8:30 pm. Los Kioscos de Luquillo, Luquillo PR.
En la noche, Cas podía presenciar los pequeños faroles en el cielo tan vívidos y deslumbrantes que hacían temblar su corazón de emoción. Nunca antes había notado las estrellas tan puras como ese día, lejos de la luz artificial en París no podía disfrutar de tales paisajes. Por otro lado, Azazel esta teniendo un debate en su cabeza, preguntándose a si mismo si todo lo que había hablado anteriormente con Cas era real o si solo actuaba bajo su papel. Aunque, dudaba mucho de sus propios pensamientos puesto que la mujer nunca se le había ofrecido de esa manera, de su parte sentía ese sentimiento de urgencia de querer hacerla suya pero no quería que Cas lo malinterpretara por lo que, por el momento; no tocaría el tema nuevamente.
Devuelta a su destino, los tres pusieron pie en tierra. Cas inmediatamente se puso a un lado de Azazel y este, como pedía su papel, interpretaba la atención positiva de un buen esposo hacia su compañera. Aunque sinceramente no tenía mucho que actuar pues además de que se sostuvieron de las manos para caminar al bar/kiosco no había mucha diferencia de trato de como él es con ella fuera de trabajo y dentro.
Allí se encontraron con Pedro quién frente a Azazel se presentó en confianza como si fuera de años que hablara con Azazel, tenía ese fuerte en su personalidad que provocaba que las personas se dejen llevar por su carisma. Típico puertorriqueño. Cas no habló en ningún momento permitiendo así que Azazel hiciera todo tipo de preguntas, dejándose llevar por Pedro.
"¿Entonces esto es? Es bastante bonito... ¿Vives por aquí, Pedro?" Preguntó Azazel, quién no podía evitar la mirada de las mujeres hacia su persona volviendo a una de las presentes bastante incómoda.
"Nah, que va. Vivo en San Juan, en Condado. Me han dicho que vienen de lejos ¿Cómo les va hasta ahora?"
"Bueno, teniendo en cuenta que apenas llegamos hoy, todo bien. ¿Juegas?" Preguntó Azazel, liberando a Cas de su agarre para acercarse a la mesa de billar entre medio de los cinco jóvenes allí presentes.
"No soy muy bueno, pero vamos. Le prometí a tu esposa y amiga contarles una historia acerca del Castillo mientras jugamos podría hablarles de eso, claro si no te molesta." Para Azazel le fue ofrecido un taco, el más limpio y preparado de todos. Pedro tenía el casi desgastado probablemente el que más se usaba allí. El puertorriqueño tiene la extraña costumbre que ofrecen lo mejor que tienen a sus visitantes y aprecian como hermanos a los más humildes.
Azazel sonrió por lo bajo, aquel gesto casi lo convencía de tratarlo como un amigo pero deshizo la idea tan pronto los ojos de Cas se toparon con los suyos. "¿Reglas? "
"Hmmm... de hecho. " Pedro gritó en voz alta a uno de sus compañeros, el hombre de cabello largo se acercó, por primera vez Cas pudo ver sus ojos color almendra y su rostro joven en un cuerpo totalmente adulto. Aquel hombre era el que susurró cosas al oído de Pedro cuando Cas y Liz estaban en el auto en la tarde para irse al hotel.
Habiendo recordado tal cosa, la mujer se levantó de su silla, la arrastró hasta allí y se sentó arrecostando la misma de la pared frente a la mesa de billar. Fingiendo total interés con su compañera quien había imitado su gesto. Pedro conversó unos segundos con el hombre para entonces volver a la mesa.
"Entonces.... Este es mi pana* [amigo o compañero, se refiere a una persona de mucha confianza ] se llama Abdiel" Ahora se dirigió a su amigo mientras les nombraba les señalaba de izquierda a derecha según estaban. Azazel de pie al final de la mesa, Cas sentada en el medio de la mesa con el fin de observar el juego detenidamente y Liz al lado izquierdo de ella según el punto de vista de Pedro quien estaba al otro lado de la mesa en el lado derecho de la misma. "Estos son, Azazel, su esposa Casey y Lizzy. Deduje que así se llaman por sus sobrenombres. ¿Me equivoco, chicas?"
