En el juego existían miles de habilidades a la disposición de los jugadores, cada clase contaba con cientos habilidades, pasivas y activas, solo un loco trataría de memorizar toda esa información, lo mejor que podías hacer era centrarte en tus habilidades y tratar de hacer lo mejor posible con lo que tenías. En mi mejor momento memorice todos los hechizos de mi personaje y las habilidades más útiles de mis campeones, aunque justo ahora, solo recuerdo unas cuantas cosas.
No calcule que el gran número de auras que active aumentarían tanto mi poder, aunque la habilidad que utilice solo es de tercer grado. Las habilidades en el juego estaban clasificadas desde el grado uno hasta el sexto, cada veinte niveles eras capas de evolucionar tus habilidades otorgándoles mayores utilidades y poder, dependiendo de las clases a las que te dirigías.
Ringoshi debería estar bien con algo de ese nivel, pero debió haberlo tomado por sorpresa ya que le dije que solo era un combate de entrenamiento, será mejor que vaya a ver si está bien.
―¿Ringoshi, te encuentras bien?
―Si, estoy bien.
Ringoshi salió de los escombros aparentemente ileso, se sacudió un poco el polvo y camino hasta mí. Creo que son suficientes pruebas por el momento, parece que las sospechas que tenía son verdaderas, tengo claramente las capacidades físicas de un personaje nivel 100, soy capaz de usar todas las habilidades de mi personaje. Pero verdaderamente no tengo la experiencia que debería tener un guerrero, aunque me encuentre dentro del cuerpo de mi personaje del juego, soy totalmente incapaz de luchar como él.
―Lo lamento, debí avisarte que probaría una habilidad.
―No se disculpe señor Adrion, fui yo quien se descuidó en medio del combate.
―¿Es así?, bueno dejémoslo por ahora, deberían estar por llegar.
Sera mejor que mantenga en secreto que soy incapaz de luchar como se debe, no sé lo que harían los campeones si se enteran de esto. Justo ahora tanto mi vida como la fortaleza se encuentran en grave peligro, es de vital importancia que sea capaz de comandar a todos mis campeones.
En la situación en la que nos encontramos, incluso un pequeño problema interno podría ser fatal, debo asegurarme de tener bajo completo control a todas las fuerzas en la fortaleza. Así, incluso en una situación de emergencia, estaré listo para protegerla, en el peor de los casos, huir para salvar mi vida estará bien.
Se escucharon unos pasos acercándose en dirección a la entrada del coliseo. Bueno, ya es hora del evento principal, tengo que mostrarles, al señor de la fortaleza.
―Al parecer soy la segunda en llegar, parece que le he fallado mi señor.
El primer campeón en llegar era una niña con una túnica color azul y un típico sombrero de bruja, este cubría gran parte de su cabeza y hacía difícil mirar su rostro. Portaba un enorme bastón que la sobrepasa en tamaño, y con una brillante piedra roja en su punta, daba la impresión de un objeto caro.
La niña tenía un cuerpo pequeño que desprendía juventud, su altura no debería sobrepasar los 1.4 metros, su voz era la que habría de esperarse de una niña, aunque ella trataba de darle un tono más adulto a sus palabras. Poseía una piel blanca y sana, cabello corto de color rosa, unos curiosos ojos heterocromáticos, de color rojo y azul claro. Esta pequeña niña era Cherit, la maga más poderosa entre mis campeones.
Aunque a primera vista parecía una niña humana común y corriente, debajo de su sombrero deberían estar dos pequeños cuernos de color negro, esta era una raza denominada Nomiad, una raza creada para este juego como contraparte de los humanos, todas sus características eran totalmente iguales a un humano normal, si no fuera por esos pequeños cuernos, no habría ninguna manera de distinguirlos a simple vista.
Según lo poco que puedo recordar de la historia del juego, Cherit es una maga genio salida de una de las universidades de magia de mayor prestigio. A pesar de todo esto, sus orígenes son humildes y no ha tenido demasiada influencia por partes externas, su lealtad debería pertenecer al gran emperador, como un general al servicio de este, no debería tener problemas con ella.
―No te preocupes por eso, Ringoshi ya estaba aquí desde antes, así que eres la primera en llegar sin duda.
―Es así, entonces me siento afortunada el día de hoy.
Cherit mostro una pequeña sonrisa dirigida a mí, y también dirigió un saludo amistoso a Ringoshi, aunque las palabras de la siguiente persona en llegar cambiaron su expresión en una de amargura.
―Sentirse feliz por llegar a un lugar primero, ¿acaso eres una niña?, a espera, es así.
La persona que hablo burlonamente mientras escondía su boca con su mano estaba equipada con una armadura ligera color negro con morado. Tenía un tono de piel moreno, con una altura media, una composición delicada y sensual, unos hermosos ojos morados, con cabello rubio y lacio.
Unas pequeñas alas se movían en su cintura, unos cuernos blancos y curvos sobresalían en su cabeza. Aunque a primera vista podrías confundirla con una linda e inocente mujer, esta era una súcubo con grandes habilidades de combate, su nombre era Kokonatsuji la arquera con mayor daño a un objetivo en toda la fortaleza.