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Chapter 30 - RECUERDA MI NOMBRE, KEVIN DE'ATH

Después de varias horas de viaje llegaron a una ciudad cercana a la capital Imperial. Kevin estaba noqueado mientras Carla no estaba mucho mejor, tenia grandes ojeras en sus ojos, se parecía mucho a un panda.

Después de que Carla regañara a Lautaro, se instalaron en una posada de alto renombre. La noche fue tranquila o eso pensaría uno pero en la habitación de la pareja Kevin estaba asombrado, la batalla entre ambos era algo impactante para él. Esos dos realmente querían un bebé. La luna fue tímida y se ocultó bajo las nubes en la noche, Kevin miró sin pestañear, de principio a fin, no se perdió ningún detalle incluso logró percatarse del lunar que tenía Clara en su seno derecho.

A primera hora de la mañana una sombra apareció en el cielo.

—¡Oye mira el cielo!

Una persona exclamó con duda.

—¡¿Es un avión?!

—¡¿Es un pájaro?!

—¡¿Es un inmortal?!

—¡Es un maldito dragón! ¡Corran!

En el cielo se podía ver una gran silueta sobre las nubes. Inmediatamente las personas se asustaron al ver qué era un dragón, corrieron en todas las direcciones posibles ocultándose en donde podían.

Las envergaduras de las alas del pequeño dragón se extendieron por más de quince metros de largo. Tenía una cara algo alargada y sus fauces eran bestiales combinados con sus afilados dientes que parecían navajas le daban un aspecto horroroso; su cola se agitaba creando ráfagas de viento que hacían perder el equilibrio a las personas que estaban cerca.

*Boooom*

Otro dragón descendió violentamente, en su espalda había un hombre de brillante armadura, su rostro era valiente, vigoroso y estaba llenó de orgullo.

Nadie se atrevió a decir algo, escaneó el área y vió la posada. Rápidamente se dirigió hacia ese edificio. Luego, Dragón hizo una maniobra y aterrizó frente a la puerta principal de la posada.

Rápidamente dos personas salieron corriendo, abrieron la puerta, Lautaro y Carla se presentaron manteniéndose firmes.

—Lautaro Lloris

—¡Señor!

—Ordena a tus hombres que marchen, tenemos que llegar a la Capital Imperial en pocos días. Son órdenes del emperador

El hombre gritó en voz alta, lo que sorprendió a mucha gente por el hecho de que el hombre encima del dragón era un Guardia Imperial de alto rango.

Mucha gente entendió rápidamente que algo había sucedido mientras ellos estaban tranquilos, uno era el máximo General mientras el otro era la mano derecha del emperador.

Rápidamente aparecieron soldados que custodiarón la zona.

—¡Bien!

Las personas comenzaron a sudar frío, varias personas poderosas estaban aquí.

El emperador quería establecer su autoridad frente a otros.

El hombre miró a la mujer que sostenía a un bebé en su pecho, un brillo de alegría apareció en sus ojos mientras contemplaba a Kevin, se veía saludable y lleno de vida.

—Bien hecho Carla, seguramente el emperador los recompensará adecuadamente

—Ha pasado un tiempo señor...

Ambos se saludaron cortésmente, Albert estaba completamente celoso, mientras Kevin se reía por el estúpido triángulo amoroso dentro de la fuerza militar.

Habían chispas saltando por todas partes, el hombre y Albert simplemente sonrieron entre ambos.

Sin embargo Carla no les prestó mucha atención, su mente estaba en el hecho de que el príncipe estaba en coma, un año entero durmiendo para simplemente despertar como lo haría cualquier bebé.

—Dejemos esté lugar

—Bien...

—Señor

Los tres se rieron y no mostraron ninguna preocupación, el hombre quería ayudar a Carla para que volará junto a él, Albert reaccionó de manera inmediata sosteniendo la pequeña cintura de Carla y la hizo montar la espalda del dragón.

—¡Nos vamos señoras!

—¡Si!

Los soldados corrieron por todo el lugar y abandonaron la zona en tiempo récord.

Los dos dragones volaron hacia los cielos con dirección a la Capital Imperial.

...

después de cinco horas de vuelo.

A lo lejos se podían ver enormes muros, tenían más de ochenta metros de alto.