"Nop, era tan obvio que seguro cualquiera lo pudo haber adivinado." Respondió Cas, había olvidado por completo aquel detalle, cambiar su nombre. Pero a este punto, esta bien con el apellido. A diferencia de otros lugares, en Puerto Rico podías formar una amistad con una persona sin siquiera conocer su apellido pues los civiles creen mucho en la química entre las personas.
"Bien, entonces Azazel, mi amigo servirá de juez para los dos. Aquellos cuatro son muy brutos para la matemática, desgraciadamente entre nosotros este tipo es el más inteligente." Rompieron a carcajadas, el que él mismo se ponga en tal posición no lo hacía ver tan inteligente, pero a Cas no la convencía lo suficiente.
"Estas son las reglas.." Comenzó Abdeel a explicar. " Se apuesta con dinero, ya tu sabes el juego es más interesante. Explicaré lo más que pueda para que las damas entiendan un poco, aunque parece que su esposa sabe el idioma que estamos hablando, perdida no está ella.* [Se refiere al tema en cuestión] " En Puerto Rico era común que las mujeres hagan trabajos de hombres, jueguen a la par deportes como el boxeo, baseball, basketball y todo en lo que un hombre podía estar expuesto. La mujer puertorriqueña es fuerte por naturaleza y era muy común que en una pelea callejera estuviera un hombre y una mujer matándose a golpes. Tienen la creencia de que si uno no cae el otro no se rinde.
Por ende, el que Cas estuviera tan pendiente a la situación del juego no le sorprendió en absoluto al contrario, se sentían más cómodos en su presencia. "Si quieren jugar, cuando estos dos se cansen podemos tomarnos turnos. Así veremos quién podría llevarse el premio. ¿Qué creen? Si son ciento veinte por partida, apostamos tres mesas por turno, que son trescientos sesenta y somos cinco; secuestrando a uno de estos pendejos seis, al final el que gane se hace de chavos. ¿Qué creen? "
Cas, cruzó su mirada con Azazel. Sus pensamientos totalmente sincronizados. Abdeel esperaba por una respuesta y justo cuando hiba a retirar lo dicho Azazel acepta. "Esta bien conmigo, pero ella es mucho mejor que yo. "
"Ah, no te preocupes. No sé mucho pero me defiendo. Bien, explicaré las reglas. "
"Las siete bolas del lado de Pedro son del uno al siete, las del lado de Azazel del nueve al quice. Hay tres hoyos en cada lado, tres en el lado izquierdo de la mesa son de Azazel los otros son de Pedro que están al lado derecho. "
"Se apuesta dependiendo el número que tienen las bolas en cada lado, por ejemplo; Pedro apuesta veintiocho dólares porque sus bolas son del uno al siete, las más bajas de la mesa. ¿Me siguen? "
Azazel lo pensó por un segundo hasta que respondió: " Entonces son ochenta y cuatro de mi lado. " Respondió entrando por completo al juego.
"¿Oíste? ¿Oiste eso? El tipo es un duro, eres mi hombre pana. Este si entiende mi idioma. " Halagó Abdeel emocionado, una chispa de emoción en sus ojos lo llevaron a chocar su puño con Azazel en forma de saludo mientras sonreía orgulloso. "Aprende Pedro, no te voy a durar toda la vida." Cas no pudo evitar una risa seguido de Liz quien comenzaba a agradarles.
"Bueno, seguimos con esta pendejá..."
"Esto es un clásico, si Pedro mete la bola en tu lado ese dinero va para el y viceversa."
"Si Pedro mete una bola del grupo de Azazel junto con la de él, Azazel pierde ese dinero de su apuesta y se suma a Pedro junto con la cantidad del número de su propia bola y viceversa."
"Si alguno de los dos mete la bola blanca pierden y se cierra el juego, el que la metió pierde la apuesta y el otro la gana. Ahora, si la bola cae con un número, pierden esa cantidad ambos. No importa de quién sea el número. "
"Si, por alguna casualidad de la vida metieran la negra número ocho, ganan. No importa como la metan, si llegua a uno de los hoyos a su favor porque la empujaron con las demás sigue siendo válida excepto con la blanca.. Claro que el que logre eso se queda con to' "
Cas finalmente se levantó de la silla. Se acercó a Azazel y encerró sus dedos alrededor del taco mientras se dirigía a Abdeel. "¿Se pueden cambiar los jugadores? "
"Sin límites de apuesta, además de lo que dije todo es válido. Claro siguiendo lo clásico..." Respondió el joven, los zafiros de Cas lo habían hipnotizado por completo pero este pudo disimularlo bien. "Entonces, Pedro contra Casey. Apuesta abierta, 120 en mesa. Comienzen. "
Habiendo escuchado tal cosa, los demás compañeros de Pedro y Abdeel se amontonaban a observar el espectáculo, algo que no fallaba en los puertorriqueños; la curiosidad.
