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Chapter 3 - CAPITULO 2: EL HOMBRE DE LA CASA

El muchacho la apuntaba con su escopeta porque se encontraba aterrado por su presencia. De cabellos castaños claros y ojos azules, el pequeño Jim Morgan apuntaba a aquella criatura con forma de mujer cuyo aspecto era de cabello rojizo, ojos azules, una cicatriz en vertical en su ojo derecho y vistiendo como un hombre antes que como una dama. El viento movía el sobretodo negro de aquella criatura dejando visible su cinturón con pequeños cartuchos descansando en sus cartucheras junto a dos revólveres de la marca Colt en sus fundas.

- ¡Dije que se largue!- le ordenó Jim nuevamente sintiéndose aterrado

- ¿Está tu madre o el hombre de la casa pequeñín?- le preguntó aquella mujer con un tono agradable; pero también calmo, quizás demasiado calmo

- ¡Yo soy el hombre de la casa y mis padres no se encuentran! ¡¿Contenta?!- le respondió el muchacho sosteniendo la escopeta- ¡Ahora largo!

- Linda arma- lo elogió aquella mujer manteniendo su tono calmo- ¿Es una escopeta de la marca Winchester?

- ¡Yo que sé!- respondió Jim molesto

- ¿Está cargada?- le preguntó la mujer y Jim, mirándola con desconfianza, disparó al aire

- ¡Lo está! ¡Ahora vete de aquí antes de que…!- no pudo decir nada porque la mujer no solo desenfundó con rapidez sino que le disparó a la escopeta sacándosela de las manos, asustado, Jim, gritó- ¡Oh no!

Intentó recoger su escopeta; pero, antes de poder moverse un centímetro más, aquella mujer lo tenía sometido en el suelo. Intentó zafarse con todas sus fuerzas hasta que vio como el arma de aquella mujer estaba sobre su sien.

- Bueno pequeño- le dijo la mujer con una sonrisa agradable- ahora que tengo tu atención, debo decirte que lo mejor para los dos será que te calmes porque esta arma está cargada con seis balas mientras que tu escopeta rémington ya vació sus dos cartuchos

- ¡Por favor, no te robes mis caballos!- le pidió Jim casi sollozando- tengo cosas que no necesito y en un empeño podrían serte de utilidad ¡Pero necesito a mis caballos, necesito mi dinero!

- ¿Qué opinarían tus padres si supieran que el hombre de la casa está dándoles sus cosas a una forastera armada?- lo inquirió la mujer de forma calma

- ¡No opinarían nada porque están muertos! Murieron hace dos meses atrás, estoy solo- le contestó Jim con gran pesar largando a llorar- ¡Los extraño mucho! intento ser fuerte; pero cada día que pasa yo… acaba con esto, no puedo defender ni siquiera la casa de pá. Creo que lo mejor será morirme antes de seguir decepcionándolo

- ¿Donde están enterrados?- le preguntó la mujer y Jim le respondió

- En el patio trasero

- Muéstrame- le pidió la mujer levantándose del suelo, soltándolo y dejando de apuntarlo

Jim le mostro las tumbas de sus padres: no tenían nombre, solo una cruz pobremente armada con dos palitos atados con una soga muy fina al punto de que estaban a nada de caerse ambos palos horizontales. Colt se acerco a donde estaban las tumbas, sacándose el sombrero, le preguntó al pequeño:

- Las tumbas ¿Quién las hizo?

- Fui yo- le contó el niño con pesar- si quieres puedo cavar mi tumba también antes de que me mates

- ¿Qué fue lo que les paso?- preguntó nuevamente Colt, Jim le contestó

- ¡Murieron! ¡¿sí?! Eso les paso

- Parece que fue algo más complejo que eso- observó Colt con un tono tranquilo

- Los mataron ¡¿Ya está?! eso era lo que querías escuchar ¿verdad?, vinieron y los mataron, luego se fueron

- ¿Quienes los mataron?- le pregunto Colt con calma- ¿acaso fueron bandidos, apaches o las fuerzas de la ley?

- Soldados- le respondió Jim molesto añadiendo- honestamente no sé por qué te importa. Solo estas aquí para robarme los caballos y matarme

- En realidad pasaba por aquí y te quería preguntar si tenías algo para beber. Mi caballo tiene sed, yo también- le contó Colt con una sonrisa amable

- Vi que portas dos pistolas, nadie que no sea un pistolero forajido, un representante de la ley o un soldado porta armas- le contestó Jim sintiéndose un poco avergonzado por su accionar

- No soy representante de la ley; pero tampoco soy una forajida. Fui soldado en el pasado, durante una Gran Guerra que ocurrió hace mucho tiempo atrás; pero jamás le haría daño a una familia, menos a un niño tan pequeño como tú. Tengo una familia que me espera más al este; pero antes debo ir a California- sonriendo le preguntó- no sería una molestia el que me quede aquí esta noche para poder reponer fuerzas y descansar, mi caballo también tiene hambre

- No lo sé- dudó Jim por un momento

- Puedo pagarte bien por ello- insistió la mujer con una sonrisa luminosa que lo hizo cambiar de opinión

- Está bien, supongo que no hay problema- mirándola con una inocencia demasiado tierna le preguntó- ¿eso quiere decir que no vas a matarme?

- Para nada- le respondió risueña la mujer sacando un puro de su bolsillo junto a una cerilla que encendió con la bota de su suela comenzando a fumarlo- ¿de dónde sacaste tal idea para empezar?

- Es que tengo una gran imaginación- rió el pequeño tendiéndole la mano para presentarse- me llamo Jim Morgan; pero mis amigos me llaman Jimmy

- Colt- lo saludó la mujer apretando su mano con fuerza- y como podrás ver soy una pistolera

- Lo supuse al ver tus armas- sonrió Jim dirigiéndose hacia el interior de la casa- ven acompáñame, es deber del hombre de la casa el preparar todo para que las damas estén a gusto durante su estadía

- Que tierno- rió Colt siguiéndolo hacia el interior de aquella casa donde vivía su nuevo amigo, Jim Morgan, el hombre de la casa.