—Carla mira eso. Al fin hemos llegado

—Si...

Ambos tenían miradas nostálgicas, tenían mucho de que reír, de que hablar y llorar. Ambos estaban en un estado meloso dándole celos al hombre y náuseas a Kevin.

Kevin estaba sorprendido con el entorno, no podía entender mucho de lo que hablaban; sin embargo no se preocupó estaba disfrutando el viaje, era rápido pero tranquilo, el viento no lo lastimaba sinó más bien le dio una sensación de euforia que nunca había experimentado.

Uno creería fácilmente que a esta velocidad sería arrojado hacia atrás, pero el dragón los mantenía en su sitio.

El aire era completamente diferente al de la tierra, los paisajes eran hermosos.

Kevin sintió que esto no era malo, la elección de venir a este mundo fue la correcta, por suerte su destino no era trágico, esta vez la Diosa de la Luna le sonrió.

No sabía muy bien a dónde se dirigían con exactitud, tampoco estaba seguro si estaría a salvo con estas personas.

El futuro era incierto, exhaló y se dejó llevar y no reflexionó mucho.

Los dragones pasaron por encima de los muros sin ningún obstáculo, pasaron varias zonas residenciales, mercantiles, etcétera y Kevin estaba maravillado con el entorno, cientos o miles de personas paseaban por las calles sin temor.

El dragón donde estaba dio un giro y aterrizó debajo de la entrada principal del Castillo Imperial.

Numerosos guardias sostuvieron sus lanzas y las agarraron con fuerza, sus miradas estaban en el dragón. No parpadearon ni siquiera cuando el dragón aterrizó frente a ellos, sin embargo había algo de asombro y respeto en sus ojos.

Estaban confundidos y enojados sobre el niño que cargaba amorosamente a Carla.

—¿El capitán se adelantó?

Los ojos de los guardas ardieron con ira y dolor.

Su santa había sido robada frente a sus narices.

El hombre, Lautaro y Carla se bajaron de sus dragones y avanzaron sin ningún impedimento, casi como si fueran los dueños del castillo.

Kevin podía ver la grandeza de este imperio. Se dió cuenta que tenía la boca entreabierta y la cerro mientras se avergonzaba.

—Tch, que vergonzoso. El cuerpo de un bebé está influyendo en mis emociones

En este período de tiempo había experimentado muchas cosas de fantasías.

Llegaron frente al salón del Trono en poco tiempo, Carla lo separó un poco de su pecho lo que le ocasionó un poco de dolor, sintió que podía permanecer toda la vida descansando ahí y al perderlo no pudo evitar llorar.

—¡Aaaaahhhhh!

Carla se preocupó, trató de calmar a Kevin frotando su espalda, se escuchó un estruendo, se abrió la puerta y salió una joven de un extraordinario porte con una expresión completamente preocupada.

Kevin se sorprendió cuando vió a aquella mujer, si no recordaba mal ella debería ser su madre en esta nueva vida, era bella con un porte lujoso y elegante.

Tenía una altura de un metro con setenta y cinco centímetros de altura, sus ojos agudos eran azules eran de un tono marino, su cabello era castaño claro lacio y largo hasta la cintura, la hacia lucir hermosa como un ángel. Su rostro mostraba calidez, elegancia pero algo orgulloso, se mostraba como una madre cariñosa.

Poseía un cuervo perfectamente refinado con curvas en lugares correctos lo que la hacia parecer un poco madura. La joven miró a Kevin y sus ojos se volvieron brillantes, casi lloraba amargamente, le arrebato el bebé a Clara la cual no mostró resistencia.

Rápidamente abrazó a Kevin con todas sus fuerzas mostrándole afecto, lo lleno de besos y caricias lo que ocasiono que Kevin guardara silencio.

—Mi bebé... Estás a salvo, gracias a Dios, lo siento tanto... mamá no se olvidó de ti... sólo tenía cosas que hacer

La joven comenzó a derramar sus lágrimas, eran de alegría y tristeza, su cuerpo tembló muy lentamente.

Kevin reaccionó alzando sus pequeñas manos tocando el rostro de la mujer.

Ella sintió alegria, su bebé la estaba consolando.

Kevin quedó momentáneamente estupefacto al sentir que la mujer lo abrazaba con fuerza, pudo entender algunas cosas de lo que ella decía, la calidez que ella desprendía lo hizo sentir tranquilo.

