Londres, Paris. 8:50pm
Anochecía en la ciudad de Londres, la multitud pasaba por ambos lados de su pequeño y hermoso cuerpo sin parar. Cubierta de cuero animal y pelaje de los mismos para mantenerse caliente a las bajas temperaturas que se enfrentaba en el momento. Dirigiéndose a su casa luego del trabajo, cansada, sintiendo como el frío acariciaba su rostro y jugaba con su cabellera a cada paso. Escuchando sus pasos incustrandose en la nieve como una monotonía pues pasaba todos los días en el invierno. A pesar que estaba acostumbrada a ello, no podía soportar escuchar el de los demás. Por algún motivo odiaba la idea de estar cerca de las personas, entablar conversaciones innecesarias y fingir ser una persona que no lo era en lo absoluto. Se detuvo, esa noche no estaba actuando como de costumbre. Su corazón se sentía agitado, no era normal. No estaba asustada de ese hecho pero quería entender su cuerpo en esos momentos y el porqué reaccionaba de esa forma. Las personas pasaban por su lado como si no existiera, aquella falda de oficina la asfixiaba al punto en el que quería desnudase justo allí. Por un segundo todo a su alrededor se detuvo, levantó su mirada color zafiro para encontrarse con un par rubíes dovolviéndole la misma. Solo un segundo bastó para aquel enfrentamiento de miradas. Desde la punta de la torre de París unos cabellos oros resaltaban con la luz artificial "¿Estaré alucinado?" pensó ella. En un parpadeo todo volvió a la normalidad. Confundida volvió a observar el mismo lugar luego de haber volteado su mirada a los alrededores. Estaba confundida y aquel calor que emanaba de su cuerpo era extraño e incontrolable.
A las nueve de la noche ya estaba en casa, sentía que se asfixiaba mientras subia al elevador. Su cabello largo azabache golpeaba su espalda baja ligeramente a cada paso apresurado que daba para llegar a la puerta luego de llegar a su piso. Sintió terror al pensar que solo su apartamento estaba allí, en el último piso de los setenta y cuatro restantes. Por suerte nadie podía romper aquella puerta, al menos ningún humano. Sus huellas dactilares y su pin eran necesarios para desbloquear la puerta pesada que daría paso a un penthouse.
En pasos ligeros se deshizo de su ropa en la misma entrada tan pronto cerró la puerta tras ella y activó la alarma. En ropa interior caminó a la cocina hasta estar detrás de su barra, una vez allí agarro un vaso de cristal y se sirvió hielo con whiskey. El mismo danzaba en la bebida volviendo la misma en una temperatura agradable para el calor de su cuerpo. Ese día nunca había deseado más un trago de aquel whiskey. Camino hasta su sala, aquel lugar parecía una versión pequeña de lo que sería una mansión victoriana. Sus muebles de tela de pana color rojo sangre, bordados en oro, una mesa de cristal moderna estilo victoriana donde descansaban unos libros sobrenaturales que tanto le agradaba junto con perfiles y folders de criminales y casos aún sin resolver.
Reposó su bebida sobre el cristal mientras abria aquellos en sus manos repasando nuevamente toda aquella información. Se sabia todo de memoria pero era estricta con su trabajo o quizás demasiado adicta. Sin notarlo había bebido toda la botella y el hielo que mantenía su bebida fría había desaparecido por completo. Levantó su mirada para observar el reloj antiguo que colgaba en su pared, regalaba un sonido monótono a cada segundo que pasaba. Sus párpados comenzaron a pesarle, ya era hora de dormir. De haber tenido éxito podría descansar al menos dos horas antes de volver a prepararse para ir a trabajar a las seis de la mañana. Levantó su cuerpo casi sin fuerzas del mueble y comenzó a caminar hasta su cuarto cuando se detuvo en seco.
Al lado de su puerta una mesa en donde descansaba su arma no pasó por desapercibida, abrazando esta con sus manos rápidamente dirigió la mirada con la Winchester frente a su rostro apuntando a su objetivo. Una sombra en el pasillo de la cocina cerca de la entrada alteró sus sentidos, precavida mantuvo distancia de su objetivo sin cambiar su mirada se alejó tres pasos detrás de ella.
A sus espaldas solo quedaba el gigante ventanal el cual la luz artificial de la ciudad traspasaba el mismo. Además de ello nada más estaba encendido pues esta disfrutaba de la obscuridad como si hubiera nacido para estar allí. "¿Quién está allí? Con las manos en alto túmbate en el suelo o me veré obligada a disparar " Sin respuesta aquella sombra había desaparecido alertando sus sentidos. Corrió hasta detrás de la puerta de su habitación y cerró la misma con seguro. No tenía miedo, en sus años de experiencia en servicio nunca había fallado un tiro, respiró calmadamente mientras, sin bajar el arma en ningún momento, observaba como intentaban abrir la puerta sin éxito.
Algo pasó que ella comenzó a temblar de miedo, era la primera vez que se sentía de esa forma. Tras sus espaldas unas garras acarició su cabello y espalda. Se congeló pero sus instintos la hicieron dar la vuelta y abrir fuego. Detrás de ella una criatura se encontró con su mirada. Lo que parecía un semblante de un hombre alto, garras en sus manos y unos colmillos que la amenazaban. Un dulce aroma la hizo caer de rodillas frente al intruso, el mismo a solo centímetros de ella y cuello abrió su boca cuando de repente una fuerza sobrenatural la apartó de ella. Antes de quedar inconsciente en el suelo pudo divisar un semblante conocido, pero nada más. En los brazos de morfeo había caído sintiendo la luz del sol acariciar su blanquecino cuerpo.
