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Chapter 2 - Capítulo 2: Alcohol, tristeza y preocupación

Mailo bajó del escenario, había terminado su presentación de la noche, quizás se había apresurado cuando había visto a Alec comenzar a beber como si su vida dependiera de ello.

Después de guardar sus instrumentos, se acercó al alfa en la barra, quien se veía lamentable a sus ojos, hombros caídos y expresión triste, aunque lo intentaba ocultar. Para cualquier otro Alec podría verse normal, taciturno e inexpresivo, pero no para Mailo, a quien le gustaba pensar lo había llegado a conocer bien; en las últimas semanas Alec había estado intranquilo y molesto por algo, al parecer por fin había explotado por cual fuera la cosa que le sucediera. Mailo nunca lo había visto así.

Mailo miró interrogativamente a Ana tras la barra, la beta tan solo se encogió de hombros y se alejó para atender a otro cliente.

Sentándose en un banco junto a Alec, Mailo tocó su brazo para llamar su atención.

—Hey, ¿quieres romper tu propia marca a caso? ¿O cual es la razón por la que parece quieras arrasar con todo el licor del bar?

Alec lo miró sin emoción y con cuidado se sacudió del agarre de Mailo.

—No estoy de humor —dijo, antes de beber del vaso que sostenía.

—¿Y hay acaso algún día cuando lo estés? Si es así dímelo, quizás no he estado cerca de ti ese día los últimos años.

Esta vez el alfa ni siquiera lo miró, Mailo sonrió a pesar de eso, estaba acostumbrado a ser ignorado por Alec.

—¿Acaso ocurrió algo?

—No es de tu incumbencia.

—Vamos, Alec…, puedes contarme lo que quieras, puedes desahogarte conmigo, soy tu amigo —dijo suavemente, preparándose para la refutación que vendría tras ese tipo de declaración de su parte, el alfa siempre le recordaba el hecho de que a sus ojos no eran cercanos.

Sin embargo, esta vez el alfa no lo refuto, no hizo una mueca extraña al escuchar la palabra amigo salir de sus labios, Mailo se preocupó todavía más.

—¿Alec? ¿Qué pasa? —La tristeza se apoderó de sus rasgos sutilmente, Mailo volvió a colocar una mano sobre su hombro, Alec no se apartó— Puedes contarme cualquier cosa, no te juzgare —susurró, viendo los pálidos ojos azules.

Alec suspiró derrotado.

—Es… Luke. —Alec realmente debía estar ebrio para comenzar a hablar con tanta facilidad.

Mailo sintió una punzada de dolor, generalmente él evitaba hablar de Luke con Alec por obvias razones, pero pensándolo, claro que sería por Luke, la raíz de que Alec estuviera cada vez más de mal humor últimamente tenía que ser Luke.

Era cierto que Luke podía hacer sonreír a Alec como pocos, pero también hacerle fruncir el ceño como nadie.

—Oh… ¿Paso algo con tu temperamental omega? —preguntó con un sabor amargo en la boca.

—No es mi omega, Mailo, no quiere serlo… —dijo desviando la mirada, aún así Mailo alcanzó a ver el dolor en sus ojos— Creo que todo entre él y yo esta por terminar —murmuró, parecía que lo hacía más para si mismo que para Mailo.

El corazón de Mailo pareció dar un salto alegre dentro de su pecho ante la noticia, sin embargo, lo ignoró, ocultó la pequeña cantidad de felicidad que esa información había traído, sintiendo que debería estar triste por su amigo, no feliz.

Mailo rió falsamente.

—¿Cómo puedes decir eso? Luke te quiere… a su manera, solo es un omega un tanto… especial.

«Extraño», pensó, Luke parecía estar siempre molesto por algo. Casi insatisfecho.

Alec negó con la cabeza después de tomar un trago.

—No, él me sigue rechazando.

