A la tarde siguiente se miró al espejo justo antes de vestirse. Él le había ordenado ir sólo en ropa interior, sin embargo, no lo haría ¿Qué le importaba lo que dijera, cuánto se enfadara? Buenos Aires amaneció con una mañana helada y pretendía que fuera en bolas ¿Estaba loco? Se vistió normalmente e incluyó el tapado largo en su vestimenta.
Cómo seguro le pediría que se desvista y quedé en ropa interior, se decidió por aquel conjunto de encaje en color negro y rojo y esa tanga que llevaba tres tiras súper finas en ambos lados de las caderas y como su parte sensual y perra quería volverlo loco se puso un porta ligas en color negro resaltando su figura voluptuosa. Encima se colocó un vestido al cuerpo y unos zapatos de taco aguja. Su peinado fue sencillo, directamente suelto. Es más, aún estaba mojado y para guarecerse de cualquier enfermedad que pudiera ocasionarle salir con la cabeza mojada, se colocó un gorro en color blanco, como su tapado.
- Perfecta. – se dijo mirándose al espejo. Ese día solo eligió labial rojo y algo de rímel en sus pestañas. Tomó su cartera y se marchó rumbo a su "trabajo"
Como era de esperarse, en el edificio no había nadie y al llegar a la oficina lo encontró sentado tomando de su licor.
Abril era de personalidad muy cambiante y si bien había barajado la probabilidad de mandar al demonio él acuerdo, lo cierto es que quería demostrarse a sí misma que podía ser capaz de dejar a un lado lo emocional y disfrutar del momento.
Cuando la vio entrar, dejo su licor en la mesada ratona y se cruzó de piernas, apoyando sus brazos en todo el respaldo del sillón.
- Muéstrame. – le ordenó pero antes de hacerlo, le pidió algo.
- ¿Puedo darle la espalda? – le dijo pero él se negó, en tanto volvió a insistirle que se saqué el tapado.
- Muéstrame. – y entonces lo hizo. Pero al verla vestida se enfado. - ¿Qué te ordené? – recriminó. – creo que aún no comprendes el lugar que te corresponde en esta relación extra laboral. – y se levanta para acercarse a ella. – si te digo que quiero que vengas en pelotas, simplemente lo haces. – habla tan cerca de su rostro que ella se muerde los labios para no besarlo apasionadamente. – no te muerdas el labio si no quieres que te deje adolorida la mandíbula de la polla que puedo darte para que chupes. – esa manera de hablarle generaba en su bajo vientre un huracán que la revolucionaba por completo. – ahora desnúdate para mí.- y se voltea para volver a su posición anterior.
Lentamente y sin dejar de mirar sus ojos cafés, comenzó a bajar cada tira del vestido, para dejar ver un perfecto y llamativo sostén negro de encaje con detalles en rojo. Aprovechando aquella mirada dilatada de deseo es que se dio la vuelta y acompañó con un movimiento de caderas la acción de desvestirse.
Cuando se agachó, deslizando el vestido por sus piernas, dejo a la vista su cola redonda y aquellas tiras negras que dividía cada glúteo lo estaba poniendo duro.
Sabiendo que la estaba deseando, posó sus manos en sus tobillos, y ladrando su cabeza para poder mirarlo, comenzó acariciarse las piernas hasta llegar a sus glúteos para apretarlos y abrirlos levemente.
- ¿Te gusta? – le pregunto abriendo y cerrando sus glúteos, mostrándole sus partes íntimas atravesadas por la fina tela de su tanga.
- No juegues conmigo, Abril. – dice tocándose la barbilla. – ven aquí, siéntate de espaldas a mi, sobre mis piernas. – le ordena y ella sin pensarlo dos veces, fue a sentarse encima suyo.
Ni bien apoyó sus glúteos entre sus piernas, notó como algo duro le clavaba en medio de las nalgas y sin esperar a que él se lo ordenará, comenzó a mover sus caderas, robándole jadeos de placer.
- Quiero que me folles. – le dice ella, desobedeciéndolo una vez más y levantándose de su regazo para sentarse de frente, con sus piernas a cada lado y desabrochando su pantalón.
Él simplemente miró su acción y siguió cada movimiento. Cuando ella lo libero del encierro de sus bóxer, tuvo a la vista una polla erecta, dirá y venosa, que no esperó para acomodarla en su entrada, corriendo previamente su tanga y gimiendo al momento de sentir como, lentamente iba ganando profundidad en ella.
