1 de septiembre de 1982
En algún lugar muy frío, cerca del polo norte y en el extremo norte de Noruega se encuentra una pequeña isla con pocas llanuras y un diminuto bosque.
En su muelle hay varios navíos militares.
Por las pocas calles asfaltadas transitan vehículos militares. La mayoría de esos vehículos eran camiones con soldados y todos tenían un color único, cuyo color era verde claro.
No había ninguna ciudad o pueblo, solo un gran castillo que yacía en medio de la isla y desde dentro y fuera habían mucho movimiento como era de costumbre.
El castillo estaba lleno de banderas del partido.
La unión soviética se hacia presente por todo el lugar.
Cualquier capitalista que se acercara al lugar de seguro no volvería con vida.
La mayoría de los soldados no tenían mucho que hacer en el lugar a pesar de estar armados hasta los dientes.
Después de todo no solo era un lugar de inteligencia que servía para captar trasmisiones provenientes de la ONU, sino que era un lugar bastante estratégico para saber cualquier movimiento marítimo por Europa. En simples palabras era una base oculta para el resto del mundo.
Afuera hacia mucho frío, así que llevaban abrigos militares bastante cómodos y calientes.
Sin embargo, había muchos soldados saltando desde los barcos al agua y otros jugando con los pingüinos.
No había mucho que hacer en el lugar.
Los únicos que trabajaban constantemente en este período de guerra fría y en este lugar eran los de inteligencia, que se encontraban dentro del castillo haciendo su trabajo.
En la parte más alta del viejo castillo había un montón de soldados usando radares y radios.
La vista desde ahí arriba era magnífica.
Mientras los soldados trabajan su teniente revisaba y hablaba con ellos para pasar el tiempo aburrido y típico de los grupos de inteligencia.
"¿Alguien encontró algo de información para enviar a la madre patria?."
Es pregunta ni mosqueo a los soldados y respondieron un fuerte "No"
El teniente tan solo suspiro del aburrimiento en tanto daba vueltas por el lugar.
"Es difícil ser de inteligencia en estos tiempos de guerra fría, pero debido a la posición en la que estamos no hay nada de nada."
"Eso es triste ¿verdad, chicos?."
Todos responden con un "si" bastante agotado.
Uno de los que observaba el radar mira a su teniente y le hace un pregunta con un tono bastante emocionado.
"¿Cuándo piensa que la madre patria va a entrar en guerra contra esos malditos americanos que están obsesionados con poner sus narices en todos los países?"
…Suspira…
"No entiendo como todavía no hemos luchado contra esos malditos. Lo único que saben hacer es meterse con los países pequeños y lanzar sanciones a quienes crean que son un peligro para su hegemonía."
El teniente mueve la cabeza hacia un lado y hacia otro mientras menciona lo siguiente…
"En serio, no te preocupes por eso, estoy seguro de que en algún momento podremos divertirnos con esos malditos…"
"Sin embargo…¡Ahora solo preocúpense por hacer su trabajo, sino van a terminar como esos soldados que están jugando a saltar en el agua."
En ese momento todos gritaron un gran "No" y siguieron con su trabajo.
Nadie quería lanzarse a esa agua congelada.
"A pesar de todo si hay algo que odio de los yankee y eso es que sigan pensado que ellos fueron los que hicieron todo durante la segunda guerra mundial."
"La madre patria fue la única que tomó la capital de esos repugnantes del tercer Reich. Además, los americanos como siempre entraron a último momento a la guerra. Lo mismo ocurrió en la gran guerra."
"Sé creen héroes y sólo son un país que se aprovecha de la debilidad de otros para hacerse grandes."
"¡TCH!"
Chasquea la lengua.
Mientras el teniente aún continuaba hablando para que sus soldados no se aburrieran, uno de los que se encontraba en el radar siente un pitido.
Era el típico ruido que señalaba haber detectado algo.
En ese instante deja de mirar a su teniente y pone rápidamente sus ojos sobre el radar.
Ese pitido se escucha nuevamente y ese punto verde continúa apareciendo.
El soldado entra en un estado de preocupación y empieza a dudar sobre lo que podría ser.
"¡Teniente, venga a ver esto rápido!."
Menciona el soldado que estaba en el radar.
El teniente no lo duda y corre rápidamente hacia el soldado que le había llamado.
Cuando ve el radar ve lo mismo.
El objeto en el radar seguía ahí…
Sin embargo, en ese mismo momento todos los radares empiezan a sonar al mismo tiempo, pero esta vez lo pitidos de las ondas electromagnéticas se hacen más constantes.
Todos los soldados se alarman y en sus pantallas ven algo que los deja con la boca abierta.
No podían creerlo.
Tenia que ser un fallo del radar y ya.
En tan solo segundos el radar se había llenado de varios puntos del mismo color y lo peor de todo es que aun no paraba.
Al principio el teniente pensó que esto se debía a un fallo, pero al escuchar que todos los radares estaban igual era imposible que se tratara de algún fallo.
