El tiempo pasó, la luz del ocaso se hacía cada vez más tenue, y el bosque se envolvía con oscuridad con cada minuto que pasaba, seguí el rastro de Raciel por bastante rato, ya que debido a su gran tamaño, generaba un camino del cual uno no podía perderse, los arbustos se aplastaron y la tierra estaba marcada, también habían algunas escamas en el suelo
—¡Rayos! Esto no puede estar aquí…—
Levante el tono de mi voz un momento, para después empezar a recoger las escamas que habían en el camino, no habían muchas pero era ciertamente un problema, alguien podría haber salido lastimado…
—Pero… ¿Que rayos?—
Mi ceño se frunció a la par de que paré de caminar, como si fuera por arte de magia, el rastro desapareció, no había desviaciones de ningún tipo, ni marcas en el suelo, los arbustos lucían normales y ya no habían escamas repartidas… Dudo que hagan una emboscada mientras estén cargando a Raciel… Tienen un chamán, solo de esa forma hubieran podido esconder el rastro de tal forma
—¡¿Quieren usar magia?! ¡Bien! Déjenme enseñarles lo que un drakenliano puede hacer…—
Realmente en ese tiempo quien sabe que pasaba por mi cabeza, a pesar de que fue hace unos dias, me da algo de vergüenza esa frase… Sin embargo, lo que si es cierto es que una simple magia ilusoria no va a detenerme.
Tomé de unos de los bolsillos de mi gambesón una de las escamas que recogí, sosteniéndola con mi mano derecha, su color era un azul índigo muy profundo, entre ratos se podía observar un brillo tenue que venía de su interior… Tendré que enseñarle a no confiar en enanitos verdes…
Acerqué la escama por un momento a mi frente, y al hacer este gesto, la piedra preciosa se ilumino levemente
—քօʀ ʄǟʋօʀ, օɦ ɖɨօֆɛֆ ɖʀǟɢօռ, ʍʊɛֆȶʀɛռʍɛ ɛռ ɖօռɖɛ ʍɨ ɦɛʀʍǟռօ ֆɛ ɛռƈʊɛռȶʀǟ...—
Mi voz sonó como una brisa suave, y después de un instante, la escama escapo de mis manos, empezando a flotar con serenidad enfrente de mí, y con su pequeño brillo, empezó a adentrarse en el bosque lentamente, me aferré con fuerza al garrote que llevaba conmigo mientras que empezaba a seguir la pista que los dioses me otorgaron.
Los dragones sabios… Una especie de dragones como ninguna otra, ya que a diferencia de sus contrapartes, los drakes, estos cuadrúpedos voladores de gran envergadura son seres muy peculiares, empezando desde el punto en que pueden entender y razonar, a la par de que pueden aprender con la capacidad de un humano común, o tal vez un poco más…
Ellos son pacíficos, viven en lo alto de las montañas y en lugares donde la humanidad no ha tocado pie nunca, comen de todo, desde frutas hasta carne y no solamente eso, mantienen un orden en el ecosistema al hacer que las distintas especies de monstruos y animales vivan en una aparente armonía en sus hábitats al respetar el territorio de cada uno, también respetando el ciclo de la vida y la muerte entre los depredadores y las presas.
Son seres hermosos y capaces de convivir con nosotros, y así, en Drakenshiel, hemos vivido entre estos seres escamosos durante miles y miles de años…
No solamente su historia es digna de admiración, su fisiología también es muy interesante y particular, estas escamas que se encuentran alrededor de ellos, son en realidad depósitos de mana ambiental y actúan como una armadura al endurecer el mana en ellas, sin embargo estas escamas se caen después de un tiempo ya que se tornan pesadas al llenarse de mana, por eso las fui recogiendo, son muy volátiles, un golpe en falso y el mana dentro de estas piedras explotaría y quemaría el bosque, o lo inundaría…
Por eso nosotros los pueblerinos de Drakenshiel hemos aprendido a usar a nuestra conveniencia estas escamas, ya sea para prender la chimenea, regar nuestros campos, arreglar caminos y no solo eso… Aprendimos a usarlas como método de defensa cuando alguien intenta dañar nuestro pueblo…
Esa escama que flota enfrente de mi está siguiendo el mana innato de Raciel, ni un chamán puede ocultar ese rastro, y así conforme iba caminando, la oscuridad de la noche cada vez más envolvía mis alrededores.