- Ahh Dios. – dice cerrando los ojos y jalándose ella misma del cabello al terminar por sentarse con su polla dentro suyo.
Ella comenzó a moverse, a un lado y al otro, adelante y hacía atrás, arriba abajo y de vez en cuando hacía círculos con su cadera. Podía sentirlo y escucharlo disfrutar lo que ella le estaba y aunque Abril pensará que ella estaba llevando la posta de la situación la realidad es que Santino llevaba las riendas del acto sexual.
Cuando e dio cuenta que ella estaba por alcanzar el orgasmo, la detuvo y la hizo ponerse de pie, dejándola con un orgasmo a medias.
- Ven que te llevaré a un lugar. –
Ella quedó con sus ojos abiertos y con sus piernas temblorosas, casi sin estabilidad para mantenerse en pie. Así mismo, estaba muy excitada y solo deseaba que la llevase a uno de esos lugares donde pueda disfrutar al máximo el placer de su propio cuerpo.
La llevo en su coche, aprovechando que en el estacionamiento del edificio no había ni un alma, hasta un lugar que Abril no conocía, algo así como un bar, pero donde aparentemente las personas ingresaban mediante una lista.
- HIDDEN PLEASURES… - leyó para luego traducirlo al español – " Placeres Ocultos" ¿Qué es este lugar? – le pregunta y él solo se limita a bajar del auto y decirle que también lo haga. – que poco caballero. – se queja y cuidando que el tapado no se le abra, ingresan al establecimiento, previamente haber Sido autorizados por el de seguridad.
El lugar estaba oscuro, pero las luces eran suficientes como para visualizar situaciones realmente extrañas. A cada esquina que se voltearas a ver, encontraba a personas teniendo sexo, sin distinción de género. Hombre y mujeres, mujeres entre mujeres, hombre sentiré hombres. Todo un descubrimiento. Desconocía que existiera un lugar como ese.
Cuando llegaron a la barra, le encargó a la mesera, quien solo llevaba puesta su ropa interior más una corbata y por supuesto sus botas negras hasta la rodilla de taco aguja que alargaba unos 10 centímetros su estatura.
Cuando se sentó en uno de los taburetes de la barra, él le ordenó desabrochara el tapado, pero ella abrió su sus ojos como platos.
- ¿Qué? – pregunto, no porque no haya escuchado, sino porque no creía que fuese verdad que quisiera desnudarla ante decenas de personas.
- No me hagas esperar. – le dice mientras recibe su bebida. Ella observa a su alrededor y puede descubrir a algunos hombres y algunas mujeres solteras mirándola con deseo y lejos de incomodarla, una parte de ella estaba disfrutando de ser deseada por personas que nunca la tomarán. O por lo menos ella lo creía así. – Abril. – entonces lo hizo. Se desabrochó hasta el último botón de su tapado blanco. Cuando acabo, pudo notar, como el hombre que manejaba la caja registradora le miraba los pechos y se relamía los labios.
- Bonita. – le dijo aquel hombre a Santino y éste solo asintió con la cabeza. Abril solo lo miró elevando una ceja. Ella comenzó a darle sorbos a su bebida, para comenzar a pasear su mirada por todos los presentes del lugar y descubrir que uno en particular, se estaba masturbando mientras no le quitaba la mirada de encima.
- Santino. – le dijo por lo bajo y él la miró. – ese tipo se está tocando mirándome. – Rivas le devuelve la mirada y le pregunta algo que ella no sabe qué responder.
- ¿Te gusta saber que eres el deseo y la fantasía que le mantiene dura la polla? – esa pregunto la hizo mojarse y un escalofrío la hizo moverse involuntariamente. No respondió, sólo lo miró y le dio un sorbo a su bebida. No podía sacarle su mirada de encima y morderse el labio y darse calor en sus piernas para no tocarlo. - Puedo notar que te mueres de ganas por qué te folle aquí mismo, delante de todos los que nos están viendo. – le dice de manera tranquila y ella no puede sentirse más excitada al respecto ¿Cómo era posible que sea tan inexpresivo al decirle esas cosas? Ella sentía derretirse con cada palabra que salía de su boca.
