Juntaron algo de ropa y ambos se fueron de la escuela, la aldea de los Zombies no estaba demasiado lejos. Aún así Elizabeth tenía muchísimo miedo de no poder llegar a tiempo. Por primera vez en su vida se sentía aterrorizada sin saber qué pasaría, qué haría en cuanto su abuela muera.
Estaría completamente sola. Si no hubiese sido por el calor de la mano de Nagi ella habría enloquecido. Aquellas calles que antes le resultaban comunes ahora le resultaban excesivamente distantes y extrañas. De repente todo le parecía extraño.
- Abuela - murmuró angustiada
- Tranquila -. Nagi acarició su brazo reconfortandola
Una vez que el carruaje llegó al bosque que rodeaba la aldea de los Zombies se bajaron. Tenían que atravesarlo a pie. Luego pasaron la entrada secreta que tantas veces solía usar para escapar de la aldea, soñando con poder tener una vida diferente en otro lugar lejos de allí. Era la primera vez que Elizabeth regresaba en muchos meses. La angustia la embargaba a tal punto que no se fijó en nada ni en nadie.
Nagi, en cambio, se mostró maravillado al llegar. No se perdió ningún detalle de lo poco que pudo ver. Era la primera vez que entraba a la aldea Zombie y a pesar de la situación que lo había llevado hasta allí, estaba verdaderamente fascinado.
- ¿Este es el pueblo donde vivías Elizabeth?
- Si... perdón Nagi... perdón por hacer que me acompañes hasta aquí. Debería animarme un poco...pero...yo...
- No te preocupes, yo fui el que quiso venir - él le sonrió con su acostumbrada alegría, hecho que le levantó un poco el ánimo. - Por cierto ¿Tenemos que atravesar ese agujero en la pared? ¿No hay una entrada más grande?
- Si, la hay. Pero este es el camino más rápido.
- ¿Lo hiciste tú misma Elizabeth?
- No, lo encontré. Creo que soy la única que sabe de su existencia.
- Ya veo - contestó él - Lamento molestarte con mi curiosidad. Bueno, será mejor que nos apuremos.
- En una situación diferente te mostraría más cosas. No me molestas. Ven es por aquí
Ella le tomó la mano y lo condujo rumbo a su casa. En silencio y lo.mas veloz que les fue posible llegaron a la casa donde vivía ella y su abuela.