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Reencarnada como la Esposa Gorda del Sr. CEO

Double-Happiness PF
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Synopsis
Abigail Green, una doctora genio, sucumbió inesperadamente a una muerte súbita debido al exceso de trabajo en la sala de operaciones. Sin embargo, un sorprendente giro del destino la esperaba cuando renació. Se encontró reencarnada en una sala de hospital muy familiar para ella, pero esta vez, en el cuerpo de una futura madre de 200 libras. Una madre que soportó el dolor extenuante de una cesárea sin anestesia hasta su último aliento. ¿Cómo podría Abigail soportar tal situación? Así, emprendió un viaje de venganza, pérdida de peso y, intrigantemente, compitiendo por el corazón del hombre deseado por una mujer rencorosa.
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Chapter 1 - Capítulo 01: Renacimiento y Parto

Hospital de Maternidad Maggie.

Abigail Green yacía en la sala de partos, su cuerpo pesado y cansado. Su cuello uterino se había dilatado a tres centímetros, pero nadie le daba anestesia.

Cada contracción parecía llevarse la mitad de su vida.

¡Hambrienta, sedienta, agotada!

Y el dolor interminable desgastaba su ya frágil voluntad.

—Tía, ayúdame...

—Rubí, te lo suplico, ayúdame...

Rose Taylor cruzó sus brazos, su mirada era helada mientras observaba a la mujer en la cama de partos. —Doctora Penn, ¿por qué no ha dado a luz aún?

—Solo está dilatada a tres centímetros. Necesita llegar a diez —contestó nerviosa la Doctora Penn.

—¿Cuánto hasta que esté a diez? —preguntó impaciente Ruby Green. Ya se había cansado de esperar a que la gorda perra diera a luz.

—Eso depende de su condición física.

—¿Depende de su condición? —La expresión de Ruby se oscureció aún más.

Rose frunció el ceño. —¿Deberíamos darle otra inyección de oxitocina?

—Ya ha tenido tres inyecciones. Más serían inútiles. Necesita esforzarse —explicó la doctora.

¡Bofetada!

—¡Esfuérzate, gorda perra! —Ruby Green abofeteó con fuerza la cara regordeta de Abigail.

—Waaah... —Abigail temblaba por el dolor de la contracción. La bofetada de Ruby le dejó la cabeza zumbando, y gritó de dolor.

—¡Inútil! Si no te esfuerzas, ¡te golpearé hasta matarte! Ni siquiera deberías estar viva.

—Aah, me duele... —La intensa vergüenza, combinada con las severas contracciones, hacían que los gemidos de Abigail sonaran como gritos de desesperación, como si cada uno la acercara más a la muerte.

Lo que más le dolía era saber que Rose Taylor y su hija la habían engañado desde el principio.

—Esfuérzate, gorda perra. ¿Sabes por qué estás tan gorda? Por la leche en polvo integral con aditivos que mi mamá compró del extranjero. ¿Qué crees que pasará si te mueres en la cama de partos porque el bebé es demasiado grande? Jajaja.

—Ah... —Otra contracción la golpeó.

Pero las palabras de Rubí dolían a Abigail aún más. ¡Todo lo que le habían dicho sobre hacerlo por su bien y el del bebé eran mentiras!

—Papá, sálvame, mujeres viciosas...

—¿Crees que tu papá no lo sabe? Jajaja. Lástima que no le importas, bruja que mató a su madre biológica. Te lo digo, empuja o haré que desees estar muerta —susurró Ruby amenazadoramente al oído de Abigail.

Esta mujer cobarde, inútil y gorda merecía ser explotada por ella para siempre.

Bip bip bip...

—No está bien, la frecuencia cardíaca del bebé ha subido a 180. Necesitamos una cesárea —la alarma del monitor sonó mientras el doctor rápidamente advirtió.

—¿Y ahora qué hacemos? ¿Cómo explicamos una cesárea sin cicatriz? —Rose Taylor entró en pánico.

—Mamá, no tengo cicatrices en el abdomen inferior. ¿Quién sabrá si es parto vaginal o cesárea? Doctora, realice la cirugía —Ruby instruyó a la doctora, lanzando una mirada venenosa a la mujer en la cama.

—El anestesista está con la señora. Me temo... —La doctora titubeó.

—¿De qué tienes miedo? Solo queremos al bebé.

—Pero...

—Procede —ordenó Ruby fríamente. La doctora Penn no tuvo más opción que prepararse rápidamente para la cesárea.

El filoso bisturí abrió el vientre de Abigail. Sin anestesia, el dolor hizo que su cuerpo se convulsionara incontrolablemente. La monitorización de signos vitales seguía sonando la alarma, pero a nadie le importaba.

—Waa waa waa...

Al oír los llantos del bebé, el cuerpo de Abigail perdió toda sensación. Solo veía la sangre fluyendo de su vientre y a un bebé cubierto de sangre siendo levantado de ella por la doctora.

—El bebé... —Su voz apenas un susurro, Abigail perdió completamente la consciencia.

Quién hubiera pensado que moriría del dolor.Muerta del intenso dolor.

—¿Y ahora qué hacemos? ¡La madre no está respirando! —Después de limpiar al bebé, la Doctora Penn se dio cuenta de que Abigail había dejado de respirar.

—¿De qué tienes miedo? Es normal que las mujeres mueran en el parto. La familia Piers estará aquí pronto. Apresúrate y ayúdame a prepararme —instó Ruby.

La sala de partos estaba en caos, pero a nadie le importaba la muerta Abigail Green.Nadie notó cuando, treinta minutos después de perder la respiración, la madre de repente abrió los ojos.