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Chapter 53 - El vestido

—Lili. Sabes que puedes confiar en mí, ¿verdad? —dijo Clara con frustración, sintiéndose impotente al no poder ayudar a su amiga.

Liliana, esbozó una leve sonrisa, agradeciendo en silencio el apoyo incondicional de Clara.

-Perder. Y te lo agradesco. Pero de verdad, no es nada de qué preocuparse.

El resto del viaje transcurrió en silencio, cada una sumida en sus propios pensamientos.

Al llegar a casa de Clara, ambos se dirigieron al acogedor salón. Clara, notando la tensión en Liliana, la invitó a sentarse en el sofá mientras ella preparaba dos tazas de té.

—Liliana, sé que algo te preocupa —dijo Clara, entregándole una taza humeante—. ¿Quieres hablar de ello?

Liliana guarda silencio por un momento antes de tomar un sorbo de té.

—Ha sido una semana un tanto agitada, Clara.

Clara la observar con atención, intentando descifrar la emoción detrás de sus palabras.

—Tengo una sorpresa. Sé que esto te va a animar, ya lo veras —anuncio con entusiasmo mientras se levantaba del sofá.

Liliana la siguió con la mirada, viendo como su amiga salía de la habitación solo para regresar momentos después con una gran caja negra entre las manos.

Su ceño se frunció en cuanto Clara se la entregó, su curiosidad despertando de inmediato.

Liliana observa la caja por un momento antes de abrirla. Dentro, encontró un vestido de novia cuidadosamente doblado.

Alzo la mirada hacia Clara, quien la observaba con una sonrisa cálida.

—Este no es el vestido… ¿el que vimos al salir de la empresa? —pregunto Liliana, mientras sus manos se aferraban al delicado tejido.

—Si, sé que te llamo mucho la atención. Y es justo lo que estabas buscando.

Liliana se quedó sin palabras al ver el vestido de novia que Clara le había regalado. Sus dedos recorrieron la tela con delicadeza mientras una oleada de emociones la embargaba. Pero su sonrisa pronto se desvaneció…

El diseño reflejaba lo que ella buscaba y deseaba transmitir: distinción, elegancia y una sobriedad que lo hacía aún más sofisticado.

Un nudo se forma en su garganta. Sus manos trazaron con sumo cuidado la fina tela, sin apartar la vista de ella. Clara, notando su emoción, se acercó y la abrazo con fuerza.

—Sabia que este vestido era el indicado cuando no pudiste dejar de mirarlo—susurró Clara— Es lo que te mereces.

El silencio inundó la habitación. Clara se percató de que algo no estaba bien. Decidió abordar el tema con suavidad.

—Lili, está bien. ¿Hay algo de lo que quieres hablar?

Liliana bajo la mirada y tomo aire antes de responder.

—Estoy un poco cansada… voy a irme.

—¡Está bien, te acompaña!

-¡No! —respondió de inmediato, antes de suavizar su tono—. Quiero decir… tranquila, puedo ir sola.

Clara frunció el ceño.

—Pero has venido en mi coche y es muy tarde. No voy a dejar que pidas un taxi.

—No pasa nada —dijo Liliana con una leve sonrisa—. Necesito caminar un poco.

Clara observó la expresión de Liliana y, notando su incomodidad, decidió no insistir.

—Entiendo que necesitas despejarte —respondió con suavidad—, pero me sentiría más tranquila si te quedara aquí esta noche o, al menos, déjame llevarte a casa.

Liliana dudo por un momento, pero la preocupación en los ojos de su amiga la convención.

—Esta bien, me quedare —acepto finalmente—. Pero solo con una condición.

Clara sonrió, aliviada.

—Esta bien, diez centavos que es… —dijo, tomando la mano de Liliana—. Es cuchare tu dulce petición.

—Nada de preguntas y nada de coacción. Esta semana ha sido muy agitada.

Clara asintiendo, comprendiendo la necesidad de Liliana. Decidió respetar su decisión y no insistir.

—Por supuesto, no hare preguntas ni insistiré —aseguro Clara con una sonrisa tranquilizadora.

Liliana le dirigió una mirada agradecida y dejo escapar un suspiro, sintiendo como la tensión en sus hombros se disipaban un poco.

—Gracias… de verdad

Clara irritante con cariño y, sin darle oportunidad de protestar, el tomo de la mano y el arrastro hacia la habitación.

—Vamos, necesitamos una dosis urgente de cine y relajación.

Liliana soltó una pequeña risa y asintió.

—¿Qué tienes en mente?

—Algo que nos haga olvidar cualquier preocupación. Nada de dramas ni thrillers… Solo algo divertido y ligero —respondió Clara, revolviendo su colección de películas.

Mientras buscaba, su expresión se ilumina repentinamente.

—Oh, por cierto, reserva en el nuevo spa que abrió en la ciudad. ¿Te apetece ir?

Liliana arqueo una ceja sorprendida.

—¿No es muy costoso?

—Nah, están haciendo descuentos por la inauguración, así que es el momento perfecto para consentirnos.

—Hmm… suena tentador. ¿Cuándo será?

—Mañana, ¿Qué te parece?

Liliana sonorizando, dejando la taza de té a un lado.

—Claro, un poco de descanso no estaría mal —respondió mientras una suave sonrisa se formaba en su rostro.

Clara alzo los brazos en señal de victoria.

—¡Sabia que no te resistirías!

Ambas rieron, sintiendo como la atmósfera se volvía más ligera.