Me miro en el espejo por quinta vez, tratando de encontrar alguna imperfección en mí, arregle el vestido que mi padre me había dado para ponerme esta noche, según él, era muy importante que luciera bien sin ninguna arruga, comprobé mi maquillaje, y todo lo demás, no quería hacerlo enojar ¿Qué es lo que tramaba? No lo sé, pero viniendo de mi padre no es nada bueno, nunca me compra un vestido tan caro y tan lindo para mí.
—Alisha ¡Baja ya!—Grito mi padre desde abajo.
Mire por última vez mi reflejo, y suspire, era la hora de bajar a afrontar lo que sea que mi padre haya preparado, presione con fuerza la cadena que me había dado mi madre antes de morir y me dispuse a bajar las escalera para poder ir al comedor, al bajar vi que había más personas, un señor de unos treinta años, junto con una adolescente de unos dieciséis y un joven de unos veinte y dos años.
Al estar al final de la escalera el señor se acercó a mí, extendiéndome su mano para poder bajar el ultimo escalón, con desconfianza la tome por la mirada de advertencia de mi padre, le dio un beso a mi mano dejando un rastro de baba que solo me produjo asco.
—Alisha, él es el señor Borferd, tu prometido— Se me cayó el alma al suelo ¿Mi prometido? ¿Desde cuándo? —Sé que te estarás preguntando muchas cosas, así que pasemos a la mesa, pero antes te presentare a Damien Becher, sobrino del señor Borferd y a la señorita Jane Borferd.
Tenía ganas de llorar, de tirar todo e irme a la mierda de esta casa, como se le ocurría que me casara con una persona que podría ser mi padre, una persona que con solo verla me produce asco. No quería, no podía simplemente casarme así, sin más, sin amor ¿Cómo podría casarme con una persona a la cual no amo? Podía aguantarle cualquier cosa a mi padre, pero ¿Casarme? Jamás, no quería acabar con mi libertad.
—Alisha—me llamo el señor Borferd—Es un gusto conocerte, eres aún más hermosa de lo que tu padre describió. Ganas de vomitar es lo único que me causo.
—Gracias señor.
Nos dirigimos a la mesa para poder comer y hablar sobre el tema, el señor Borferd iba adelante junto con mi padre mientras que yo simplemente iba metida en mis pensamientos, seguía sin creerme la idea de casarme, no podía me parecía totalmente injusto por parte de mi padre, si mama estuviera viva no habría dejado que esta atrocidad pasara, ella haría entrar en razón a mi señor padre, me dejaría ser feliz y libre, una adolescente normal.
—Parece duro pero es buen tipo—Dijo Damien, el sobrino del señor, lo mire, era atractivo, ojos verdes, labios ligeramente rosados y apetecibles, mandíbula marcada, tallado por los dioses— Y aunque resulte desagradable que te cases con él, no te faltara nada.
—No quiero casarme con él, no lo haré—Estaba decidida a no casarme con él, no iba a intentarlo tampoco—Ayúdame por favor.
El simplemente sonrió, y puedo decir que mi infierno comenzó ahí, cuando vi su sonrisa, y sus pequeños hoyuelos formarse en sus mejillas junto a sus ojos verdes brillando con tanta intensidad que parecía irreal, no sabía cuánto tiempo iba aguantar su mirada tan intensa sobre mí que parecía que podía mirar a través de mí, que sabía más de lo que yo sabía y eso me aterraba.
—Me encantaría poder ayudarte, pequeña Alisha.
Estaba muy incómoda, estábamos en la mesa familiar, comiendo mientras que Josh, asi se llamaba el señor Borferd, hablaba con mi padre sobre los preparativos de la boda, la luna de miel, y demás cosas, no pidieron mi opinión y la mirada que mi padre me mandaba me hacían querer enterrarme bajo tierra, por otro lado estaba Damien con su mirada sobre mí, vigilando cada movimiento que hacía y eso me ponía aún más nerviosa.
—Me gustaría que Alisha se mudara con nosotros a nuestra casa, para podamos conocernos más a fondo, para que pueda conocer a mi sobrino y a mi querida hija.
—¡Claro!—Exclamo mi padre lleno de felicidad—¿No te parece increíble, Hija? —No, no me parece increíble, es más me da asco saber que me tengo que casar con un hombre que podría ser mi padre.
—Sí, papá—Me limite a decir a lo que Damien levanto ambas cejas, preguntándose el tal vez porque le había pedido ayuda, si estaba aceptando su propuesta.
La cena trascurrió igual de aburrida para casi todos, ya que el señor Josh y mi padre seguían enfrascados en una cálida conversación sobre nuestro matrimonio. Apenas había tocado mi comida, no tenía apetito, se me había ido con esta noticia, bueno, al menos no estaría sola, Damien y su hija estarían en la misma casa que nosotros, y aunque no habíamos hablado nada, supongo que tampoco le cae muy bien la idea de que su padre se case con una persona de casi su misma edad.
—Ha sido un gusto venir hoy, y conocer a esta preciosa—Se levantó el señor Borferd de la mesa junto con sus acompañantes—Espero que podamos repetir esta cena más seguido, adiós Alisha—Beso el nudillo de mi mano, dejando de nuevo un poco de baba en ella, asentí a su saludo, no tenía ganas de saludar.
Los acompañamos a la puerta para que se pueden ir, y aunque no quisiera ni acompañarlos sabía que mi padre se enojaría por ser mal educada, se despidieron con un apretón de mano como si acabaran de cerrar un negocio, mientras que Jane y Damien se despidieron con un beso en la mejilla.
—Te tendrían que llamar para ser actriz de Hollywood, pequeña—Susurro Damien al despedirse, y con ese beso y ese susurro cerca de mi oído me fui a dormir, soñando esa noche con que él y yo nos escapábamos juntos lejos de todo y de todos.