El frio que transmitía el suelo penetro mi cuerpo entero dándome una sensación de comodidad, que me ayudo a recobrar mi conciencia paulatinamente.
Abrí mis ojos lentamente y con pesadez debido a luz azul que entraba por ellos.
Cuando los abrí completamente, me di cuenta que ya no estaba en el mundo de la diosa, si no en la sala de estatuas dentro de la iglesia.
... Pero era un poco diferente, las estatuas estaban cubiertos de una fina capa de hielo azul translucido y de mi cuerpo pequeñas bolas de escarcha caían al suelo.
Mi respiración pesada era visible y el mana en mi cuerpo escaseaba a tal grado que no tenia ni una pizca de fuerza para moverme.
—Chiiiir~.
El chirrido de una puerta abriéndose me saco de mi estado de estupor, y me llevo a voltear hacia el origen del ruido.
"...¿¡Que, diablos paso!?.
Exclamo la misma sacerdotisa que me había guiado y dado el recorrido por y a la iglesia.
Can pasos veloces pero firmes, que evitaban las capas de hielo que lisaban el suelo la sacerdotisa se acerco hacia mi.
—Thuud-Thuud.
Con una cara preocupada y movimientos veloces en sus manos, la sacerdotisa sacudió mi ropa, desquitándola de la escarcha que la albergaba.
"No podemos quedarnos dentro de la sala, la limpiare mas tarde, debes contarme que es lo que te sucedió. —Dijo preocupadamente la sacerdotisa, que parecía haberse dado cuenta de mi condición ya que me sostuvo entre sus brazos y me ayudo a pararme.— Apresúrate, por este pasillo".
Con pasos rápidos e inseguros recorrimos los hermosos y finitimamente decorados pasillo hasta llegar a una enorme puerta, que se abrió con un ligero mormullo parecido a un canto de parte de la sacerdotisa.
—Thud.
Con un golpe que resonó secamente dentro de la habitación. entramos en ella y nos acercamos a un par de sofás azules donde la sacerdotisa me coloco suavemente.
—Tintinear-Tintinear.
—Thud.
Mientras veía a la sacerdotisa acercarse hacia un pequeño escritorio donde pareció buscar algo, tense mis brazos y ejerce la fuerza que podía sobre ellos para sentarme y posicionarme una posición donde me fuera posible pararme.
Concentre mi conciencia en mi núcleo en el que había logrado reunir una pizca de mana en el camino hacia la habitación.
—Haaa...
Concentrándome totalmente, moví mi mano hacia mi cintura donde yacía una pequeña bolsa que abrí, extremando en cuidado.
Moví mi mano lentamente, tratando se no hacer ningún ruido y tome un pequeño frasco de cristal frio al tacto.
Voltee mi mirada hacia la sacerdotisa y comprobando que seguía concentrada buscando algo acerque el frasco, lo destape y lo posicione sobre mi boca.
—Trago.
Un liquido viscoso y frio entro en mi boca y lleno mis papilas gustativas de un sabor amargo que recorrió toda mi garganta.
Di un vistazo al frasco vacío y lo moví al sillón a mi costado.
El liquido que había tomado era la poción de recuperación de mana, que había comprado en el mercado antes.
Sentí que aunque en poca cantidad y lentamente, mi mana se recuraba.
—¡Gaah!
Un gemido de dolor salió de mi boca, alertando a la sacerdotisa, que dejo lo que sea que estaba haciendo y procedió a correr en mi dirección.
"Te duele algo;— Exclamo la sacerdotisa, mientras tomaba mi cuerpo por mi cintura y apoyaba mi cabeza en su hombro, buscando cualquier herida— Solo aguanta un poco mas de tiempo, estoy buscando una poción de recuperación"
Asentí de forma visible hacia la sacerdotisa, la cual comenzó a alejar su mano de mi cintura y procedió a retirarse con cuidado.
—Thuud.
En el momento en el que la sacerdotisa se retiro unos centrimetos de mi, recorrí mi mano derecha por su espalda, tense mis pies y ejercí tanta fuerza como mi estado actual me lo permitía para dar una vuelta sobre mi propio eje.