—¿Esta mujer es la madre de esté niño? Que triste...

Ese pensamiento invadió su mente, el hecho de que esté cariño no era para él lo hizo sentirse mal.

Los sentimientos complejos que trató de mantener bajo control volvieron a salir cuando sintió culpa y tristeza, no sabía porque pero no pudo evitar llorar, alguien como él que había recibido una formación para ser un noble de alto rango y un asesino a temprana edad estaba llorando en silencio.

—Estos sentimientos, ¿Se deben al cuerpo inmaduro que tengo ahora?

Su mirada se apartó de la mujer y aterrizó en un hombre en la segunda mitad de sus veinte. La expresión del hombre estaba llena de alegría mientras veía madre e hijo reencontrarse nuevamente.

El hombre media alrededor de un metro ochenta de altura, su piel era clara, sus ojos eran almendrados con un color miel que irradiaban un aura vigorosa como también lleno de orgullo. Su cabello era negro algo ondulado, largo hasta los hombros, su barbilla tenía una ligera barba, sus hombros eran anchos con algunos músculos que lo hacían ver bastante varonil y atractivo. En otras palabras era un asesino de mujeres.

—¡Mi hijo por fin ha regresado!

Ese hombre se pronunció en un tono agradable y eufórico mientras mostraba su grandeza. Puso una expresión seria en su rostro, sus ojos parecían húmedos, se negó a llorar frente a sus subordinados.

—¡El príncipe heredero llegó sano y a salvo!

—Presentamos nuestros respetos al Emperador y a la Emperatriz

Clara y Lautaro gritaron al unísono mientras se arrodillaban ligeramente en señal de respeto.

—Esta bien, no hagan eso, vengan a la sala del trono

El hombre asintió profundamente y optó por no interferir entre el reencuentro de madre e hijo. En cambio se llevó a todos los soldados a su salón, se sentó en el trono.

Todos los presentes eran oficiales, soldados e incluso había pequeños reyes subordinados al imperio De'ath. Todos se inclinaron mientras juntaban sus manos mostrando respeto.

—¡Levanten la cabeza! Lautaro, Clara. Han hecho un gran trabajo, aunque no todo salió a la perfección, lograron proteger a mi hijo por todo este año, este Emperador no olvidará nunca lo que han hecho por mi y la familia Imperial. Se les otorgarán títulos de Duque... a menos... ¿Decidieron casarse?

—...

—...

—¿No? pensé que su relación había avanzado

—...

—...

—Bien, recibirán títulos de Duque, una ciudad de rango medio alrededor en la frontera entre el bosque maldito y el Reino subordinado de Logerson, aunque se llame bosque maldito lo cierto es que las bestias que viven ahí no atacan a las personas que están afuera del bosque y los alrededores son autosustentable. Tendrán un subsidio de mil monedas de platino cada tres meses

—¡Es un honor, su majestad!

—Mi Emperador esté Logerson Sherden trabajará con gustó

Lautaro y Carla se sintieron algo ansiosos pero el Emperador tenía razón, además estaban a lado del Reino Sherden. Sobretodo la recompensa monetaria era increíble, sus familias no morirán de hambre incluso después de quince generaciones.

Por lo que respondieron obedientemente.

Con pasos lentos, la Emperatriz entró en el salón del Trono llevando amorosamente a su hijo en brazos.

El bebé se veía saludable mientras levantaba sus manos jugando con los dedos de la Emperatriz. El Emperador asintió y miro a Carla y a Lautaro agudamente.

—Ustedes dos den su informe de la situación sobretodo como protegieron a mi hijo

—Si su Majestad

Ambos asintieron y explicarón en detalle sobre los eventos ocurridos durante la misión escoltando al Príncipe Heredero

—Eso es todo su majestad...

Clara terminó de hablar, estaba sudando balas cuando se dió cuenta de la mirada casi asesina de la Emperatriz; el Emperador estaba casi igual mirándola impactado.

—Estas diciendo, ¿Mi príncipe estuvo un año en coma?

—...

—Ademas... perdimos una iglesia y todas las personas que estaban ahí, ¿No sobrevivió ningún niño?

—...

