- A todos nos gustaría - dijo Joy, con el rostro juvenil empapado de fascinación y su simpática expresión de asombro - saber que fue lo que pasó en realidad. La verdadera historia detrás de la rebelión. Muchos especulan sobre el tema pero la realidad la conoce solo el que la pudo vivir.
- Realidad, una conformación del tiempo y el espacio unidos en una singularidad física, una interpretación de los sucesos o hechos relacionados con entes de distinta procedencia. Todas las realidades son diferentes e incluso la manera en que las interpretamos. Generalmente nadie se conforma con su propia realidad y se esfuerza con intentos mediocres por cambiarla.
- Pero su historia es legendaria, por muchos ciclos se ha de narrar como un guardián...
- Ese término ya no existe.
- Igual - continuó Joy acercándose cada vez más - aunque ya no existan yo quiero conocer esa misteriosa realidad. Si me la relata para todos, le daré la interpretación suya para que nadie ose corromper su integridad.
- Mi interpretación de la realidad es desechable. Es clásico que siempre se cuente la historia de los que ganan y en la mayoría de los casos, nunca se tiene en cuenta lo que se tuvo que perder para ganar.
Se detuvo a pensar, meditando entre la plenitud del habitáculo. Dudó un momento y decidió recurrir a algo que le había ganado más batallas que su juicio.
Su instinto.
Miró al muchacho, los rasgos de su rostro y los gestos de su cuerpo. Estaban ambos completamente inmóviles, no querían dar a conocer nada de lo que estaban pensando. Pero Joy en comparación con él, era un completo inexperto. Sin tardar mucho cambió la posición del cuerpo mostrando desesperación e indignación, tal vez un toque de furia por ahí en algún lado y luego hablo como sin pensar.
- Este es mi trabajo señor, está dificultándolo mucho. Una historia que no es contada no es una historia, es un recuerdo. Que gracias al egoísmo y la petulancia de quien lo posee, solo existirá para él y no para los demás.
- Egoísta y petulante. Humm... tu trabajo es convencer a la gente que vale la pena ceder sus recuerdos para ser transformados en historias. Pues... ¿sabes cuál es la gran diferencia entre un recuerdo y una historia?
- Ilumíneme.
- Los recuerdos se mantienen intactos, íntegros y puros. Sin la malicia o la propaganda. Sólo la realidad del mismo poseedor del recuerdo, sin más interpretaciones que la suya propia.
Se hiso una vez más el silencio. Incómodo y sombrío. La situación pasó a un intercambio de miradas, como queriendo adivinarse para poder contrarrestar sus próximas acciones. Solo que esta vez fue el inexperto quien sorprendió, de la única manera que podía.
Haciendo lo inesperado.
Desactivo todas las estrellas mecánicas colocadas para la entrevista. Desechó todo el material que tenía a su disposición. Después de eso se acomodó en el asiento, reclinándose.
- Muy bien, cuénteme su recuerdo. Esta vez no intentaré hacerlo una historia. Lo voy a atesorar para mí mismo como uno propio. Basta de propagandas y de pensar lucrativamente. Esta vez será personal.
El antiguo guardián abrió los ojos, suspiró y sonrió con una autentica mueca de orgullo. Después de terminar de entrelazar los dedos a la altura del pecho, dijo aquello que sería después el motivo de la sonrisa, la fama y el bienestar de Joy Ruper. Pero al decirlo estaba seguro que tanto Joy como él se asegurarían de mantener la misma integridad de sus recuerdos durante su transformación en historia.
- Prende todo de nuevo chico. Transformemos los recuerdos en historia. Dejemos una oportunidad de interpretar la realidad a los demás. Te lo has ganado.