Lentamente fuí despertando, mi cuerpo estaba entumecido y muy adolorido. Las imágenes de lo sucedido antes de caer inconciente invadieron mi mente desesperándome.
Naruto. Boruto. Necesitaba verlos. Saber que estaban bien y a salvo. Pero me.pesaba todo el cuerpo. De todas maneras hice esfuerzos sobrehumanos para poder despertar.
Respiraba entrecortado mientras me movía lentamente, aunque me estaba esforzando. Sentía que iba a enloquecer, cuando su mano se posó sobre mis cabellos y su voz traspasó los muros de la inconciencia.
— Ya mi amor, tranquilo. Tal como te lo prometí, estamos aquí. Ambos.
—Naruto...
Murmuré como pude respirando entrecortado. Así pude abrir los ojos, luego de una ardua batalla contra la inconciencia. Tal como lo dijo, ahí estaban él y nuestro bebé.
—Aquí lo tienes amor — Naruto colocó a Boruto sobre de mí. Su aroma a bebé, sus movimientos y balbuceos me despertaban nuevamente a la vida — Te extrañó bastante amor. — Boruto sonrió.
— Ya veo — Acariciaba a nuestro pequeño con placer intenso — ¿Y tú? ¿Me extrañaste?
— Decirlo es quedarme corto amor. — Naruto me acarició con suavidad y luego me besó en la frente — Te deseo y te necesito mi amor.
— ¿Qué pasó con...?
— Muertos, todos.
—¿Mi padre?
— Tus hermanos se ocuparon de él, y sí...está muerto ya.
Respiré aliviado, al fin acababa su tiranía. De echo por su maldita culpa varios Uchihas resultaron muertos ayer, debido a que mi maldito padre les lavó el cerebro a todos ellos.
Naruto sujetó mi mano, sabía lo que estaba pensando como siempre. Eso me hizo sentir que estaba mucho más enamorado de mi esposo, de lo que ya estaba.
—Eres libre mi amor, tanto tú como tus hermanos y nuestro hijo. Así que tranquilo.
—No....¿qué pasará contigo, con Itachi y con Sai?
— Nada
—¿Nada?
— Mi abuelo y mi padre ya se ocuparon de eso. Fue una rencilla entre esos Uchihas muertos.
El alivio que sentí fue notorio ya que hizo reír a mi amado esposo. Sujeté a Boruto mientras me sentaba en la cama ayudado por mi esposo.
Necesitaba irme de aquí lo más rápido posible, quería volver a la normalidad, debido a que mi padre siempre había logrado ponerme nervioso.
Boruto no paraba de reír y balbucear, lo abracé con ternura mientras lo besaba en su rubia cabellera de bebé. Lo que más amaba de él era que se parecía a mi amado Naruto.
Naruto se quedó conmigo todo el tiempo mientras estuve internado, hasta que tres días después al fin me dieron el alta.
Pudimos irnos a casa los tres. Mis hermanos junto con Minato me habían ido a visitar un par de veces estando internado.
Ahora en casa me sientía muchisimo mejor. El abuelo de mi esposo me recibió bien, supe que no fue nada sencillo haber solucionado lo sucedido con los Uchihas. Me sentía apesadumbrado por ello, pero deseaba que todo acabe de una vez.
Mi hijo y mi marido tenían que vivir siendo felices y tranquilos. En especial mi amado Naruto que ahora era de público conocimiento que se trataba del Jinchuriki del Kyuubi.
Cuando regresamos al colegio todos nuestros compañeros nos recibieron muy bien. Me sorprendía ver cómo trataban bien a Naruto, ya que esa no solía ser la actitud de la mayoría de ellos.
Naruto reía felíz mientras saludaba a todos como un niño. Solo nuestro curso era así y a mi marido le bastaba aquello.
Ino y Shikamaru estaban más que enamorados como sucedía con Sakura y Sai. Aquello en verdad me encantaba, ellas lo merecían y yo respiraba paz al fin. Al menos con ellas, pero con Karin la cosa era diferente.
Desde que oficialmente era una Uzumaki, la peliroja se creía dueña de todos y de todo. ¿Por qué el lider del clan seguía apoyandola? Sencillo, porque le era útil como sucedía con Nagato.
Pero karin seguía atocigándome, generando problemas en mi matrimonio, porque Naruto seguía siendo en extremo celoso. Ella era la única dentro del curso que trataba a Naruto, su primo, fríamente.
Esa mañana ella se me acercó, como solía hacerlo. Me abrazó, como si de una serpiente se tratara, mientras me susurraba:
— No te conviene despreciarme frente de todos. Sabes qué pasaría ¿cierto?