Al escuchar la serie de preguntas del Emperador, no pudo evitar gritar en silencio. El Emperador parecía estar lleno de sospecha y frialdad, tragó saliva mientras su pecho subia y bajaba.

—Lo juró en mi nombre de Santa mi señor

—Yo también mi Emperador

Hubo un momento de silenció en el salón del trono que inquieto a la gente.

—Esto concierne a mi hijo, el Príncipe Imperial, no me culparan si realizo algunas investigaciones, ¿Verdad?

—No, nos atreveriamos su Majestad

—Asi es mi señor está en su derecho de comprobar la salud del Príncipe

—Bien, están perdonados

Lautaro y Carla suspiraron aliviados cuando la tensión desapareció.

—Esta noche se organizará un banquete, estamos celebrando el regreso de mi hijo y la victoria de la familia imperial contra los nobles rebeldes

—¡Si, su majestad!

—¡A sus órdenes!

El Emperador y la Emperatriz despidieron a todos y al poco tiempo abandonaron el Salón del Trono y se dirigieron a sus aposentos privados.

En los cuartos privados la atmósfera era algo tensa entre la pareja.

—Albert, no importa si la investigación no se realiza, ¿Sabes? Ya es bueno que nuestro hijo este sano y con nosotros. No puedo sentir magia oscura o alguna influencia en él

La Emperatriz estaba bien siempre y cuando su pequeño bebé estuviera bien y saludable.

—Jade, aunque tengas razón, quedan muchas preguntas, como ¿Porque nuestro hijo despertó justo cuando se vio ese extraño fenómeno? ¿Desdé cuándo ha estado durmiendo? Es un milagro de los cielos o un experto desconocido está tras nuestro hijo, aún recuerdas al tipo que nos atacó... Era muy extraño

—Hmph, esa basura murió con el extraño fenómeno, además si fuera un experto desconocido con buenas intenciones, entonces le estaré agradecida incluso en la muerte. Por otro lado... Albert... ¡Enviaste a mi bebé a un lugar desconocido! Ni siquiera me contaste sobre eso

—¡!

—Di algo

—Jade... mi Emperatriz, no tuve otra opción, era para la seguridad absoluta de nuestro hijo. Incluso yo no sabía dónde estaba hasta que Carla me envió información a través de una de sus bestias contratadas

Albert habló con un tono recto.

—¿¡Qué tú hiciste qué!?

Jade recibió una sorpresa.

—Todo este tiempo me estuviste diciendo que sabías donde estaba y que estaba a salvo ¡Bastardo!

Jade recibió un golpe quería decir más pero sus ojos se empañaron aguantando las lágrimas.

—Si, mi amor... Es como escuchaste mi Emperatriz

Se miraron a los ojos y lentamente se dieron un beso apasionado.

—¿Qué pasa con esta gente? ¿Porqué son tan lujuriosos?

Kevin exclamó con sorpresa, había visto a Carla y Lautaro hacer el amor más de una vez desdé que tuvo conciencia y ahora sus padres estaban a punto de hacerlo. Él no podía soportarlo, estaba molestó y lleno de agravio, después de todo el murió virgen.

Jade y Albert se sorprendieron, se miraron por un momento antes de reír, se abrazaron mientras compartían el calor del otro.

—Lo siento Albert

Susurró suavemente Jade.

—Esta bien... conozco tu sufrimiento, todo un año sin tu bebé debió de ser duro

Albert la consoló mientras usaba su mano para sujetar la espalda de Jade haciendo que ella pegará su cuerpo al suyo.

—Pero fui algo fría contigo, incluso estúpida, te ignoré y ni siquiera mirabas a otras mujeres mientras no te hacía caso

Las lágrimas comenzaron a caer de los ojos de Jade, en su opinión no había cumplido como Emperatriz y esposa.

—No debes de decir eso, es mi culpa. Cualquier madre se sentiría así después de separarse de su hijo

Dijo Albert mientras besaba los labios de Jade.

Después de varios minutos de calidez, ambos se separaron torpemente. Obviamente sintieron que las partes inferiores de sus cuerpos reaccionaban, pero la vergüenza se agrandó cuando vieron que su hijo los miraba dulcemente.

Albert se rió torpemente mientras Jade estaba roja hasta las orejas pero no pudo evitar sonreír, Albert quedó hipnotizado por esa sonrisa y deseaba que Kevin despareciera para poder tener algo de intimidad con su Emperatriz.

