CAPÍTULO 11- La mentalidad de una viuda. Parte 1.
(Pov- Sylphie.)
—Madre, ¿no comerás?
—No... No tengo hambre.
Ella entró a su habitación.
... ¿Por qué se ve tan triste?
No huele a alcohol... Hoy no ha tomado nada.
Compró mucha comida... Incluso me dio mucho dinero para comprar los materiales para la escuela... ¿De dónde consiguió tanto dinero...? No quiero pensar nada malo de ella... Ella sería incapaz de robar o vender su cuerpo... O eso me gustaría pensar.
—Madre...
Me senté y puse mi cabeza en la mesa.
—Padre... Realmente te necesitamos.
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(Pov- Saik.)
El segundo día de clases.
Los grupos de amigos ya se formaron.
Y como lo tenía planeado, estoy excluido. Me volví el chico solitario y callado de mi clase.
Cualquiera pensaría que es algo malo, pero es muy cómodo y relajante para mí.
No debo soportar a personas molestas.
No debo escuchar los problemas de las personas.
Ser un solitario es muy beneficioso para un chico como yo. Un chico que solo quiere divertirse solo y estar tranquilo.
Tampoco me interesa conseguir una novia... Aunque no digo que no me interese al 100%.
Si alguna chica rara se enamora de mí, la aceptaré. Siempre quise saber qué se siente tener una novia.
Nunca he tenido novia, así que tengo algo de curiosidad, pero no tanta.
No es una prioridad.
Las relaciones humanas solo sirven para la reproducción, y no quiero tener hijos.
—Ah... Yuki está aburrida, Saik. La escuela es muy aburrida.
—Te hubieras quedado en casa.
Hablar en voz baja me haría parecer un chico raro si alguien me escucha, por eso hablo muy, pero muy bajo.
No creo que el chico sentado a mi lado me escuche.
—¡¿Y perderme la diversión?! ¡Prometí ayudarte a conseguir amigos, y eso haré!
... Aunque no te pedí tu ayuda.
Los amigos son innecesarios.
No son de utilidad para mí.
¿Por qué necesitaría tener amigos?
Por ahora, no los necesito.
—Es el segundo día de clases. Escogeremos al presidente de la clase.
Bla, bla, bla.
Ah... Y yo que tenía tantas ganas de aprender algo que nunca me será de utilidad en el futuro.
—¿Algún voluntario?
Saoto, el chico popular, levantó la mano.
No juzgo a las personas por su apariencia, solo por sus acciones.
Él es alguien inteligente, creo que haría un buen trabajo.
—Yo me ofrezco.
Ram levanta la mano.
—Yo me ofrezco.
Mmm... Difícil decisión.
Por un lado, creo que Saoto haría un buen trabajo. Por lo poco que he visto, me he dado cuenta de que es alguien que realmente presta atención a las clases.
Por otro lado, tenemos a Ram, la cerebro del grupo.
¿Por quién votaré?
—Y también propongo que Saik, el mejor estudiante de primer año, sea el presidente.
... Votaré por Saoto.
Levanté la mano.
—Con todo respeto, rechazo serlo. Si me eligen, no haré nada, no me importa las consecuencias. Si me eligen, será como no tener presidente.
Bajé la mano y todos comenzaron a murmurar.
No es necesario prestar atención para saber que están diciendo cosas malas sobre mí.
Las miradas de mis compañeros de clases no me importan.
Si me importara mi reputación no hubiera dicho eso, pero no me importa lo que otros piensen de mí.
Lo único que debe importarme, es lo que yo pienso de mí mismo.
No debo dejar que las opiniones que los demás tengan sobre mí me afecten.
—Bien... Supongo que comenzaremos con las votaciones.
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Bla, bla, bla. Las típicas votaciones.
Votaré por Saoto, solo porque Ram intentó arruinar mi vida pacífica.
Vaya... ¿Eso es infantil de mi parte? Me dejé llevar por mis emociones... No importa mucho, de todas maneras, pensaba votar por Saoto.
Es un buen chico, puedo verlo.
Aunque sea el chico guapo cliché.
—Ya terminé de contar los votos. Saoto, serás el presidente. Ram, serás la vicepresidenta.
Pude ver algo de decepción en los ojos de Ram. Admito que fue satisfactorio.
—No te preocupes, Ram. Saoto recibió 11 votos y tú 9. La diferencia fue mínima.
—Solo dos votos de diferencia...
Ram volteó a verme, pero ignoré su mirada y seguí dibujando a un lindo gato en mi libreta.
Qué lindo.
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Las primeras clases terminaron, ya puedo disfrutar de mis alimentos.
Cuando comencé a vivir con Yuki, decidí aprender a cocinar. Lo he hecho bastante bien últimamente. Estoy orgulloso de mí mismo.
Saqué mi comida de mi mochila y Ram puso su mano sobre mi mesa.
—¿Por quién votaste?
—¿No se supone que el voto es secreto? ¿Tan rápido comenzaste a ser corrupta, vicepresidenta? Eso debe de ser un récord.
—Solo contesta.
—Vaya... Estás siendo agresiva. Juguemos un juego. Esconde tus manos detrás de ti y levanta la cantidad de dedos que quieras. Si adivino la cantidad, me dejarás tranquilo. Si pierdo, te contestaré la pregunta.
—... Está bien.
Hizo lo que le dije y Yuki observó la espalda de Ram.
—¡Tiene 7 dedos levantados, Saik!
—La respuesta es... 7 dedos.
Mi respuesta hizo que se sorprendiera un poco y suspiró.
—Tienes suerte de que sea una chica honesta... Ganaste.
—¿En serio? Hoy es mi día de suerte. ¿Debería comprar un boleto de lotería...? Ah, olvidé que soy menor de edad. Qué desperdicio de suerte.
Tomé mi comida y me levanté.
—Voté por Saoto, pero eso no significa que lo hice por alguna razón estúpida como el odio o la venganza. Tal vez pienses que me enojé contigo porque me propusiste para ser presidente, pero eso no me importó. Voté por Saoto porque él tiene algo que tú no.
—¿Qué cosa?
—Amabilidad.
Me di cuenta rápidamente de la personalidad fuerte y fría de Ram. No es difícil adivinar que es una chica difícil de tratar.
El primer día de clases estaba rodeada de personas, pero ahora nadie se acercó a ella debido a su personalidad.
Tenerla como presidenta sería molesto.
—Adiós. Iré a disfrutar de mi vida solitaria.
Me alejé caminando.
Ahora me iré a comer.
—¡Saik, Saik, debes conseguir amigos! ¡Invita a comer a la hija de Noel!
—Me pregunto si ya se desbloqueó el cofre mágico.
—¡Saik, no me ignores!
Salí del salón de clases y choqué con una chica... Bueno, ella me chocó a mí por estar corriendo.
Ella estaba a punto de caer al suelo, pero la sostuve del brazo y evité que cayera.
—Perdón, tenía prisa.
—No te preocupes.
Seguí mi camino.
No quiero perder más tiempo. Ahora sí comeré.
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—¡Oye, Cristal, date prisa! ¡Se terminarán los sandwiches especiales!
Una chica le gritó a la chica que chocó con Saik.
—¡Es cierto! ¡Vamos!
Ella miró a Saik irse.
—Ese chico se ve raro. ¿Por qué no se peina?