Con esa idea en mente abandoné el hospital y me dirigí hacia la municipalidad en busca de la persona a cargo, sin embargo antes de hacerlo quise cerciorarme de un asunto. Logré manifestar mi guante sin problemas y llamé a mi espada de la misma forma. Me alegro, tenía miedo de que se hubiera quedado botada en ese lugar y ya no pudiera recuperarla.
Me asalta una duda al respecto... ¿Habrá regresado ella sola cuando perdí la conciencia? Supongo que no tengo manera de comprobarlo. En fin, guardando ambas retomé mi camino.
En la entrada del edificio habían unos guardias de seguridad que me prohibieron el paso. No dudé que eso sucediera pero no me importa, debo pasar como sea.
[Oye, ¿no eres tú ese chico?] escuché detrás mío y pude observar un militar que tenía unas vendas en su ojo izquierdo.
[¿Yo?]
No recuerdo haberlo visto antes, ¿o tal vez si?
[¡Si! Eres tú, ¡el que mató a ese monstruo!]
Al parecer era una de las personas que se encontraban en el medio de la ciudad peleando contra la bestia en ese entonces y terminé salvando su vida en el proceso.
[Oh, si. Ese sería yo]
[Eres todo un héroe, de no ser por ti la situación se hubiera tornado mucho peor. Te mereces una medalla o algo]
Dijo acercándose y dándome una palmada en la espalda. Me sentí algo avergonzado al escuchar sus palabras y actuar de forma tan cercana. No me considero merecedor de sus halagos, solo hice lo que tenía que hacer.
[No, no es para tanto...]
[¿Y qué te trae por este lugar? ¿No deberías estar en el hospital?]
[Ya me siento bien, no tengo nada grave. Vengo por algo importante, necesito hablar con el alcalde y estos guardias me lo impiden]
Al escucharme ambos me miraron con hostilidad. El señor se acercó y los inspeccionó, estos se quedaron quietos como piedra. Lo entiendo, y se que solo hacen su trabajo, aun así son una molestia que debo tratar para continuar.
[Ya veo] me respondió.
[¿Podrías hacer algo al respecto?]
[Por supuesto, ¡déjamelo a mi!]
Luego de que los llevara a un sitio alejado por unos minutos regresó diciéndome que estaba todo listo. Gracias a su ayuda pude entrar sin problemas y conseguir una reunión con el alcalde.
Ciertamente debe tener algún grado superior para que nadie le diga que no a sus demandas, por suerte he obtenido sin querer un poderoso aliado. En serio, el señor estaba tan agradecido de haberle salvado la vida que entre tanta charla que me dio de sus planes en la milicia y querer pasar tiempo con su familia, que no me preguntó nada sobre mis poderes.
Se agradece, no hubiera sabido como responder.
Me dejó frente a una gran puerta y se fue despidiéndose alegremente, luego de agradecerle por el favor la abrí lentamente y entré.