—Estupido hijo, arruinaste un buen momento

Se quejó internamente.

—Pudrete viejo, no lo harás en mi presencia

Otro que se quejó fue Kevin, no quería desarrollar ningún fetiche extraño. La única que estaba sonriendo era Jade.

—Nuestro hijo debe ser educado en las costumbres de la realeza, lo arreglaré cuando cumpla cuatro años

Albert dejo de sentirse insatisfecho y tomo otro enfoque.

—¡No! Seré yo quien le enseñará a nuestro hijo

—¿Eh? ¿Pero...?

—No aceptaré un no por respuesta, no he estado con él por un año, no hemos tenido un periodo de unión todavía, para que mi bebé nos acepte de todo corazón debe estar conmigo y yo estaré con él hasta que termine su educación

Albert estaba sin palabras, se dió cuenta que le salió el tiro por la culata, sus planes salieron mal. No sabía si reír o llorar.

—Esta bien Jade. Pero él tendrá que ir a la escuela del Reino Sherden para estudiar un poco

—...

—Jade...

—Esta bien, será hasta que tenga catorce años, ese tiempo lo pasará con mamá

Albert se sorprendió nuevamente, después de pensarlo un poco obtuvo una realización, Clara había estado un año con su hijo y ella lo abrazaba como si fuera suyo, incluso su bebé se veía cómodo en esos enormes globos.

Un poco de celos apareció cuando se dió cuenta que Lautaro era alguien con suerte.

Ambos se vistieron apropiadamente para la ocasión. Kevin fue igual, estaba usando un traje Real hecho exclusivamente para él. Jade lo vistió lentamente mientras jugaba con él.

Kevin se sintió avergonzado cuando Jade le quitó los pantalones, pero luego recordó que era un bebé.

Jade se cambió frente a él, Kevin siguió recordándose a sí mismo que ella era su madre. Albert apareció atrás de ella y la abrazo por la cintura mientras susurraba algunas cosas a Jade.

Kevin tenía sentimientos complejos acerca de ser cuidado por éstos nuevos padres. Él ya había tenido un padre y una madre que lo amaron hasta el final, pero lograr experimentar nuevamente este amor fraternal lo hizo sentir cálido y tranquilo.

Luego de unos minutos lo recogieron y ambos se dirigieron al Salón de Banquetes.

—¡Damos la bienvenida a su Majestad el Emperador acompañado por su Emperatriz

Alguien anuncio la llegada de Albert y Jade, todos se levantaron, hicieron una reverencia y gritaron al unísono.

—Saludo a todos mis súbditos. No tienen porque bajar la cabeza

Albert dijo mientras asentía con la cabeza, todos hicieron una reverencia y tomaron asiento.

—Este es un banquete para celebrar el regresó de mi hijo y el comienzo de nuestro próspero Imperio. ¡Larga vida al Imperio De'ath!

Albert levantó su bebida y bebió conmemorando el inicio del banquete.

—¡Larga vida al Imperio De'ath!

Los súbditos también bebieron sus bebidas comenzando a disfrutar de la comida y bebida que las sirvientas traían, después de unas cuantas horas alguien se acercó a Albert.

—Mi Emperador, ¿No creé que este es el mejor momento para hacer eso?

Comentó Lautaro y los otros consejeros asintieron en respuesta.

—Supongo que tienen razón

Murmuró Albert.

*Tin* *Tin* *Tin*

Golpeó tres veces su copa y habló.

—Todos, el evento principal ha llegado

La gente del banquete guardó silencio. Albert miró a Jade que estaba sentada a su lado hablando con Carla y ambos asintieron.

—Yo, el Emperador del Imperio De'ath, Albert De'ath. Por la presente declaro que el nombre del Príncipe Heredero, mi hijo l, será Kevin De'ath

—¡Gloria al Imperio! ¡Larga vida a Kevin De'ath!

Todos miraron a Kevin y comenzaron a cantar su nombre en voz alta, lo que hizo que el banquete terminará con un muy buen humor.

Lo cierto era que también se celebraba su primer cumpleaños y aunque tenía el mismo nombre hoy se dió cuenta que a partir de ahora sería conocido como Kevin De'ath.