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Chapter 31 - Treinta Y Uno

Cuando Menma lo obligó a dañar a Shinki, el abogado Sabaku se sintió morir. Por más que lo intentaba no le era posible liberarse de su control y lo peor era que su pequeño creía que él, Gaara, en verdad estaba de parte del maldito de Menma.

Shinki lo llamaba traidor y sentía odio hacia él, su padre. Ésto deleitaba a Menma, quien se había obsecionado con su hijo Shinki también. Y todo por parecerse a él.

"Después de todo lo que hice por ustedes, luego de haberte protegido incontables veces del monstruo de tu madre, crees que de verdad te entregaría a éste otro mosntruo llamado Menma"

Aquello lo pensaba Gaara mientras miraba a Shinki padecer y mirarlo con decepción. Respiró profundamente, sabía que Menma lo violaría durante toda esa noche.

Cuando los días fueron pasando y Shinki se liberó de la droga del maldito de Menma, Gaara fue sometido a un control mental más potente.

Así lo obligó a arruinar el amor de Shinki con Boruto. Solo para alejar a Shinki de su padre, aislando a Gaara cada vez más y dandole a Shinki una lección.

- Shinki tuvo la osadía de librarse de mi control. Le iba a permitir a mi maldito sobrino Boruto quedarse con su padre, junto a tu hijo y con la fortuna de los Namikages. Pero, tu hijo osó enfrentarme. Por tal razón perderá a quien tanto ama.

Por más que lo hubo intentado, Gaara no consiguió librarse del control de su marido. Cuando acabó de decirle a Boruto la fatal noticia, se fue a casa más que desecho.

En especial por ver que su hijo no hacía el más mínimo esfuerzo por intentar ver más allá de las apariencias.

Los días venideros a la partida de Boruto, no solo Shinki, sino Shura también se mostró distante y en extremo cruel con su Gaara. Ambos no lo bajaban de traidor.

Habían pasado tres semanas desde la partida de Boruto hacia un destino desconocido, Menma puso en venta la mansión Namikage tras despedir a todos los empleados.

Se aseguró de que sea comprada por alguien que nada tenga que ver con los Namikage, ni con los Uchihas ni con los Sabakus. Así Boruto y Naruto no podrían tenerla nunca más.

Gaara no salía de la mansión, ultimamente trabajaba allí vía internet. Su posesivo marido lo mantenía encerrado todo el tiempo, debido a que sentía que su control sobre él no estaba resultando ser tan potente como se lo había imaginado.

Una de esas tardes, Gaara estaba en el despacho situado en la mansión mientras intentaba deshaxer el control que lo mantenía prisionero cuando Menma entró.

Éste sonrió mientras lo abrazaba con fuerza, ésto lo asfixiaba. Menma lo besó posesivamente mientras lo manoseaba. Cuando se separaron, Gaara respiraba bocanadas de aire con desesperación.

-¿Sabes mi amor? Tus hijos te odian. Fue tan fácil alejarlos de tí que hasta a mi me sorprende. Después de todo eres su padre ¿cierto? Y tengo entendido que los protegíste durante toda sus vidas de su cruel madre. Pero eso a ellos no les importa. A Shura solo le interesa Mitsuki y como él te ama a tí y no a tu hijo....Shura decidió no mirar más allá de las apariencias. En cuanto a Shinki ¿qué puedo decir? Le importa mucho más mi sobrino Boruto que tú.

Menma no dejaba de acariciar el cuerpo de Gaara con salvajismo. El pelirojo intentaba soltarse pero no podía conseguirlo. Las palabras de su cruel marido lo lastimaban, al punto de empezar a considerar la idea de bajar los brazos.

- ¿No crees que sería mejor darles la espalda en verdad? Unete a mí, ayudame a despedazarlos mi amor. Sería la venganza perfecta.

-Alejate de mis bebés....no me importa que ellos me desprecien - Gaara miró a su marido con odio intenso a los ojos - Nunca haría algo que los dañe. Además Shura es mucho más poderoso que tú - Gaara sonrió - Eso lo favore a él y a su hermano, perjudicandote a tí....maldito loco....incluso Mitsuki está a salvo a su lado. A salvo de tí.

Menma golpeó a Gaara con fuerza en el rostro arrojándolo al suelo, luego se desprendió el pantalón, se quitó el cinto y sujetándolo golpeó con la hebilla la pared, haciendo saltar de miedo a Gaara que permanecía en el suelo.

- Me aseguré de recordarte quién manda aquí....Gaara. Me tendrás que respetar sí o sí.

Gaara fue retrocediendo arrastrandose, mientras miraba con gran terror a Menma.

- N-No lo hagas....por favor Menma....hice todo lo que me ordenaste....por dios....

- Y lo tuviste que arruinar con tu gran boca

-¡No! ¡Fuiste tú quien me lastimó primero diciendome eso de mis hijos!

- Gaara, Gaara, quieres tanto a tus hijos que te sigues desviviendo por ellos. Pero no entiendes que ni a Shura ni a Shinki les importas ya. Amas a Mitsuki pero él está viviendo junto con Shura. Comenzaron una relación juntos ¿no lo entiendes? Ambos se olvidaron de tí, mejor dicho los tres se olvidaron. Ya no les importas, pero seguirás padeciendo por ellos.

Los gritos de Gaara se oyeron por varios sectores de la mansión, junto a las alocadas carcajadas de Menma.

-¡Tendrás que aceptar la dura realidad Gaara! ¡No fuiste creado para ser felíz ni ser amado!

La sangre de Gaara empezaba a expandirse por doquier. Fue golpeado por su marido hasta que éste se hubo cansado. Luego dejó el cinto y le arrojó una toalla con gran desprecio mientras le decía:

-¡Toma maldito! ¡Limpiate! ¡No quiero que ensucies la alfombra con tu mugrosa sangre!

Luego sujetó el cinto y se fue del lugar cerrando con llave la puerta. Buscó al mayordomo y tras entregarle la llave le ordenó no dejarlo salir a Gaara hasta el día siguiente.

Debería llevarle la comida allí. Él se ausentaría por un día y medio. Luego tomó las llaves del auto y se marchó en medio de la noche.

Gaara era suyo y de nadie más, tendrá que obedecerle si o sí. Pensando aquello se alejó de la mansión.

El mayordomo entró al despacho donde Gaara había sido golpeado. Ahora se encontraba en el baño limpiandose la sangre. Así aprovechó para sacar la cámara oculta que había puesto hacía unos días atrás.

Luego se fue cerrando con llave la puerta, sin que Gaara sepa nada. Así pasó el video a su computadora y lo envió a los celulares de Shura, Shinki y Mitsuki usando un ID fantasma.

Al acabar suspiró profundo. Esperaba que todo se acabe pronto. En verdad le disgustaba Menma en extremo.