Perfectamente. Siempre la misma amenaza, maldita sea. No podía ponerla en su lugar como me gustaría, o Naruto acabaría muerto. Cerré los ojos con pesar.
Hacia tiempo que sabía que Naruto no era un Uzumaki real. Lo había descubierto cuando él me prestó el diario de su madre. La carta que Kushina Uzimaki había escrito para él estaba oculta en el interior del forro del diario.
Pero estaba tan bien oculta que sin una técnica ocular jamás se podría haberla encontrado. Cuando desarrollé el Sharingan la ví y pude sacarla facilmente. Sabía que Naruto nada sabía.
Ahí kushina revelaba la verdad, que ella tuvo una hija con Minato pero se la robaron un mes después de que ella nació. Hicieron lo posible para encontrarla y no lo lograron.
Minato había tenía una aventura con una ex novia de su pasado, estando borracho una noche.
Cuando la jóven dió a luz murió en el parto. La hija que tuvo con Kushina había desaparecido hacía dos meses y la llegada de Naruto hizo revivir a su esposa.
Minato era su único pariente, y decidió hacerse cargo. Su esposa lo reconoció como propio. Y así Naruto se crió con ambos recibiendo el apellido Uzumaki de Kushina.
Pero eso nunca lo supo él. Kushina le hizo jurar que nunca le diría nada a Naruto, porque para ella él era su hijo. Recordaba la charla que tuvo con Minato al respecto. El líder del clan asumió que Naruto era su nieto desde el inicio.
Pero cuando Karin fue reconocida por el líder del clan como una real Uzumaki todo cambió. De alguna forma ella descubrió quienes eran sus padres biológicos y me aseguró que nada diría si yo....seguía aceptandola como amiga y algo más de vez en cuando.
Por supuesto que no acepté y ella me exigió que le permita manosearme. En definitiva, no podía alejarme de ella o mi amado Naruto sería asesinado por órdenes del líder del clan al extraerle al Kyuubi de su cuerpo.
Tampoco podía ser sincero con él sobre la verdadera identidad de Karin. Cuando llegó el recreo, ella se me acercó sonriendo y como si fuese soltero ella me abrazó frente de todos, en especial de Naruto.
Saqué mi celular y empecé a husmear mis mensajes y chat ignorándola, pero era conciente de los celos que mi marido sentía y la ira que se reflejaba en sus ojos.
"Naruto ¿por qué sigues cayendo en su juego? ¿No te das cuenta de que eso es lo que Karin desea?".
—¡Deja a Sasuke! — rugió él furioso y apreté mi celular con furia — Es mi marido.
Naruto me sujetó de la muñeca izquierda y me arrastró con él, lejos del aula rumbo al patio. Podía sentir la risa burlista de Karin a nuestras espaldas.
¿Cuál era su objetivo? Fastidiar a Naruto, así se vengaba por haber disfriuado él del amor de sus padres y no ella. Menuda loca era en verdad. Bien podría sincerarse con su hermano Naruto y ayudarlo en vez de atacarlo incentivandole los celos.
Cuántas veces le había dicho aquello pero ella estaba cargada de rencor, cuando se haya aburrido del juego nos dejaría en paz. Por supuesto que mis hermanos sabían la verdad y le hicieron pruebas de ADN, sin que Naruto y su abuelo se dieran cuenta, para comprobar que tanto Kushina como Karin decían la verdad.
Naruto no era un Uzumaki sanguíneo y aunque ahora
era miembro real de este clan, podría ser expulsado quedando sin nada ni nadie. Y lo que era peor, podría morir.
Recordaba que Karin me aseguró, varias veces, que no deseaba que mataran a Naruto. Solo quería estar conmigo, por su maldita obseción por mí.
Además le ver los celos e inseguridad en su hermano, a quien odiaba más que a nadie.
Naruto me arrastró a la confitería donde nos sentamos alejados de todos. Suspiré profundo e intenté nuevamente relajar a mi amado esposo.
—¿Por qué nunca dices nada cada vez que Karin te manosea? ¡Sasuke!
Ojalá pudiera ser sincero con él. Tras suspirar profundo dije angustiado:
— Naruto por dios ¿hasta cuándo vas a seguir cayendo en sus juegos?
—¿Qué?
— Ya no le lleves el apunte, sé indiferente....
—¿Cómo puedo ser indiferente cuando ella te manosea enfrente de todos? Encima tú nada dices, nada haces...¡Nunca le dices nada!
Desvié la mirada, en verdad empezaba a quebrarme por dentro. Dios, cómo me costaba mantener la máscara de indiferencia. Naruto, cuánto deseaba poder ocuparme de Karin, esa maldita perra que tanto daño te ocasiona.