- Qué engreído eres. – suelta acompañada de una risita nerviosa y fue entonces que él deja su copa en la mesa y se voltea a mirarla con esos ojos cafés que podrían incendiarlo todo en un segundo, es que le ordena.
- Piernas abiertas. Ya. – ella pudo sentir esa sensación eléctrica en su intimidad. No tenía idea de lo que le haría y aunque Abril era de esas mujeres que no le gustaba, no se sentían cómodas con que les ordene, Santino tenía el poder de hacer que se arrodille ante sus pies. – Y bien ¿Cuánto piensas dejarme esperando? –
- Pero nos están viendo. – ella nunca había asistido a un lugar como ese y eso de estar haciendo cosas íntimas delante de extraño y que la vean no era lo suyo. Pero ya había firmado el acuerdo y el dinero lo necesitaba, por lo que no tuvo más remedio que hacer lo que le pedía.
- Quiero que mires a ese hombre que está masturbándose y tú eres su deseo. Quiero que fijes tu mente en el él y disfrutes de sus movimientos mientras te mira deseándote.- le habla al oído, mientras ella tiene sus piernas abiertas, no para él, no para Santino sino para aquel extraño.
Aquel hombre tenía un rostro perfecto, no podía distinguir perfectamente el color de su cabello no el de sus ojos, pero su torso trabajado se apreciaba a la perfección gracias a su camisa blanca, que resaltaba gracias a la luz incandescente, que entallada a la perfección su cuerpo.
Su polla parecía ser de un tamaño grande, aunque nos e distinguía muy bien por la oscuridad del lugar.
- Muéstrale tus pechos. – hipnotizada por los movimientos y gestos de ese extraño y seducida por las palabras de Santino susurradas en su oído. Sus dedos comenzaron a entrar y salir dentro de ella y ésta echo su cabeza hacia atrás, apoyándola entre la unión de su cuello y hombro, pero él la obligó a mirar aquel hombre y no mover su cabeza de allí. – te gusta. – le habla pegas a su oreja, mordiendo el lóbulo de la misma.
- Si… - responde jadeando. Entonces Santino saca sus dedos desde dentro de ella y le hace señas al hombre para que se acerque. Ella voltea asustada a mirarlo y éste le dice lo mismo que con Matteo. – tranquila, que para pertenecer a este club, debe hacerse la vasectomía. ¿A todos les gustaba follar sin condón? ¿Qué clase de secta era esa?
Cuando el hombre Se acercó lo suficiente, ella no pudo creer de quienes se trataba y enseguida se ruborizó. Él no dijo nada, porque si había algo que no podían hacer, es mirar de otra forma a las mujeres de los líderes y Santino era considerado como tal. Un líder en el plano sexual.
- Fóllala suave. – y ella se mordió el labio.
En su vida creyó que Gabriel, aquel chico que tanto deseaba y de quién se había obsesionado en el último año de secundaria y quién no le daba ni la hora, podía ser parte de una práctica, que parecía ser tan común entre esa gente, que se estuviera masturbando mirándola, deseándola y que Santino le cumpla la fantasía de entregarla a su amor platónico de secundaria.
Ella le sonrió y el también le devolvió el gesto y cuidadosamente se ubico frente suyo, sujetando su polla con la mano y posicionándola en la entrada de su coño. Ella volvió a sonreí y con sus manos separó los labios de su vagina, para poder sentir cuando poco a poco se la meta.
- Vamos, fóllala. – y le entró la polla directamente. Ella no pudo evitar morder su labio y pasar su cano cerca de su clítoris para masajearlo, pero justamente eso, lo estaba realizando Santino.- lo disfrutas. – le pregunta pegado a su oído. – te gusta que te folle otro que no sea yo. – le dice y ella, por primera vez en la tarde/noche, contestaría la verdad de "ofrecerla" a alguien más.
Le dijo para tomar el rostro de Gabriel y comenzar a besarlo al mismo tiempo que él comenzó a mover sus caderas, intensificando y profundizando sus embestidas y cuando cree que Santino solo mirara la situación, toma el mentón de ella, obligándola a separar sus labios y ladea su cabeza para hacer que lo mire y sin esperar oír lo siguiente, se deja sorprender - está noche, tus labios son míos. – y mandando al carajo su cláusula, es que comenzó a besarla.