Yo quiero esperar un poco más, le digo. Pero no, no puedo verlo a los ojos. Mi cuerpo me lo pide y no se si sea por el vino o realmente lo necesito en este momento. Me voltea y quedo de frente, está bien, dice y me acaricia la mejilla, toca mi pelo con suavidad. Mis labios tiemblan, y no resisto más.
Me inclino hacia el con la mirada en sus labios y me dejo llevar. Lo beso y el beso se vuelve necesidad. No sé en qué momento llegamos a la sala empezamos a desvestirnos, me besa el cuello, me dice; eres hermosa, me acaricia. Con un suave toque acaricio su espalda. Me penetra y con suaves estocadas empiezo a perder la razón, no quiero saber nada más, solo sentir su cuerpo junto al mío. Terminamos los dos recostados en el sofá y en ese momento me doy cuenta que ya no hay marcha atrás.
CARLO:
Nunca me había sentido así, en tan poco tiempo llegue a sentir por Teffy lo que no había sentido por nadie. Ella es única, su forma de hablar, mueve las manos para describir cosas, sus gestos, hace caras diferentes, si te cuenta algo divertido, su cara se ilumina, si es algo que le molesta, frunce la frente, si es algo que la hace feliz, sus ojos brillan y sonríe de una forma muy tierna. Nunca me consideré alguien extrovertido, pero tampoco creo ser introvertido, si me considero un poco tímido y me cuesta tomar le confianza a las personas, pero ella es la diferencia, no me quiero separar ni un segundo de ella.
Estaba terminando de vestirme para ir a comer algo antes de ver a Teffy, pero se me ocurrió ir con ella. Le llamo y le pregunto, y me invita a comer a su casa.
¡Puede cocinar! Me emociona tanto este almuerzo, pues algo me dice que está sola en su casa, escuche comentarle a Sam que los papás de Teffy están de viaje. Me dirijo a su casa, llego, bajo del carro y tocó el timbre. Estoy esperando que abra la puerta cuando escucho un grito de Teffy, dice; ya voy, un minuto.
Escucho abrir la puerta y al voltear me encuentro con una acelerada Teffy, me besa en la mejilla y dice; pasa adelante, cierra la puerta y ponte cómodo, ¡mira que se me quema la comida, perdona!
La veo correr hacia el interior de su casa y la sigo, me quedo viendo cómo se interactúa en la cocina, y se ve que si sabe cocinar, le pregunto si necesita ayuda y me dice; claro, ayúdame a poner la mesa, por favor, solo estamos los dos. Me señala un mueble y dice que ahí está lo básico que necesitaré. ¡anda, ponte en confianza! Me dice. Hago lo que me pide, ¡Esta mujer me encanta!
Vuelvo a la cocina, y le pregunto; ¿Quién te enseño a cocinar? Me comenta que sus padres le dieron todos sus estudios y que su mamá nunca le dejó trabajar, pero que ella estando en Europa, pagó unos cursos de cocina y que parte del entrenamiento era cocinar en un pequeño restaurante, por lo que aprendió lo básico, no fue un curso extenso, pues ello solo lo hizo para aprender a cocinar.
Cenamos y hablamos de nosotros, nuestras vidas, lo que nos gusta, la familia. Tomamos vino, olvidó preparar algo de tomar, y encontramos unas botellas de vino, entre la comida y la hablada, nos acabamos dos botellas. No es la cantidad de vino que me haga perder el conocimiento, pero si lo suficiente para relajarme y entrar en confianza.
Estábamos limpiando la cocina, y lavando los platos, la veo ir por agua, termino de lavar los platos y la veo de espalda, me parece tan hermosa, me acerco a ella y huelo su cabello, tiene un aroma a fresas, estar cerca de ella despierta en mi una llama, quiero sentir su piel, tomo su cabello y lo pongo a un lado, beso su cuello, su piel es tan suave, ella se resiste pero sé que también lo quiere, la persuado y la volteo para que me vea, ella cierra los ojos y traga con dificultad, abre los ojos y se acerca a mí, acorta la distancia viendo mis labios y me besa, la tomo en mis brazos y la llevo a la sala, la hago mía, pruebo cada parte de su cuerpo y la poseo con amor, si, le hago el amor.
No quiero sexo, no quiero coger duro, no quiero solo una sesión de sexo, quiero hacerle el amor, y demostrarle que ella es para mí, no porque me pertenezca, no, claro que no, pero ella despierta mucho en mí, y la quiero para mí, porque la veo para mi pareja y una relación que incluya un futuro, lo sé, todo mi ser me lo dice, ella es la indicada.
SAMANTHA:
En algún momento, abrazada descansando sobre su pecho, me quedó dormida. Despierto al escuchar sonido, abro mis ojos y todo está oscuro, me levanto lentamente buscando a Carlo alrededor, no lo veo, camino y veo que en la cocina hay un poco de luz, me acerco y lo encuentro cocinando.
¿Me preparas la cena? Digo con voz coqueta, si bebé, responde, y me deja sin palabras, solo sonrío como tonta. ¿Necesitas ayuda? -no es necesario, solo deja que te consienta, responde.
Lo veo preparar la cena, y por Dios, ya no quiero comida, solo quiero comer a ese hombre que está frente a mí, solo lleva bóxer, y se ve divino. Estoy que babeo cuando el se voltea y me dice, te gusta el menú. El menú se ve buenísimo, respondo.
Cenamos unos emparedados que preparó Carlo, están ricos.
Hablamos de la salida al cine, ya no fuimos, me dice que aún debemos ir, y si lo deseo dejar para mañana. La verdad no se me antoja salir ahora, solo quiero seguir en casa y con su compañía.
Abro mis ojos y para mi sorpresa, ya es de día. Carlo está dormido aún, me levanto y me lavo la cara, cepillo mis dientes y arreglo mi cabello y al salir del baño, Carlo sigue dormido, decido bajar a preparar el desayuno. Bajo lentamente a la cocina, me duelen las piernas, es un dolor rico que te hace caminar de una forma graciosa, pero la pasé bien, entonces no me quejo.
Estoy en la cocina cuando escucho que alguien llega, volteo y tengo a Carlo detrás de mí, su presencia me pone nerviosa.
Buenos días bebé, me dice. Buenos días cielo, respondo. El sonríe. Desayunamos y decidimos salir luego y dirigirnos al cinema.