Al momento de la vuelta, los dos caímos al sillón y me posicione sobre ella mientras conjuraba la mayor cantidad de mana posible hacia mi mano y daba forma a un pico de hielo el cual la envolvió por completo.
—¡Kuuhhhg!.
Un queja contenida salió de la cuerdas vocales de las sacerdotisa, al sentir el frio tacto del pico de hielo sobre su cuello.
Un silencio nos inundo a los dos mientras nos observábamos a los ojos mutuamente.
"¿Por que haces esto, yo... Yo te estoy ayudando"
—¡Gaagh!
En respuesta a las palabras de la sacerdotisa acerque mas el pico hacia su cuello, provocando que un pequeño chorro de sangre saliera de el y recorriera el pico, mi mano y finalmente callera al sofá, manchándolo.
"Tu... ¿Por que me estas ayudando"
"¿Por, por qué lo preguntas? no es normal, que una sacerdotisa ayude a otra persona"
Exclamo, con una sonrisa temblorosa y forzada.
"Tu misma lo dijiste, ¿no eres una sacerdotisa?. Por que razón entonces buscarías una poción cuando tu puedes buscarme, además, el recorrido de antes, me dejo claro que eres alguien de alto rango"
Mis palabras parecieron generar algún efecto en ella, ya que la sonrisa que la adornaba se borro por completo y su cara se lleno de una indiferencia escalofriante.
"Ser el hijo de un duque es razón suficiente para que quiera ayudarte y tu deberías entenderlo, pero parece que... Quieres esconder algo, Adad"
Sus palabras me calaron hondo y generaron una pequeña duda en mi, pero me obligue a borrarla.
Había algo extraño, desde el momento en que me llevo a la iglesia, la guía por ella y la entrada en la habitación de las estatuas, además la forma en que parecía buscar algo dentro de esta habitación...
Mi instinto me lo decía, las alarmas dentro de mi cabeza resonaban sin parar, me alertaban, que algo andaba mal.
"...No me vas a engañar, dime la razón, del por que me trajiste aquí"
Al son de mis palabras un sonrisa hermosa floreció en el rostro de la mujer y tal vez presionado por la falta de respuesta o por algo mas aprete mi fuerza ejercida sobre el pico que cortaba su cuello.
"Entonces, hablemos. Pero lo primero que tienes que hacer es soltarme y no te preocupes una sacerdotisa no puede usar mana ofensivamente"
Hablo la sacerdotisa con una voz ronca y al instante que hablo la cortada que hasta ahora estaba en su cuello empezó a curarse a una velocidad increíble.
La regeneración de su cortada sirvió como prueba de sus palabras no eran mentiras, así que procedí a desaparecer mi pico de hielo y alegarme de ella.
"Fuuuuu~. Nunca pensé que el hijo de un duque podría ser así de intenso, me pregunto si serás igual en la cama"
Dijo la sacerdotisa con un poco de sarcasmo y una sonrisa picara las cuales eran defraudadas por sus piernas temblorosas que la obligaron a seguir sentada en el sofá.
"Deja las estupideces y dime el por que me trajiste"
"Haa~ en verdad no tienes paciencia;— protesto, mientras se quitaba de sus hombros una pequeña capa y revelaba el mismo vestido blanco de antes, que no hacia mucho por ocultar un par de grandes pechos que lo estiraban— hay distintas maneras de acabar como tu en la sala de las estatuas"
Dijo, mientras hacia una pausa, como queriendo especular algo.
Aun sin confiar en ella, reuní mi mana el cual se había recuperado casi a la mitad y active Ice Heart mientras generaba una lanza de hielo como la que me había atravesado el estomago en el mundo de la diosa.
"Pero esto normalmente suele suceder cuando es tu primera vez entrando en contacto con partículas divinas y tienes el talento para ser un Healer, o cuando— La sacerdotisa una vez mas hiso una pausa, que aprovecho para levantarse y dar unos pasos hacia mi—...Eres un hijo del mana"
Al instante moví mi lanza en dirección a su corazon pero no hubo ningún resultado, no tuve tiempo de pensar cuando mi instinto me grito como loco que me alejara, cosa que obedecí dando tensando mis pernas y dando un brinco hacia atrás.
