Me despierto sobresaltado con dolor en mi trasero y veo que ya es de día. Confundido, recibo a través del vínculo la imagen de Mia mordiendo la cola de Azur y recuerdo que ayer se quedó con ella. Corro hacía la trampilla, mientras me froto el trasero, y la bajo para dejar pasar a Azur que entra volando. No voy a volver a dejar a Azur con nadie por la noche, fue una forma horrible de despertarse. A pesar de eso me siento descansado y ya no me duele la cabeza.
Tras recordar que conseguí una nueva habilidad abro la interfaz y veo que tengo la habilidad de 'bala mágica'. Su coste es de 18 de mana por hechizo. Espero que su coste baje cuando suba de nivel ya que así sucedió con 'imbuir arma', igualmente parece, según la descripción, que no consume mana a menos que dispare el proyectil, con lo que podría usarla para practicar mi control sobre el mana.
Después de terminar de mirar la nueva habilidad, recuerdo que ayer, en mi obsesión por aprender la habilidad, me olvidé de asignar los puntos de estado que conseguí en el laberinto. Tengo 13 puntos para asignar, ya que la clase 'aventurero' subió a nivel 9, 'guerrero' y 'hechicero' por su parte subieron a nivel 10. Decido aplicar todos los puntos en 'agilidad', ya que es una estadística que me falta probar, pero además porque dentro de tres días voy a verme nuevamente con Sofía, y seguro le resultaría raro si ve que mi salud y mana cambiaron en unos pocos días.
Mis habilidades también subieron de nivel: 'Sentido mágico' subió nivel 2, 'especialización con espadas' está en nivel 4 y la habilidad de Azur en nivel 3, con lo que ahora recibe un 33% de mis estadísticas.
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Joseph llega al atardecer a la casa. Veo que no lleva la armadura y va vestido con ropa casual. Yo por mi parte decidí llevar la espada al cinto, además de jeans y camisa, ya que es mejor estar preparado para cualquier cosa. Salgo de casa y, tras saludarlo, salimos en dirección a donde sea que vayamos. Azur está descansando en mi hombro en forma de draco.
"perdón por no decirte una hora especifica ayer, pero hoy tuve que ir a preguntarle a Sabrina la dirección, con lo que igualmente me habría retrasado" dice avergonzado riendo.
"o podrías haberme dicho un horario y preguntarle la dirección ayer" digo suspirando.
"sí, habría sido mejor, pero no sirve de nada pensar en lo que podría haber sido" dice mientras caminamos. "es por eso que te invite hoy a acompañarme, lo de visitar al encantador es solo una de las razones… quería hablar contigo sobre algo"
"pues... ya estamos hablando" digo riendo.
"sí sí, no es eso a lo que me refería..." dice Joseph con una seriedad inusitada en el rostro "Como sabes, mañana es la última vez que nos reuniremos con Ragnar en el laberinto y no sería raro que nos separemos, pero me gustaría que siguieras explorando el laberinto con nosotros"
"¿seguro? No parece que le caiga muy bien a tu primo" digo recordando las miradas ceñudas y las respuestas pasivo agresivas que me dirigió ayer sin razón aparente.
"nah, es solo que no le gusta que Sabrina salga con otros chicos. Hace años que está enamorado de ella, pero a ella solo le interesa la magia y él no tiene aptitudes para ella...por favor, no le digas a nadie lo que te acabo de decir" dice rogándome, al darse cuenta que hablo de más.
"no hay problema, no le diré a nadie" ya me había decidido a acompañarlos si me lo pedían, porque necesito ir con otras personas si quiero aprovechar el bonificador de experiencia, pero para divertirme con Joseph simuló que pienso sobre el tema en voz alta "Hmm, si sigo explorando el laberinto con ustedes tendré que acostumbrarme a los modales de Agustín. No sé yo si me agradaría seguir con el"
"¡no sería siempre así! Estoy seguro que con el tiempo se acostumbrará a la situación" dice apresuradamente.
"es broma, me encantaría seguir haciendo grupo con ustedes." digo riendo.
"Ahh" resopla y se ríe también.
"Es cierto que podría empezar a explorar el laberinto solo, pero pienso que es más seguro ir en grupos" digo cuando paro de reír.
"sí, yo también lo pienso. Nosotros solos no podríamos haber vencido al león el primer día de no ser por ti. La idea de atacar a los ojos fue genial" dice entusiasmado y sigue hablando, mientras caminamos, de los diversos momentos en que nos coordinamos especialmente bien en algún combate.
Llegamos al establecimiento y al entrar veo un demonio, que aparenta unos 30 años, tras el mostrador. Tiene el pelo completamente blanco y los ojos sin pupilas ni iris, característicos de su raza, son del mismo color. Esto le da un aire extraño, debido a la piel pálida de los demonios. No había vuelto a ver a alguien de su raza desde que mi madre murió y, de alguna manera, el verlo me evoca recuerdos de casa.
"Bienvenidos ¿que están buscando, queridos clientes?" dice con voz rasposa.
"Hola, vengo por recomendación de una amiga. Necesito que me haga un collar encantado con estos colmillos" dice Joseph adelantándose y sacando de una bolsa los colmillos del león que obtuvo el primer día en el laberinto.
"lamento decirte que los dientes y huesos no pueden encantarse, sin embargo, podría hacer un collar y usar los colmillos de adorno" dice examinándolos.
"me parece bien ¿qué clase de encantamientos podría tener?"
"hay muchos tipos que podría agregarle... ¿qué uso quieres darle?" pregunta pensativo.
"me gustaría que fuera algo que me ayude a luchar en el laberinto ¿se puede?" dice Joseph esperanzado.
"¡Claro que se puede! ¿Cómo sueles luchar?"
