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Chapter 3 - Capítulo 3: Cuidado y ternura

Tras buscar en los bolsillos de Alec, Mailo abrió el estudio y tras dirigirse a la parte trasera subió las escaleras con dificultad, Alec había dejado cada vez más caer su peso sobre él, había subestimado cuanto alcohol había bebido y lo sobrio que podía parecer.

Abrió la puerta del departamento y poco después dejó caer a Alec sobre la cama, agotado también se sentó a la orilla de esta.

Mientras recuperaba el aliento escuchó a Alec murmurar alguna cosa ininteligible, Mailo miró sobre su hombro encontrando que había puesto un brazo sobre sus ojos, claramente aún despierto pero totalmente ido, se puso de pie y procedió a quitarle los zapatos bajo una protesta sobre querer estar solo, después de eso Alec pareció caer en un sueño no muy profundo.

Enderezó su espalda y mirándolo encontró rastros de humedad en sus mejillas, preocupado rodeo la cama y se acercó con cuidado, movió el brazo de Alec para entonces limpiar sus ojos con mucha suavidad.

Era la primera vez que veía a Alec llorar, era la primera vez que podía acercarse tanto al alfa.

Mailo se sentó junto a él, acarició su mejilla y en ese momento Alec se apoyó en su toque haciendo su corazón saltar.

—¿Luke?

Una amargura conocida invadió su corazón, retiró su toque.

—No, Mailo —susurró.

Alec abrió sus ojos durante unos segundos antes de cerrarlos otra vez.

—¿Soy tan malo? —preguntó Alec, con un claro nudo en su garganta.

Mailo se apresuró a negar.

—Por supuesto que no, eres uno de los mejores alfas que conozco.

Era verdad, porque Mailo podía ver la amabilidad oculta dentro del alfa, Mailo sabía de como el alfa ayudaba a la comunidad a pesar de la resistencia de muchos, las personas seguían llenas de prejuicios hacia el alfa por su tiempo en prisión, no tomando en cuenta sus buenas acciones, como que Alec hacía servicio comunitario por gusto y no por obligación como muchos creían.

Alec rió sin humor.

—No es así… La vida sigue castigándome por lo que hice.

Mailo quería preguntar qué es lo que había hecho, pero supuso se refería a su tiempo en prisión y ya una vez su mejor amiga Alondra, quien también era prima de Alec, le había advertido no indagara sobre eso; no necesitaba ser un genio para saber era un tema que Alec no estaba dispuesto a tocar con nadie y por el cual todavía se culpaba.

—Creí que podría ser feliz con él… —susurró un momento después.

—Luke no es el único omega que hay… no es el único que puede hacerte feliz —decidió decir.

Alec no dijo nada ante eso, parecía haberse quedado dormido otra vez.

Mailo contempló su rostro, al ver su ceño fruncido acercó su mano y lo tocó queriendo deshacerlo, Alec abrió los ojos, atrapando la mano de Mailo lo alejó de su rostro, sin embargo no retiró su agarre después de eso. Mailo respiró hondo y permaneció mirando sus dedos flojamente entrelazados sin poder creerlo, grabando en su memoria esa imagen.

—Quiero ser padre, quiero formar una familia… —murmuró segundos después, soltando el agarre en su mano solo para llevar los dedos al brazo de Mailo, tocando los tatuajes plasmados allí.

Mailo levantó la mirada, entonces lo imaginó, pero era él quien estaba junto a Alec sosteniendo a un pequeño niño. No pudo evitar sonreír tontamente.

—Creo… creo que serias un excelente padre.

Alec no dijo nada, tan solo desvió la mirada. Aún así notó algo apagado en sus ojos, Mailo se preguntó si había dicho algo mal, pero a pesar de eso realmente creía en lo que había dicho.

—Lo amo.

Escucharlo decir tan abiertamente algo que ya sabía pareció abrir una grieta en el ya fracturado corazón de Mailo. Y a pesar de que su corazón ya dolía, dolía aún más por ver a Alexander así.

Furia lo invadió, furia irracional en nombre de Alec, sintió odio hacia Luke.

Vio a Alec cerrar los ojos y luego vio las lágrimas caer por las esquinas de estos hacia su sienes y cabello rubio.

Mailo se acercó un poco, e inclinándose besó los párpados cerrados con toda la ternura y cuidado que albergaba en su interior. Un sonido ahogado escapó de la garganta de Alec.

Los ojos azul pálido, húmedos y rojos lo miraron, Mailo no logró identificar lo que había allí, quizás era pena, dolor o solo años de tristeza, volvió a acercarse para besarlos otra vez. El aliento de Alec rozó su barbilla, y sin apartarse, Mailo sostuvo su mirada, sintió la mano de Alec subir hasta su nuca, un toque suave y cálido que encendió fuegos artificiales dentro de su pecho, sus labios temblaron mientras en lo que parecía ser cámara lenta, Alec se acercaba con la mirada fija en sus labios.

Entonces su respiración se estanco y se hizo el silencio, fue como si el corazón de Mailo dejará de latir durante un segundo, como si su mente se quedara en blanco, como si el mundo se detuviera solo por ese momento.

Labios cálidos se movieron contra los suyos, un aliento húmedo con sabor alcohol y algo más alfa invadió su boca, Mailo no sabía que hacer, ni siquiera recordaba como mover su cuerpo, pero, aún así, se sintió como lo más perfecto que había sentido nunca.

Sus labios temblaron y su aliento escapó, entonces pareció como si su corazón volviera a la marcha a un compás acelerado mientras sus pulmones y todo su pecho parecía llenarse de aire. Siguió el movimiento de los labios de Alec de forma tentativa pero con entusiasmo, ante el primer toque húmedo de su lengua el mundo volvió a quedarse en silencio y todo el interior de Mailo se lleno de calor.

Retrocedió cuando su boca fue liberada y solo miró los labios húmedos deseando probarlos otra vez, sin embargo, Alec abrió los ojos y aunque sus ojos estaban puestos en Mailo, no miraba a Mailo.

—Luke…

Tras decir eso, Alec se durmió profundamente, lagrimas cayendo una vez más de sus párpados cerrados.

Otra grieta se formó en el corazón de Mailo, pero no abandonó la habitación, velaría por Alec durante la noche, ofreciéndole el cuidado y ternura que el alfa merecía.