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Chapter 14 - CAPÍTULO 13- La mentalidad de una viuda. Parte 3.

CAPÍTULO 13- La mentalidad de una viuda. Parte 3.

Intenté entrar a mi salón de clases, pero un profesor me habló.

Se trataba sobre el tema de la chica que golpeé.

Sabía que me acusarían, por eso tenía mis argumentos para defenderme.

Esta escuela tiene su prestigio, no me expulsarán si soy inocente, sin importar lo importante que sea la familia de la chica.

Ah… Sabía que no debía involucrarme, eso solo me provocó problemas.

Yuki, te dejaré sin dulces por un buen tiempo.

Después de discutir por varios minutos, pude solucionar el problema.

El diálogo es algo tan bonito si se hace correctamente.

Si me meto en problemas otra vez, me darán un serio castigo.

—¿Puedo retirarme, profesor?

—Claro.

—Oh, sí, casi lo olvidaba. Profesor, ¿usted está de acuerdo con la igualdad de género? ¿O cree que los hombres somos superiores a las mujeres?

—Por supuesto que estoy de acuerdo con la igualdad de género.

—Yo también lo estoy. Por ejemplo, si un hombre molesta a mi amiga, yo la defendería. Y si no entiende con las palabras, usaría la violencia.

Volteé a ver a las chicas.

—Si vuelven a molestar a Sylphie, primero intentaré detenerlas con las palabras… Y si siguen molestando a Sylphie, usaré los puños. No me importa lo que digan de mí.

Pude ver miedo en sus miradas y salí del salón de profesores.

—¡Estuviste increíble, Saik! Tus argumentos fueron sólidos y te libraste del castigo. Eres más inteligente de lo que pensaba.

—Yuki, vigila a esas chicas y no te separes de ellas. Sigue a la chica que golpeé hasta su casa e infórmame si algo raro pasa.

—¿Eh?

—Hazlo, por favor. Te daré una buena recompensa.

—¡Es un trato!

Yuki se alejó de mí y saqué una pluma de mi bolsillo.

Es fácil adivinar que una chica como ella no se quedará de brazos cruzados, mucho menos si es alguien con el poder suficiente para vengarse.

Escribí el número 83 en la palma de mi mano.

—Fantasma legendario número 83… Fantasma de la buena suerte.

El fantasma de un niño pequeño apareció sobre mi cabeza y se sentó sobre mis hombros.

—¿Ahora qué quieres, idiota?

—Guarda silencio, solo habla cuando te lo diga. Quiero que mejores mi suerte en una pelea a puño limpio.

—¿Pelearás sin usar tu…?

—Te dije que hables solo cuando te lo diga. Haz lo que te digo y desaparece.

—Tsk.

Chasqueó la lengua y desapareció.

Ya estoy listo.

Borré el número con un poco de agua y regresé al salón de clases.

(Pov- Sylphie.)

—Profesora, ¿puedo entrar?

—Sí, claro.

Saik… Le provoqué problemas… Por mi culpa, podría ser expulsado.

Soy una idiota… Solo causo problemas.

Lo mejor será mantenerme alejada de él… No… No creo que sea necesario… Es muy probable que él se aleje de mí para no meterse en problemas… Siempre ha sido así.

Nadie se acercaba a mí por miedo de ser molestados también… Saik fue el único que me defendió… Y se alejará de mí.

… Soy un estorbo para mi madre... Para todos.

—Muy bien, la siguiente hora la usaremos para que formen equipos y se pongan de acuerdo. Realizarán un proyecto sobre el tema que quieran, siempre y cuando tenga que ver con el cuidado del ambiente. Dos integrantes mínimo y cuatro máximo.

Oh no... No... No... ¿Por qué tan rápido?

¿En dónde conseguiré equipo...?

—Ah, qué flojera. El tema del ambiente es importante, pero es bastante cliché.

Saik...

Saik trajo su silla y se sentó frente a mí.

—Sabía que la escuela preparaba a los estudiantes para que logren sobrevivir en el mundo adulto y, al darnos este tipo de tarea, nos obliga a socializar con otros... Ah, qué flojera. Pensé que los proyectos empezarían en dos semanas.

—... ¿P-por qué quieres hacer el proyecto conmigo?

—¿Eh? ¿Los amigos no hacen la tarea juntos? Lo siento, no lo sabía.

—N-no me refiero a eso... Yo... Yo te provoqué problemas.

—¿Problemas? ¿Cuál problema?

—¿C-cuál? U-un profesor te regañó por golpear a esa chica.

—Ah, sí. Fue una charla bastante aburrida. Me da sueño con solo recordarla.

—Entonces... ¿Por qué me sigues hablando?

—Ah, ¿crees que fue tu culpa? Tú no me dijiste que te defendiera. Lo hice porque quería hacerlo. Fue mi culpa, no la tuya. Como te dije antes, odio a las personas que se aprovechan de otros.

—... Saik... Gracias.

—¿Eh? ¿De nada?

Saik es un chico amable... Es diferente a todos los chicos que han tratado de hablarme... Él no me mira con lujuria... Supongo, no puedo ver sus ojos con claridad por culpa de su cabello... Pero puedo sentir que puedo confiar en él.

Él me ayudó sin tener segundas intensiones.

Él es... realmente amable.

—Por cierto... Si te lo preguntas, no, no intento conquistarte ni nada por el estilo... No me interesan las chicas... No me interesan los chicos... No me interesa nada en particular... Puedes estar segura de que no planeo nada malo. Solo quiero ser tu amigo.

Saik me miró a los ojos... No puedo ver sus ojos, pero puedo sentir su mirada.

—No te sientas incómoda conmigo, por favor.

... Él sabía que me siento incómoda cuando los chicos me miran de manera lujuriosa... Él sabía que me siento incómoda con los hombres... Él realmente solo quiere ser mi amigo... Es... Es un gesto muy lindo de su parte.

No pude evitar sentirme feliz.

Por primera vez en mucho tiempo, tengo un amigo... Un amigo real.

—S-sí... G-gracias.

(Pov- Saik.)

Sylphie desvió la mirada... Todavía se siente incómoda con los hombres, puedo verlo en su rostro. Evita mirarme y está temblando.

Ah... Hacer la tarea con ella será difícil, pero debo hacerlo si quiero acercarme a su madre.

—Oye.

Ram puso su mano sobre la mesa.

—Quiero que estés en mi equipo.

—Wow. Qué agresiva. ¿Es tu manera de saludar? Cuando lo haces una vez es genial, pero si lo haces siempre pierde su encanto.

—Deja de decir tonterías y contéstame.

—Estoy en un equipo con Sylphie, puedes unirte si quieres.

—¿Ella...? Según lo que recuerdo, ella es la peor de la clase. No, gracias. Solo quiero que te unas tú.

—Oh, bueno, entonces solo queda una opción.

Me levanté de mi asiento.

Sylphie bajó la mirada, pensando que la dejaría sola.

Don't worry, Sylphie. No te preocupes.

No te dejaré sola.

—No me uniré a tu equipo.

Saqué una paleta de mi bolsillo y le acaricié la cabeza.

—Te ves adorable cuando actúas de manera fría y cruel.

—Tsk. Maldito raro. ¡Y deja de acariciarme!

Se alejó de mí furiosa.

—¿No quieres la paleta?

—¡Por supuesto que no!

Yo solo trataba de ser amable.

Me senté de nuevo y le ofrecí la paleta a Sylphie.

—¿La quieres tú? No te preocupes, tengo más.

—S-sí. Gracias.

Ella la tomó.

Bien, supongo que podemos comenzar a planear el proyecto... Qué flojera.