"utilizo un arco, debería ser algo que me ayude a disparar más rápido o algo así..."
"bien, ya veré que puedo hacer…podría tenerlo listo en tres días. Mi nombre es Alaric, hmm... ¿cómo dijiste que se llamaba tu amiga?" pregunta frotándose la barbilla con una mano.
"el nombre de mi amiga es Sabrina, mi nombre es Joseph por cierto"
"Ahh, deberías haber empezado por ahí, entonces… puedo tenerlo listo en dos días. Le debo mucho a su familia, cualquier cosa que necesiten será mi prioridad" dice con alegría.
"hablando de necesidades, mi amigo necesita un potenciador mágico. Lucha con una espada por lo que tendría que ser algo pequeño" dice señalándome.
"ya veo... Si ustedes son los compañeros de Sabrina tú debes ser Xelean, viendo el draco que llevas en tu hombro. Hace unos días, Sofía me hizo un encargo especial para ti, mientras me explicaba todo lo sucedido. Supongo que te lo dará cuando la veas." dice pensativo.
"¿qué le encargo?" preguntó desconcertado pensando en qué podría ser.
"bah, no te voy a arruinar la sorpresa." dice sonriendo "Sobre el potenciador... Creo que la mejor opción sería un anillo"
"Disculpe, todavía no sé qué se supone que hace un potenciador mágico" digo mirando a Joseph con una mirada elocuente, ante la que se disculpa.
"hmm... Como sabes, todos los artefactos que permiten a la sociedad ser como la conocemos funcionan con magia y esto es gracias a los encantamientos, pero todo tiene un principio y el arte de encantar cosas no es distinto. El potenciador mágico es el primer encantamiento del que se tiene registro. Permite, como su nombre lo indica, mejorar las potencia mágica de quien lo usa. Es lo que es la espada para un guerrero o el arco para un arquero. Puedes hacer magia sin un potenciador, pero nunca va a ser tan efectiva como con uno." explica Alaric.
"ohh ¿cuánto me costaría comprar uno?" pregunto entusiasmado, lamentando haber gastado ayer tanto en pociones, pese a que sin ellas no habría aprendido a realizar mi nueva habilidad.
"hay cuatro niveles de potenciación. Cada nivel utiliza materiales diversos y tiene requisitos diferentes. Según lo que me dijo la simpática jovencita que ocupa el cargo de directora de la academia de magia, tienes una gran cantidad de mana. Creo que deberías usar un potenciador de nivel 2, el cuál vale 20 monedas de oro." dice y saca un paño con una gran variedad de anillos, del que extrae uno que me pasa.
Veo que el metal del anillo está cubierto de extrañas inscripciones, me encantaría comprarlo y ponerlo a prueba, pero lamentándolo profundamente se lo devuelvo "no tengo tanto dinero ahora." digo apenado "Volveré en una o dos semanas"
"bah, no hay problema. Se del arreglo al que llegaste con Sofía. Si quieres puedes llevarte uno y ya le diré que lo descuente de tu paga. Es más, estaría agradecido de que lo hicieras, porque me proporcionaría otra oportunidad de charlar ella." dice sonriendo ante la perspectiva." Cuando era una niña siempre me buscaba para que le leyera o le contara historias, pero ahora ya solo me habla por trabajo"
" Hmm ok, gracias." digo feliz y me pongo el anillo en el dedo índice. Ahora que tengo el anillo en mi mano mi curiosidad toma otro rumbo "Hay algo que no entiendo ¿porque llama jovencita a Sofía y habla como si fuera mucho más viejo que ella?"
"Tengo 150 años, Sofía no tiene ni la mitad de mi edad. La conozco desde que nació, su abuelo me ayudó a instalarme en la capital cuando salí del imperio buscando un ambiente en que mi color de pelo y ojos no me granjeara el desprecio de mis vecinos" explica Alaric.
"wow, no sabía que los demonios vivieran tanto" dice Joseph mirándolo con los ojos como platos "¿a qué se refería con lo del color de pelo y ojos?"
"sí, los demonios vivimos casi tanto como ustedes los elfos. Pero es lógico que no lo sepas, casi no hay demonios o elfos en el reino humano y no es un tema del que se hable mucho. Sobre lo de mi aspecto... Digamos que en el imperio no son bien vistos los albinos. Para los demonios el color de pelo y ojos es algo distintivo de la familia a la que perteneces y un símbolo del orgullo familiar." dice con una sonrisa triste.
Estoy tan sorprendido por estas revelaciones que dejo de prestar atención a la conversación. Me pregunto qué edad tendría mi madre… sé que mi padre tenía 36 años y ella parecía ser más joven que él, pero si lo que dice Alaric es cierto, podría haber tenido muchos más años de edad. Hay tantas cosas que quisiera preguntarle... El pensamiento de que nunca podré hablar con ella me enfurece, y una vez más maldigo los laberintos.
Mi cambio de ánimo debe haberse reflejado en mi cara, porque Joseph me pregunta que pasa. Le respondo que no me pasa nada, pero no parece convencerlo mi respuesta. Mirándome de a ratos, termina de conversar con Alaric y tras unas pocas palabras nos despedimos de él.
Salimos del local y se ofrece a acompañarme a casa con cara de preocupación. Lo rechazo asegurándole nuevamente que no me pasa nada y partimos, cada uno en dirección a nuestras respectivas casas.
Los pensamientos sombríos persistieron incluso cuando volví a casa. Durante la cena, Julia y Ragnar no pararon de dirigirme miradas preocupadas, pero los ignoré y, cuando terminé de comer, me fui a dormir comentando que estaba cansado. Mia quería jugar con Azur, pero no quiero arriesgarme a despertarme en la noche por algo como lo que pasó esta mañana.