La alarma parecía sonar a lo lejos en su conciencia, su teléfono no paraba de sonar comenzando a sentirse incómoda por los sonidos repetitivos de los aparatos que no la dejaba dormir. Para su desgracia la imagen de aquel monstruo cruzó por su cabeza afectando su sueño lo cual provocó que se despertara de golpe sintiendo como el aire se le escapaba. Con la mano en su pecho y su pistola en mano apuntando al frente, agitada y sudorosa por tal pesadilla. Se levantó lo más rápido que pudo, observó el despertador que no paraba de sonar hasta que con un manotazo fuerte sobre este cedió al fin y todo se volvió en silencio. Observó su habitación, estaba segura que había disparado a lo que sea habia traspasado su privacidad. Caminó entonces hasta la pared izquierda de su habitación que quedaba frente a su puerta desde la cama y se sorprendió al no ver ninguna huella de su arma. Acarició la pared, aquel sueño era vívido. Recordó la hora en su despertador y en un suspiro cansado se dirigió al baño. Al salir de su habitación notó que todo estaba en su sitio, la botella vacía y el vaso de cristal sobre la mesa; los folders abiertos por su lectura y unos cuantos papeles desordenados tal y como los había dejado.
Un toque en su puerta llamó por completo su atención, solo su jefe y mejor amigo tenia acceso a ese piso. Aún en su ropa interior caminó hasta la puerta para abrirla encontrándose con unos ojos amarillos y una cabellera blanca. Un hombre alto de unos casi siete pies la miraba de manera seria. Esta bufo antes de hablarle: "¿Qué? ¿No puedo estar tarde al trabajo por primera vez en la vida?" El hombre se invitó a si mismo adentro ignorando a su compañera por completo. Una vez dentro observó la mesa con papeles y la botella de whiskey vacía. "¿Estás con alguien aquí?" Preguntó para seguido sentarse en el mueble detrás de los folders y los casos sin resolver. "Si hubiera estado con alguien no creo que te hubiera dejado entrar. ¿A que se debe el honor de tu visita?" Contestó y preguntó ésta dirigiéndose al baño, encendiendo la ducha para seguido comenzar a bañarse. El hombre se levantó del mueble y recostó su hombro en el umbral de la puerta. "Vine porque no me contestabas." La mujer río aún duchandoce para contestar de manera burlona. "Ay, cariño, no estés tan celoso solo fue una pesadilla. Pensé que estaba loca pero al final fue solo eso una pesadilla." No escuchó respuesta alguna del hombre quien en silencio volvió a sentarse donde estaba antes sacando uno de los folders de entre los demás y poniéndolo encima de los otros como si fuera el más importante. Al terminar de ducharse cerró el grifo, seco su cuerpo para seguido salir desnuda del baño mientras secaba su cabello. Delante de aquel hombre no existían barreras pues se conocen desde niños. La confianza era tal que ella daría su vida por el y viceversa. Lo único que lo hacía diferente era su poca reacción al verla desnuda, como si no disfrutara del todo de aquella vista. Pues cualquier hombre la deseaba, una mujer delgada con buenas curvas un busto perfecto y un cabello largo azabache llegando a su espalda baja. Lizo y suave con una mirada misteriosa color zafiro y unos labios casi cerezos era totalmente irresistible parecía una muñeca de porcelana pero el hombre no parecía tener ningún interés o eso pensaba ella. "Tenemos al culpable de este caso, anoche alrededor de las once lo atrapamos en un bar y la pequeñ que había raptado la pudimos rescatar a salvo. Una pesadilla menos. " Habló al fin levantado su mirada para retrocederla inmediatamente por primera vez al verla desnuda. "Oh... ¿Qué es esto? " Dijo la mujer quién se sentó sobre el hombre quién aún esquivaba su mirada. "Estoy feliz por la niña pero el que no me mires ahora me llama la atención. " Sintió un bulto debajo de ella y las manos frías de aquel hombre sobre sus caderas la empujaban para apartarse. "Tenemos que ir al trabajo... no olvides que aún soy tu jefe." Esta sonrió, parecía haber olvidado por completo aquella terrible pesadilla. "Pero Azazel... parece que tienes un problema aquí abajo." Finalmente la observó, aquellos labios estaban demasiado cerca tanto que no podía contenerse pero debía hacerlo. "Cas... soy un hombre. Es normal, cuéntame más de aquella pesadilla que tuviste. " Cambió el tema, la mujer mordió sus labios aún sobre el y abrazó a este sintiendo como su cuerpo comenzó a temblar del miedo. Era la primera vez que se sentía tan indefensa. Azazel levantó la mirada de Cas para que se encontrara con la suya. Lágrimas se amontonaban en sus ojos. Azazel acarició la espalda de ella hasta que sintió algo extraño allí. "¿Cas...? Déjame ver tu espalda. " Pidió, la mujer confundida se levantó e hizo lo que ordenó. Azazel apartó el cabello de Cas para encontrarse con unas marcas de garras en su espalda. Desde su costilla hasta su cadera. "¿Que tengo? Me estás asustando..." Azazel se quedó en silencio por unos segundos. Aprecio el cuerpo de su compañera y aquella marca. La habían encontrado y ahora tenía que llevársela lejos de allí, otra vez. "¿Has pensado para dónde quieres ir en tus vacaciones? " Preguntó mientras la volteaba para encontrarse nuevamente con esos zafiros. "Sabes que no me gusta estar perdiendo el tiempo...." "Ay un caso que te llamará la atención, podemos ir allá esta noche. Pero es un largo viaje al caribe, la diferencia de hora y temperatura te va a agradar." Interrumpió el sin despegar la vista de su mirada. Cas se alejó para ir a su cuarto, dentro de su enorme closet con espejos en cada pared pudo verla, aquella cicatriz parecía estar ahí años.
"No es cierto.... eso fue una pesadilla... solo eso.... Azazel.... "