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Chapter 6 - Capítulo 5: Pequeño accidente.

—Ay no...—dice Johanna al ver la escena.

—Ese es... Huesos, o sea Angel—comienza a caminar hacia Nataly.

Ángel se acerca, y Nataly se queda estática, ver a su antiguo enemigo acercarse es motivo para defenderse.

—Hola...—dice al ver a Ángel. Le extiende la mano y el se ríe y la abraza.

—Tenía much....—se aparta lentamente.

—¿Sucede algo, Ángel?—pregunta Nataly un poco confundida al verlo frente a ella.

—Nada, sentí como una sensación extraña, una chispa—ríe. —Tenía mucho que no te veía, me da gusto verte de nuevo—sonríe.

—Y veo que ahí viene tu hermana...—dice al ver cómo Johanna se acerca. —Las dos hermanas más lindas del mundo reunidas... Hola, Johanna—le toma su mano y la besa.

Voltea a mirar a Nataly y solo le sonríe a Ángel.

—Tenía que no te veía, lo siento, pero debemos irnos—jala del brazo a Nataly y se retiran rápidamente.

—Oye, ¡luego hay que vernos!—grita mientras ve a Johanna retirarse con su hermana.

—Claro, ¡te aviso luego!——le responde ya estando algo lejos de él y Nicky.

Corren por el pasillo hacia su salón, la directora sólo las ve pasar corriendo velozmente con sus mochilas.

—¿En serio saldrás con él?—pregunta Nataly mientras suben las escaleras.

—Obviamente no, lo evitaré, pero...—toma aire. —No entiendo porque sólo nosotros somos diferentes y las demás personas parecen no haber cambiado—dicen mientras están a punto de llegar.

—Yo también sentí algo cuando el me abrazo... tal vez sea porque más de una vez me intentó matar...—dice antes de tocar la puerta del salón.

—Eso me preocupa, aquí somos más vulnerables que en nuestra antigua realidad...—responde Johanna.

Abren la puerta y el profesor se acerca a ellas.

—5 minutos tarde... ¿por qué?—interroga mientras sale del salón y ambas chicas se apartan de la entrada.

—Pues verá... mi hermana no se sentía muy bien y tuve que ir con ella al baño, pero ya todo está bien, no volverá a pasar...—responde Johanna rápidamente con una sonrisa y mientras extiende su brazo hacia su hermana para acercarla a ella.

—45 minutos el receso y, ¿hasta que toca el timbre se le ocurre ir al baño? Que no se vuelva a repetir...—se aparta para realizar un ademán e invitarlas a entrar al salón.

—Que astuta—dice Nataly, en voz baja.

—Soy la maestra del engaño—responde sarcásticamente y con una sonrisa.

Horas más tarde...

—Creo que debes empezar a planear la presentación de tu noviecito—ríe. —Papá no tardará en volverlo a pedir, o peor aún, investigarlo, quizás nada más te está dejando para ver hasta donde mientes...—dice mientras ve a Nataly investigando unas cosas en su laptop.

Nataly se queda pensando con lo último que dijo Johanna.

—No había pensado en eso último, y de ser así, me ira muy mal...—responde mientras cierra su laptop.

—Por qué no nada más terminas con el y fin de la historia... así nos evitamos problemas, ademas Ángel está detrás de mí, no quiero a mi antiguo enemigo cerca de mí, no lo he tratado, en teoría, y ya me cae mal...—agrega recordando lo vivido en la tarde.

—Oh... ¿si lo quieres en serio?—pregunta Johanna, esperamos anginosa una repuesta.

—No digas estupideces. Claro que no... o sea, se aprecia lo que el hace por mi, pero solamente me aguanto para no llamar la atención... —toma su toalla y ropa para meterse a dar una ducha.

—Tranquila... solo fue una pregunta, y si sientes algo no te culpo, supongo que es normal...—dice antes de que Nataly entre al baño.

Nataly se pone de pie frente al espejo, con sus manos toca su rostro y suspira, piensa en lo vivido en los últimos días y como estuvo cerca de la muerte y ahora tiene una vida.

—Me siento muy confundida—baja un poco la cabeza.