— Sasuke — Naruto acarició mis manos — Mi amor ¿qué sucede?
— Me duele....ver tu inseguridad continua...me duele..ver cómo ella gana todo el tiempo...cómo te lastima....
— Ponla en su lugar mi amor, hazlo y no me seguirá lastimando nunca más.
— Te amo Naruto, te amo tanto que...no soportaría vivir sin tí.
—Sasuke dime ¿qué pasa?
No podía seguir así, cerré los ojos y saqué de mi bolsillo la carta de Kushina junto con las pruebas de adn tanto de él como de su abuelo.
— Ésto pasa mi amor.
Naruto leyó la carta en silencio, pero a medida que su lectura avanzaba su expresión se desfiguraba. Cuando acabó, miró las pruebas de adn que probaban que todo era real.
—¿Qué tiene Karin que ver?
— Ella es la verdadera hija de Kushina y Minato, ella es tu hermana. Y lo sabe...
—¿Qué?
— Es la verdad mi amor...
—¿Por eso nunca le dices nada? — asentí con la cabeza sintiendo cómo mis lágrimas humedecian mi rostro — ¿Te tiene amenazado?
—Si
— Eso se acabó.
— ¿Qué?
— Lo que escuchas Sasuke
Naruto sacó su celular y tras marcar un número dijo:
— Hola, soy yo...sí, te necesito...pasa por la mansión y busca a Boruto....coloca toda la ropa necesaria de él, de Sasuke y mía en tres bolsos. Luego ven por nosotros....si....te esperamos.
Cuando colgó me miró seguro de sí mismo. Yo nada entendía pero él me abrazó fuertemente.
— ¿Naruto?
— Nos iremos de aquí mi amor, dejaremos todo esto de los clanes atrás.
—¿Qué?
— Haremos lo que mis padres hicieron. Para mí Kushina siempre será mi madre. No me importan los lazos sanguíneos, lo que me une a Kushina son lazos mucho más importantes.
—Naruto....mi vida....
— Yo estoy acostumbrado a vivir sin casi nada ¿y tú?
— Mis padres siempre me dieron lo mínimo. Asi que sí, estoy más que acostumbrado a vivir con lo mínimo. Pero ¿y nuestro hijo?
— Es importante que Boruto sea libre y felíz sin importar el estatus social ni el dinero.
El timbre sonó y regresamos al salón de clase. En cuanto karin nos vió llegar se me acercó pero la sujeté con fuerza y la empujé lejos de mí.
—Alejate de mí, no me interesan las arrastradas.
—¿Qué dijiste?
— Te dijo arrasttada — contestó Naruto — Maldita perra, no lograste nada....hermana...
Ésto provocó un gran murmullo en nuestros compañeros. Sai nos miró más que intrigado. Naruto le sonrió. Cada quien ocupamos nuestros lugares.
Media hora después la preceptora entraba al curso anunciando que habían venido a retirarnos.
Colocamos todo en nuestras mochilas. Le di un papel a mi gemelo Sai, ahí le contaba nuestra decisión. Naruto entregó un papel a Gaara también, así se despedía de su amigo.
Salimos del aula y de la academia por última vez. Sabíamos que no volveríamos a éste lugar nunca más.
Fuera nos aguardaba un auto, no una limousina pero sí un auto último modelo de los mejores. Subimos al auto, sujeté a nuestro bebé Boruto. Naruto reía felíz mientras saludaba al que manejaba.
— ¡Jiraya! Gracias abuelo.
— Mi querido nieto ¿él es tu esposo?
— Si, te presento a Sasuke Uzumaki. Sasuke, él es alguien muy importante en mi vida. Es quien me cuidaba mientras mis padres ttabajaban. Luego de la muerte de mi madre, él nos apoyó a mi padre y a mí.
— Un placer Sasuke...¿Uzumaki?
— Perdón — dijo Naruto — Namikage, él y yo volvemos a ser Namikage.
— Así me gusta — dijo Jiraya
No lo conocía, pero me empezaba a caer muy bien Jiraya. Él encendió el auto y nos fuimos de allí. Nuestros celulares empezaron a sonar.
Ví el mío, era Sai. A Naruto lo estaba llamando Gaara. Luego a mí empezó a llamarme Itachi y a Naruto su padre.
Naruto agarró mi celular y junto con el suyo, los arrojó por la ventana sonriendo.
— Listo mi amor, así no podrán encontrarnos. ¿Cierto Jiraya?
— Muy cierto chicos. A empezar de nuevo, desde cero.
Naruto sujetó a Boruto en brazos mientras yo los abrazaba a ambos. Sonreía felíz estando con quienes más amaba. En ésta ocasión nada ni nadie nos haría daño.