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Chapter 8 - Resistencia

El joven príncipe se fue hundiendo en los abismos más oscuros de la tristeza más profunda junto a las cadenas de la soledad que lo mantenían amarrado en aquellas celdas de la desesperación. Su amigo había sido condenado a morir en la horca por traición. Cuando vio que su último aliado exalaba el último suspiro él mismo murió junto con su amigo.

Ahora, tres meses después, el príncipe era tan solo un cadáver ambulante, un muerto viviente sin alma ni sentimientos. Ya le daba igual, que piensen de su persona lo que quisieran, que lo creyeran villano o traidor, que lo odien o le tengan lástima ya que a él todo le daba lo mismo. Ya se había resignado, había renunciado. Acababa de rendirse, su tío no necesitaba usar la corona para dominarlo porque él le obedecía fielmente ya que no tenía sencillamente a nadie por quien luchar

- Me lo meresco - le había dicho su amigo - Yo fui quien te entregó a él - su voz temblorosa lo marcó a fuego - Jamás debí seguir ese camino y ahora pagaré las consecuencias. Lo único que lamento es dejarte a su merced

Pero él nada podía decirle ya que estaba inmovilizado por la corona, ahora ya no le importaba nada. Todos sus parientes, amigos y leales súbditos habían sido asesinados por su tío. Aquel reino había perdido interés para él, ya no le importaba que padezcan total...¿quién intentó evitar que ese final llegue? Nadie. A nadie le importó luchar por el bienestar de todos ni siquiera se molestaron en razonar y observarlo a él, mucho menos preguntarse ¿cómo era posible que de la noche a la mañana cambiara tanto? ¿Por qué ahora él debía preocuparse por ellos? Cuando su tío quiso colocarle la corona aquella mañana él le dijo sin vida en su voz:

- No necesitas eso - su tío lo miró asombrado - No es necesario que me la coloques ya que acabaste con mis resistencias - con una maligna sonrisa su tío se la hubo colocado igual

- Aún no estás destruido por completo sobrino - le dijo sombríamente su tío

Fue conciente de los abusos que se vio forzado a realizar pero ya no le importaba, contempló el padecimiento de todo su pueblo sin sentimiento alguno, los veía perecer bajo las más penosas necesidades. La hambruna y la peste fueron expandiéndose sin que el príncipe se sienta conmovido por aquel cruel espectáculo.

- Ya sabes lo que se siente perder a tus seres más queridos y no poder hacer nada por salvarlos - le dijo su tío más tarde mientras le quitaba la corona - Ahora podrás comprender cómo me he sentido todos estos años, tu padre dejó morir a mi esposa y a mi hijo sin piedad. Me encerró acusándome de un crimen que no cometí. Mi propio hermano destruyó mi vida y luego murió. Por eso hice esto, acabo de vengarme de él en su amado hijo y en su querido reino. Ahora puedo estar en paz.

Efectivamente el reino era un verdadero caos, se había convertido en una batalla campal donde predominaba la ley del más fuerte. Los asesinos y ladrones tenían derechos y privilegios mientras que los inocentes y nobles de corazón perecían y sucumbían a manos de aquellos monstruos con forma humana. Nadie tenía obligaciones al tratarse de ladrones y criminales junto a la aristocracia pero el resto del pueblo si que tenía deberes y obligaciones peo ningún derecho. La muerte comenzó a ser una gracia salvadora para esas personas que estaban presas bajo un sistema corrupto.

Sin embargo nada de todo esto conmovió al príncipe quien había perdido su alma hacía tiempo ya, todo le resultaba indiferente y ya no le temblaba el pulso a la hora de firmar otra sentencia de muerte para un inocente o una libertad absoluta para un culpable. Su mirada vacía reflejaba el tempano de hielo en el cual se había convertido él.

Matías interrumpió la lectura en este punto sintiéndose muy conmovido por ese personaje; ¿cómo pudo haberse rendido? Tenía que luchar por sobrevivir y salir a flote. El mismo estaba sumergido en los problemas más oscuros pero no había tirado la toalla, seguía intentándolo. Continuaba revelándose a ese cruel destino que lo desgarraba por dentro, esperaba que el príncipe despertase de aquel horror para intentar salvar al reino que tanto amo su padre. Ojalá él pudiese ayudarlo, pero solo se trataba de una historia, una novela, no era real. Nada de lo que hubo leído lo era. La realidad era mucho peor aún, así que ese príncipe debería intentar reponerse a como dé lugar por si mismo.