—No quiero sentir nada por nadie, pero con cada momento me siento más acoplada a esta realidad—toma su ropa y la avienta sobre el espejo.

Gira con su cabeza y suspira, toma su ropa, la toalla y abre la llave del agua.

30 minutos después...

—¿Si nosotros estamos aquí, siento chicas... donde están las verdaderas Johanna y Nataly?—se seca su cabello con una secadora.

—También he pensando eso, pero no lo sé... solo espero que no sea lo peor... que ellas jamás existieron o que tú y yo nos quedaremos en esta realidad para siempre... no lo sé... si volvemos, se supone que ellas deben seguir con vida, temo que volvamos y no estén en nuestra línea temporal...—responde Johanna cerrando su libro.

—Si es que volvemos...—agrega Nataly.

—¿O sea qué estás diciendo que te gusta estar aquí? Me confundes, Nataly...

—Me refiero que no confío en la bruja, dudo que ese árbol que dijo ella, funcione...

—Funcionó su hechizo, míranos... viajamos al pasado, aunque no salió del todo bien... pero se logró, si confió que cuando llegue esa fecha podremos volver, si es que queremos—responde Johanna mientras toma su ropa y toalla.

—¿Y qué pasará si alguna de las dos no quiere volver? Si por alguna razón no quisiéramos volver... que pasará con la otra, o en este caso, el otro—pregunta Nataly.

—No lo sé, pero te lo dije ya una vez, en esa vida estamos condenados a morir, no teníamos familia, solo nos teníamos el uno al otro... aquí tenemos una segunda oportunidad...—cierra la puerta.

—Si claro, una segunda oportunidad estando cerca del que una vez fue nuestro enemigo—comenta en voz baja.

Al día siguiente...

La alarma comienza a sonar. —Maldita sea—Nataly con su mano intenta apagarla golpeando varias veces su teléfono.

—La estupida alarma no dejaba de sonar, otro día más en la escuela—agrega.

—En fin... no creo que sea tan malo, lo único que me aterra es tener que ver algo con Ángel...—responde Johanna mientras se levanta de la cama.

Ambas se levantan y comienzan a recoger y preparas algunas cosas para la escuela.

—Ms siendo extraña el día de hoy y algo cansada—dice Nataly mientras está sentada frente al espejo, maquillándose un poco.

—No es novedad en ti... pero, dormiste demasiado, yo diría que muy bien...—responde Johanna

—Como siempre, tú siendo de gran utilidad—responde mientras se coloca rímel.

—¿Hoy nuestra madre nos llevara?—pregunta Nataly.

—No, creo que lo dijo ayer durante la cena, que no estaría, ni mañana, parece que hasta el viernes podrá llevarnos... pero descuida, nos iremos en uber—responde Johanna mientras sale de la habitación para ir por algo de comer.

Después de unos minutos vuelve Johhana. —Toma, te traje una fibra... tómalo como si fuese un "snikers"—ríe.

—No tengo hambre, gracias, tengo el estómago un poco revuelto...—aleja con su mano la fibra.

—No eres tu cuando tienes hambre...—ríe a carcajadas.

—¿Se supone que deba reírme?—toma su ropa y se retira al baño.

—Si te cambias frente a mi no hay problema...—agrega Johanna.

—Somos hermanas, no empieces con tus cosas—le responde Nataly desde el otro lado de la puerta.

—Por eso mismo, y cálmate, que no lo dije en el mal sentido... no te tomaré importancia si te cambias frente a mí...—contesta mientras toma su ropa.

—Jodete—grita Nataly desde el baño.

—Bueno, por mi no hay problema, así que me cambiaré aquí...

Después de 1 hora salen de la casa para tomar un Uber, se colocan frente a su casa a esperar que el auto pase por ellas, mientras esperan ven que viene un auto a gran velocidad, lentamente baja el video y pueden ver que son unos chicos.

—Mamacita—dice uno y los otros que van en la parte de atrás chiflan.

Johanna les levanta el dedo y Nataly frunce el seño.

—Esto es humillante y vergonzoso...—dice Nataly mientras ve como el auto se aleja.

—Acostúmbrate... y por cierto, te recuerdo que tú hacías lo mismo... así que no te quejes—dice Johanna mientras ve como el uber se acerca.