Todos los Solados habían entrado en un estado de shock.
"¡Según esto, todos esos objetos se encuentran a 10.000 kilómetros de nuestra posición…"
"¡No!."
"Ahora están a 9000 kilómetros …"
"8000 kilómetros."
"7000 kilómetros."
"¡¿Como pueden moverse con tanta rapidez?!."
Dice atónito el soldado.
"4000 metros."
"2000 metros."
El teniente rápidamente grita las siguientes palabras con miedo y preocupación "Enciendan las alarmas y avisen a todo la isla que entramos en el NIVEL 3 de emergencia."
"También contáctense con la Madre patria y avísenles que estamos bajo ataque de una flota enemiga desconocida."
Todos asienten con seriedad y se ponen manos a la obra.
En ese segundo suena la alarma para avisar el nivel de emergencia.
Todos los soldados de la isla se dirigen hacia sus puestos.
"¡Teniente, mi radio no puede contactar con la capital!"
"¡No se que sucede!."
"¡Se supone que hace unos segundos funcionaba!"
Grita sorprendido uno de los soldados.
Otro del lado opuesto dice lo mismo y hace que el teniente se sumerja en puras dudas y preocupaciones.
Los de inteligencia intentan contactar con la capital, pero no reciben respuestas.
Lo único que se podía escuchar era una fuete interferencia.
Seguido de eso, uno de los soldados que estaba en el radar gira su cabeza hacia atrás en donde estaba el teniente y le dice con miedo "Ellos ya se encuentran aquí."
"Están a 100 metros de nuestra posición."
En ese instante se paran de sus asientos y miran desde las ventas del castillo hacia el mar.
No había nada.
Se supone que ya estaban literalmente en frente de ellos, pero no había nada.
"¿Habrá sido un fallo de los radares?."
Dice uno de los soldados con una preocupación que se notaba en su expresión.
De repente escuchan desde el mar un ruido o un grito metálico bastante raro.
Ese ruido hace que todos en la isla hagan silencio y se queden intrigados por aquel sonido tan extraño.
Sin embargo, cuando menos se lo esperaban uno de los destructores del muelle exploto y voló en pedazo.
Todos se quedaron quietos de la sorpresa y por no saber como ocurrió la explosión.
Uno de los soldados que se encontraba en la zona de los radares le grito a su teniente mientras señalaba hacia el mar…
"¡Teniente, mire hacia haya!."
Cuando vieron salir esas cosas del agua su expresión se volvió de terror.
"¿Qué se supone que son esas cosas?."
Pregunta inconsciente el teniente.
Uno de los soldados le respondió mientras no podía dejar de mirar eso.
"¡Son criaturas del diablo!!"
"Estoy seguro de que esto no es obra de los Yankee."
Al ver lo que estaba sucediendo fuera del castillo era normal que algunos optaran por correr.
No obstante…
¿huir?
¿A dónde?
No había lugar al que escapar.
La isla era demasiado pequeña y la única forma de escapar había sido destruida.
No podían contactar con nadie debido a la interferencia, así que era imposible pedir refuerzos.
El teniente y alguno de sus soldados se quedaron inmóviles al ver la cantidad repugnante de esas cosas.
Querían dejar de ver como cada uno de los hermanos de la madre patria estaban siendo comidos y desmabrados por seres a los que le era difícil describir a pesar de verlos desde arriba.
Los minutos pasaron desde esa batalla, la cual ni siquiera se la puede llamar de esa forma.
En la pequeña isla no quedó nada.
El castillo quedó completamente destrozado y por ninguna parte había quedado un solo cuerpo.
El lugar estaba completamente vacío como si nunca hubiera ocurrido nada o como si jamás hubiera habido una base soviética en esa remota isla.
Lo único que delataba el hecho terrorífico en ese lugar era la sangre que había por toda la isla.
A pesar de ya no haber nadie en ese lugar, la radio respondió después de varias horas de que todo hubiera ocurrido.
"Aquí capital de la madre patria les habla…"
"Necesito que me den el informe diario de inteligencia."
"¿Hola?"
"¿Alguien?"
…..
…..
Mientras la persona del otro lado de la radio buscaba respuestas de esta base de inteligencia, los radares nuevamente empezaron a sonar como locos y una vez más se detectaron desde el norte un montón de puntos amarillos.
Eran tantos puntos que era imposible contarlos.
Toda la pantalla del radar estaba llena de esas cosas.
De esta manera el 1 de septiembre de 1982 daba inicio a la invasión de ellos al planeta tierra.
Nadie sabe de donde llegaron o como aparecieron en la tierra, pero lo cierto es que el primer pasó de estas criaturas estaba cruzando esta isla.
Para ser más precisos la primera vez que ellos llegarían a pisar el viejo continente sería dentro de poco.
Lo que seguía después de esta isla era el norte de Noruega, en cuyo lugar daría inicio una gran masacre de humanos.
Así iniciaba el largo periodo de extinción de la raza más predominante del tercer planeta del sistema solar.
-CONTINUARA-