Cas, observó como Pedro organizaba las bolas colocando el ápice* [primera bola] en el medio. Preparó su palo de billar luego de haber organizado las bolas y se inclinó frente a la mesa en su lado correspondiente. Colocando su mirada al nivel de las mismas como si calculara en su mente a dónde quería llevar su primer tiro. Finalmente en un golpe suave logró descontrolar las mismas regandolas en todas direcciones, logrando así que dos de ellas pasarán la frontera de Cas.
"Número cinco y tres de Pedro, turno de Pedro. " Intervino Abdeel, explicando el juego mientras servía de juez. Cas observaba los movimientos de Pedro, era ágil, pero parece que solo jugaba por entretenerse lo que le dio a entender que no era su primera vez. Pedro empujó su siguiente ronda muy fuerte, las bolas se mezclaron entre sí pero no entró ninguna.
"Turno de Cassy" Dijo ahora Pedro sin dejar voz de partido a su juez. Cas se sentó sobre el borde de la mesa solo la mitad de su cuerpo la poseía y su otra mitad aún tocaba el suelo. Apoyó su pulgar y los siguientes dos dedos logrando elevarlo un poco para poder crear su movimiento. Inclinó solo unos cuantos grados su palo sintiendo como rozaba su piel dio su primer tiro logrando un movimiento en el que tres bolas fueron de ella. Desafortunadamente Pedro perdió dos de sus bolas. "Número siete, cuatro y doce para Cas. Turno de Cas. "
Cas sonrió, observó el rostro de Pedro pero no encontró ningún sentimiento de derrota, todo lo contrario, parecía más concentrado. Había subestimado por completo a esa mujer, por alguna razón le agradaba mucho más que antes.
"Ah Pedro, que clase de pela te están dando. " Habló por primera vez alguien del público, los amigos de Pedro parecían burlarse de lo acontecido sin importar la opinión de él pero este solo respondió con una risa pegajosa que todos siguieron. "Y eso, que apenas estamos empezando. "
Cas, a pesar que no estaba acostumbrada a ese tipo de ambiente sonreía con naturalidad. Parecía que se acostumbraba a estar alrededor de aquellas personas. "Aún me debes una historia, me estoy vengando. " Dijo Cas al llamar por completo la atención del hombre. Pedro sonrió, no pudo evitar llevar su mano derecha tras su nuca y rascar la parte trasera de su cabeza.
"No puedo pensar cuando estoy perdiendo... " Dejó salir en broma, Cas en su lugar de la mesa observaba concentrada para crear su próximo movimiento. "Entonces va a ser un inconveniente. Verás, en estas vacaciones, no puedo rendirme ante nada. "
Hablaba con sinceridad, sus palabras tenían un sentido profundo pero los allí presentes solo estaban concentrados en el juego, a excepción de Azazel quién como de costumbre parecía escuchar sus pensamientos.
"A ver... ¿Por dónde empiezo?... " Pedro parecía pensarlo mucho, junto a unas cuantas cervezas las cuales reposaban sobre el borde de la mesa, finalmente se motivó a hablar. "El Lugar Histórico de San Juan... Creo que tiene, si no me equivoco, los Fortines del Castillo San Cristobal."
Cas, finalmente inclinó su cuerpo al frente, el palo descansaba vertical sobre su mano y su punta recostada en su dedo pulgar. Nuevamente acertó su movimiento, pero esta vez solo pudo meter una bola. "Número dos para Cas, turno de Cas y último. " Advirtió el juez observando detenidamente el juego.