Luz… Un brillo anaranjado y cálido… Acompañado de risas y sonidos bastante… Inquietantes…
Tomé rápidamente la escama flotante, haciendo que esta pierda su brillo debido a que todo el mana que tenia se había agotado, después me escondí en un arbusto cercano, observando de donde provenía aquella luz… Un campamento… O mejor dicho, una pequeña aldea de goblins, había una gran fogata en el centro, sus flamas ardían con fiereza y alrededor del fuego se encontraban goblins, muchos, tal vez decenas de ellos, no es de extrañar ya que pudieron cargar con un dragón hasta acá…
La hoguera tenía un caldero encima, y al lado de él, parado de un pedestal, se encontraba el chamán tirando especias y distintos tipos de condimentos al caldero… ¿Ya es hora de la cena? Seguramente ya no llegue a la ceremonia…
Agudicé mi vista y preste atención al pueblo, habían bastantes tiendas alrededor del lugar, sin embargo, había un rincón a lo lejos al cual la luz casi no llegaba, en el que se encontraba un ser escamoso de color azul índigo, con sus extremidades y un par de alas atadas de tal forma en la que él no se podía mover de ninguna forma, con lo que parecían ser gotas salir de sus ojos, un dragón tan noble… Y a la vez tonto… Raciel…
Primer problema resuelto, he encontrado a Raciel, el segundo es liberarlo, viéndolo desde aquí no era una tarea fácil… Podía escabullirme sin problemas entre las tiendas, el problema eran los dos goblins que hacían guardia en donde estaba el dragón prisionero, ellos son tontos, pero no descerebrados… Solo se vive una vez… ¿O me equivoco?
Pase por las tiendas… De adentro de ellas se podía notar un nocivo olor desagradable y sonidos extraños… Quien sabe que haya ahí adentro, mas no me atrevo a ver que es… la oscuridad fue mi amiga en esta situación, ya que yendo por la sombra pude evitar fácilmente a los guardias que hacían sus rondas a través del pueblito…
Después de unos minutos, llegue a estar cerca de donde Raciel está atado, sin embargo, aún estaban aquellos dos guardias, tengo que deshacerme de ellos antes de empezar a liberarlo… Me escondí entre los arbustos cercanos que se encontraban a un lateral de Raciel, había un guardia cerca de la cabeza y el otro estaba en su cola… ¿Cómo voy a sacarlo de ahí sin alertar a todos los demás?
Tenía un plan… Muy descabellado, pero es mejor que nada. Tome del bolsillo de mis ropajes una escama e inmediatamente la acerque a mi frente, haciendo que esta brille tenuemente
—քօʀ ʄǟʋօʀ. օɦ ɖɨօֆɛֆ ɖʀǟɢօ́ռ, ƈօռɢɛʟǟ ǟ զʊɨɛռɛֆ օֆǟռ ʟǟֆȶɨʍǟʀ ǟ ʍɨ ɢɛռȶɛ—
Susurre aquellas palabras, y al poco tiempo, el brillo de la escama paso a ser de un color azul profundo a un color tan blanco como la nieve, y a su vez mi mano empezó a sentir un frio invernal.
Apunté firmemente hacia el goblin que estaba cerca de la cabeza de Raciel, cuya boca desbordaba de saliva al sentir el olor del guiso que preparaban en el caldero, y después de unos instantes, este bostezo y ahí, tome mi oportunidad.
Salí de mi escondite, y al mismo tiempo lancé la escama hacia el somnoliento guardia, no pudo reaccionar a tiempo, lo único que vio fue mi sombra antes de que el proyectil impactase, y lo congelara en su sitio con la boca abierta y los ojos bien abiertos, por otro lado, el goblin que estaba en la cola me vio al instante, sin embargo yo ya estaba corriendo en su dirección con el garrote en mano, intentó huir, intento gritar para alertar a los demás goblins de la aldea, pero antes de que pudiera hacer algo, golpee fuertemente la parte de atrás de su cabeza con el garrote, astillando el arma y noqueando al hombrecito verde que cayó de cara al suelo.
Solté un suspiro, sentí como si el estrés de mi cuerpo se fuera con aquel resoplido, observe como aquel dragón cautivo tenía los ojos fuertemente cerrados, y no los abrió hasta que escucho mis pasos acercarse
—Hey amigo… ¿Estuviste muy asustado verdad? Despertar y no encontrarte en el establo…—
El animalito abrió los ojos ampliamente al escuchar mi voz, notando que era yo, el empezó a moverse, tratando de zafarse de sus ataduras y a su vez chillaba enérgicamente —Ssshhhhhh… Tranquilo Raciel, no hagas ruido… Solo necesito desatarte y nos vamos volando, ¿está bien?— Después de pronunciar estas palabras, él se calmó para después soltar algunos pequeños chillidos y gruñidos tenues.