—¡Baaam!
"Tienes un instinto aterrador, tu control de mana es increíble y además eres guapo, no esperaría menos de un hijo del mana"
Justo donde estaba antes de mi salto, el pie de la sacerdotisa estaba plantado en el suelo, que se había cuartado en pedazos, si me hubiera quedado ahí yo...
"Pensaste que una sacerdotisa no podía matar a alguien, que no pueda usar mana no significa que no pueda usar mi cuerpo como arma"
Dijo la sacerdotisa, con la voz de alguien que esta apunto de estallar de risa.
"Pero en verdad seria una pena matarte, así que, por que no mejor hablamos, te contare el motivo y te ofreceré un trato, e incluso puede gustarte... ¿Qué opinas?"
"Para eso primero tengo que escucharte"
Conteste, mientras la sacerdotisa se sentaba de nuevo en el sofá y yo me posicionaba frente a ella, aunque parado y con la lanza en mi mano.
"Seguro que como un noble has oído de la fiesta para celebrar el cumpleaños numero 53 del Rey, y supongo que como el hijo de un Duque, debes haber oído sobre, el verdadero propósito de esta fiesta"
El verdadero propósito, que por supuesto era el anuncio de el príncipe heredero de la nación. A pesar de mi falta de respuesta, la sacerdotisa siguió hablando.
"Como todo el mundo sabe, el actual favorito del rey es el primer príncipe Silas, pero debes saber que su hermano, el segundo príncipe no se rendirá tan fácil".
El segundo príncipe, Adu lazuli, el villano principal del juego junto con Avas Blackgrey.
"Yo, por supuesto soy orgullosamente parte de la facción del segundo príncipe Adu y la razón por la que trague es en verdad muy simple. ¡Quien no quisiera tener un hijo del mana en sus filas!"
"Parece que estas muy bien informada, entonces debes saber que el ducado de Hall es neutral en cuanto a quien apoya como gobernador de la nación"
Una sonrisa se formo en la boca de la sacerdotisa mientras me miraba.
"Pfft~, siempre hay una solución, además de que ni siquiera eres el heredero de la casa, así que nada te lo impide y sobre todo tu;—la sacerdotisa de nuevo hiso una pausa y se paro mientras levantaba sus dos brazos en una posición de lucha— Solo tienes dos opciones, o te unes a nosotros... o mueres"
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"Oh por cierto, mi nombre es Mellia Starbat y desde ahora espero que trabajemos mas tiempo juntos"
Dijo la sacerdotisa mientras se relambia los labios y levantaba su brazo en forma de saludo.
Me voltee y fije mi mirada hacia adelante y comencé a caminar.
Habíamos durado bastante en la platica dentro de aquella sala el sol ya se estaba ocultando, pintando el cielo de un hermoso color naranja.
Habíamos hablado de bastantes cosas, en especial los planes a futuro con el segundo príncipe, con el que con mi vida de por medio había jurado lealtad.
Al principio me pareció una mierda, pero después de pensarlo me di cuenta que si lo unía con mis planes que tenía hasta ahora podía terminar en algo bueno.
El único pobreza era que me iba a alejar del reino y de la historia por un tiempo indefinido y por supuesto la neutralidad de la casa Hall en asuntos políticos.
Mientras caminaba y pensaba en los problemas a futuro y las mejores soluciones un pensamiento golpeo mi cabeza como un cohete.
La casa Hall.
"¡Mierda, la reunión que organizo Keith"
Lo había olvidado completamente con tantas cosas que me habian pasado hoy.
Ignorando las personas que me miraban de como un extraño a mi alrededor tense mis piernas lo mas que pude y corri directo y sin pausa hacia la mansión.
En pocos minutos llegue a la entrada, en la que salta el barandal e ignore los gritos de los guardias, entre por los pasillos que recorrí lo mas rápido que pude hasta llegar a una enorme puerta la cual golpe para lograr entrar en la habitación detrás de ella.
—Thud.
Mi golpe resonó dentro de la habitación, en la que una vista que provoco que un escalofrió me recorriera el cuerpo entero me inundo....