Naruto tenía tres meses de licencia por haber dado a luz y yo tan solo un mes. Por tal razón opté por tomarlo cuando sea el último mes de licencia de mi amado dorado.
Por tal razón tenía que hacer doble tarea, por mí y por Naruto. En clase Karin seguía pegada a mi lado y por más que la echara nada lograba. Por tal razón opté hacer lo que solía hacer siempre. Ignorarla.
Mi gemelo y Sakura estaban tan enamorados que practicamente vivían en sus propios mundos. Me alegraba saber que Sai al fin se encuentre bien, que haya encontrado a alguien con quien sentirse libre y felíz.
En cuanto a las perras que atacaron a Naruto, supe que el líder del clan Uzumaki las mandó a matar y empobreció a sus familias, denigrándolos.
La noticia me causó un placer tan grande que sonreí como si me hubiesen contado un gran chiste.
Esa mañana como todas las mañanas me resultó aburrida y sin sentido. Así veía al colegio desde que Naruto no asistía. Nada captaba mi interés.
Pero esa mañana llegó al colegio la noticia de que en una semana habría un torneo donde nos enfrentaríamos con otro colegio con tecnicas de chakra. Así se evaluaría hasta dónde se llegaban a manipular las tecnicas éstas.
Todos los que manipulabamos el chakra teníamos que participar. Además había una gran espectativa en mi curso y en particular en nosotros.
Por suerte Naruto estaba de licencia, eso me daba una gran tranquilidad. Personalmente no me interesaba participar, pero el director practicamente me obligó a anotarme, y por supuesto el líder del clan Uzumaki no quiso aceptar negativas de mi parte.
No solo yo, además mi hermano Sai, Gaara, Neji y Karin también debían participar. De todo el colegio eran los únicos que podíamos manipular el chakra.
Participarían cinco colegios más en el torneo. Por lo visto el chakra en ésta generación volvía a surgir en personas capaces de moldearlo a la perfección.
El lider del clan Uzumaki quiso forzar a Naruto a participar, pero ni él ni yo estuvimos de acuerdo y nos plantamos con firmeza ante él.
Sin embargo el entrenamiento que debía hacer era intenso y en extremo agotador. Pero durante las tardes entrenaba con mi amado.
Cuando el inicio del torneo estuvo cerca, recibí una nota de mi padre. Lo que me pedía me sacó de quicio, además me amenazaba con secuestrar a mi bebé si no accedía.
"Si te niegas estaré siempre ahí asechandote. Aunque no me veas igual estaré ahí y no sabrás quién seré. Me llevaré conmigo a mi nieto a un lugar donde nunca podrán llegar".
Respirando entrecortado destruí la hoja rompiéndola en dos. Miré a todos lados con gran nerviosismo.
Le dí mi respuesta sin importarme sus malditas amenazas
"Mi respuesta es no".
Por supuesto que mi padre decidió secuestrar a nuestro bebé matando a la niñera. Cuando salía del colegio esa mañana, recibí su llamado.
- Quedas liberado Sasuke, como tengo a mi nieto, o sea tú hijo, ya no te necesito.
-¡Maldito!
- Adiós Sasuke
- ¡Te mataré!
Cuando mi odioso padre colgó recibí la llamada de Naruto, quien me anunciaba muy angustiado que Boruto había desaparecido.
Su angustia me llegó al corazón, pero yo sabía dónde había llevado a nuestro hijo el maldito de mi padre.
- Mi padre lo secuestró y conociéndolo sé dónde ir.
- Iré a buscarte al colegio y....
- No amor - dije
-¡Es mi hijo también!
La furia se adueñó de él. No supe en qué momento mi dorado amor estaba en la puerta del colegio. Una vez solos en la limousina lo abracé fuertemente.
-¿Dónde está Sasuke? - Naruto lloraba de la desesperación.
- En las ruinas de lo que en otros tiempos solía ser la villa de los Uchiha. Era una ciudad hecha solo para mi familia. Lo recuperaré mi amor y mataré a mi padre.
- Lo haremos juntos, no dejaré que nada malo les pase ni a tí ni a nuestro bebé.
- Mi amor, tranquilo.
Nos abrazamos mientras nos dirigiamos a las afueras de la ciudad.