Esa patada fue rápida y despiadada, como si ella quisiera destruirlo. el hombre ya no se atrevió a ser descuidado y dijo su nombre rápidamente.
- ¡Soy yo! ¡Víctor! ¡Ten piedad! Samara, todavía no tengo hijos. -Víctor estaba bañado en sudor frio.
Esta mujer era muy rápida, si no le decía quien era a tiempo y solo esperaba a que ella lo descubriera, posiblemente ella lo mataría. Víctor tenia la frente cubierta de sudor. El pie de Samara solo estaba a menos de tres centímetros de su entrepierna.
Al oír el nombre de Víctor, Samara retiro su pie, pero casi perdió el equilibrio. Afortunadamente, había una mesa a su lado y ella pudo apoyarse allí temporalmente.
- ¿Qué haces aquí? -Samara estaba un poco sorprendida y asustada.
En cuanto a Víctor, el sudor cayo por su frente. El echo un vistazo a su entrepierna que por fin estaba segura y dijo con una sonrisa amarga:
- ¿Quién mas podría ser si no fuera yo? Samara, me has hecho daño. ¿Ni siquiera has podido reconocer mi voz? Si atraías al pernal de Álvaro, moriría. -después de decir eso, Víctor se sentó directamente en el suelo jadeando fuertemente.
Samara estaba un poco avergonzada.
-No sabia que eras tu. ¿No te habías ido?
- ¿A donde puedo irme? Me costo mucho esfuerzo llegar a la base de Álvaro. Seria una lastima para mi volver así. Ese maldito Álvaro, se fue a la mansión de la familia Montenegro y me echo toda la culpa. Aunque me gustaría asumir esta responsabilidad por ti, todavía me siento un poco incomodo cuando me atrapa el. -dijo Víctor con rabia.
La expresión de Samara cambio inmediatamente. Si ella y Mayra sospechaban de Álvaro en un principio, ahora estaba básicamente segura de que el había manejado este asunto. Casi creyó que el la salvaba. Si no fuera por Víctor, tal vez se habría sentido culpable por Álvaro. Pensando en como había implicado a Víctor, Samara se sintió muy culpable.
-Lo siento.
-No pasa nada, lo hice yo mismo. Además, aunque la familia Montenegro es poderosa, no es tan fácil causarme problemas. No te preocupes, pero no quiero perdonar a Álvaro tan fácilmente. Samara, hazme un favor. -dijo Víctor con los ojos brillantes.
Samara sabia que el había venido por algo, pero en pensar en lo despreciable que era Álvaro, incluso si Víctor le hacia algo, era solo para vengarse. Ella no necesitaba sentirse culpable.
-Dime, ¿en que puedo ayudarte? -Samara encontró un taburete y se sentó. Echo un vistazo rápido hacia fuera y le pregunto después de asegurar que no pasaba nadie.
-al ver que ella era tan cautelosa, Víctor sonrió y dijo:
-No te preocupes, todos están en el campo de entrenamiento en este momento. No van a descubrirme. Aunque el sistema de seguridad aquí es muy bueno, es inútil para mi. -dijo el con mucho orgullo.
Al verlo así, Samara no pudo evitar sonreír y dijo:
-Si, eres muy hábil.
- ¡Claro! -Víctor actuaba como un niño presumido, se parecía un poco a Eduardo.
¿Por qué de repente sintió que eran tan similares? Samara sonrió mas al imaginar la cara de felicidad de Víctor si ella lo comparara con su hijo. Al ver su sonrisa Víctor estaba aturdido. Antes también había visto una sonrisa similar en alguien de su vida, pero era una persona que nunca volvería a aparecer. El retiro su mirada y dijo en voz baja:
-Necesito el mapa topográfico completo de este lugar. No puedo entrar y salir libremente de aquí. Así que necesito tu ayuda.
-No hay problema, pero necesito que garantices la seguridad de todos los niños y profesores que están aquí. Son inocentes y no deben estar implicados en tus conflictos con Álvaro. -declaro Samara.
-Por supuesto. Siempre que sigan aquí, no voy a destruir la base. No te preocupes.
Samara dejo de estar preocupada al oír las palabras de Víctor. Sin embargo, pronto descubrió otro problema.
- ¿Acaso quieres esconderte en mi habitación durante todo este tiempo?
- ¡Por supuesto! Hay tantos soldados patrullando aquí, solo tu habitación es un lugar seguro. -dijo Víctor naturalmente.
- ¡No puedes esconderte aquí! -Samara lo rechazo directamente.
- ¿Por qué no? Samara, ¿ya no me amas? -Víctor puso una expresión triste de inmediato como si ella lo hubiera abandonado.
Samara sintió que ya había visto esa expresión antes, pero no pudo recordar donde. Ella negó con la cabeza y dijo:
-Es inapropiado para nosotros estar a solas en la misma habitación.
-No te preocupes, me hare cargo de ti. -juro Víctor.
Samara se sintió avergonzada.
-¡No necesito que asumas la responsabilidad!
- ¿Entonces quieres hacerte responsable de mi? -Víctor miro a Samara con expectación.
Samara sintió que el no la entendía.
- ¡Víctor!
- ¡Estoy aquí! -respondió el.
- ¡Deja de bromear! -a Samara le molestaba mucho, este hombre era difícil de tratar.
- ¿Por qué me gritas? -Víctor miro a Samara con los ojos llenos de queja.
Samara de repente se sintió muy incomoda.
-Víctor, no te hare caso si sigues así.