—¿La ceremonia? Pues… Si te desato, con chance y llegamos al baile de clausura…—
Aquellas palabras fueron acompañadas con pequeñas lágrimas en mis ojos y una sonrisa poco pronunciada, desataba rápidamente las sogas, aunque eran algo molestas ya que estaban muy apretadas, el dragón nuevamente dio un chillido tenue, pero su tono era muy agudo y bajo.
—No tienes por qué disculparte… Estaban hambrientos, yo también me comería cualquier cosa si no tuviera mi desayuno—
Tal vez pensaran que es parte de mis delirios, sin embargo, en nuestro pueblo, debido a que pasamos nuestras vidas junto a estos seres, aprendemos su lenguaje, a tal punto que es como una segunda lengua materna, nosotros los entendemos, y ellos nos entienden devuelta, incluso algunos pueden hablar nuestro idioma, pero solo cuando los dragones son muy viejos ya que necesitan mucho tiempo para dominarlo…
Después de unos minutos, Raciel ya estaba casi libre de sus ataduras, solo faltaba su hocico y alas, sin embargo, escuche un crujido proveniente de detrás de mi mientras desataba el hocico, me voltee rápidamente y lo que me encontré era un niño goblin, que estaba temblando por mi sola presencia, y justo cuando nuestros ojos se encontraron, el pequeño salió corriendo hacia adentro del pueblo
—¡Rayos!—
Exclamé, empezando a apurarme en desatar a Raciel.
En tan solo instantes, escuchaba como gritos y chillidos bestiales provenían del pueblucho, y como algunos goblins armados con dagas y garrotes ya se encontraban corriendo en mi dirección, y detrás de ellos, el chamán que actuaba como su líder empezaba a conjurar una bola de fuego, apuntando hacia mí, en ese momento, logre desatar la soga que restringía el hocico de Raciel, haciendo que el dragón azul abriera su boca ampliamente, empezando a canalizar el mana de sus escamas a las profundidades de su garganta, generando un brillo purpura, y cuando parecía que la luz se desbordaba, cerro su boca, inhalando aire con fuerza
—¡Gravika Drakonika!—
Mi voz resonó a través del bosque, y a su vez, Raciel soltó un rugido ensordecedor, el brillo purpura de su garganta se expandió hasta cubrir toda la aldea de goblins y en menos de un parpadeo, todos los enanos verdes se encontraban aplastados contra el suelo, y las tiendas alrededor de todo su pueblo se doblegaban hasta que finalmente se destruían debido a la fuerza del hechizo, dándome tiempo para desatar sus alas y subirme en su lomo.
—¡Raciel! ¡Cielo!—
Nuevamente exclamé, haciendo que el dragón extendiera sus gigantescas alas, y de un aleteo, este se elevara al cielo, haciendo tal ráfaga de aire que mandó a volar a los goblins y los restos de sus hogares hacia muy lejos dentro del bosque.
—Bueno… Eso les ensañara una buena lección ¿no crees?—
Acariciaba con gentileza la parte superior de la cabeza de Raciel, el empezó a hacer unos pequeños sonidos en respuesta a esto, con lo que parecía ser una sonrisa en su rostro, teniendo su lengua de fuera, un gesto muy característico sobre el…
La ceremonia para mi… Era algo que había esperado por mucho tiempo… Sin embargo… No me importaba el perderla si eso significaba poder mantener a salvo a este saco de escamas…
En Drakenshiel… Cuando un nuevo pueblerino nace… Se le da a su vez un huevo de dragón… Que crecerá y se desarrollara al mismo tiempo que su compañero… Viviendo juntos por todo lo que duren sus vidas, como una sola unidad… Haciéndonos hermanos, aunque no tengamos la misma sangre o seamos de la misma especie…
Si algo le pasara a él… Desde ese momento, una mitad de mi ser se iría con su vida… Y nunca más volvería a estar completo…
No importa que tanto llore, o que tanto lamente su partida…
¿Estás bien…? Donde sea que estés… Quiero… Quiero verte otra vez… Hermano mío…
—¿Deberíamos ir a ese bodrio no?—
Dije mientras me reía levemente, Raciel soltó un gruñido lleno de energía
—Obvio ¿verdad? ¡A toda velocidad, que papa nos dará la regañada de nuestras vidas!—
Y así, sin más dilación, empezamos a volar a alta velocidad hacia nuestro pueblo, que se encontraba brillante, como si el firmamento hubiera caído en medio de una planicie…
Mientras que en mi mente se repetía una y otra vez una oración
Oh dioses dragón, por favor que mis padres no me maten… hehe…