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Chapter 17 -  LA PESADILLA

El domingo se nos fue volando, por así decirlo. Lo pasamos juntos, salimos a caminar por las hermosas calles de Francia, hicimos algunas compras, Carlo quería llevar recuerdos a sus familiares, amigos y uno que otro compañero de trabajo.

El día lunes me levante temprano, quería ser yo quien llevará a Carlo al aeropuerto, luego iría a trabajar. Me despido de mi novio, me siento triste y no quiero que se vaya, pero ambos tenemos nuestros trabajos.

Llego al apartamento en el que estoy trabajando y me encuentro con Diego, mi cliente. He pasado a ver el avance del apartamento, me dice, inspecciona todo y yo lo dejo que recorra su propiedad, me aparto y sigo con mi trabajo cuando le escucho decir, me gusta como está quedando, tienes buenos gustos, dice. Me parece bien que le guste mi trabajo, digo. Espero que todo esté quedando como a usted le gusta.

A decir verdad, dice, creí que no eras muy buena en tu trabajo, claro después de ver al tipo que tienes como novio. – eso a que viene, respondo – podrías tener a alguien mejor, alguien con quien la pases mejor. – así, ¿Cómo quién? ¿alguien como tú? Pregunto sondeando el terreno y zaz… claro que los hombres tienen un sexto sentido cuando les preocupa lo que es suyo, Carlo no se equivocó. Empiezo a sentir como pasa sus dedos desde mi hombro y recorre mi brazo, me estremezco, de haber sido mi novio, hubiera sentido mariposas y presión en mi parte baja, pero no es él y siento todo lo contrario, me da un asco tremendo que hasta nauseas he sentido. Retiro su mano de un manotazo y le digo de forma seca; No te equivoques, Diego. La amabilidad no es lo mismo que coqueteo, he sido amable contigo, pero no te tendré piedad si te quieres pasar de listo. No soy ciega y menos tengo malos gustos, mi novio tiene todo lo que tu no tienes y muchas cosas más.

Creo que toque su orgullo pues me empujo contra la pared tomando de mi cabello y de la fuerza que usó termine estrellando mi cara en la pared, cosa que dolió y me desoriento, me ha tomado por sorpresa. Empieza a pasar la mano por mi espalda hasta llegar a mis gluteos, no puedo evitar sentir un escalofrío, en un descuido afloja su agarre de mi cabello y es cuando aprovecho y de un movimiento rápido, muevo mi cuerpo un poco a la izquierda, pues el tiene su rostro de lado derecho sobre mi hombro, este movimiento hace que el pierda un poco el equilibrio y es cuando aprovecho a agacharme un poco sobre ese lado, abalanzo mi brazo y con el codo le pego en el estomago haciendo lo así perder el aire que tenia en su pulmones, logro voltear y verlo de frente y en un arranque de ira le pego con la rodilla en la cara, si, en la cara, pues después de sacarle el aire el se encogió agarrando su estomago con los dos brazos alrededor del mismo. Y ya esta, le he quebrado la nariz.

Jamás en tu repugnante vida, vuelvas a ponerme una mano encima, porque juro que te lesionaré la mano y jamás podrás darte placer con ella, le digo.

Salgo en mis mil demonios de ese lugar, topándome en la recepción con algunos trabajadores que estaban llegando a su jornada, cuidado les digo, el diablo que tenemos por jefe debe estar de mal humor, no se le acerquen y cuando ya se haya ido escríbanme y yo regresaré, les digo y sin más salgo de ese lugar, entro en un restaurante que está frente al edificio de apartamentos y pido mi desayuno. En espera de mi comida lo veo salir, lleva un trozo de ropa en la cara, y sin más sube a su auto y se va.

Luego de unos minutos ingresan los mensajes de los chicos indicándome que el tipo ya se ha ido, pues solo respondo que en unos minutos regreso.

Desayuno y trato de tranquilizarme, lo pienso bien y solo entregaré el apartamento con el trabajo terminado y las oficinas no las trabajaré. Regresaré a casa, es lo mejor que puedo hacer.

SAMANTHA:

Vamos los cuatro en el auto cantando "Send me on my Way" de Rusted Root, voy de copiloto, voy viendo hacia la ventana, la vista es hermosa; El cielo es azul, el sol esta en todo su esplendor, el aire es fresco, ayuda a no sentir tanto calor. La charla es amena, vamos entre risas, canto y alegría, después de un rato Erick toma mi mano y la besa, me dice: cariño, te amo tanto, se escucha la canción "life is a Highway" de Tom Cochrane. Le sonrío, estoy por decir algo cuando algo atrae mi atención, un coche viene de frente a nosotros y en un intento de esquivarlo le pegamos a un costado y nuestro auto da tres vueltas por la autopista, apenas escucho, siento sueño, mucho sueño, a como puedo logro pronunciar su nombre; ¿Erick, me escuchas? Teffy, Carlo ¿están bien? No me responde nadie, trato de girar mi cabeza hacia donde ellos estaban, pero no logro moverla ni un centímetro pues al hacerlo me duele el cuello. Lo ultimo que logro escuchar es el sonido de la música "a thoussand miles" de Vanesa Carlton, siento como algo caliente corre por mi rostro, trato de aferrarme a la música, pero no puedo más y un sueño profundo cae sobre mí.

Despierto bañada en sudor y lágrimas, mi corazón late a mil por hora, y no paro de llorar, a como puedo me hago un ovillo sobre mi cama y con toda mi fuerza tomo la orilla de mi almohada y la apretó, tardo mucho en tranquilizarme y mentalizarme que solo fue un sueño, que digo, no fue un sueño, eso más se parecía a una pesadilla, se sintió tan real. Me levanto sin ganas y me meto a la ducha, me baño con agua caliente, lo más caliente que puedo soportar, necesito que mis musculos se relajen.

A regañadientes salgo de la ducha y me visto, estoy demacrada, parezco un muerto andante, por lo que tomo mi maquillaje y lo aplico a mi rostro, un maquillaje discreto, me digo, para verme un poco animada.

ERICK:

Llego a la oficina y me encuentro a mi novia, está pensativa y se ve triste, me quedo quieto admirando su belleza, no ha notado mi presencia. No quiero asustar la pero no encuentro forma de no hacerlo, por lo que trato de bajar un poco al tono de mi voz y le digo; buenos días cariño, ¿que tal amaneciste? – como lo supuse, pega un brinco y me dice; ¡caray Erick, me has asustado! – Qué te tiene tan pensativa, le digo. – tuve un sueño, parecido a una pesadilla, me dice. Tranquila, le digo. Solo fue eso, una pesadilla. Paso mi mano por su espalda, tratando de reconfortarla, y dice disculpa cariño, dejaré a un lado esos malos pensamientos, dice. Me da un beso y empieza a trabajar. Me siento extraño, pero si no menciono de que va el sueño, no pienso preguntarle, no quiero que siga con esos malos pensamientos.