El aún no podía dormir de noche ya que las pesadillas lo asaltaban despertándolo a mitad de la noche desconociendo dónde se encontraba. Si seguía allí o había sido todo un sueño y todavía seguía cautivo en la casa de su tío Carlos donde estaba a su completa merced. Le estaba llevando su tiempo darse cuenta de su realidad y calmarse. Aquello lo llevaría por siempre en su interior ya que había sido grabado a fuego en su alma. Pero aún así él seguía luchando, intentando sobreponerse a todo, no quería permanecer en esa oscura realidad tan siniestra.

Ojalá el príncipe pudiera hacer lo mismo. Su segundo hermano entró interrumpiendo así sus pensamientos pero por el aspecto que tenía se veía que era algo grave en verdad.

- Nuestro hermano mayor - dijo con voz entrecortada

- ¿Qué?

- Nuestro hermano mayor....

- ¿Qué le pasa?

- Mató a nuestra madre

Aquello le calló como un balde de agua helada, por un instante todo se detuvo careciendo de sentido para él. Pero la verdad de los hechos lo devolvió a la realidad

- ¿Cómo?

- Lo encontraron junto al cadáver de nuestra madre con el arma homicida ¿qué haremos ahora? - su hermano comenzó a llorar pero Matías lo abrazó con fuerza consolándolo - ¿Qué pasará con nosotros Matías? Maldita sea, somos menores de edad

- Cuéntamelo todo con detenimiento - Pero en aquel preciso instante la puerta de calle se abría para dar paso a Carlos junto a la policía y a un asistente social. Carlos tenía en sus manos unos papeles.

- Chicos, les explicaremos todo - dijo la asistente social fingiendo bondad - Vengan chicos

- ¿Qué haces vos aquí? - le espetó el segundo hermano de Matías a Carlos pero fue la asistente quien respondió y no Carlos

- Debe estar aquí porque es el nuevo tutor de ustedes chicos

- ¿Qué? - el hermano de Matías miró con dureza a su tío interponiéndose entre él y su hermano menor - ¿Está segura?

- Claro muchacho

- ¿Acaso no sabe lo que él le hacía a mi hermano?

- Muchacho - decía la asistente social - Carlos es el único pariente que tienen

- No - dijo el hermano - Tenemos a nuestro hermano mayor

- El está siendo procesado por asesino y permanecerá en prisión - dijo despectivamente Carlos

- Chicos

- ¡No! - rugió el hermano segundo - El abusaba de mi hermano ¿y ahora nos entregan asi nada más?

- Nada fue probado - dijo la asistente social

- Es mentira - dijo Carlos con mirada siniestra

- Además es el único pariente que tienen con el derecho legal de ocuparse de ustedes chicos

- Soy yo o se van a un orfanato

- Preferimos el orfanato - dijo con débil voz Matías

- Tonterías - dijo Carlos - Se vendrán conmigo y listo. Su hermano mayor será declarado culpable por asesinato y pasará el resto de su vida en prisión. Así que no pueden contar con él.

Nada pudieron hacer los hermanos más que aceptar aquello. Ese mismo día tuvieron que irse con semejante individuo. Al día siguiente fueron a ver a su hermano mayor a la comisaría donde estaba retenido.

- Recibí su llamada, quería que nos viéramos. Cuando llegué ella estaba muerta y la policía cayó inmediatamente, me arrestaron sin permitirme hacer nada. Chicos yo no la maté ¡Lo juro!

- Te creemos - dijo Matías - Ahora tenemos que hacer que te crean los demás

- El tío Carlos pidió la tenencia legal de nosotros - le comentó el otro hermano - Estamos a su completa merced

- ¡¿Qué?! - se horrorizó

- ¡Te dije que no le dijeras nada! - exclamó molesto Matías

- ¿Estás bajo las órdenes de ese degenerado y encima pretendías no decirme nada?

- Suficientes problemas tienes ya hermano

- No - el hermano mayor lo sujetó de las manos con fuerza- No dejaré que se salga con la suya ¿oíste? Te protegeré siempre

- Gracias hermano - dijo conmovido Matías

Al salir de la comisaria ambos hermanos estaban peor que antes ya que no querían dejar a su hermano mayor allí sabiendo que era inocente. Ojalá pudieran probarlo ya que sería algo estupendamente maravilloso.

- Yo también te protegeré Matías, no dejaré que te ponga las manos encima - dijo su otro hermano

- Te lo agradesco porque la verdad no quiero que...que...

- Cálmate - su hermano lo abrazó con ternura reconfortándolo

- Gracias hermano, muchas gracias

Los días pasaron y las cosas iban empeorando para su hermano mayor ya que todo lo acusaba a él aunque siguiera insistiendo en su inocencia, aquello era un hecho casi imposible de comprobar y Carlos colaboraba para hundirlo más aún.

