con una sonrisa. Hacer lo correcto y ver la expresión enojada de la vieja bruja Cao Chen había alegrado su día.

Zhou Zan asintió agradecido, dio media vuelta para mirar a los otros aldeanos.

—Ustedes no firmarán pero aún así espero sean testigos y recuerden lo que fue dicho aquí hoy —dijo Zhou Zan con amabilidad, haciendo una pequeña reverencia.

—Bueno.

—Realmente astuto, ah.

—Oye, esas cosas eran suyas.

—¿De qué forma las consiguió?

—Eso no te concierne.

—Entonces, esta resuelto —dijo el líder Wu Wen—. Viejo Wong, vieja Cao, vayan por las cosas de una vez.

A regañadientes la pareja obedeció.

Nadie se dio cuenta de la joven parada tras la ventana dentro de la casa de los Wong, la bonita chica apretaba una lujosa cajita de madera contra su pecho mientras su mirada llena de resentimiento se mantenía sobre Zhou Zan.