Vivir aqui, no era diferente que suicidarse lentamente, hundirse en un pozo de decadencia y pobredumbre. Pero eso terminara pronto o moriremos.
Cada cierto tiempo, algunos comerciantes llegan al pueblo, pero hay uno en especifico, el cual tambien es una llave para salir de la miseria.
Es un grupo que comerciantes con vienes de cultivo del mas bajo nivel, desde hierbas a algunos manuales.
Este comerciante nunca viene con un gran grupo de guardias, esto se debe a que la ruta es bastante segura, aunque es una zona en la frontera, las grandes bestias y los grupos de demonios, son exterminados por los soldados del fuerte, lo mismo para los asaltantes.
Ademas, la mayoria de recursos del fuerte vienen de los verdaderos grandes comerciantes y familias, los cuales no usan medios terrestres para transportar sus mercancías.
Dandonos una pequeña brecha, un intento.
Si no fuese por las armas de contrabando jamas me hubiera atrevido a formular este plan, pero es la unica via para salir de esta trampa, que es la pobreza y la falta de poder.
En una zona un poco cercana al pueblo de Tartoc, existia un estrecho valle, donde un unico camino y densos arboles, formaban el estrecho perfecto.
Alli fue el lugar de la emboscada, Tolomeo y algunos niños llevaban dias cavando con cuidado pequeños pozos, donde se ocultarían con las ballestas preparadas, también medio talaron algunos arboles y los mantenían unidos por cuerdas rusticas, en el momento que la cuerda se cortase, el árbol caería por su propio peso hacia el camino, deteniendo o golpeando la caravana.
Por ultimo, algunos de los mayores, tenian un pequeño bote con veneno de una serpiente semi-demoniaca, una cobra tricolor, una especie autóctona de la zona, facil de encontrar y con experiencia, no muy dificil de atrapar. Su veneno se especializa en paralizar durante un breve tiempo a su presa, en grandes cantidades, afecta al cerebro, licuándolo.
Aunque en este caso, el efecto paralizante era el requerido.
- Hermano mayor, ya estamos aqui - Al poco rato, Barnabi, con las demás hermanas y sus guardianes, llegaron.
- Bien, la hora ha llegado, ayudad a Lea a transportar todo al valle - Con la orden de Balios, todos asintieron, sabían lo importante que era esta noche, el momento de cambiar sus vidas para siempre.
- Barnabi, tu tambien ayuda, te necesito en el valle - Barnabi esta vez no refuto, el aviso de Balios antes, fue suficiente, el solo asintio con ojos decididos.
Esta noche, es cuando despegamos y volamos o morimos.
Estas palabras resonaban en la mente de Balios constantemente, mientras miraba a los ajetreados hermanos y hermanas que marchaban, sabiendo que quizás, no lograrían volver.
Solo cuando el ultimo estaba a punto de salir, Balios se acerco a la puerta y los miro marchar.
Su mente en blanco durante unos segundos, negó con la cabeza y fue a su habitación, alli descansaba un rudo palo, el cual tallo como bastón.
Sus hermanos y hermanas, iban a sacrificar sus vidas por su propio futuro y el suyo, no podia quedarse aqui esperando.
Su paso fue lento, tres o cuatro veces mas lento que el andar habitual de cualquier persona de su edad, pero aun asi, agarrando las pieles y tiritando, comenzó su camino.
Luos no tardo en llegar junto a un joven fuerte, al igual que Barnabi, este joven bestia una armadura de cuero maltrecha y su pelo negro y corto, tenia fragmentos de tierra por todas partes.
- Tolomeo, ¿Esta todo listo? - Tolomeo se golpeo el pecho con orgullo.
- Claro que lo esta, todo un dia antes, ¿ No soy genial? - El pecho del chico se inflo como un globo, pero para su sorpresa, Luos no se sorprendio, si no que dio un suspiro de alivio.
- La caravana se adelanto, esta a punto de llegar - Cuando Luos aviso, todos los presentes fueron alcanzados por un rayo.
- Mierda, todos corred y terminad de cubrir los pozos, tambien colocad la campanilla - La zona fue un nido de avispas por un rato, todos terminando sus labores y preparando un hilo delgado de lado a lado del paso. A los extremos del hilo un par de campanillas de madera estaban atadas y ocultas en la maleza.
Esta era la señal para que los arboles cayeran y que empezase la emboscada. El hilo era muy delgado, difícil de observar en la noche, solo se movería con el pisotón de los caballos, las personas o el propio carro.
A la docena de minutos, las ballestas que se encontraban en las cajas, juntos con los virotes, tanto fabricados por Balios, como los originales, fueron entregados. Lo mismo para los chalecos, cascos y algunos brazales, todo de cuero y de maltrecha fabricación.
Sin mas tiempo, todos entraron en sus agujeros y los taparon, solos, una panda de niños, se prepararon para afrontar la muerte por un futuro, sin saber si seria mejor o peor, pero por lo menos tendrían uno.