Cas, parecía concentrada en el juego, pero aún así también tenía la atención de Pedro quien finalmente comenzó su diálogo. "Creo que está donde fue la puerta este del viejo San Juan. ¿Han ido allí? "
"Aún no, pero planeamos ir tan pronto me cuentes. Dependemos de ti en si es interesante o no. Siéntete halagado. " Cas sonrió dejando a los hombres allí a sus pies, el puertorriqueño era débil ante las mujeres hermosas. Cas finalmente logra su movimiento pero esta vez no logra meter ninguna de las bolas. "¡Maldición!" No logró contener la expresión, dejando su paso libre para Pedro quién observaba la mesa en busca de ganarse su siguiente punto. Solo había dos opciones, la número quince estaba a un lado de uno de los hoyos a su favor pero enfrente de ella estaba la blanca. La número 1 estaba a su favor completamente pero mientras más alto el número más alta la ganancia. Podía empujar al uno para hacer ceder a la blanca de la quince y así matar dos pájaros de un tiro* [Lograr hacer dos cosas a la vez.] pero si se arriesgaba podía perder el juego.
"El Castillo San Cristobal, se comenzó a construir en mil seiscientos treinta y cuatro y terminó en mil setecientos noventa. Hicieron algunas modificaciones debido a unos cuantos pleitos, como saben estaban en tiempos de guerra en el siglo dieciocho si mal no recuerdo."
Finalmente, logra su primer punto logrando que sus planes dieran frutos. Había logrado con éxito remover la blanca y dejado la quince libre, pero la había golpeado demasiado fuerte logrando así que quedara justo a favor de Cas. "Su fuerte gemelo es El Morro, se creó con el fin de que protegiera la ciudad por ataques del mar y San Cristobal cubría los ataques de tierra, una buena estadística según mi punto de vista." Observó nuevamente la posición de las bolas, además del quince que tenía a su alcance y dejó perder ahora el trece estaba a su disposición con el seis detrás y el ocho a la izquierda, los tres a una distancia del hoyo más cercano a su favor.
"Hmm.... Fueron ingenieros españoles los que crearon este fuerte, casi doscientos cincuenta años. Uno de los fuertes más grandes y en lo personal mi favorito. Los cimientos se construyeron en mil quinientos treinta y nueve, seis niveles de ellos. Fue como en el mil setecientos ochenta y siete que se consideró completo. "
"Durante la segunda guerra mundial el gobierno de EEUU agregó un anexo de diseño propio en la fuerte. Fue en el mil quinientos noventa y cinco que esa histórica e inmensa estructura fue atacada por Sir Frances Drake. "
Cas sumergida en la información por primera vez decidió hablar, llamando por completo la atención de Pedro quien se calló por unos momentos para escucharla. "¿Porque la atacaron? ¿Otra guerra? " Pedro sonrió, bajó su mirada desde los ojos de Cas hasta su objetivo.
"Bueno, además de mujeres hermosas. ¿Que crees que cegaría a un hombre en tiempos de guerra? Especialmente los hombres con poder como ese viejo... " Cas, simplemente quería escuchar su respuesta. No quería saltar a conclusiones aunque posiblemente ya sabia la respuesta.
"El oro y la plata, allí en El Morro había un tesoro escondido. El la quería toda, toda la fortuna. Desgraciadamente para el los artilleros de El Morro bajo el mando del gobernador Pedro Suarez Coronel en aquel entonces lograron que la nave de Drake retrocediera con grandes bajas. "
Pedro, se posicionó finalmente, concentrado luego de haber dedicado su mirada a Cas tras hablar como era costumbre para los puertorriqueños; dio con el blanco. Logrando insertar la número trece dejando la seis al borde del hoyo y la blanca muy cerca de la misma, casi imposible para lograr algún otro movimiento.
"Número 13 para Pedro, su turno y último" El público además de poner atención a la información que Pedro brindaba no quitaban sus ojos de la mesa. Aquel juego los tenía en alta tensión, entre ellos ya se había hecho una apuesta en la cual uno de ellos dos sería el ganador dos a favor de Cas y uno a favor de Pedro. Para sus ojos Pedro era uno de los mejores en el billar pero esa mujer, esa mujer era algo que no veían en mucho tiempo. Incluso el juez había apostado por uno de ellos, pero su apuesta sería sólo para el, como se veía el juego ya sabía quién era el ganador. Era tan solo cuestión de tiempo o suerte.