- ¡No! Voy a ponerme serio. -Víctor se rindió de inmediato y estaba dispuesto a ser obediente.
Samara por fin dejo salir un suspiro de alivio.
- ¿Hasta donde he llegado? -al ser interrumpida por Víctor, Samara no podía recordar por que había empezado a discutir con el en aquel momento.
Víctor se rio entre dientes y dijo:
-Dijiste que te harás responsable por mi.
- ¡Tonterías! -Samara quería insultarlo.
- ¡Uy! -Víctor se sintió muy interesante al ver su reacción.
Samara extendió su mano rápidamente para cubrir su boca y le amenazo:
- ¡Cállate de ahora en adelante! Si dices una palabra mas, ¡dejare que te maten!
Víctor asintió rápidamente, pero sus ojos estaban llenos de alegría. Al descubrir lo que estaba pensando Víctor, Samara se sintió muy avergonzada. Ella retiro su mano de inmediato, se alejo de Víctor y dijo:
-No puedes esconderte en mi habitación.
-Pero.
- ¡Cállate! -Samara sintió que no podía dejarlo hablar, de lo contrario, moriría de ira por su culpa.
Víctor se sentó con una expresión triste, mirando a Samara directamente con los ojos inocentes. Samara fingió no ver su mirada y continuo:
-Mi hijo duerme conmigo, así que no es conveniente para ti esconderte aquí.
-Puedo compartir cama con tu hijo -Víctor sugirió desvergonzadamente.
-A mi hijo no le gustas. -Samara respondió fríamente.
- ¿En serio? Ni siquiera me ha visto. ¿Por qué no le gusto? Catalina, no me calumnies.
-De todos modos, no puedes dormir en mi habitación. Busca otro lugar. -Samara se nego a ceder.
Aunque eran buenos amigos, ella no quería compartir la misma habitación con el. Además, Víctor era un hombre, si algo pasara, ella sufriría. Al ver la actitud resuelta de Samara, Víctor no tenia otro remedio a no ser rendirse.
-Vale, entonces puedo buscar otro lugar para esconderme, pero prometiste ayudarme y tienes que cubrirme.
- ¿Por qué? -Samara pensaba que podía ayudar a Víctor, pero no quería ser amenazada por el.
Víctor dijo rápidamente:
- ¿No estamos en el mismo bando ahora? Pensé que habíamos llegado a un acuerdo.
-Solo me encargare de cubrirte y dibujar el mapa topográfico, no voy a meterme en otras cosas.
- ¡Vale! ¡Trato echo! -dijo Víctor con una sonrisa.
El sonido de voces y pasos vinieron desde fuera, indicando que los niños habían vuelto. Cuando Samara estaba a punto de decir algo, vio a Víctor levantarse y salir por la ventana. Sus movimientos eran tan rápidos que Samara sintió que su vista estaba borrosa.
-Mama, ¡ya he vuelto! -la voz de Eduardo vino desde fuera y luego su cuerpo entro corriendo. Como era de esperar, Adriano lo siguió.
Estos niños eran tan buenos, parecían hermanos de verdad.
-Señora Samara, hola. -Adriano sonrió y dijo, luego se quedo allí obedientemente.
Eduardo se sentó en la silla y dijo en voz baja:
-Mama, Adriano no ha podido ganarme en los ejercicios físicos esta tarde.
-No uses tus propios estándares para exigir de los demás. Adriano ya se ha esforzado mucho. -Samara no pudo evitar hablar por el.
-Así es, me he esforzado mucho. -Adriano asintió inmediatamente.
Eduardo lo miro con desdén y dijo:
-No te olvides, todavía te falta hacer ejercicios durante una hora.
-Lo se. -Adriano se froto la nariz y salió a regañadientes.
Samara acaricio la cabeza de Eduardo y dijo:
-No seas demasiado estricto con el. Después de todo, cada persona tiene un talento diferente.
-Ya lo se mama, pero ¿Quién ha venido a esta habitación?
La repentina pregunta de Eduardo confundió a Samara.
- ¿Qué?
-Antes de que volviéramos, había alguien mas en esta habitación. Puedo oler su colonia en el aire. No es tu perfume habitual. -dijo Eduardo.
Samara nunca había pensado en que su hijo tendría tan buen olfato.
-Pues, de hecho, un amigo mío vino hace un momento, pero es un secreto, ¿vale?
-Mama, ¿estas enamorada? -pregunto Eduardo y Samara se sorprendió mucho por la pregunta.
- ¡No! ¡No digas tonterías! -ella rápidamente quiso aclararlo.
Sin embargo, Eduardo dijo como si ya lo supiera todo:
-Lo se. Quieres mantenerlo en secreto, ¿no? Aunque estoy un poco decepcionado por que no sea el padrino Carlos, pero si te gusta, lo aceptare. No te preocupes, lo mantendré en secreto para ti.
-No, Eduardo, no es lo que piensas. ¡Es solo un amigo! -Samara no podía explicarlo con claridad.
-No te preocupes, ¡lo entiendo! -Eduardo quería palmear el hombro de su madre, pero no era lo suficientemente alto, por lo que solo podía palmear el dorso de su mano. -Lo entiendo todo. No te preocupes, no se lo diré a nadie.
Samara no sabía que decir.
-No hijo, escúchame. -Samara todavía quería explicarle, pero en ese momento, escucho el grito de Mayra viniendo de otra habitación. Era tan agudo que Samara y Eduardo se precipitaron a acudir allí rápidamente.