Nataly se mantiene en silencio y solo sube al auto.

—Buenos días. A nombre de Johanna Pichardo... iniciamos el viaje...por favor abro che se el cinturón—el chofer acelera y se dirige al destino marcado.

Johanna intenta conversar con Nataly pero nota que ella no tiene muchos ánimos de hablar, tiene colocados sus audífonos y con su mirada puesta al exterior.

Suspira y solo espera para llegar a su ubicación.

Llegan a la escuela. Sus amigos las esperan, saludan pero Nataly se nota un tanto molesta, responde y se comporta de manera sangrona, algo que sus amigos entienden y le dan su espacio.

A media clase Johanna busca el momento. —¿Ahora que carajos te ocurre?¿Qué pasa?—pregunta.

—Hoy no me siento de buen humor... lo siento. Y es que me siento rara, no me había sentido así en este cuerpo...

Se acerca Damián y le lleva un paquete de galletas con un jugo.

—Toma lo traje, quizás lo que tienes es hambre y por eso estás así...—agrega mientras coloca el paquete de galletas y el jugo en el lugar de Nataly.

Ella lo mira nada más y lo agradece.

—Ah y se me olvidaba... toma un chocolate... un snikers—ríe —Para que vuelvas a la normalidad—se retira lentamente.

Nataly solo lo fulmina con la mirada y el ríe mientras se va.

—Estoy bien solo estoy algo cansada y con el estomago un poco revuelto, ya casi salimos y me iré a casa descansar...

Transcurren las horas restantes, para Nataly son eternas y ella misma por su cabeza se pregunta qué sucede.

Salen de la escuela y ambas van caminando, Johanna se despide de sus amigos y sigue a Nataly. Piden el uber y después de unos minutos y entre el tráfico llega.

Nicky le llama a Nataly para salir en la noche, ella le inventa que tiene mucha tarea para quitárselo de encima, suben al auto y arranca rumbo a su casa.

Durante el trayecto, Nataly se nota ansiosa y desesperada. Va mirando por la ventana, meditando en su mente.

Después de 15 minutos llegan a la casa, Johanna se lleva la sorpresa que Nataly tiene una mancha roja debajo donde está sentada.

Nataly solamente se queda estupefacta al no saber que hacer. —No puede ser...—dice.

Al mismo tiempo el chofer cobra la cantidad debida por el viaje.

—Bájate... yo lo arreglo...—dice mientras abre su cartera.

Nataly baja lentamente y la espera a unos metros del auto. El chofer voltea a la parte trasera y logra ver lo ocurrido.

—Le pido disculpas por lo sucedido, solo es una pequeña mancha en el asiento, pero se lo que conlleva. Aquí está el pago del viaje, más un incentivo por lo ocurrido y para que lave el auto...—le entrega el dinero y el chofer solo asiente.

Baja del auto y se dirige a la casa donde Nataly la espera.

—No puedo creer que algo así me esté pasando..—dice molesta mientras sube las escaleras.

—Pues no serías la única, debimos pensar en eso, y tal vez por eso tu humor, aunque fue muy rápido... y así como era tu, es difícil entender si es señal de algo—agrega mientras sube.

Nataly se encuentra en el baño y se da una ducha, mientras tanto Johanna busca entre las prendas y cajones, para buscar toallas femeninas, pero no hay nada. Aprovecha que su hermana está en la ducha y va rápidamente por toallas, regresa y las coloca en la cama.

Sale de la ducha y ve las toallas femeninas ahí posando frente a ella. —Genial... no se ni como usar eso...—dice mientras se coloca su bata.

—No es tan difícil... así que ponte una y ya... yo también las tendré que usar en su momento...—responde Johanna mientras baja por las escaleras para recibir a su madre.

Nataly toma el paquete y entra al baño, se coloca la toalla y se ve al espejo de pies a cabeza. —No puedo creer que me esté pasando esto...

Sale de la habitación y baja a saludar a su madre.

—Hola, princesa... ¿qué tal les fue?—dice la madre al ver bajar a Nataly.

Sonríe. —Muy bien... creo—responde.

—De hecho, aprovechando que las tengo aquí, tengo dos noticias que darles... una buena y una mala...

¡Gracias por leer!