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Chapter 4 - Subiendo las montañas (primera parte)

Mientras conducía Joseph, se detuvo después de dos horas de camino al pie de una gran montaña llena de árboles. Nos adentramos al bosque y después de unos minutos se estacionó enfrente de una cabaña.

-Ya llegamos Leo.

Levanté los ojos que tenía fijados a la nada sumisa en mis propios pensamientos como siempre. Me levanté y me giré hacia con él.

-Muchas gracias Joseph....Y Cleo quería venir?

-Si quería venir, pero entre menos sepan tu secreto mucho mejor. De todos modos él sabe perfectamente que siempre te entrenó a ti solo. Entonces por eso no me dió mucha lata, entonces vamos adentro antes de que vaya a oscurecer. Tenemos que juntar leña para cocinar y para el fuego de la chimenea para no padecer frío en la noche.

-Esta bien. Te ayudo a bajar las mochilas y luego a recolectar leña.

-Perfecto. Entonces vamos.

Baje del coche y abriendo el maletero saque las dos mochilas y una maleta pequeña. En esta había un botiquín de primeros auxilios y botellas de agua purificada. Los coloque todos en la mesa de madera que había en la pequeña sala y me dirigí hacia el bosque recolectando madera, después de unos minutos escuché golpes a un par de metros de mí. Me apresure a ver qué es lo que ocasionaba este ruido y me di cuenta que era Joseph cortando un árbol. Después de unos cuantos golpes por fin el árbol cayó.

-Andale chico ayúdame a llevar el árbol a la cabaña.

Lo llevamos juntos jalando el árbol hasta que llegamos por la parte trasera de la cabaña el cual había cuatro troncos pequeños de los cuales alguna vez fueron árboles. Mientras observaba todo alrededor Joseph cortaba las ramas dejando solamente el tronco, luego el tronco lo corto en varias partes como rebanada de pastes. A continuación me pasó la hacha y me miró.

-Que miras ayúdame.

-Que hago (me quedé perpleja mirando el hacha entre mis manos)

-Te lo mostraré una vez y tú lo harás solo.

Tomo el hacha de nuevo de mis manos. Coloco un pedazo de tronco encima del tronco que aún seguía enterrado en la tierra y luego lo corto a la mitad, y después en varios pedazos pequeños.

-Entonces ya viste como los quiero. Mientras voy a recolectar algunas cosas para comer y cazar una pequeña liebre para comer, ayúdame con la leña.

-Si.

Asentí con entusiasmo, tome el hacha y empecé con mi labor. Al inicio sentí con el primer golpe que mis brazos se me entumece y a continuación unos pequeños calambres. Pero mientras seguía cortando el dolor y los calambres bajaban y me iba acostumbrado. Al final termine toda sudorosa del cual mi playera y mi sudadera estaba completamente empapada. Al mirar al cielo ví que el atardecer llegaba a su fin, me quedé mirando un rato viendo como el sol se ocultaba y se perdía entre la gran montaña con sus singulares árboles que se veían una simple sombra pintoresca.

-Buen trabajo. Para ser un novato, cortaste varias maderas, pero si sigues así observando y perdiendo tus pensamientos en cada detalle hermoso de la vida. Te van a descubrir, los hombres en esas cosas somos más hosco y perdernos en nuestros pensamientos a cada rato y mirar a profundidad de las cosas si lo hacemos, pero la única diferencia es que a nosotros no nos brillan los ojos como a las mujeres en ese sentido somos más fríos. Controla más tus emociones.....está claro.

-Si señor.

Lo observé y agache la cabeza, mirando el suelo. Luego suspiré y después de equilibrar mis ánimos lo volví a mirar con una mirada fría sin emociones.

-Perfecto ese es mi chico. Ándale trae la madera al frente de la cabaña para prender una fogata y poder cenar.

Recogí varias tablas y las lleve dónde me pidió Joseph que las llevará, ya había un lugar donde habían acomodado piedras en un círculo y tenía cenizas en el centro donde siempre se notaba que era el lugar donde encendían la fogata. Las empecé acomodar en el centro para poder prender la fogata pero antes de terminar ví que Joseph llegaba con un balde y pescados empalados.