En cuanto a Matías y a su otro hermano, ambos tenían prohibido visitar al mayor como así también salir de la casa del tío Carlos, sitio donde vivían desde hacía ya varios días. Solo podían asistir a la escuela y a la salida Carlos en persona los esperaba en el auto para llevarlos nuevamente a casa. No quería que estuviesen fuera, los mantenía bajo llave y con estricta vigilancia. Por supuesto que les hubo comprado todo lo referente a la tecnología. El segundo hermano había empezado una carrera a distancia ya que su tío le prohibió asistir a las clases presenciales por tener que permanecer todo el día fuera de casa. De esa forma solo podía salir un sábado al mes para las evaluaciones y en momentos de exámenes los cuales él mismo lo llevaba y supervisaba que efectivamente rindiera, aprobase y lo llevaba nuevamente a casa. Cuando él no podía asistir mandaba a alguien en su lugar para supervisar todo.

Ambos hermanos se sentían asficciados pero nada podían hacer ya que Carlos los mantenía bajo llave cuando él no estaba en la casa para impedir que vean a su hermano mayor ni a ninguna otra persona. De no ser por internet ambos hermanos estarían incomunicados y aislados del mundo. Sin embargo no podía tocar a Matías debido al continuo esfuerzo de su otro sobrino que se interponía entre ambos constantemente. Por tal razón Carlos lo castigaba con el encarcelamiento aquel. Aquella noche le decía:

- Deseas salir como los demás chicos de tu edad ¿cierto? - este miraba a otro sitio sin demostrar interés alguno - Es fácil, solo debes dejar de interferir entre tu hermano y yo - esto lo sorprendió tanto que el muchacho le clavó la mirada - Entrégamelo y volverás a ser libre de hacer lo que quieras - Matías quien estaba en la otra habitación escuchaba la conversación con un nudo en la garganta - Se muy bien que tu, mucho más que tus otros hermanos, eres en extremo sociable y no resistirás más tiempo este aislamiento debido a tu falta de costumbre y a tu personalidad - el muchacho comenzó a temblar y la sonrisa de Carlos se intensificó más aún - Una computadora y un celular inteligente último modelo no son suficientes para ti sobrino, lo sé muy bien - él respiraba entrecortado - Iré junto a Matías y pasaré la noche completa con él...en tanto tú vete donde desees ir y solo diviértete - Carlos se incorporó - Supongo que querrás recuperar el tiempo perdido ¿eh sobrino? - Matías empezó a tiritar ya que él no podría escapar, lo hubo intentado tantas veces pero falló en todas ellas. Cuando Carlos hizo el amague de dirigirse al cuarto de Matías, el muchacho se incorporó y sujetando su celular con fuerza respiró profundamente

- Que poco me conoces en verdad - le dijo mientras se colocaba entre Carlos y la puerta donde estaba su hermano menor - Ya no me interesan las relaciones sociales además yo no soy como mi madre, a mi no me importa que tan generoso puedas llegar a ser porque jamás venderé a mi hermano. Nunca lo haré. Y se que si deseas seguir conservando esa falsa reputación que te enorgulleces en poseer no puedes hacerme nada. - Luego volteó y entró al cuarto de Matías donde pasaba la mayor parte del tiempo dejando a Carlos furioso y frustrado.

- Creí que cederías a su tentación - dijo Matías no bien lo vio entrar arrojándose a sus brazos - Perdóname en verdad

- Jamás te entregaré a él ni a nadie, no me importa que me encadene bajo siete llaves - decía mientras lo abrazaba con fuerza.

En tanto Carlos descargaba su frustración hundiendo a su sobrino mayor y colocando rejas a todas las ventanas de la casa. La claustrofobia hacía presa del segundo de los hermanos pero Matías sabía contenerlo, de esa forma le retribuía sus esfuerzos por protegerlo. Aquella tarde estaban solos en la casa y su segundo hermano lloraba amargamente en su hombro

- No lo soporto más Matías - respiraba entrecortado - Necesito salir al patio del jardín aunque más no sea...por dios hermano...me asfixio...me falta el aire aquí dentro - Matías lo sujetaba con fuerza ya que en esos momentos su hermano podría lastimarse al intentar salir y golpear con sus puños los barrotes de acero

- No lo dejes triunfar - le decía Matías

- Lo se pero....

- Debes sobreponerte a esto

- Pero....

- Todo pasará ya lo verás

-Ojalá tengas razón

Matías lo sostenía sobre la puerta de rejas para que respirase aire fresco, su hermano intentaba recuperar el control perdido.