Frunció el ceño, pensando que eso no podía ser verdad, Luke y Alec siempre eran bastante obvios en su deseo el uno por el otro, todos sabían que hacían cuando repentinamente desaparecían para volver agitados y sudorosos, oliendo el uno al otro, a veces ni siquiera volvían, Mailo prefería cuando no lo hacían.

Siendo beta, el olfato de Mailo era inferior al de las otras dos castas, pero hasta él podía decir que definitivamente Luke no rechazaba a Alec, su aroma comenzaba a mezclarse, como el de una pareja. «Algo que jamás sucederá con los olores de un beta y alfa juntos».

—¿Rechazando? Eso debe ser mentira, el parece estar muy abierto a aceptarte siempre —bromeó, sin tomar en cuenta su envidia y dolor, Mailo tenía años de práctica en eso—, quizás suceda algo más, deberías hablar con él.

Alec negó otra vez, su expresión cada vez más derrotada, el alfa se inclinó hacia Mailo, sorprendido por la acción, se quedo completamente quieto, deseando hacer durar ese momento todo lo que pudiera, Mailo respiró discretamente su aroma, un olor fuerte hasta para él, un aroma dominante que lo hacía sentir protegido; no logró contralar el latido rápido de su corazón cuando sintió el aliento del alfa contra su oreja.

—Luke no quiere que lo marque, no desea mi mordida, ¿sabes lo que eso significa? —susurró Alec con pesar antes de alejarse.

«Significa que no quiere ser tu compañero, que al final rechaza tu cortejo…».

Mailo no lo dijo, pero a pesar del alivio que sintió, una ola más grande de enojo e incredulidad lo invadió.

—¿Cómo puede…? ¿Cómo puede rechazarte? —susurró. «¿Cómo puede lastimarte así?»— ¿Por qué?

¿Cómo se atrevía a jugar con Alec? ¿Por qué lastimaba a alguien tan necesitado de cariño? Ese tipo de preguntas se desencadenaron en la mente de Mailo. Alec lo miró durante varios segundos, Mailo bajó la mirada y avergonzado controló sus emociones.

—No lo entiendo, ¿por qué te rechazaría? —Mailo podría sentir dolor al verlos juntos, pero aún así sabía cuanto Alec lo quería, sabía cuan feliz podía hacerlo Luke— ¿Te ha dado alguna explicación?

—Él parece detestar la idea de que yo lo marque, parece despreciar la idea de convertirse en mi pareja —murmuró, mirando el alcohol en su vaso.

Mailo no podía creer lo que escuchaba, todos esas semanas donde Luke parecía estar bien con el cortejo de Alec eran mentira, Mailo miró el verdadero dolor oculto del alfa, la máscara de Alec que mantenía alejado al mundo estaba resquebrajada, eso era lo que Luke le hacía a Alec, lo hacía sentir como nadie, tanto lo afectaba que toda su actitud normal cambiaba solo por él y aún así Luke lo rechazaba.

—Quizás haya un malentendido.

Alec no contestó, solo procedió a terminar lo que había en su vaso.

Mailo miró a Ana, la morena parecía demasiado ocupada atendiendo la barra.

—¿Puedes cuidar mis cosas? —pidió, alzando la voz para ser escuchado sobre los murmullos y suave música de alrededor.

La morena asintió, no sin antes darle una extraña mirada de advertencia.

—Regresa pronto.

Mailo solo hizo un gesto distraído de entendimiento mientras dejaba el banco.

—Ahora, vamos, te ayudaré a llegar a tu departamento, no puedes continuar bebiendo así, paga y vámonos.

Sorprendentemente Alec se dejó llevar por él, y él egoístamente se permitió disfrutar de su cercanía cuando se apoyó en su costado, con esfuerzo lo ayudo a salir del bar hacia su departamento sobre el estudio de tatuajes del que Alec era dueño. Deseando como muchas otras veces, no solo entrar, si no permanecer dentro junto a él.