-Lo siento no hubo liebre y fui al río por unos peces.

-No se preocupe los peces están perfectos.

Nos sentamos en dos piedras con nuestros peces en la fogata y moviendo los de vez en cuando.

-Leo....¿alguna información de su paradero?

-Tengo una dónde un joven lo encontraron en una calle caminando sin rumbo fijo. Hace cinco años, pero se había ido con unos indocumentados a trabajar en sembradíos. Pero en ese tiempo hubo varios indocumentados dónde unos si los llevaron a los sembradíos en este mismo país y otros fuera, pero desgraciadamente otros los llevaron unos traficantes que tratan a las personas. He seguido el rastro de algunos grupos durante estos últimos años, pero en ese grupo no estaba su paradero. Solamente una persona que había dicho que un chico era igual a mi y que el no recordaba nada, ni siquiera su nombre. Solamente se separaron cuando la multitud era demasiada y ahí se perdió toda pista de él.

-¿Trata?....Puedo ayudarte en esa área, tengo unos conocidos en el bajo mundo. Pero déjame que yo lo investigue, no quiero que te involucre. Porque a pesar de que eres muy fuerte un poco mas que un hombre si te descubren sigues siendo una mujer y ahí las mujeres no les va bien.

-Si lo entiendo, entonces se lo dejo entre sus manos.

- Está bien.

Cenamos en silencio después de un rato tome una ducha de agua caliente y me fui a dormir a mi habitación solamente con la lámpara de mi teléfono. Al acostarme en la cama me di cuenta que la base de madera rechina un poco y el colchón estaba demasiado aguado y para el colmo las sábanas y la cobija tenían un olor de humedad. Pero al final me quedé dormida porque realmente estaba cansada. A la mañana siguiente me levanté con la alarma de las cinco de la mañana. Me arregle y salí de mi habitación.

Prendí un pequeño fuego en la estufa de leña que había en la cocina y coloque una olla llena de hollín en la estufa para calentar un poco de agua para tomar café. Luego hice una mezcla de masa para poner en latas vacías y lo coloque en el horno de la misma estufa. Después de una media hora bajo Joseph y yo estaba preparando el café y sacando los panecillos que hice en las latas. Los coloque en la mesa y lo invite a desayunar.

-Gracias Leo, lo aprendiste de tu padre.

Yo asentí y empecé a comer.

Al terminar me senté un rato en silencio mirando mi teléfono sin señal.

-Leo el entrenamiento de ahora es un poco rudo espero que lo aguantes, necesito llevar agua y galletas empaquetadas para que puedas comer en el camino y no te vayas a desmayar.

-Si lo sé. Gracias...nunca he estado bien de la glucosa, mi salud siempre ha sido demasiado mala desde que nací. Y me ha costado trabajo ocultar mi enfermedad a mis parientes. Porque mi hermano siempre tuvo excelente salud. Y por lo consiguiente no debo de dejar de comer aunque sea una manzana. Que patética soy (bufé y me menosprecie)

-Lo se...pero no eres patética ni débil, ya llevas cinco años en este papel y nadie lo ha descubierto. Eres muy fuerte más de lo que piensas.

-Ya de que sirve estoy perdida, no puedo hacer una gran vida como el señorito. Ni mucho menos tener un compromiso normal, ¿Qué va a pasar cuando mi abuelo me obligue a elegir a una chica para que sea mi esposa? Dime qué debo hacer sino encuentro a mi hermano a tiempo.

-Vas a ver qué lo vamos a encontrar.

-Eso espero porque ya son cinco años y no se....si pueda más con esta falsa. Tengo que poder por el bien de mi madre y mío.

-Vale. Entonces vamos.

Salimos con nuestras mochilas y ¿con un trineo con ruedas?

-Es en serio ¿un trineo?

-Si, es para que me lleves cuesta arriba y cuando vayamos cuesta abajo solamente vamos a trotar.

-Vaya...ya me viste como un reno o un perro Alaska.

-La verdad es para aumentar tu resistencia y tú fuerza.

- Vale. Tuve eres el jefe aquí vamos.

Nos adentramos a lo espeso del bosque con el trineo. Para empezar con mi entrenamiento.